martes, 30 de noviembre de 2010

ESTAS SON LAS CIFRAS DE LA ODIADA IGLESIA CATÓLICA

5.141 Centros de enseñanza; 990.774 alumnos. (Ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año).

107 hospitales (Ahorran al Estado 50 millones de euros por hospital al año).

1.004 centros; entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de transeúntes y de enfermos terminales de SIDA; un total de 51.312 camas (Ahorran al Estado 4 millones de euros por centro al año).

Gasto de Caritas al año: 155 millones de euros (salidos del bolsillo de los cristianos españoles).

Gasto de Manos Unidas: 43 millones de euros (del mismo bolsillo).

Gasto de las Obras Misionales Pontificias (Domund): 21 millones de euros (¿Imaginan de dónde sale?).

365 Centros de reeducación para marginados sociales: ex-prostitutas, ex-presidiarios y ex-toxicómanos; 53.140 personas. (Ahorran al Estado, medio millón de euros por centro).

937 orfanatos; 10.835 niños abandonados. (Ahorran al Estado 100.000 euros por centro).

El 80 % del gasto de conservación y mantenimiento del Patrimonio histórico-artístico. (Se ha calculado un ahorro aproximado al Estado de entre 32.000 y 36.000 millones de euros al año).

A todo esto tenemos que sumar que casi la totalidad de personas que trabajan o colaboran con Manos Unidas, Caritas, etc… son voluntarios 'sin sueldo' (aunque a algunos les extrañe es cierto, hay personas que trabajan por los demás sin pedir a cambio un salario), realizando su labor para ayudar a los demás sin pedir nada a cambio. ¿En cuánto podríamos cuantificar su trabajo?

Lo asombroso es que nadie (o muy pocos) saben de este ahorro esencial para que la economía española 'vaya bien.

Reenviemos este artículo para que llegue a quienes critican injustamente a la Iglesia por cualquier motivo ¿Por qué nos vamos a avergonzar de nuestra Iglesia?

Nos sentimos orgullosos de ser católicos.

¿POR QUÉ NO SE DA PUBLICIDAD A TODO ESTO EN LA PRENSA, RADIO Y TELEVISIÓN?

P. Alberto Paños

EL CURA FLOGGER CELEBRA UN AÑO DE LA LITURGIA QUILOMBERA MODERNISTA

El Proscrito

Sin mayores comentarios, solo que no deja de sorprender la injusticia cometida con el R.p. Saenz y la comunidad de la capilla del Sagrado Corazón a quienes se les cerro el apostolado por incurrir en la terrible falta de celebrar Ad-orientem y con la bimilenaria Liturgia Tridentina.

Y que decir de los miles de anónimos “padres saenz” que a diario son relegados, sancionados, ridiculizados y perseguidos por querer hacer lo que la Iglesia ha hecho desde siempre.

Gladius.


El Celebrado

Saque Ud. sus cuentas

Fuente: Crux et Gladius

domingo, 28 de noviembre de 2010

ALGUNOS DESVARÍOS INTRAECLESIALES

El P. Llanos, S.I. con su queridísima amiga Dolores Ibarruri, "La Pasionaria", ambos miembros del Comité Central del Partido Comunista de España


Madrileña exparroquia de San Carlos Borromeo (sí, esto alguna vez fue parroquia), hoy centro de reuniones "retrosovieticas" de los '70. Por cierto, con la presencia de Willy "Castrista" Toledo, sentado el primero, a mano izquierda (como no), en el altar- mesa asamblearia central.


Esto son curas (no miento). Son los "regentes" de la San Carlos Borromeo.


Melena y "matrícula" al cuello. En fin, sin comentarios...


Un sacerdote ¡sí! "enyogado" ¿acaso no le bastan los cristianísimos ejercicios espirituales?
El cardenal Primado de Méjico, mons. Norberto Rivera Carrera dice del yoga:
"El yoga es, en su esencia, un ejercicio espiritual y corporal nacido de la espiritualidad hindú. Las posturas y ejercicios, aunque se presentan como un simple método, son inseparables de su sentido propio en el contexto del hinduismo. El yoga es una introducción a una tradición religiosa muy ajena al cristianismo. La palabra “yoga” significa “unión”. Habría qué preguntarnos: ¿unión con qué?".


Casulla modelo "Agatha Ruíz de la Prada".


Si esto es una misa, apaga y vamonos.


El Vicario episcopal de la diócesis de Strasburgo, "celebrando" la ¿misa? de la Inmaculada, con guitarra y a lo loco.


Ésta podría titularse "Nana a la monaguilla (?)".


Misa (¿?) "minimalista".


Provincia jesuita de Cataluña. Celebración (¿?) de la Pascua Joven (me pregunto ¿es que acaso hay una vieja?).


Con lo "modernos" que son ¿cómo van a ponerse esa antigualla de bonete que no está en el 'pret a porte'r?


Pues sí, estos son los asistentes a l "Congreso de Teología" de la "Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII", durante la "misa" de clausura "concelebrada" por una docena de "oficiantes" de manera paritaria.


El que acompaña a mons. Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, no es ningún antiguo feligrés ni un ancianito desamparado. No. Se trata, nada más y nada menos, de un jesuita, concretamente del P. Carlos María Sancho de Claver S.I., actual provincial de la Compañía de Jesús en Valencia. Sorprendente ¿verdad?


Jesuitas hollywoodienses.


Dominicos holandeses protestan, en defensa del hereje Leonardo Boff, durante la visita que realizó Juan Pablo II a Holanda en 1982. Al menos tuvieron la decencia de vestir como lo que son.



Dominicos de descanso... o quizás aplicando una nueva forma de evangelización. Dios lo sabrá.


Superiores claretianos de España.


Éste señor que parece un laico con mal gusto, quizás daltónico, es Alex Zanotelli y es misionero comboniano. Parece ser que ha dejado la loable, pero en su opinión "obsoleta" labor evangelizadora, en pos de la salvación de las almas de aquellos pueblos paganos, para convertirse en agitador social, y asiste a eventos convocados por "nobles" organizaciones como el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, organización de superficie de la guerrilla colombiana.


Ésta "top model" amateur, es Véronique Margon, religiosa (no estoy de broma) y lo que es peor, decana de la Facultad de Teología en la francesa Universidad Católica del Oeste, en Angers


Monjas desmonjadas "chupi-cumba-guays".


Monjas dominicas ¿evangelizando?


Estas señoras son monjas carmelitas de Yankilandia (¿recuerdan en algo a Santa Teresa?) y el del "foulard" naranja no es un cura giliprogre, que también podría, sino que se trata del pagano-idólatra Rajan Zed líder de la Sociedad Universal del Hinduismo que les fue a ilustrar con textos del Rig Veda, ya que a estas monjitas mundiprogres los Evangelios les quedan pequeños.


Capítulo General de las Hermanas de María Auxiliadora en Loyola.


¿Estas que rezan como los herejes pentecostelianos son las superioras generales de Órdenes religiosas reunidas en Roma? desde luego que el problema es muuuuyyyyy profundo, como la boca del Averno.


Se confunde usted. Aunque lo parezcan no son las "Chicas de Oro", sino monjas ursulinas.


Debe tratarse de una nueva orden religiosa de clausura. Por un lado están la hemanas "viejunas", carcas y preconciliares con sus hábitos y por otro las "progres aggiornamentadas" postconciliares, amiguísimas del Mundo y por tanto adaptadas a él, porque "viven en el siglo XXI".


¡Qué monas! con sus "túnicas" blanquitas de "acolitadoras" y él con una estola sobre la casulla, de color desparejado. Muy propio


Sin comentarios. Solo añadir que no es un ensayo de la "troupe" de Celia Gámez.


Ni velo, ni chaqueta ¡viva el despelote! y con ese porte da la comunión a troche y moche. Por cierto ¿con qué autoridad?


¿Y ésta que hace?


Esto pretende pasar por una imagen de Cristo ¿?


Capilla ¿? chupiprogre.


Este señor con apariencia de jubilado alegre no es otro que el obispo de Angulema.


Este con pinta de viajante es el obispo emérito de Amiens.





Este con pinta del IMSERSO es el arzobispo de Miami.
Mons. Erwin Krautler de la Prelatura de Xingú,Brasil. Lo prometo, no es broma.


Aqui os presento a mons. Kevin Dowling, para más señas titular de la sede de Rustenburg en Sudáfrica. Cómo eso de hablar de celibato, castidad y abstinencia está muy demodé pues mejor se sube al carro del Mundo "in maligno positus", y prefiere que se envíe condones; además se opone a se opone a que se revise la traducción de la Misa, porque con ello se desmantelaría "la visión, la teología y la eclesiología del Vaticano II".


Así a simple vista sólo veo a dos prelados dignamente vestidos y a un solo sacerdote. Por otro lado destaco a mons. Rouco, la esperanza conservadora (de la Revolución, se entiende), cuyo look me ha impactado sobremanera, no precisamente para bien. Y del atuendo de la feligresía presente, mejor ni hablar.


Tomado del FB de un padrecito tradicional español.

Fuente: Crux et Gladius

sábado, 27 de noviembre de 2010

MÁXIMAS DE SAN PABLO DE LA CRUZ (XI)

La Pasión de Jesucristo y las Almas del Purgatorio. – La Pobreza,
la Castidad, la Mortificación y la Obediencia.

I

Los Santos que gozan y triunfan en el cielo, han vencido al demonio, al mundo y a la carne, y han pasado por muchas tribulaciones; sigamos sus ejemplos, marchemos en pos de sus pisadas acá en la tierra, y algún día gozaremos con ellos en el cielo.

II

Apresurémonos a socorrer por todos los medios posibles, a las benditas almas que sufren en el Purgatorio, para que, libres de todo obstáculo, sean admitidas en la mansión del descanso eterno y de la gloria imperecedera.

III

Si durante nuestra vida no practicamos la caridad con las almas que sufren en el Purgatorio, la Bondad divina permitirá que después de nuestra muerte nos falten los sufragios, y nos traten como ahora nosotros tratamos a aquellas augustas cautivas.

IV

La gloria del Paraíso no se da a los que han gozado en esta vida, sino a los que han sufrido por Dios todo linaje de padecimientos y han tenido un corazón compasivo para con sus semejantes, máxime para los que sufren en el lugar de la expiación.

V

El que quiere de veras salvarse debe tener un corazón desprendido de los bienes temporales y perecederos, vivir pobre de efecto, o cuando menos, de afecto, pues Jesucristo ha pronunciado ya la sentencia: Dichosos los pobres de espíritu; el reino de los cielos les pertenece. ¡Ay de los ricos! difícilmente se salvarán.

VI

La pobreza, tan aborrecida del mundo, es, sin embargo, una rica perla y muy agradable a Dios. ¡Oh, qué felicidad se encuentra en la vida pobre y común! Es un tesoro preciosísimo. ¡Oh Jesús mío crucificado! Yo protesto que no quiero nada de las cosas de la tierra, porque Vos solo me bastáis, mi Dios y mi todo.

VII

La pobreza es el glorioso estandarte y la barrera inexpugnable de la verdadera vida cristiana, y sobre todo de la vida religiosa; es una grande alegría para el que la observa, y una fuente perenne é inagotable de riquezas espirituales delante de Dios.

VIII

Os recomiendo la santa pobreza; si vivís desprendidos de los bienes mundanos, si permanecéis pobres, seréis santos, mas, si buscáis las riquezas, perderéis el espíritu religioso y aun del verdadero cristiano, y la observancia regular y el cumplimiento de los divinos mandamientos desaparecerán de entre vosotros.
Los hijos de la Pasión de Jesucristo deben vivir despojados de todo bien material, y nuestra Congregación debe distinguirse por la pobreza de espíritu y por el desprendimiento total de todas las cosas.

IX
Mientras los primeros cristianos se mantuvieron pobres y desprendidos de los bienes que se llaman de fortuna, fueron perfectos y santos. Así, si los religiosos de la Congregación conservan escrupulosamente el verdadero espíritu de pobreza, se mantendrán en todo el vigor de la regular observancia y se harán grandes santos.

X
Si me hallase en la hora de la muerte, haría estas tres recomendaciones: conservad el espíritu de oración, el espíritu de soledad y el espíritu de pobreza. Si así lo hiciereis, dichosos de vosotros, derramaréis una brillante luz de santidad delante de Dios y delante de los hombres.

XI
Sed puros en un grado eminente y guardad con el mayor esmero y cuidado esta hermosísima flor… Nosotros llevamos este tan precioso tesoro, dice el Apóstol, en vasos de barro. Pues, sed ángeles de pureza, y no omitáis ninguna precaución para conservar este rico tesoro que la imprudencia pierde tan fácilmente… Evitad cuidadosamente todo peligro de herir no sólo la pureza, sino hasta las más mínimas reglas de una exacta y perfecta modestia.

XII
Os recomiendo mucho la santa modestia en todo tiempo y lugar, porque siempre nos hallamos en la presencia de Dios que está en todas partes… Copiad en vosotros la modestia admirable de Jesucristo: sed modestos en vuestro porte, en vuestros vestidos en vuestras palabras y más aun en vuestros ojos… Los ojos son las puertas del alma, por ellos entra la muerte… El que gusta ver y mirar no tardará en perder su pureza, o cuando menos, en empañar su hermosura.

XIII
Os conjuro a que veléis con el mayor cuidado no sólo sobre vuestros ojos y la mortificación de la sensualidad, sino también en conformar todos vuestros movimientos con las reglas de la santa modestia, virtud que da a cada cosa la medida, la decencia y la dignidad conveniente… Guardad la más perfecta fidelidad al Esposo de las almas, y vivid como palomas inocentes y sin mancha.

XIV
Sabed que el lirio se hace más blanco y despide un perfume más suave entre las espinas que cuando esta solo, quiero decir, que la santa virginidad se embellece y agrada más a Dios entre las espinas de los combates y de las más horribles tentaciones, que cuando goza de relativa paz. Dios permite las tentaciones y las rebeldías de la parte inferior para darnos un conocimiento más profundo de nuestra nada y convencernos de que, privados de su gracia, seriamos capaces de los mayores y más abominables crímenes.

XV
Si queréis conservar en todo su brillo la preciosa azucena de la santa castidad, debéis ser muy prudentes, evitando toda relación peligrosa; debéis velar muchísimo sobre vuestros ojos, sobre los afectos de vuestro corazón y sobre los movimientos de vuestro cuerpo. Todo vuestro porte debe estar muy bien arreglado y compuesto de día y de noche, debéis ser muy celosos y muy amigos de la santa modestia. No os fiéis de nadie, pero sobre todo desconfiad de vosotros mismos.

XVI
En la noche rociad vuestra cama con agua bendita; acostaos con una extremada modestia… tened vuestro crucifijo delante de vosotros, y si sois asaltados de algún mal pensamiento, tomadle en la mano, besad sus llagas, y decid: “He aquí la Cruz de Jesucristo; ¡huid, espíritus infernales¡ Yo os lo mando en el nombre de la Santísima Trinidad, de Jesucristo, mi Salvador, y de María Santísima, Madre de Dios!

XVII
Desconfiad siempre de vosotros mismo, porque se han visto caer los cedros del Líbano… Es necesario temer y huir… El que huye del peligro está seguro de no caer; mas el que ama el peligro, perecerá en él: es el Espíritu Santo quien nos lo dice… Es preciso evitar toda visita inútil, y romper toda relación peligrosa.

XVIII
Para conservar la santa pureza, menester es amarla, apreciarla, desconfiar de todos y más aun de sí mismo, y mantenerse en guardia contra el mundo, el demonio y la carne; en una palabra, es indispensable temer y huir… En esta lucha, el que huye triunfa… A quien ama y conoce todo el valor de esta preciosa y celestial joya, las conversaciones con personas de diferente sexo parecen siempre largas, por cortas que sean.

XIX
La oración, la lectura de buenos libros, la frecuencia de los Santos Sacramentos, el recuerdo continuo de la Pasión y muerte de Jesucristo, la tierna y filial confianza a María Santísima, Virgen de las vírgenes, la fuga de las ocasiones y la mortificación de los sentidos, son los guardianes de la santa pureza.

XX
Quisiera tener siempre en mi mano un hierro cortante a fin de desarraigar y destruir la mala yerba que nace y crece en mi jardín… Vosotros me comprendéis: quiero decir, que trabajo para despojar mi alma de todo lo que no es Dios, mortificando y castigando al efecto mi cuerpo de muerte.
San Ignacio decía a menudo: “Ignacio, triunfa de ti mismo; Ignacio, triunfa de ti mismo. ¡Oh, qué aviso tan importante! ¡Que medio tan poderoso y tan necesario para conservar la castidad, y llegar en poco tiempo a la más alta y encumbrada santidad!

XXI
Celebremos con sentimientos de verdadero júbilo la Presentación de María en el templo. ¡Ah! Este día nos recuerda el sacrificio que esta purísima Niña hizo al Señor, consagrándose entera e irrevocablemente al servicio de su Dios. Imitémosla en su vida oculta en el templo y en su fidelidad en el servicio de nuestro Soberano Bien. No olvidemos que si el premio se promete a quien comienza a hacer el bien, no se da sino al que persevera en el hasta la muerte.

XXII
Al mismo tiempo que el cuerpo está ocupado en su trabajo, el alma puede estar ocupada en el suyo, pensando en Dios y amándole. Así mientras se come, se pueden hacer actos de amor de Dios. De esta manera se practica la mortificación, el hombre se hace superior a todas las cosas y a sí mismo, y desprecia los goces materiales y sensuales.

XXIII
San Gregorio el Grande se alimentaba pobremente para mortificar su carne; y hoy se tiene tanta delicadeza y tanto horror a las más ligeras penitencias! S. Gregorio, de familia noble de constitución delicada, aprendió en la escuela de los piadosos solitarios a contentarse con el plato de legumbres que su santa madre le enviaba diariamente de limosna. Tal conducta debe cubrir de vergüenza nuestra delicadeza e inmortificación.

XXIV
¡Ah, mis amados hijos! tened sobre todo una tan perfecta caridad que una de tal modo todos los corazones, que no formen sino un solo corazón y una sola voluntad. Abandonaos de tal manera en las manos de los superiores, que ellos puedan hacer de vosotros cuanto quisieren, siempre que no os mande contra la ley de Dios, contra las reglas ni contra las constituciones las cuales debéis permanecer siempre fieles.

XXV
Jesucristo, como enseña el santo Evangelio estuvo sumiso y sujeto a su santa Madre y a su padre nutricio, el glorioso San José, y llevo su obediencia hasta la muerte y muerte de cruz. También vosotros debéis morir a vosotros mismos, renunciando a vuestra propia voluntad y sujetando vuestro juicio al de los legítimos superiores, cualesquiera que estos sean.

XXVI
Abandonaos como muertos a vuestros Superiores; hasta que no estéis como muertos en las manos de la obediencia, no podréis gustar las dulzuras del servicio de Dios. –Mirad como perdido el día en que no quebrantéis vuestra voluntad, sujetándola a la obediencia.

XXVII
Ofreced a menudo vuestra voluntad en sacrificio a Dios y experimentareis un contento todo divino; cuanto más obedientes fuereis, más paz e indiferencia tendréis para todos los empleos; la obediencia será vuestra verdadera esposa, y la amaréis en Jesucristo, este gran Rey de los corazones obedientes.

XXVIII
Nuestro dulce Jesús obedeció a sus mismos verdugos, se deja vestir y despojar a gusto de ellos; le atan, le desatan, le llevan de un lado a otro, y el inocente Cordero se presta a todo y no opone resistencia alguna. ¡Oh dulce sumisión de Jesús, mi soberano Bien, cuán fuertemente condenáis mis desobediencias!

XXIX
Desead con el ardor que el ciervo sediento ansía el agua de la fuente, que en todo sea rota vuestra propia voluntad, y renunciad por amor de Dios a todo juicio, a toda inclinación a todo propio parecer, y someteos con verdadera alegaría interior al juicio de quien hace las veces de Dios, y cantaréis muchas victorias.

XXX
Estad siempre dispuestos a obedecer sin réplica y sin disgusto como una mansa oveja; y gustad que os rompan todos vuestros proyectos, por bueno y santos que sean; tiempo vendrá en que Dios os lo hará ejecutar de una manera muy perfecta y muy provechosa para vuestra alma.
No olvidéis que el que es verdaderamente obediente se hace apto par ayudar a la Iglesia, a las almas y a la orden a que pertenece, con sus trabajos y oraciones, porque Jesucristo escucha las oraciones de los que son obedientes.


San Pablo de la Cruz

NTRA. SRA. DE LA MEDALLA MILAGROSA - 27 DE NOVIEMBRE

¡Oh María concebida sin pecado!,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos

En 1830 la Santísima Virgen se apareció a una humilde novicia de la Caridad, Sor Catalina Labouré, ordenándole que se hiciese acuñar una medalla cuyas efigies le mostró. Una de las caras de la medalla lleva la imagen de la Inmaculada despidiendo rayos de sus manos, con esta plegaria: "Oh María concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a vos".
Las curaciones y milagros de todo orden obrados por esta medalla aceleraron la definición dogmática de la Inmaculada Concepción, razón por la cual es la Medalla Milagrosa la más usada por las Hijas de María de todo el mundo y propiamente la insignia oficial de las mismas.
He aquí cómo relata la propia sor Catalina su primera aparición:
"Vino después de la fiesta de San Vicente, en la que nuestra buena madre Marta hizo, por la víspera, una instrucción referente a la devoción de los santos, en particular de la Santísima Virgen, lo que me produjo un deseo tal de ver a esta Señora, que me acosté con el pensamiento de que aquella misma noche vería a tan buena Madre. ¡Hacía tiempo que deseaba verla! Al fin me quedé dormida. Como se nos había distribuido un pedazo de lienzo de un roquete de San Vicente, yo había cortado el mío por la mitad y tragado una parte, quedándome así dormida con la idea de que San Vicente me obtendría la gracia de ver a la Santísima Virgen.
Por fin, a las once y media de la noche, oí que me llamaban por mi nombre: Hermana, hermana, hermana. Despertándome, miré del lado que había oído la voz, que era hacia el pasillo. Corro la cortina y veo un niño vestido de blanco, de edad de cuatro a cinco años, que me dice: Venid a la capilla; la Santísima Virgen os espera. Inmediatamente me vino al pensamiento: ¡Pero se me va a oír! El niño me respondió: Tranquilizaos, son las once y media; todo el mundo está profundamente dormido, venid, yo os aguardo.
Me apresuré a vestirme y me dirigí hacia el niño, que había permanecido de pie, sin alejarse de la cabecera de mi lecho. Puesto siempre a mi izquierda, me siguió, o más bien, yo le seguí a él en todos sus pasos. Las luces de todos los lugares por donde pasábamos estaban encendidas, lo que me llenaba de admiración. Creció de punto el asombro cuando, al ir a entrar en la capilla, se abrió la puerta apenas la hubo tocado el niño con la punta del dedo; y fue todavía mucho mayor cuando vi todas las velas y candeleros encendidos, lo que me traía a la memoria la misa de Navidad. No veía, sin embargo, a la Santísima Virgen.
El niño me condujo al presbiterio, al lado del sillón del señor director. Aquí me puse de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo. Como éste se me hiciera largo, miré no fuesen a pasar por la tribuna las hermanas a quienes tocaba vela.
Al fin llegó la hora. El niño me lo previene y me dice: He aquí a la Santísima Virgen; hela aquí. Yo oí como un ruido, como el roce de un vestido de seda, procedente del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José, que venía a colocarse en las gradas del altar, al lado del Evangelio, en un sillón parecido al de Santa Ana; sólo que el rostro de la Santísima Virgen no era como el de aquella Santa.
Dudaba yo si sería la Santísima Virgen, pero el ángel que estaba allí me dijo: He ahí a 1a Santísima Virgen. Me sería imposible decir lo que sentí en aquel momento, lo que pasó dentro de mí; parecíame que no la veía. Entonces el niño habló, no como niño, sino como hombre, con la mayor energía y con palabras las más enérgicas también. Mirando entonces a la Santísima Virgen, me puse de un salto junto a Ella, de rodillas sobre las gradas del altar y las manos apoyadas sobre las rodillas de esta Señora...
"En ese instante experimenté la emoción más dulce de mi vida y que me es absolutamente imposible describir, La Santísima Virgen me explicó la manera como debía haberme en medio de mis penas y, señalándome con la mano izquierda las gradas del altar, me dijo que viniera siempre, en semejantes ocasiones, a postrarme allí, y abrir allí mi corazón para desahogar lo y recibir todos los consuelos de que tenía necesidad. Y agregó: Hija mía, quiero confiarte una misión. Tendrás grandes amarguras para llevarlas a cabo, pero las sobrellevarás con el pensamiento de que todo irá encaminado a la mayor gloria de Dios. Padecerás contradicción, pero no temas porque no te faltará la gracia que necesitas; y no dejes de manifestar ingenua y sen cillamente todo lo que pase. Has de ver algunas cosas, y has de recibir particulares inspiraciones en la oración. Pero, mira, da cuenta dé todo a tu padre espiritual.
"Entonces supliqué a la Santísima Virgen que me explicara las cosas que había visto, Hija mía -me respondió-, los tiempos que corren son malos y van a traer grandes calamidades sobre Francia. El trono va a ser echado por tierra. El mundo entero será azotado por toda suerte de males. La Santísima Virgen mostraba un aire tristísimo diciendo esto: Pero, mira, en aquellos tiempos de tribulación, venid, venid al pie de este santo altar. Aquí, mis gracias serán derramadas sobre todos. ..todas las personas que las pidieren, grandes y pequeñas.
Llegarán a tal extremo las cosas que parecerá que ya no habrá remedio; todo se creerá perdido; pero tened buen ánimo, no desconfiéis un momento; yo estaré con vosotros; experimentaréis sensiblemente mi presencia, y la protección de Dios y de San Vicente descenderá sobre sus dos Familias.
(La de los Sacerdotes de la Misión y la de las Hijas de la Caridad).
Después, los ojos arrasados en lágrimas, añadió: En otras comunidades igual que en el clero de París, habrá víctimas. El Ilustrísimo Señor Arzobispo morirá. Al proferir estas palabras, sus lágrimas rodaron, Hija mía, la Cruz será vilipendiada y arrojada al suelo. Será abierto de nuevo el costado de mi Divino Hijo. Las calles se inundarán de sangre; el mundo entero que dará sumido en la tristeza. Aquí la Santísima Virgen ya no pudo hablar, y un dolor profundo dibujóse en su semblante, Entonces Sor Labouré púsose a pensar: "Cuándo sucederán todas estas cosas?" y una lumbre interior claramente le indicó que dentro de cuarenta años, vaticinando así los luctuosos acontecimientos que se desarrollaron entre los años 1870 y 1871.
La Santísima Virgen le encargó además que trasmitiera a su Director varias recomendaciones referentes a las Hijas de la Caridad y le anunció que un día se vería investida de una autoridad que le permitiría poner en ejecución lo que ella le pedía. Luego concluyó:
Grandes calamidades, pues, habrán de sobrevenir. Máximo será el peligro. Con todo, no temáis vosotras; la protección de Dios, particularmente, os acompañará siempre, y San Vicente os protegerá también. Yo misma permaneceré con vosotras y en vosotras siempre tendré puestos mis ojos para concederos gracias en abundancia.
La Santa añade: "Las gracias serán derramadas particularmente sobre las personas que las pidieren; pero, es preciso orar, ..orar mucho. , ."
"No podría decir -continúa la confidente de María- cuánto tiempo permanecí con la Santísima Virgen. Todo lo que puedo afirmar es que, después de haberme hablado largo tiempo, desapareció de mi vista como una sombra que se desvanece".
Habiéndose levantado, la Santa volvió a hallar al niño en el mismo sitio en que lo había dejado, Entonces él le dijo: La Virgen ya se fue. y otra vez, colocándose a la izquierda, la llevó lo mismo que la había traído, derramando claridades celestiales en tomo suyo.
"Creo -concluye el relato de la Santa Hermana- que este niño era el Ángel de mi Guarda, porque yo le había rogado encarecidamente que me alcanzase el favor de ver a la Santísima Virgen. Vuelta a mi cama, oí sonar las dos, y no volví a dormir,.."

LA APARICIÓN DEL 27 DE NOVIEMBRE

Lo que acaba de ser referido no es más que una parte de la misión confiada a Sor Labouré, o más bien, una preparación de la entrega del preciosísimo legado que iba a depositar en sus manos, como prenda de su amor a la humanidad, la bondadosa Reina de los cielos.
A fines de noviembre de este mismo año de 1830, nuestra Santa dio cuenta a su Director de una nueva visión. Esta vez no es ya la madre afligida que llora sobre los males que amenazan a sus hijos; es la mirífica Reina de los cielos que baja trayendo la promesa de las bendiciones, de la salud eterna y de la paz.
He aquí su relación, escrita de la propia mano de Sor Labouré:
"El 27 de noviembre de 1830, víspera del primer Domingo de Adviento, a las cinco y media de la tarde, en medio profundo silencio de la meditación, oí del lado derecho altar, un ruido de sedas que se rozan, e inmediatamente vi a la Santísima Virgen junto al cuadro de San José. De estatura mediana, su rostro era tan hermoso que me sería impo describir, aún pálidamente, su belleza. Estaba de pie, vestida con una túnica blanca, nacarada, color de aurora, sin escote y mangas lisas, a la moda que hoy se llama de la Virgen. Tenía cubierta la cabeza con un velo blanco que le caía a cada lado hasta los pies; los cabellos recogidos y por encima una especie de manteleta, guarnecida de un corto encaje, ajustada a la cabeza. El rostro quedaba bastante descubierto y los pies descansaban sobre un globo terráqueo, del cual sólo veíase la mitad. Las manos, levantadas a la altura del pecho, sostenían, naturalmente, otro globo, que también representaba el mundo. Su mirada se elevaba dulcemente al cielo en actitud de ofrecer a Dios la esfera representativa del Universo.
"De repente sus dedos cubriéronse de anillos adornados piedras preciosísimas de sin igual belleza. Los haces de rayos que despedían, iluminaban a la Virgen de tal suerte que su claridad deslumbradora ya no dejaba ver ni su vestido ni sus pies. Las gemas eran de diferentes tamaños y asimismo los rayos que lanzaban eran proporcionalmente de diversa claridad.
"No podré decir lo que entonces experimenté ni todo lo que aprendí de ello en tan poco tiempo.
"Como estuviese yo completamente embebida en su contemplación, la Santísima Virgen inclinó sus ojos sobre mí y una voz me dijo en el fondo del corazón: Este globo que aquí ves representa al mundo entero, pero especialmente a Francia y aun a cada persona en particular.
"Aquí ya no sé describir de ningún modo la espléndida belleza ni el brillo que cobraron los rayos luminosos, cuando la Santísima Virgen añadió: Estos rayos son figura de las gracias que derramo sobre las personas que imploran mis favores, haciéndome comprender así cuán generosa es con las persornas que a ella se dirigen. ¡Cuántas gracias concede a quienes se las piden! En estos instantes inefables, ¿existía yo o no existía? No lo sé. ¡Yo gozaba... gozaba inmensamente!
"De pronto la aparición tomó la forma de óvalo, en cuya parte superior se dibujó esta inscripción en caracteres de oro: ¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Este vivo cuadro que Sor Catalina tenía: delante de sus ojos, de pronto se cambió sensiblemente. Las manos de María como abrumadas por el peso de las gracias de que eran símbolo las radiantes sortijas y sus piedras preciosísimas, se bajaron y extendieron en el ademán gracioso que hoy ostenta la medalla. Luego, la Virgen dejó oír estas palabras: Haz acuñar, una medalla según este modelo. Cuantos piadosamente la llevaren, recibirán gracias particularísimas, sobre todo si la llevaren suspendida al cuello. Las gracias serán muy abundantes para cuantas la llevaren animados de confianza.
Un instante después -dice la Santa- el retablo se volvió, dejando ver en el reverso la letra M; sobre la. que se levantaba una Cruz que descansaba en una barra horizontal, y debajo, los Sagrados Corazones de Jesús y María; el primero rodeado de una Corona de Espinas y el segundo atravesado por una espada".
Aunque los apuntes de la vidente nada dicen de las doce estrellas que circundan el monograma de María y los dos Sagrados Corazones, sin embargo, siempre han figurado en el reverso de la Medalla, pues es moralmente seguro que este detalle lo manifestó de viva voz la Santa en tiempo de las apariciones.
En otras notas, escritas igualmente por la misma Hermana, que completan esta relación, se añade que algunas de las piedras de los anillos no despedían rayo ninguno, y, admirándose de esto la Vidente, se le respondió
que las piedras que quedaban en la sombra representaban las gracias que los hombres no piden a María.

TERCERA APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

El Padre Aladel acogió con indiferencia, casi pudiera decirse con severidad, las comunicaciones de su penitente, llegando hasta prohibirle el darles crédito alguno. Pero la obediencia de la Santa, atestiguada por su mismo Director, no tuvo la eficacia para borrar de su memoria el dulce recuerdo de lo visto. Postrarse a los pies de María, constituía para ella toda su felicidad.
A María iba continuamente el giro de sus pensamientos, y estaba íntimamente persuadida de que volvería a ver a la Reina de los cielos.
Y en efecto, no quedaron frustradas sus esperanzas. En el mes de Diciembre fue favorecida con una nueva aparición, exactamente igual a la del 27 de Noviembre, y a la misma hora, con la única diferencia, sin embargo por otra parte notable, que la Santísima Virgen no se colocó junto al cuadro de San José, como la vez anterior, sino sobre el sagrario, un tanto hacia atrás, en el mismo lugar en que hoy está su imagen.
La mensajera escogida por la Inmaculada recibió de nuevo la orden de hacer acuñar una medalla, según este modelo. Sor Catalina termina su relación con estas palabras: "Deciros lo que sentí en el momento en que la Santísima Virgen ofreció a Nuestro Señor el globo que representaba el universo, es imposible, como también lo que experimenté en los instantes en que la contemplaba. Una voz que se dejó oir en el fondo de mi corazón, me dijo: Estos rayos son el símbolo de las gracias que la Santísima Virgen obtiene a las personas que se las piden.
Después, contra su costumbre, se le escapa una exclamación de júbilo al pensar en los homenajes que le serían tributados a María: "Oh, qué hermoso será oír decir un día: María es la Reina del Universo. Y cuando los niños exclamen: ¡María es la Reina de cada persona en particular! ¡Será llevada en triunfo y dará la vuelta al mundo!"
Cuando la Venerable Hermana refirió esta nueva aparición de la Medalla al Padre Aladel, éste le preguntó si en el reverso había alguna inscripción, así como la había alrededor de la Inmaculada. La Hermana contestó que no había inscripción ninguna. "Pero, entonces -replicó su Director-, pregunte usted a la Virgen qué es lo que allí se ha de poner".
La Hermana obedeció y después de haber orado largo tiempo, un día, estando en oración, le pareció oír una voz que le decía: Bastante dicen la letra M y los Sagrados Corazones.

DIFUSIÓN DE LA MEDALLA

Con verdad, puede decirse que desde el momento en que se acuñó la primera medalla, ésta comenzó a recorrer el mundo, convirtiendo una cantidad innumerable de almas, volviendo la paz a infinidad de familias, restaurando la sólida piedad cristiana en todos lados, abriendo el camino a la definición del dogma de la Inmaculada Concepción y luego confirmando esta verdad de nuestra fe en los corazones de todos los bautizados.
El mundo se escandaliza como siempre, del modo de proceder de Dios, el cual, al decir de San Pablo, se complace en realizar sus más grandes maravillas; con los medios más humildes y hasta, despreciables.
¿Cómo es posible -murmuran engreídos- que un trocito de metal, más o menos precioso, pueda tener la tan decantada virtud que se le atribuye? ..; esto es simplemente ridículo.
Esta arma, la Medalla con la imagen de.la Santísima Virgen, en efecto, es insignificante en sí misma, mas no lo es ciertamente, con la virtud que María Santísima ha puesto en ella.
El naturalismo y el sensualismo serán heridos de muerte en muchos creyentes con este piadoso procedimiento Nuestra Inmaculada Madre quiere combatirlos valiéndose de su Medalla.
Llevemos, pues, nuestra Medalla al cuello, rezando confiadamente la oración que lleva inscripta y recordando las palabras que Nuestra Señora en su aparición a Santa Catalina Labouré:
Y
sólo, cuando Yo, bajo este emblema sea reconocida como Reina del Mundo, llegarán los días de Paz, de Alegría y de Felicidad, que han de ser muy largos...

CONSAGRACIÓN
A NUESTRA SEÑORA
DE LA
MEDALLA MILAGROSA

Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra Concepción sin mancha, os elijo, desde ahora y para siempre, por mi Madre, abogada, Reina y Señora de todas mis acciones, y protectora ante la majestad de Dios. Yo os prometo, Virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto, ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean, vuestro amor.
Recibidme, Madre tierna, desde este momento, y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.

Texto tomado de: Devoción Católica

viernes, 26 de noviembre de 2010

MILAGRO EUCARÍSTICO DE GORKUM

Aunque el Prodigio se verificó en Holanda, la Reliquia de este Milagro Eucarístico se venera hasta el día de hoy en España, en el Real Monasterio de El Escorial.

Entraron a una iglesia católica de Gorkum unos mercenarios protestantes para saquearla. Uno de ellos, en señal de desprecio, pisó una Hostia consagrada perforándola en tres puntos con unas botas provistas de clavos. En ese momento, comenzó a salir Sangre viva de los orificios. En la Hostia se formaron como tres pequeñas heridas circulares, las cuales, hasta hoy se pueden contemplar.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

UNA CONVERSIÓN RELATADA POR SAN ANTONIO MARÍA CLARET

Tomado del Capítulo: “De los libros y hojas sueltas”.

Una tarde pasaba por la calle de una de las ciudades más grandes de España. Se me acercó un Niño a besarme la mano, y me pidió una estampa y se la di. Al día siguiente fui muy temprano a celebrar Misa en la Iglesia que acostumbraba y ponerme luego en el confesionario, porque siempre tenía mucha gente que me esperaba. Al concluir la misa me hinqué en el presbiterio para dar gracias. Al cabo de un rato se me acercó un hombre alto, gordo, con largos bigotes y poblada barba, con la capa que tenía tan ajustada en las manos, que no se le veía más que la nariz y la frente; los ojos tenía cerrados y lo demás de la cara estaba cubierto del pelo de las patillas, bigotes y barba, y además con el cuello de la capa, que también era peludo y alto; y con una voz trémula y ronca me dice si le haré el favor de oírle (en) confesión. Le contesté que sí, que entrase en la sacristía, que luego iba en acabando de dar gracias. Si bien en el confesionario ya había otros hombres y mujeres que esperaban para lo mismo, pero creí que a éste le debía oír separadamente de los demás, porque su aspecto me reveló que así convenía, y en efecto fue así. Entré en la sacristía, en que no había nadie sino aquel Señor, y aun le conduje a un lugar más retirado.

Yo me senté, él se hincó y empieza a (llorar) tan sin consuelo, que no sabía qué más decirle para acallarle. Le hice varias preguntas para saber la causa, y finalmente, entre lágrimas, suspiros y sollozos, me contestó: Padre, V. ayer tarde pasó por mi calle, y, al pasar frente a la puerta de la casa en que yo estoy, salió un Niño a besarle la mano, le pidió una estampa y V. se la dio. El Niño vino muy contento, y, después de haberla tenido un rato, la dejó encima de la mesa y se fue a la calle con otros niños a jugar. Yo quedé solo en casa, y, picado de la curiosidad y pasar el tiempo, cogí la estampa y la leí; pero ¡hay Padre mío!, yo no puedo explicar lo que sentí en aquel momento; cada palabra era para mí un dardo que se clavaba en mi corazón; resolví confesarme y pensé: ya que Dios se había valido de él para hacerte entrar en verdadero conocimiento, con él irás a confesarte. Toda la noche la he pasado llorando y examinando mi conciencia, y ahora me tiene aquí para confesarme, Padre. Soy un grande pecador; tengo cincuenta años, y desde niño que no me he confesado y he sido comandante de gente muy mala. Padre, ¿habrá perdón para mí? –Sí, señor, sí; ánimo, confianza en la bondad y misericordia de Dios. El buen (Dios) le ha llamado para salvarle, y V. ha hecho muy bien en no endurecer su corazón y en poner luego por obra la resolución de hacer una buena confesión. – Se confesó, le absolví y quedó muy contento y tan alegre, que no acertaba a expresarse.

San Antonio María Claret,
“Escritos Autobiográficos”, párrafos 219 y 230; pág. 223-224. B.A.C., Madrid, 1981.



Visto en: STAT VERITAS

LA ¿CATÓLICA? SOR TERESA FORCADES


S.E.R el Cardenal Franc Rodé, C.M., Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, ha enviado una carta a la abadesa del monasterio benedictino de San Benet de Montserrat, en la que le pide que exija a Sor Teresa Forcades que manifieste públicamente su adhesión a los principios doctrinales de la Iglesia. Forcades concedió en junio pasado una entrevista a TV3 en la que abogaba por el «derecho a decidir» de la madre respecto al aborto y se mostraba favorable a la distribución de la píldora abortiva

Sor Teresa Forcades dice ser monja católica, pero no acepta, no acata la doctrina de la Iglesia Católica. ¿Es esto ser consecuente, honrado, leal con la Iglesia que dice seguir?

Esta díscola monja...

Es abortista
Está a favor de la pildora abortiva
Está de acuerdo con que los maricones puedan adoptar.
Es de fuerte ideología feminista (no ve bien que la mujer no pueda ser sacerdote, obispo o Papa etc)
Y no he investigado más, pero seguro que hay más...

Fuentes consultadas por Infocatólica de comunicación aseguran que desde Roma se actuará de forma drástica, de tal manera que puede llegar a darse la situación de que Teresa Forcades sea apartada de la vida consagrada en caso de que no se comprometa a aceptar sin condiciones la doctrina católica en todos sus puntos y a no volver a hacer ningún tipo de declaración pública en contra de la misma.

Con religiosos así dentro de la Iglesia, no deberíamos preocuparnos tanto de los masones, comunistas, islamistas etc, y si más por el cáncer que tenemos. ¡El enemigo lo tenemos dentro!

Fuente: La Catapulta

martes, 23 de noviembre de 2010

ASIA BIBI ES LIBERADA


SE CONFIRMA LA CONCESIÓN DE LA GRACIA PRESIDENCIAL

Asia Bibi, la cristiana paquistaní condenada a muerte por blasfemia ha sido liberada al recibir « la gracia» del presidente de Paquistán, Asif Ali Zardari, según ha informado la agencia de noticias religiosas Zenit, a quien se lo ha confirmado International Christian Concern (ICC), así como otras instituciones de defensa de la libertad religiosa, así como la agencia de Kuwait Kuna. Por razones de seguridad, las autoridades no han revelado el lugar a donde ha sido trasladada.

(Zenit/Cope) Bibi, de 37 años, ha estado encerrada en la cárcel durante muchos meses sin haber sido procesada. Hoy ha sido declarada "inocente" por el ministro de las Minorías de Pakistán, Shahbaz Bhatti, que también es cristiano. Incluso Bhatti había pedido al presidente Zardari que la mujer, madre de cuatro hijos, fuera liberada por "no haber cometido actos blasfemos".

Este sábado, Asia Bibi había firmado un llamamiento para pedir la gracia al presidente, que fue entregado a Zardari por el gobernador de Punja, Salman Taseer. Para salvar a la mujer se ha movilizado al Iglesia Católica con el Papa, Benedicto XVI, a la cabeza así como buena parte de la comunidad internacional.Bibi había sido condenada a muerte por un juez del distrito paquistaní de Nankana, en la provincia central de Punjab. La condena fue dictada por hechos que se remontan a junio de 2009, cuando la mujer había sido denunciada con la acusación de haber ofendido al profeta Mahoma durante una discusión con unas musulmanas.

Asia Bibi, según fuentes locales, ha sido llevada a una localidad no revelada por su seguridad, pues en el pasado personas que han sido declaradas inocentes de acusaciones de blasfemia han sido asesinadas por la población.

La mujer vivía con su esposo, Ashiq Masih, con sus tres hijas y un niño, el barrio "Chak 3" en el pueblo de Ittanwali, no muy lejos de la ciudad de Nankhana Sahib, al este de Lahore, provincia de Punjab. En el asentamiento Chak 3 sólo viven tres familias cristianas, en medio de una población musulmana.

Fuente: InfoCatólica

HOMILÍA DEL 19 DE NOVIEMBRE EN EL SANTUARIO DE SANTA GEMA (MADRID)

LA VERDAD PADECE, PERO NO PERECE

FRANCO Y JOSÉ ANTONIO SON ESPAÑA. Franco, el soldado heroico, José Antonio, el mártir heroico, son España. Es cierto que España es mucho más grande que ellos, pero no es menos cierto que ellos nos devolvieron España, la España de siempre, la España inmortal. De una forma especial quiero agradecer al Caudillo invicto el estar hoy aquí con vosotros, el ser sacerdote católico y tener la posibilidad de celebrar el Santo Sacrificio de la Misa porque fue él quien salvó a la Iglesia Católica del exterminio. Y junto a él, José Antonio quien dio vida a la idea y a todos los caídos que la rubricaron con su sangre.

La Católica España, la TRINCHERA INVENCIBLE DE CRISTO REY, está recibiendo los golpes más virulentos de Satanás y de sus servidores. La España que fundó su unidad nacional en la FE CATÓLICA con el III Concilio de Toledo (586). La España que derrotó y reconquistó al Islam esta bendita “tierra de María”, como la definió Juan Pablo II. La España que evangelizó, que dio a luz DESANGRÁNDOSE a todo un continente entero y cuyos misioneros llevaron la Cruz de Cristo hasta los confines de la tierra.

La España luz de Trento, martillo de herejes, cuna de santos. La España que derrotó a la media luna en Lepanto salvando a la Cristiandad de una nueva invasión islámica. La España que luchó y venció; primero a la revolución religiosa de Lutero, después a la revolución política del liberalismo, tanto progresista (jacobino), como conservador (girondino) que fue exportada por Napoleón. Y por último, la España que derrotó la revolución social del comunismo ateo, la Internacional Socialista y la masonería, el mayor enemigo de Nuestra Santa Madre la Iglesia.

Comprendéis por qué precisamente en España el golpe que Satanás debía descargar debía ser más fuerte que en ningún otro lugar. Ahora aparentemente, PARECE, que finalmente hemos sido vencidos por la revolución sexual, por la cultura, o mejor dicho, por la anticultura del mayo del 68 francés. Pero como diría Santa Teresa de Jesús: “La verdad padece, pero no perece”.

Cuando hoy escucho a personas que sostienen los mismos ideales de Dios y España por los que combatieron y murieron Franco y José Antonio, leyendo entrelineas veo tristeza honda y MUY POCA ESPERANZA. Pidamos al Señor y a la Virgen Santísima el valor, el coraje y la fortaleza de estos dos grandes hombres que no escatimaron sacrificios y que no se guardaron nada para sí mismos inmolando sus personas por completo en el altar del sacrificio a la fe y la Patria.

No vengo hoy a echar incienso a Franco y a José Antonio, no vengo a presentaros sus personas a la ADMIRACIÓN, de sobra son conocidos por todos los aquí presentes. Vengo a proponerlos a la IMITACIÓN. La situación en que los primeros días de la Cruzada de Liberación dejaban a las Fuerzas Nacionales era prácticamente desesperada en comparación con toda la superioridad de las hordas marxistas. Pero fue la FE CIEGA en la VICTORIA la que hizo que estos dos hombres empuñaran la bandera de la Tradición Española más pura y que tras ellos otros muchos, como un solo hombre, siguieran sus huellas de valor, heroísmo sin medida y de sangre.

No es en la superioridad de los medios en lo que tenemos que cifrar la esperanza del triunfo, sino en la SANTIDAD DE LA CAUSA que defendemos. Esto, ellos lo tuvieron muy claro. ES DIOS QUIEN DA LA VICTORIA, no nuestras armas. Recordad la Historia de Gedeón, que con un puñado de hombres venció a un ejército inmenso, recordad la victoria de Israel contra los amalecitas por la oración de Moisés, y más cercanos a nosotros recordad la gesta de Bailén o la defensa del Alcázar de Toledo y tantas otras. Y es que la historia se repite porque “la verdad padece pero no perece”.

“Él debe reinar” (1ª Cor 15,25), el Señor tiene que reinar. Lo necesitamos más que nunca ante el dantesco horizonte actual, ante el GROTESCO SUICIDIO de la civilización occidental, ante la apostasía de la antigua Cristiandad, por “los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las naciones ha producido con tanta frecuencia y durante tanto tiempo” (Quas Primas n.24).

Cuando los hombres pretenden traer el cielo a la tierra, lo que acaban trayendo es el INFIERNO más cruel, precedido de montañas de cadáveres, de destrucción y de persecución a la Iglesia hasta su aniquilación. Todo tiene su raíz en la Encarnación, porque el cristianismo es la Religión del Dios que se hace hombre, y frente a ella se alzan desafiantes; la religión del dios que NO se hace hombre, del Dios que no interviene ni en el mundo ni en la vida y se desentiende de nosotros –el deísmo de la ilustración, el naturalismo cuyo hijo en política es el liberalismo-; y la religión del hombre que se hace dios –el socialismo, el comunismo y la democracia- que conduce necesariamente al laicismo, como podemos ver que ocurre en nuestra Patria al sustituir la Voluntad de Dios por la voluntad del hombre. Qué cierto es que todo error político, en el fondo, no es más que un error teológico. Escuchemos al Santo Padre Pio XI: “Desterrados Dios y Jesucristo de las leyes y de la gobernación de los pueblos, y derivada la autoridad, no de Dios, sino de los hombres, hasta los mismos fundamentos de la autoridad han quedado arrancados, una vez suprimida la causa principal” (n.16).

Nuestros mártires y héroes pelearon y murieron por hacer realidad la promesa del Corazón de Jesús grabada a sangre y fuego en el Cerro de los Ángeles: “Reinaré en España”. A los que nos encontramos aquí reunidos nos mueve un fortísimo impulso interior, suscitado por el Espíritu Santo, como el que sintieron aquellos hermanos nuestros en la fe, cuando expectantes se reunían por millares en la explanada de Clermont a finales del siglo XI (1095). Cuando escucharon la convocatoria del Papa a la Cruzada le respondieron con un clamor unánime: “¡Dios lo quiere!” y tomando la espada marcharon a la lucha en defensa de la Cruz de Cristo.

La situación actual no admite términos medios, por eso hoy, desde aquí, en nombre de Cristo Rey y por la sangre de todos nuestros mártires y caídos por Dios y por España os convoco a proseguir con la Cruzada, con el espíritu de la Cruzada que es un espíritu de ESPERANZA, de FE CIEGA en la VICTORIA que Dios NOS QUIERE DAR. Nos van a perseguir con más saña hasta intentar por todos los medios nuestra más completa aniquilación pero: “No tengáis miedo”, nos repetía incansablemente el Vicario de Cristo en la tierra, Juan Pablo II... ¡no tengáis miedo!, también os repito yo hoy. LUCHAMOS POR EL SEÑOR, luchamos por el Señor… Por la fe y por la Patria, por el Altar y por la Familia. ¡Dios lo quiere! Va por Ti Dios Nuestro, somos tus soldados y sabemos que ante Ti nunca seremos héroes anónimos.

Nos encomendamos a la intercesión poderosa de la Virgen Inmaculada, María Santísima y de todos los “que hacen guardia sobre los luceros” para que nos bendigan, nos defiendan y fortalezcan para seguir honrando, para seguir IMITANDO a los que nos precedieron combatiendo, siempre “inasequibles al desaliento”, por Dios y por España. Así sea.

Gabriel Calvo Zarraute

Tomado de: Las Cruces de las Espadas

lunes, 22 de noviembre de 2010

SANTA CECILIA - 22 DE NOVIEMBRE

Mira que vengo pronto: mantén lo que tienes,
no sea que otro se lleve la corona.
(Apocalipsis 3, 11)


SANTA CECILIA,
Virgen y Mártir
† decapitada hacia el año 177

Patrona de la Academia de Música de Roma; música; músicos; cantantes; compositores; poetas; fabricantes de instrumentos musicales; mártires.

Santa Cecilia, de la ilustre familia de los Cecilios Metelos, gustaba de los cánticos sagrados y acompañábase con un instrumento cantándolos. Se preparó para el matrimonio con tres días de mortificaciones; después declaró a Valeriano su esposo, patricio pagano, que tenía a un ángel como guardián de su virginidad. Por el deseo de verlo se convirtió Valeriano, y en efecto, lo vio, llevando dos coronas, una para el mismo Valeriano y otra para su virginal esposa. Cecilia, urgida por el prefecto Almaquio, para que dijera dónde estaban sus tesoros: “Están -le dijo- en seguridad en manos de los pobres”. Sufrió el martirio con su esposo y Tiburcio su cuñado.

MEDITACIÓN
SOBRE EL BUEN USO
DE LAS GRACIAS DE DIOS

I. Dios da a cada uno las gracias necesarias para alcanzar el grado de santidad a que Él lo destina. Si aprovechamos estas gracias, obtendremos otras mayores. San Valeriano escuchó los consejos de Santa Cecilia; como recompensa, Dios lo llamó al bautismo y, después, al martirio. ¿Cuántas gracias rechazas tú? Nos quejamos de que nos falta la gracia, pero podría decirse con más razón que somos nosotros quienes faltamos a la gracia (San Bernardo).

II. Existen gracias correspondientes a la vocación que Dios quiere que abracemos. Para recibirlas, hay que seguir el llamado del Señor; con la ayuda del cielo, las más grandes dificultades se desvanecen. Esto hace que tantas santas almas estén alegres y contentas en medio de las austeridades de la penitencia, mientras los mundanos, que han entrado a un estado de vida por capricho o interés, gimen y son desdichados en el seno de las riquezas y de los placeres.

III. Si no correspondes a las gracias que Dios te concede, dará a otro las gracias eficaces que te estaban destinadas. Así, San Matías ocupó el lugar del traidor Judas y obtuvo su corona. ¡Qué pena para este pérfido ver, desde el fondo del infierno, el lugar que hubiera ocupado en el cielo entre los Apóstoles, si hubiera correspondido a su vocación! ¡Ah! cuán admirable es Dios cuando nos atrae hacia Él: mas, ¡cuán terrible cuando nos abandona! (San Agustín).

El buen uso de las gracias.
Orad por las vírgenes.

ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos regocijáis con la solemnidad de la bienaventurada Cecilia, vuestra virgen y mártir, haced que al ofrecerle el tributo de nuestros homenajes, imitemos la santidad de su vida. Por J. C. N. S.

Texto tomado de: Tradición Católica.com

sábado, 20 de noviembre de 2010

CARTA ABIERTA A LOS CATÓLICOS PERPLEJOS (XV)

CASAR LA IGLESIA Y
LA REVOLUCIÓN

En el origen de la revolución, que es "el odio a todo orden que el hombre no haya establecido y en el que el hombre no sea rey y Dios al propio tiempo", encontramos el orgullo que ya había sido la causa del pecado de Adán. La revolución en la Iglesia se explica por el orgullo de nuestros tiempos modernos, que se creen tiempos nuevos, tiempos en los que el hombre por fin "comprendió por sí mismo su dignidad", en los que el hombre cobró mayor conciencia de sí mismo "hasta el punto de que se puede hablar de metamorfosis social y cultural cuyos efectos repercuten en la vida religiosa... El movimiento mismo de la historia se ha hecho tan rápido que apenas se lo puede seguir... En suma, el género humano pasa de una noción estática del orden de las cosas a una concepción más dinámica y evolutiva: de allí nace, inmensa, una problemática nueva que provoca nuevos análisis y nuevas síntesis". Estas frases maravilladas que figuran con muchas otras parecidas en la exposición preliminar de la constitución apostólica "La Iglesia en el mundo de hoy" no auguran nada bueno acerca del retorno del espíritu evangélico; se lo ve difícilmente sobrevivir a tanto movimiento y a tantas transformaciones.

¿Y cómo comprender esto: "Una sociedad de tipo industrial se extiende poco a poco y transforma radicalmente las concepciones de la vida en sociedad" sino como una actitud en la que se da por seguro que lo que se desea se produce? Es ésta una concepción de la sociedad que nada tiene que ver con la concepción cristiana según la doctrina social de la iglesia. Semejante premisa no puede sino conducir a un nuevo Evangelio, a una nueva religión que es ésta:

"Que vivan pues (los creyentes) en unión muy estrecha con los otros hombres de su tiempo y se esfuercen por comprender a fondo sus maneras de pensar y de sentir tales como están expresadas en la cultura. Que unan el conocimiento de la ciencias y de las teorías nuevas, así como de los descubrimientos más recientes, con los usos y las enseñanzas de la doctrina cristiana, a fin de que el sentido religioso y la rectitud moral corran parejas en ellos con el conocimiento científico y los incesantes progresos técnicos; así podrán apreciar e interpretar todas las cosas con una sensibilidad auténticamente cristiana" (Gaudium et Spes, 62-6). ¡Singulares consejos, siendo así que el Evangelio nos pide que evitemos las doctrinas perversas! Y que no se diga que ellas se pueden entender de dos maneras: la catequesis actual las entiende como quería Schillebeeckx: aconseja a los niños que se pongan en contacto con ateos porque éstos tienen mucho que enseñarles y porque, por lo demás, para no creer en Dios tienen sus razones, que es provechoso conocer.

También se puede decir que la afirmación del capítulo primero: "Creyentes e incrédulos están generalmente de acuerdo sobre el hecho de que todo sobre la tierra debe estar subordinado al hombre como a su centro y a su cúspide " se explica en el sentido cristiano por lo que sigue. Pero esa afirmación no deja de tener una significación en sí misma, que es la que precisamente se ve poner por obra en todas partes de la Iglesia postconciliar en la forma de un bien reducido al crecimiento económico y social de la humanidad.

Por mi parte, creo que los creyentes que admitan esta proposición como base común en un diálogo con los incrédulos y que casen las teorías nuevas con la doctrina cristiana perderán la fe, ni más ni menos. La regla de oro de la Iglesia ha sido invertida por el orgullo de los hombres de nuestro tiempo; ya no se escucha la palabra siempre viva y fecunda de Cristo sino que se escucha la palabra del mundo. Este aggiornamento se condena a sí mismo. La raíz del desorden actual está en ese espíritu moderno o, mejor dicho, modernista que se niega a reconocer el Credo, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, los sacramentos, la moral cristiana, como única fuente de renovación para todos los tiempos Hasta el fin del mundo. Deslumbrados por "los progresos de la técnica que llegan hasta a transformar la faz de la tierra y ya se lanzan a la conquista del espacio" (Gadlum et Spes, 5-1), los hombres de iglesia, que no hay que confundir con la Iglesia, parecen considerar que Nuestro Señor no podía prever la evolución tecnológica de nuestra época y que, por consiguiente, su mensaje ya no se adapta a ella.

El sueño de los libérales desde hace un siglo y medio consiste en casar la Iglesia con la revolución. Durante un siglo y medio también los papas condenaron ese catolicismo liberal; citemos, entre los documentos más importantes, la bula Auctorem fidei de Pío VI contra el concilio de Pistoya, la encíclica Mirari vos de Gregorio XVI contra Lamennais, la encíclica Quanta cura y el Syllabus de Pío IX, la encíclica Immortale Dei de León XIII contra el derecho nuevo, las Actas de san Pío X contra el sillonismo y el modernismo y especialmente el decreto Lamentabili, la encíclica Divini Redemptoris de Pío XI contra el comunismo, la encíclica Humaní Generis del papa Pío XII.

Todos los papas repudiaron el casamiento de la Iglesia con la revolución que sería una unión adúltera, y de una unión adúltera no pueden nacer sino bastardos. El rito de la misa nueva es un rito bastardo, los sacramentos son sacramentos bastardos, ya no sabemos si son sacramentos que dan la gracia o que no la dan. Los sacerdotes que salen de los seminarios son sacerdotes bastardos pues no saben lo que son; no saben que están hechos para subir al altar, ofrecer el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo y dar a Jesucristo las almas.

En nombre de la revolución muchos sacerdotes fueron enviados al cadalso y muchas religiosas fueron perseguidas y asesinadas, Recuerde, el lector los pontones de Nantes que eran hundidos en el mar después de haber amontonado dentro de, ellos a todos los sacerdotes fieles. Pues bien, lo que hizo la Revolución Francesa no es nada comparado con la obra del concilio Vaticano II, pues hubiera valido más que los veinte o treinta mil sacerdotes que abandonaron el sacerdocio y quebrantaron el juramento que hicieron ante Dios, hubieran sido martirizados, hubieran subido al cadalso; por lo menos habrían salvado su alma y ahora corren el gran peligro de perderla.

Nos han dicho que entre ésos pobres sacerdotes casados, muchos están divorciados, muchos han presentado solicitudes de nulidad del matrimonio en Roma. ¿Se dirá que éstos son buenos frutos del concilio? Veinte mil religiosas en los Estados Unidos (¿y cuántas más en los otros países?) quebrantaron los votos perpetuos que las unían a Jesucristo para contraer ellas también matrimonio. Si hubieran subido al cadalso, por lo menos habrían dado testimonio de su fe. La sangre de los mártires es semilla de cristianos, pero los sacerdotes o los simples fieles que se adhieren al espíritu del mundo no producen ninguna cosecha. La mayor victoria del diablo consiste en haber emprendido la destrucción de la Iglesia sin hacer mártires.

La unión adúltera de la Iglesia y de la revolución se concreta en el diálogo. Nuestro Señor dijo: "Id, enseñad a las naciones y convertidlas", pero no dijo "Dialogad con ellas sin
tratar de convertirlas". El error y la verdad no son compatibles, dialogar con el error supone colocar a Dios y al demonio en el mismo plano. Eso es lo que siempre repitieron los papas y lo que comprendían fácilmente los cristianos, pues es también una cuestión de sentido común. Para imponer una actitud y reflejos diferentes, fue necesario obrar sobre los cerebros a fin de convertir en modernistas a los clérigos llamados a difundir la nueva doctrina. Eso es lo que se llama reciclaje, un procedimiento de "reacondicionamiento" destinado a remodelar el instrumento mismo que Dios dio al hombre para ejercer su juicio.

Tuve la oportunidad de ser testigo de una operación de este tipo en mi congregación, de la cual fui superior general durante un tiempo. Lo que primero se exige al sujeto es que "confiese el cambio": el concilio ha determinado cambios, por lo tanto es menester que también nosotros mismos cambiemos. Y se trata de, un cambio en profundidad, puesto que hay que adaptar las facultades de razonamiento a fin de que coincidan con ideas fabricadas arbitrariamente. Podemos leer en un fascículo editado por la oficina del arzobispado de París, La Fot mot á mot: "La segunda operación, más delicada, consiste en discernir las diferentes maneras que tienen los cristianos de apreciar el hecho mismo del cambio dentro de estos diversos cambios. Discernir, esto importa mucho, porque las oposiciones actuales se refieren mucho más a las actitudes espontáneas e inconscientes ante el cambio que a lo que está en juego en cada cambio.

"Parece que se dibujan dos actitudes típicas, pero no hay que pasar por eso por alto, todas las actitudes intermedias posibles. De conformidad con la primera, se acepta un cierto número de novedades después de haber verificado que éstas se imponen una después de la otra. Éste es el caso de muchos cristianos, de muchos católicos, que ceden paulatinamente por grados.

"De conformidad con la segunda, se acepta una renovación del conjunto de las formas de la fe cristiana a impulsos de una edad cultural inédita, con la condición de estar permanentemente seguros de la fidelidad a la fe de los apóstoles."

Esta precaución oratoria es típica en la tradición de los modernistas: siempre protestan de sus sentimientos ortodoxos y mediante una frasecilla tranquilizan a las almas que se sentirían espantadas por perspectivas como "la renovación del conjunto de las formas de la fe cristiana a impulsos de una edad cultural inédita' Pero cuando uno se ha prestado a estas manipulaciones ya es tarde. ¡Una vez que se ha demolido por completo la fe será hora de ocuparse de la fe de los apóstoles!

Una tercera operación se hace necesaria en el caso de haber alcanzado la segunda actitud: "El cristiano no puede dejar de presentir un temible riesgo para la fe. ¿No desaparecerá lisa y llanamente la fe al mismo tiempo que la problemática que la había llevado hasta ese punto? El cristiano pide pues una seguridad fundamental que le permita superar las primeras actitudes estériles".

De manera que están previstos todos los grados de resistencia. ¿Qué "seguridad fundamental" se le da en definitiva al neófito? El Espíritu Santo. "El Espíritu Santo es precisamente quien asiste a los creyentes en el movimiento de la historia." El objetivo se ha alcanzado: ya no hay magisterio, ya no hay dogma, ya no hay jerarquía, ya no hay Sagradas Escrituras siquiera, como texto inspirado e históricamente cierto: ahora los cristianos están directamente inspirados por el Espíritu Santo.

Entonces la Iglesia se desmorona, el cristiano "reciclado" está entregado a todas las influencias, es dócil a todos los lemas, se lo puede llevar a donde se quiera, pues si busca una seguridad se aferrará a esta afirmación: "El concilio Vaticano II presenta seguramente numerosos indicios de un cambio de problemática".


"La causa próxima e inmediata (del modernismo), escribe San Pío X en la encíclica Pascendi, está en una perversión del espíritu".
El reciclaje determina esa perversión en quienes no la tenían antes. Y el Santo Pontífice cita esta observación de su predecesor Gregorio XVI: "Es un espectáculo lamentable ver hasta dónde llegan las divagaciones de la razón humana cuando se cede al espíritu de novedad, que, contrariamente a la advertencia del apóstol, se pretenda saber más de lo que es necesario saber y que con harta confianza en sí mismo se piense que es posible buscar la verdad fuera de la Iglesia, verdad que se encuentra en ella sin la sombra de las más ligera duda". (Singulari Nos,1834)

Mons. Marcel Lefebvre

(Continuará)