No tengáis por ira lo que es
verdadero amor: que así como
la malquerencia suele halagar,
así también el amor reñir y
castigar: y mejores son, dice la
Escritura, las heridas dadas
por quien ama, que los falsos
besos de quien aborrece: y
grande agravio hacemos a
quien con amorosas entrañas
nos reprende o castiga, pensar
o decir que, por querernos mal,
nos persigue.
San Juan de Avila