DISPARANDO AL CIELO
Hace años (algún anciano lo recordará), un labrador de Albujón (Murcia) furioso por un gran temporal que le había destruido la cosecha, empezó a blasfemar como un energúmeno, y no contento ya con las palabras.
Tomó su carabina, la cargó y empezó luego a descargarla contra el cielo.
Había disparado algunos tiros cuando, repentinamente, quedó mudo con los brazos alzados a lo alto sin poderlos bajar, y los ojos fijos en el cielo, sin poderlos mover. Así pasó largo rato sin poderse curar de su mudez. Hoy siguen blasfemando muchos, Dios misericordioso los esta tolerando y esperándolos a enmienda, pero si no se arrepienten, ya les llegara su castigo.
LA MALICIA DE LA BLASFEMIA
P. Benjamín Martín Sánchez