lunes, 29 de agosto de 2016
sábado, 27 de agosto de 2016
MILAGROS Y PRODIGIOS DEL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN - 45
INDUCIDO POR LUCIFER,
CAE EN SUS REDES Y ES CUBIERTO
DE LEPRA, SANANDO MILAGROSAMENTE POR LA
VIRTUD DEL SANTO
ESCAPULARIO
"En el año 1604 un religioso Carmelita descalzo, que yo bien conocí, de la provincia de nuestro P. San Elías (habla Fray Alonso de la Madre de Dios, M. S. 6.851, pág. 104), fue llevado a una tentación o seducido por el demonio, a causa de haber diferido o retardado la profesión; hallándose con el ánimo amargado y viéndose en la oportunidad de haber salido solo para ciertos negocios del convento: como se viese a solas y sin testigos en el campo, cayó en la tentación de despojarse del Santo Hábito y del Escapulario bendito de la Reina del Carmelo, para ponerse en traje de seglar. Pero, ¡oh misterios de la gracia y la bondad de Nuestro Señor!, cuando a él le parecía que nadie le veía, ni le podía ir a la mano, mirándole Dios con ojos compasivos y amorosos, como a Saulo y a Franco de Sena, en el instante mismo en que se despojaba del Santo Escapulario, cediendo a inspiraciones e insidias de Lucifer, en aquel mismo instante le cubrió de lepra repugnante, a fin de que, entrando dentro de sí mismo, comprendiese su yerro y se volviera arrepentido a Dios y a su Santísima Madre, para impetrar su gracia y volver de nuevo al redil de la Divina Pastora de las almas.
"Vuelto en sí, lloró amargamente su culpa e hizo asperísima penitencia en la soledad de unas abruptas y escarpadas montañas; la cual mostró haber sido aceptada a los ojos del Señor, pues volviéndose a poner nuevamente el Escapulario le devolvió íntegramente la salud, a fin de que al regresar de nuevo al convento en el tiempo señalado, le encontrasen sano y apto para desempeñar todos los oficios conventuales. No obstante, en la cara y en las manos se podían advertir las señales que le dejara la lepra para recuerdo y escarmiento. Solamente su confesor y el fueron conocedores de este prodigio de la misericordia del Señor; sabiéndolo también por haber intervenido en la dirección de esta alma santa, el P. Procurador General y el P. Alonso de la Madre de Dios, que nos lo dejara en sus escritos y que fuera testigo de su vida fervorosa y santa."
Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O.C.
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UNA PROFESORA DE ESTUDIOS ISLÁMICOS: 'El ISLAM PERMITE VIOLAR A LAS NO MUSULMANAS'
Suad Saleh justificó la violación y dijo que está autorizada y es legímita en tiempos de guerra entre los musulmanes y sus enemigos -entre los que incluyó a Israel-.
La profesora de estudios islámicos de la prestigiosa Universidad Al -Azhar de el Cairo, en Egipto, Suad Saleh, ha provocado un escándalo en un programa de televisión al asegurar que el Islam permite la violación de las mujeres no musulmanas en la guerra con los “enemigos del Islam”.
“Las prisioneras de guerra son de su propiedad. Se puede humillarlas y deben ser propiedad de un señor de la guerra o de un musulmán que pueda disfrutar de ellas como de sus esposas “, aseguró en el canal egipcio al-Hayat TV.
Suad Saleh justificó la violación y dijo que está autorizada y es legímita en tiempos de guerra entre los musulmanes y sus enemigos -entre los que incluyó a Israel-. Para ella, esclavizar y violar mujeres israelíes es aceptable y recomendada en el Islam.
En los últimos meses han proliferado los delitos sexuales en occidente por parte de los recién llegados en masa del Tercer Mundo, y es que el influjo masivo y rápido de cientos de miles inmigrantes musulmanes en nuestras sociedades sigue conllevando graves problemas, desde culturales a económicos, de identidad y de seguridad. Mientras, los líderes mundialistas se han visto obligados a realizar cortosiones que rozan el esperpento para intentar que no se note.
Como ejemplo de estas contorsiones tenemos a la alcaldesa de Colonia, Henriette Reker, que responsabilizó a sus conciudadanas de haber sido asaltadas sexualmente en la pasada Nochevieja, y sugirió a las mujeres "consejos de comportamiento" o al socialdemócrata Heiko Maas, ministro alemán de Justicia, que ha manifestado que se deberían prohibir los anuncios que tienen la belleza femenina como reclamo publicitario para acabar con estos delitos.
Fuente: La Gaceta
jueves, 25 de agosto de 2016
miércoles, 24 de agosto de 2016
UN EURODIPUTADO PLANTEA COLOCAR CABEZAS DE CERDO EN LAS FRONTERAS
El húngaro Gyorgy Schopflin se enzarzó en Twitter con un alto cargo de HRW por la colocación de un espantapájaros en la valla levantada en la frontera del país.
Hungría ha sido blanco de todas las críticas no sólo por negarse a acatar las cuotas de inmigrantes impuestas por Bruselas, sino también por levantar una valla para intentar mitigar la crisis. Algunos países copiaron la estrategia húngara y otros tantos, mientras protagonizaban los ataques contra Viktor Orbán, decidieron aprovechar la medida para aliviar la presión migratoria que les acechaba.
Desde Human Rights Watch fueron bastante críticos con las medidas del gobierno húngaro. Recordemos que esta ONG es una de las estructuras a las que George Soros, gran impulsor de la acogida masiva de refugiados por parte de Europa, ha estado donando millones de dólares. El director de prensa en Bruselas de la organización, Andrew Stroehlein, publicaba hace unos días una foto de lo que parece un espantapájaros en una de las vallas levantadas en el país acompañada del siguiente mensaje: "los refugiados huyen de la guerra y la tortura, Hungría. Vuestras cabezas de tubérculo no les disuadirán".
Refugees are fleeing war & torture, Hungary. Your root vegetable heads will not deter them. http://wapo.st/2bOu69g pic.twitter.com/YpCR3nkgyb
@astroehlein Might do so. Human images are haram. But agree, pig's head would deter more effectively @otmarianna
Stroehlein tuvo una rápida respuesta por parte del eurodiputado húngaro, Gyorgy Schopflin, perteneciente al partido de Orbán: "Podrían hacerlo. Las imágenes humanas son haram (término con el que los musulmanes denominan a los prohibido). Pero estoy de acuerdo, una cabeza de cerdo disuadiría de forma más efectiva". A partir de ahí, ambos se enzarzaron en una guerra dialéctica, hasta tal punto que el eurodiputado húngaro llegó a hablar de ‘’discurso del odio’’.
Cabezas de cerdo en España
La polémica con las cabezas de cerdo también ha surgido en España. La radicalidad de muchos de quienes acuden a estos templos, las pocas ganas que muestran para integrarse a las costumbres españolas y la alarma generada por el auge de los atentados islamistas hicieron que muchos ciudadanos adoptasen medidas radicales para que no se sigan construyendo templos.
Un ejemplo claro ha ocurrido en la localidad gran canaria de Las Torres, que va a ceder a la comunidad musulmana islámica un terreno de propiedad municipal para que levanten una mezquita. Como publicó laprovincia.es, el ayuntamiento rechazó en febrero un recurso presentado por vecinos para evitar dicha cesión como contraprestación a la expropiación de un chalet para la construcción de un túnel. Los vecinos no quieren la mezquita y están luchando de manera legal para que el consistorio ceda dicho terreno. Ante la negativa del ayuntamiento, unos individuos se colaron en los terrenos y colocarlos una cabeza de cerdo junto al mensaje: ‘’No Islam’’.
Semanas antes un suceso similar tuvo lugar en Vitoria, donde unas personas accedieron al local donde iba a construirse una mezquita y regaron el suelo con sangre, además de dejar dos caretas de cerdo.
La crisis migratoria que asola Europa, en su mayoría de procedencia árabe, está crispando los nervios de la población. Sin apenas mostrar interés por la culturas y costumbres locales, incluso llegando a imponer las propias, la ciudadanía comienza a rechazar la usurpación cultural. El más claro ejemplo tuvo lugar hace unos días en Córcega, donde la población local se enfrentó a los ataques de unos musulmanes a cuenta del ‘burkini’.
Fuente: La Gaceta
lunes, 22 de agosto de 2016
R. P. CARDOZO: SERMÓN, RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN Y CATEQUESIS EN LA MISA DE SAN AGAPITO, EN BETIN/MG
sábado, 20 de agosto de 2016
LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA - SAN JUAN EUDES
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viernes, 19 de agosto de 2016
SAN PÍO X: LOS MODERNISTAS SON "UNA PERNICIOSÍSIMA CLASE DE HOMBRES" (SACRORUM ANTISTITUM)
SAN PIO X MOTU PROPRIO “SACRORUM ANTISTITUM”
(1 de septiembre de 1910)
La historia de la Iglesia nos enseña que no pocos obispos, durante el pontificado del papa Sarto, subestimaron ingenuamente la gravedad del peligro modernista y permitieron su supervivencia. Este, de esta manera, continuó a serpentear secretamente; después cautelosamente renació poco a poco bajo la forma de nouvelle théologie o neomodernismo en los años treinta/cuarenta y fue condenado enérgicamente en 1950 por Pío XII (Encíclica Humani generis); pero, después de la muerte del papa Pacelli, “el modernismo redivivo” derribó sin reparo todo muro de contención con “el aggiornamento” de Juan XIII y con el Concilio Vaticano II. Finalmente alcanzó, de manera ostentosa, el vértice del ultramodernismo con Francisco, con el cual nos encontramos prácticamente ya en el espíritu del “Vaticano III”, auspiciado por Rahner, Küng y Schillebeeckx, según los cuales el Vaticano II se habría detenido a mitad de camino en la “revolución” de la Iglesia.
En el Motu proprio “Sacrorum Antistitum” San Pío X saca a la luz la malicia de los modernistas por el calificados “una perniciosísima (dañosísima) clase de hombres”, que, no obstante hayan sido desenmascarados en 1907 con la Encíclica Pascendi de la apariencia de una presunta ciencia eclesiástica moderna, han permanecido en la Iglesia para subvertirla desde su interior desde sus cimientos, y por esto Pío X espera que “ningún obispo ignore que […] no han abandonado sus propósitos de turbar la paz de la Iglesia”. [1]
El papa Sarto subraya que ellos son “adversarios mucho más temibles por ser más cercanos” [2] reafirmando todavía una vez el peligro típico del modernismo: querer permanecer dentro de la Iglesia para corroer su sustancia dejando sólo la apariencia de la manera como una carcoma roe el mueble en el que se anida.
Leyendo los Documentos de San Pío X se advierte que el Papa insiste mucho en el peligro de los “falsos hermanos” (San Pablo II Cor., XI, 26), el cual es una de las insidias más perniciosas ya que se los considera hermanos y sin embargo son enemigos y luchan contra la Iglesia y los verdaderos fieles golpeándoles por la espalda.
En este punto San Pío X afronta el problema de los modernistas eclesiásticos, los cuales, dada su posición de mando en la Iglesia, son los más temibles. Estos, “abusando de su ministerio, introducen en los ánimos un cebo envenenado para sorprender a los incautos, difundiendo una apariencia de doctrina en la que se encierra la suma de los errores”. [3]
Es triste, pero es una realidad: los modernistas eclesiásticos se aprovechan de su estado y en vez de servir a la Iglesia se sirven de ella para envenenar las almas de los fieles incautos e ingenuos mediante una doctrina aparentemente católica pero sustancialmente errónea, más aún el sistema modernista reúne en sí mismo todos los errores teológicos, siendo el modernismo “el compendio de todas las herejías”.
“Esta peste se difunde en una parte del campo del Señor de la que se esperarían los frutos más consoladores” [4], deplora San Pío X. Y, en efecto, el modernismo penetró en las filas del clero joven y también en el ánimo de algunos eclesiásticos, que habrían debido trabajar en la edificación de la Iglesia y por el contrario trabajaron para cambiar el Cristianismo en una vaga forma de experiencia religiosa sentimentalista, sin dogmas, moral objetiva, jerarquía ni disciplina.
Por este motivo el Papa da una serie de órdenes, recogidas en breves proposiciones, para que los obispos puedan extirpar más fácilmente la mala hierba modernista y retirar a los eclesiásticos modernistas de los puestos de mando en la Iglesia.
Veamos las principales.
El estudio del Tomismo
Por lo que respecta a los estudios eclesiásticos estos deben hacerse sobre las huellas de la filosofía escolástica y especialmente tomista: “Alejarse de Santo Tomás de Aquino, especialmente en metafísica, no sucede sin gran daño. Como decía el Aquinate mismo: parvus error in principio fit magnus in fine / un pequeño error inicial respecto a los principios acaba siendo grande al final (De ente et essentia, proemio) [5]. Alejarse de la metafísica del ser conlleva el gran peligro de conclusiones desastrosas.
Si “los problemas del momento [la nouvelle théologie, ndr] se van haciendo cada vez más graves, esta es una razón -escribía el padre Garrigou-Lagrange- para volver a estudiar y a comprender la verdadera doctrina de Santo Tomás en torno al ser, la verdad, el valor de los primeros principios de los cuales se remonta con certeza a la existencia de Dios, […]. Se trata de los principios directivos del pensamiento y la de la doctrina moral, mucho más necesarios en cuanto que las condiciones de la existencia humana se hacen más difíciles y exigen certezas más firmes”. [6]
Ya León XIII en la Carta al General de los Franciscanos del 13 de diciembre de 1885 había escrito: “Alejarse de la doctrina del Doctor Angélico es contrario a Nuestra voluntad y, además, está lleno de peligros. […]. Aquellos que desean ser verdaderamente filósofos, y los religiosos sobre todo tienen la obligación, deben colocar las bases y los fundamentos de su doctrina en Santo Tomás de Aquino”.
San Pío X, con la promulgación del Motu proprio “Doctore Angelico” del 29 de junio de 1914, imponía como texto escolástico la Summa Theologiae de Santo Tomás en las facultades teológicas, bajo pena de invalidar los grados académicos. El papa Sarto recordaba la obligación de enseñar los principios fundamentales y las tesis más importantes del tomismo (“principia et pronuntiata majora”) [7] y para ello encargó en el invierno de 1914 al padre jesuita Guido Mattiussi “precisar el pensamiento de Santo Tomás sobre las cuestiones más graves en materia filosófica, y condensarlas en pocos enunciados claros e inequívocos”. [8] En el verano de 1914 el card. Lorenzelli, Prefecto de la Sagrada Congregación de los Estudios”, presentó las XXIV Tesis redactadas por Mattiussi a San Pío X, que las aprobó el 27 de julio de 1914. [9]
El 7 de marzo de 1916 la “Sagrada Congregación de los Estudios” en nombre del Papa Benedicto XV estableció que “Todas las XXIV Tesis filosóficas expresan la genuina doctrina de Santo Tomás y son propuestas como seguras (tutae) normas directivas”. [10]
Sucesivamente el Magisterio eclesiástico, siempre con Benedicto XV, el 7 de marzo de 1917 decidió que “las XXIV Tesis debían ser propuestas como reglas seguras de dirección intelectual. […] En 1917 el ‘CIC’ en el canon 1366 § 2 decía: “El método, los principios y la doctrina de Santo Tomás deben ser seguidos santamente y con respeto religioso”. Entre las fuentes indicadas el ‘Código’ señala el ‘Decreto de aprobación de las XXIV Tesis’”. [11]
Siempre el papa Giacomo Della Chiesa, en la Encíclica Fausto appetente die (29 de junio de 1921) enseñaba: “La Iglesia ha establecido que la doctrina de Santo Tomás es también su doctrina (“Thomae doctrinam Ecclesiam suam propriam esse edixit”), y Pío XI en la encíclica Studiorum ducem (1923) reafirmó la enseñanza de las Encíclicas de León XIII, San Pío X y Benedicto XV por lo que es cierto que la doctrina de la Iglesia es la de Santo Tomás: “Ecclesia edixit doctrinam Thomae esse suam” (Benedicto XV, Fausto appetente die, 1921).
El papa Sarto en el Motu proprio “Sacrorum Antistitum” quiere que se estudie la patrística y la teología positiva, pero sin detrimento de la filosofía escolástica, despreciada sumamente por los modernistas. En efecto el “retorno a las fuentes”, el amor de la sola patrística, a la que es contrapuesta “la árida escolástica”, son el arma de los modernistas para generar la confusión en las mentes del clero, que, sin una seria preparación tomista, no consigue poner orden en la hermosa y vasta, pero no sistematizada materia de la patrística. Santo Tomás es quien ha reconducido a una síntesis orgánica y precisa la elaboración doctrinal, todavía en estado de fermentación, de la patrística y ha llevado al ápice de la máxima perfección la teología sistemática basándose y perfeccionando la patrística. En pocas palabras, la teología nacida con la patrística alcanza los sumos vértices de la especulación filosófico/teológica especialmente con Santo Tomás de Aquino.
Alejar las enseñanzas modernistas
San Pío X ordena alejar sin ningún reparo a los directores y los profesores de los seminarios y de las universidades pontificias embebidos de modernismo. Con su buen sentido el papa Sarto recuerda que no se puede enseñar la verdad sin condenar el error y también al que yerra sin el cual no existirían errores. En efecto “Actiones sunt suppositorum / las acciones son producidas por las personas”, por lo que si se condenan sólo los errores, pero no a los que yerran, se dejan sobrevivir los errores y esto equivaldría a combatir el hurto sin arrestar a los ladrones.
En el futuro no sea conferida, continúa el Papa, la licencia en teología y en derecho canónico a quien antes no haya estudiado el curso de filosofía escolástica. [12] San Pío X da muchísima importancia al estudio de la filosofía sistemática tomista. Desgraciadamente, a menudo, en los seminarios se ha dado poca importancia a la filosofía sistemática y, por tanto, no se ha sabido responder con precisión y con conocimiento de causa a las primeras objeciones y contestaciones de los modernistas yendo al porqué de la cuestión. En efecto sólo el conocimiento de la filosofía escolástica nos hace comprender el porqué de las soluciones teológicas y, si falta la base filosófica, no subsiste la verdadera teología. Además se tenga presente que todo error teológico, político, económico tiene una raíz filosófica.
Los “libros prohibidos”
Los obispos, recuerda el Motu proprio, tienen el deber de impedir que sean leídos o publicados los escritos de los modernistas o que huelen a modernismo: “En efecto estos no son menos dañinos que los libros pornográficos; más aún son todavía peores, porque vician las raíces mismas de la vida cristiana”. [13]
Muy a menudo el vicio moral tiene como fuente una desviación doctrinal: se vive como se piensa. El Aquinate (II Sent., dist. 39, q. 3, a. 2, ad 5) enseña que la raíz del error es la mala voluntad, la cual empuja al intelecto a adherirse a lo que resulta cómodo y no a lo que es verdadero.
Hay además hombres sin mala intención que, carentes de estudios teológicos y embebidos de filosofía moderna, intentan ponerla de acuerdo con la fe. “El buen nombre y la buena fama de los autores hace que sus publicaciones sean leídas sin ningún temor; por tanto son más peligrosos porque poco a poco llevan al modernismo”. [14]
El Papa recuerda que la filosofía moderna es irreconciliable con la fe y la recta razón porque hace depender la realidad del pensamiento subjetivo del hombre. La filosofía moderna comenzó con Descartes y su Cogito ergo sum y continuó su curso con Kant y Hegel, o sea con el idealismo totalmente subjetivista y relativista.
El imprimatur
Para su publicación los libros deben ser antes examinados por un censor, que dará en primer lugar su sentencia. Si esta es favorable el obispo concederá la facultad de impresión o imprimatur, la cual será precedida por la fórmula Nihil obstat y por el nombre del censor. [15]
Un libro malo puede destruir las mentes y los corazones, mientras que un libro bueno puede ayudar a conocer lo verdadero y a amar el bien.
Hechos concretos
El papa va al grano y se pregunta sin rodeos: “¿de qué servirán estos mandatos Nuestros si no son observados obligatoriamente y con firmeza?
En pocas palabras, “hechos y no palabras”, como enseña San Ignacio de Loyola en el áureo libro de sus Ejercicios espirituales. No basta condenar el modernismo con palabras, sino que es necesario tomar medidas prácticas contra los modernistas.
Piedad y doctrina
Para la buena formación del clero el papa Sarto recuerda que son absolutamente necesarias dos cosas: la doctrina y la virtud. Si el joven seminarista carece de estas dos disposiciones, tras un año de prueba debe ser expulsado y no vuelto a aceptar en ningún otro seminario. Es necesario que el seminarista tenga una vida inocente junto con la integridad de doctrina, la cual debe ser superior a la media porque es necesario luchar contra los modernistas, que son enemigos para nada desprovistos, los cuales asocian a la finura de los estudios una ciencia tejida de engaños. Por tanto los buenos sacerdotes deben estar provistos de armas eficaces. [17]
“Doctus cum pietate et pius cum doctrina / docto con piedad y piadoso con doctrina” es el lema de los escolásticos: la sola doctrina sin piedad hincha el orgullo y la sola piedad sin doctrina es ciega y no sabe responder a las objeciones de los innovadores.
Continúa el juramento antimodernista que los clérigos deben prestar a partir del subdiaconado y que representa un compendio de la doctrina católica y de los errores modernistas en él condenados.
Thomas
SÍ SÍ NO NO
[Traducido por Marianus el Eremita. Equipo de traducción de Adelante la Fe]
[1] U. Bellocchi (a cargo de), Tutte le Encicliche e i principali Documenti pontifici emanati dal 1740, Città del Vaticano, LEV, vol VII, Pio X, 1999, p. 425.
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Ibid.
[5] Ibid.
[6] R. Garrigou-Lagrange, La sintesi tomistica, Brescia, Queriniana, 1953, p. 411.
[7] Acta Apostolicae Sedis, 1914, p. 338.
[8] Tito Sante Centi, Introduzione generale alla Somma Teologica, Firenze, Salani, 1949, vol I, Le XXIV Tesi, p. 269.
[9] Cfr. C. Nitoglia, Le XXIV Tesi del Tomismo, Proceno (VT), FDF, 2015.
[10] AAS, 1916, p. 157.
[11] R. Garrigou-Lagrange, La sintesi tomistica, Brescia, Queriniana, 1953, p. 400.
[12] U. Bellocchi (a cargo de), Tutte le Encicliche e i principali Documenti pontifici emanati dal 1740, Città del Vaticano, LEV, vol VII, Pio X, 1999, p. 425.
[13] Ibid.
[14] Ibid., p. 428.
[15] Ibid., p. 429.
[16] Ibid., p. 430.
[17] Ibid., p. 433.
Fuente: Adelante la Fe
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miércoles, 17 de agosto de 2016
LA VIRTUD DE LA HUMILDAD (XXXVIII)
CAPÍTULO 38
De los favores y mercedes grandes que hace Dios a los humildes,
y cuál es la causa de porqué los levanta tanto.
[Me vinieron todos los bienes juntamente con ella] (Sab., 7. 11 ). Estas palabras dice Salomón de la Sabiduría divina, que con ella le vinieron todos los bienes. Pero las podamos aplicar muy bien a la humildad, y decir que todos los bienes vienen con ella; pues el mismo Sabio (Prov., 11, 2) dice que donde hay humildad ahí está la sabiduría. Y en otra parte (Sáb., 8, 21) dice que tener esa humildad es suma sabiduría. Y el Profeta David (Sal., 18, 8) que a los humildes da Dios la sabiduría. Pero fuera de esto, en propios términos nos enseña esta verdad la Escritura divina, así en el Viejo como en el Nuevo Testamento, prometiendo grandes bienes y gracias de Dios, unas veces a los humildes, a los pequeñuelos, otras a las pobres de espíritu, llamando por estos y por otras tales nombres a los verdaderos humildes. ¿A quién miraré Yo, dice Dios por Isaías (66, 2), y en quién pondré los ojos sino en el humilde y en el pobrecito, en el que está temblando y confundiéndose delante Mi? En éstos pone Dios los ojos para hacerles mercedes y llenarlos de bienes. Y los gloriosos Apóstoles San Pedro (1 Pedro 5, 5) y Santiago (4, 6). en sus Canónicas, dicen: Dios resiste a los soberbios y a los humildes da su gracia. Lo mismo nos enseña la sacratísima Reina da los Ángeles en su Cántico (Lc., 1 52-53): El Señor abate a los soberbios y ensalza a los humildes: harta de bienes a los hambrientos y deja vacios a los que les parece que están ricos; que es lo que había dicho antes el Profeta (Sal., 17, 28): [Tú salvarás al pueblo humilde y humillarás los ojos altaneros]. Y lo que nos dice Cristo en el sagrado Evangelio (Lc., 14, 11): El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. Así como las aguas se van corriendo a los valles, así las lluvias de las gracias de Dios se van a los humildes, y así como los valles, por las muchas aguas que recogen en sí, suelen ser fértiles y dar abundantes frutos, así los bajos en sus ojos, que son los humildes, aprovechan y dan mucho fruto, por los muchos dones y gracias que reciben de Dios.
Dice San Agustín que la humildad atrae a sí al altísimo Dios: «Alto es Dios, y si os humilláis, desciende a vos; y si os levantáis y ensoberbecéis, huye de vos». ¿Sabéis por qué?, dice San Agustín, porque como dice el real Profeta (Sal., 137, 6), es Dios grande y soberano Señor, y mira a los humildes, y el mirarlos es llenarlos de bienes; y a los soberbios, dice que los ve de lejos. Porque así como acá, cuando vemos a uno de lejos no le conocemos, así no conoce Dios a los soberbios para hacerles mercedes. De verdad os digo que no os conozco, dice Dios a los malos y soberbios (Mt, 25, 12); San Buenaventura dice, que así como la cera blanda está dispuesta para recibir el sello que quieren imprimir en ella, así la humildad dispone el alma para recibir las virtudes y dones de Dios. En aquel convite que José hizo a sus hermano, al más pequeño cupo la mejor parte (Gen., 43, 34).
Pero veamos cuál es la causa por la que levanta Dios tanto a los humildes y les hace tantas mercedes. La causa de esto es porque se le queda todo en casa; porque el humilde no se alza con nada, ni se atribuye a sí cosa alguna, sino todo se lo atribuye y vuelve enteramente a Dios, y a Él da la gloria y honra de todo (Ecccli., 3, 21). Pues en estos tales, dice Dios, bien podemos hacer, bien les podemos fiar nuestra hacienda y darles nuestros dones y riquezas, que no se nos levantarán ni alzarán con ellas. Y así hace Dios con ellos como en cosa propia, porque toda la gloria y honra se queda por suya. Aun acá vemos que un gran señor y un rey se precia y tiene por grandeza levantar a uno del polvo de la tierra, como dicen, y hacer en el que no era ni tenía nada; porque en eso se echa más de ver la liberalidad y grandeza del rey, y dicen después que aquél es hechura suya. Así dice el apóstol San Pablo (2 Cor., 4, 7): Tenemos los tesoros de las gracias y dones de Dios en vasos de barro, para que se entienda que esos tesoros son de Dios y no de nosotros; que el barro no lleva eso.
Pues por eso levanta Dios a los humildes y les hace tantas mercedes. Y por eso deja vacíos a los soberbios; porque el soberbio confía mucho de sí y de sus diligencias e industrias, y se atribuye mucho a sí y toma vano contentamiento en los buenos sucesos de los negocios, como si por sus fuerzas y diligencias se hubieran hecho, y todo eso quita a Dios, alzándose, con la honro y gloria que es propia de su Majestad. En entrando un poco en oración, con tantica devoción, con una lagrimita que tengamos, nos parece que ya somos espirituales y hombres de oración. Y aun algunas veces nos preferimos a otros, y nos parece que los otros no están tan aprovechados, o que no son tan espirituales, ni van tan adelante en eso. Por esto no nos hace el Señor mayores mercedes, algunas veces nos quita lo que nos había dado, porque no se nos convierta el bien en mal, la salud en enfermedad, la triaca en ponzoña, y sean para mayor condenación nuestra los dones y beneficios recibidos, por usar nosotros mal de ellos; como al enfermo y de flaco estómago, aunque sea la vianda buena, como de una gallina, le dan poco, porque no tiene virtud para digerir más, y si le diesen más, se le corrompería y convertiría en mal humor. Aquel óleo del Profeta Eliseo nunca dejó de correr, hasta que faltaron vasos en que recibirle; y en faltando, dice la Sagrada Escritura (2 Reg., 4, 6), luego paró el óleo. Pues tal es el óleo de la divina misericordia, que por sí no se limita; de parte de Dios, no tienen limite sus gracias i misericordias (Isai. 59, 1). No ha estrechado ni encogido Dios su mano ni se ha mudado de condición; porque Dios no se muda, ni se puede mudar sino siempre permanece en su ser, y mas gana tiene El de dar, que nosotros de recibir. La falta está de parte de nuestra, que no tenemos vasos vacíos para recibir el óleo de las misericordias y gracias de Dios; estamos muy llenos de nosotros mismos y confiamos mucho de nuestros medios. La humildad y el propio conocimiento desembaraza y desarrima al hombre de sí mismo, haciéndole desconfiar de sí y de todos los medios humanos y que no se atribuya a sí nada, sino a Dios, y así a estos tales a manos llenas les hace El mercedes. [Humíllate a Dios y pon tu confianza en sus manos] (Eccli. 13, 9).
EJERCICIO DE PERFECCIÓN Y
VIRTUDES CRISTIANAS.
Padre Alonso Rodríguez, S.J.
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lunes, 15 de agosto de 2016
LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN CUERPO Y ALMA A LOS CIELOS - VENERABLE MARÍA DE JESÚS DE AGREDA
Entró en el cielo empíreo el alma de María santísima y, a imitación de Cristo nuestro Redentor, volvió a resucitar su sagrado cuerpo [con el poder de Dios] y en él subió otra vez a la diestra del mismo Señor al tercero día.
760. De la gloria y felicidad de los Santos que participan en la visión beatífica y fruición bienaventurada, dijo San Pablo (1 Cor 2, 9) con San Isaías (Is 64, 4) que ni los ojos de los mortales vieron, ni los oídos oyeron, ni pudo caber en corazón humano lo que Dios tiene preparado para los que le aman y en Él esperan. Y conforme a esta verdad católica, no es maravilla lo que se refiere sucedió a San Agustín, que con ser tan gran luz de la Iglesia, estando para escribir un tratado de la gloria de los Bienaventurados, se le apareció su grande amigo San Jerónimo, que acababa de morir y entrar en el gozo del Señor, y desengañó a San Agustino de que no podía conseguir su intento como deseaba, porque ninguna lengua ni pluma de los hombres podría manifestar la menor parte de los bienes que gozan los Santos en la visión beatífica. Esto dijo San Jerónimo. Y cuando por la divina Escritura no tuviéramos otro testimonio más de que aquella gloria será eterna, por sola esta parte vuela sobre todo nuestro entendimiento, que no puede dar alcance a la eternidad por más que extienda sus fuerzas; porque, siendo el objeto infinito y sin medida, es inagotable e incomprensible, por más y más que sea conocido y amado. Y así como quedando infinito y omnipotente crió todas las cosas, sin que todas ellas y otros infinitos mundos, aunque los criara de nuevo, no evacuan ni agotan su poder, porque siempre se quedará infinito e inmutable; así también, aunque le vieran y gozaran infinitos Santos, quedara infinito que conocer y amar, porque en la creación y en la gloria todos le participan limitadamente, según la condición de cada uno, pero Él en sí mismo no tiene término ni fin.
761. Y si por esto es inefable la gloria de cualquiera de los Santos, aunque sea el menor, ¿qué diremos de la gloria de María santísima, pues entre los Santos es la santísima, y ella sola es semejante a su Hijo más que todos los Santos juntos, y su gracia y gloria les excede a todos como la emperatriz o reina a sus vasallos? Esta verdad se puede y se debe creer, pero en la vida mortal no es posible entenderla, ni explicar la mínima parte de ella, porque la desigualdad y mengua de nuestros términos y discurso más la pueden oscurecer que declarar. Trabajemos ahora, no en comprenderla, sino en merecer que después se nos manifieste en la misma gloria, donde según nuestras obras alcanzaremos más o menos este gozo que esperamos.
762. Entró en el cielo empíreo nuestro Redentor Jesús con la purísima alma de su Madre a su diestra. Y sólo ella entre todos los mortales no tuvo causa para que pasara por juicio particular, y así no le tuvo ni se le pidió cuenta del recibo ni se le hizo cargo, porque así se lo prometieron cuando la hicieron exenta de la común culpa, como elegida para Reina y privilegiada de las leyes de los hijos de Adán. Y por esta misma razón en el juicio universal, sin ser juzgada como los otros, vendrá también a la diestra de su Hijo santísimo, como conyúdice de todas las criaturas. Y si en el primer instante de su concepción fue aurora clarísima y refulgente, retocada con los rayos del sol de la divinidad sobre las luces de los más ardiente serafines, y después se levantó hasta tocar con ella misma en la unión del Verbo con su purísima sustancia y humanidad de Cristo, consiguiente era que toda la eternidad fuera compañera suya, con la similitud posible entre Hijo y Madre, siendo él Dios y Hombre y ella pura criatura. Con este título la presentó el mismo Redentor ante el trono de la divinidad, y hablando con el Eterno Padre en presencia de todos los bienaventurados, que estaban atentos a esta maravilla, dijo la Humanidad santísima estas palabras: Eterno Padre mío, mi amantísima Madre, vuestra Hija querida y Esposa regalada del Espíritu Santo, viene a recibir la posesión eterna de la corona y gloria que para premio de sus méritos la tenemos preparada. Esta es la que nació entre los hijos de Adán como rosa entre las espinas, intacta, pura y hermosa, digna de que la recibamos en nuestras manos y en el asiento a donde no llegó alguna de nuestras criaturas, ni pueden llegar los concebidos en pecado. Esta es nuestra escogida, única y singular, a quien dimos gracia y participación de nuestras perfecciones sobre la ley común de las otras criaturas, en la que depositamos el tesoro de nuestra divinidad incomprensible y sus dones y la que fidelísimamente le guardó y logró los talentos que le dimos, la que nunca se apartó de nuestra voluntad y la que halló gracia (Lc 1, 30) y complacencia en nuestros ojos. Padre mío, rectísimo es el tribunal de nuestra misericordia y justicia, y en él se pagan los servicios de nuestros amigos con superabundante recompensa. Justo es que a mi Madre se le dé el premio como a Madre; y si en toda su vida y obras fue semejante a mí en el grado posible a pura criatura, también lo ha de ser en la gloria y en el asiento en el trono de Nuestra Majestad, para que donde está la santidad por esencia, esté también la suma por participación.
763. Este decreto del Verbo Humanado aprobaron el Padre y el Espíritu Santo; y luego fue levantada aquella alma santísima de María a la diestra de su Hijo y Dios verdadero y colocada en el mismo trono real de la Beatísima Trinidad, a donde ni hombres, ni ángeles, ni serafines llegaron, ni llegarán jamás por toda la eternidad. Esta es la más alta y excelente preeminencia de nuestra Reina y Señora, estar en el mismo trono de las divinas personas y tener lugar en él como Emperatriz, cuando los demás le tienen de siervos y ministros del sumo Rey. Y a la eminencia o majestad de aquel lugar, para todas las demás criaturas inaccesible, corresponden en María santísima los dotes de gloria, comprensión, visión y fruición; porque de aquel objeto infinito, que por innumerables grados y variedad gozan los bienaventurados, ella goza sobre todos y más que todos. Conoce, penetra, entiende mucho más del ser divino y de sus atributos infinitos, ama y goza de sus misterios y secretos ocultísimos más que todo el resto de los bienaventurados. Y aunque entre la gloria de las divinas personas y la de María santísima hay distancia infinita, porque la luz de la divinidad, como dice el Apóstol (1 Tim 6, 16), es inaccesible y sola ella habita la inmortalidad y gloria por esencia, y también el alma santísima de Cristo excede sin medida a los dotes de su Madre, pero comparada la gloria de esta gran Reina con todos los santos, se levanta sobre todos como inaccesible y tiene una similitud con la de Cristo que no se puede entender en esta vida ni declararse.
764. Tampoco se puede reducir a palabras el nuevo gozo que recibieron este día los Bienaventurados, cantando nuevos cánticos de loores al Omnipotente y a la gloria de su Hija, Madre y Esposa, en quien glorificaba las obras de su diestra. Y aunque al mismo Señor no le puede venir ni suceder nueva gloria interior, porque toda la tuvo y tiene inmutable e infinita desde su eternidad, pero con todo eso, las demostraciones exteriores de su agrado y complacencia en el cumplimiento de sus eternos decretos fueron mayores en este día, porque salía una voz del trono real, como de la Persona del Padre, que decía: En la gloria de nuestra dilecta y amantísima Hija se cumplieron nuestros deseos y voluntad santa y se ha ejecutado con plenitud de nuestra complacencia. A todas las criaturas dimos el ser que tienen, criándolas de la nada, para que participasen de nuestros bienes y tesoros infinitos conforme a la inclinación y peso de nuestra bondad inmensa. Este beneficio malograron los mismos a quienes hicimos capaces de nuestra gracia y gloria. Sola nuestra querida y nuestra Hija no tuvo parte en la inobediencia y prevaricación de los demás y ella mereció lo que despreciaron como indignos los hijos de perdición, y nuestro corazón no se halló frustrado en ella por ningún tiempo ni momento. A ella pertenecen los premios que con nuestra voluntad común y condicionada preveíamos para los ángeles inobedientes y para los hombres que los han imitado, si todos cooperaran con nuestra gracia y vocación. Ella recompensó este desacato con su rendimiento y obediencia y nos complació con plenitud en todas sus operaciones y mereció el asiento en el trono de Nuestra Majestad.
765. El día tercero que el alma santísima de María gozaba de esta gloria para nunca dejarla, manifestó el Señor a los Santos su voluntad divina de que volviese al mundo y resucitase su sagrado cuerpo uniéndose con él, para que en cuerpo y alma fuese otra vez levantada a la diestra de su Hijo santísimo, sin esperar a la general resurrección de los muertos. La conveniencia de este favor y la consecuencia que tenía con los demás que recibió la Reina del cielo y con su sobreexcelente dignidad, no la podían ignorar los Santos, pues a los mortales es tan creíble que juzgáramos por impío y estulto al que pretendiera negarla. Pero conociéronla los Bienaventurados con mayor claridad, y la determinación del tiempo y hora, cuando en sí mismo les manifestó su eterno decreto. Y cuando fue tiempo de hacer esta maravilla, descendió del cielo el mismo Cristo nuestro Salvador, llevando a su diestra el alma de su beatísima Madre, con muchas legiones de Ángeles y los Padres y Profetas Antiguos. Y llegaron al sepulcro en el valle de Josafat y estando todos a la vista del virginal templo habló el Señor con los Santos y dijo estas palabras:
766. Mi Madre fue concebida sin mácula de pecado, para que de su virginal sustancia purísima y sin mácula me vistiese de la humanidad en que vine al mundo y le redimí del pecado. Ella cooperó conmigo en las obras de la Redención, y así debo resucitarla como yo resucité de los muertos; y que esto sea al mismo tiempo y a la misma hora, porque en todo quiero hacerla a mi semejante.— Todos los Antiguos Santos de la naturaleza humana agradecieron este beneficio con nuevos cánticos de alabanza y gloria del Señor. Y los que especialmente se señalaron fueron nuestros primeros padres Adán y Eva, y después de ellos Santa Ana, San Joaquín y San José, como quien tenía particulares títulos y razones para engrandecer al Señor en aquella maravilla de su omnipotencia. Luego la purísima alma de la Reina con el imperio de Cristo su Hijo santísimo entró en el virginal cuerpo y le informó y resucitó, dándole nueva vida inmortal y gloriosa y comunicándole los cuatro dotes de claridad, impasibilidad, agilidad y sutileza, correspondientes a la gloria del alma, de donde sé derivan a los cuerpos.
767. Con estos dotes salió María santísima en alma y cuerpo del sepulcro, sin remover ni levantar la piedra con que estaba cerrado, quedando la túnica y toalla compuestas en la forma que cubrían su sagrado cuerpo. Y porque es imposible manifestar su hermosura, belleza y refulgencia de tanta gloria, no me detengo en esto. Bástame decir que, como la divina Madre dio a su Hijo santísimo la forma de hombre en su tálamo virginal y se la dio pura, limpia, sin mácula e impecable para redimir al mundo, así también en retorno de esta dádiva la dio el mismo Señor en esta resurrección y nueva generación otra gloria y hermosura semejante a sí mismo. Y en este comercio tan misterioso y divino cada uno hizo lo que pudo, porque María santísima engendró a Cristo asimilado a sí misma en cuanto fue posible, y Cristo la resultó a ella, comunicándole de su gloria cuanto ella pudo recibir en la esfera de pura criatura.
768. Luego desde el sepulcro se ordenó una solemnísima procesión con celestial música por la región del aire, por donde se fue alejando para el cielo empíreo. Y sucedió esto a la misma hora que resucitó Cristo nuestro Salvador, domingo inmediato después de media noche; y así no pudieron percibir esta señal por entonces todos los Apóstoles, fuera de algunos que asistían y velaban al sagrado sepulcro. Entraron en el cielo los Santos y Ángeles con el orden que llevaban, y en el último lugar iban Cristo nuestro Salvador y a su diestra la Reina vestida de oro de variedad, como dice Santo Rey David (Sal 44, 10), y tan hermosa que pudo ser admiración de los cortesanos del cielo. Convirtiéronse todos a mirarla y bendecirla con nuevos júbilos y cánticos de alabanza. Allí se oyeron aquellos elogios misteriosos que los dejó escritos Salomón: Salid, hijas de Sión, a ver a vuestra Reina, a quien alaban las estrellas matutinas y festejan los hijos del Altísimo. ¿Quién es ésta que sube del desierto como varilla de todos los perfumes aromáticos (Cant 3, 6)? ¿Quién es ésta que se levanta como la aurora, más hermosa que la luna, electa como el sol y terrible como muchos escuadrones ordenados (Cant 6, 9)? ¿Quién es ésta que asciende del desierto asegurada en su dilecto y derramando delicias con abundancia (Cant 8, 5)? ¿Quién es ésta en quien la misma divinidad halló tanto agrado y complacencia sobre todas sus criaturas y la levanta sobre todas al trono de su inaccesible luz y majestad? ¡Oh maravilla nunca vista en estos cielos!, ¡oh novedad digna de la sabiduría infinita!, ¡oh prodigio de esa omnipotencia que así la magnificas y engrandeces!
769. Con estas glorias llegó María santísima en cuerpo y alma al trono real de la Beatísima Trinidad, y las tres divinas Personas la recibieron en él con un abrazo indisoluble. El Eterno Padre le dijo: Asciende más alto que todas las criaturas, electa mía, hija mía y paloma mía.—El Verbo humanado dijo: Madre mía, de quien recibí el ser humano y el retorno de mis obras con tu perfecta imitación, recibe ahora el premio de mi mano que tienes merecido.—El Espíritu Santo dijo: Esposa mía amantísima, entra en el gozo eterno que corresponde a tu fidelísimo amor y goza sin cuidados, que ya pasó el invierno del padecer (Cant 2, 11) y llegaste a la posesión eterna de nuestros abrazos.—Allí quedó absorta María santísima entre las divinas Personas y como anegada en aquel piélago interminable y en el abismo de la divinidad; los Santos, llenos de admiración, de nuevo gozo accidental. Y porque en esta obra de la Omnipotencia sucedieron otras maravillas, diré algo si pudiere en el capítulo siguiente.
Doctrina que me dio la Reina de los Ángeles María santísima.
770. Hija mía, lamentable y sin excusa es la ignorancia de los hombres en olvidar tan de propósito la eterna gloria que Dios tiene prevenida para los que se disponen a merecerla. Este olvido tan pernicioso quiero que llores con amargura y te lamentes sobre él, pues no hay duda que quien con voluntad se olvida de la felicidad y gloria eterna está en evidente peligro de perderla. Y ninguno tiene legítimo descargo en esta culpa, no sólo porque el tener esta memoria y procurar alcanzarla no les cuesta a todos mucho trabajo, sino antes, para olvidar el fin para que fueron criados, trabajan muchos con todas sus fuerzas. Cierto es que nace este olvido de entregarse los hombres a la soberbia de la vida, a la codicia de los ojos y a la concupiscencia de la carne (1 Jn 2, 16); porque, empleando en esto todas las fuerzas y potencias del alma y todo el tiempo de la vida, no queda cuidado ni atención ni lugar para pensar con sosiego, ni aun sin él, en la felicidad eterna de las bienaventuranzas. Pues digan los hombres y confiesen si les cuesta mayor trabajo esta memoria que el seguir sus pasiones ciegas, en adquirir honra, hacienda y deleites transitorios, que se acaban antes que la vida. Y muchas veces después de fatigados no los consiguen ni pueden.
771. ¡Cuánto más fácil es para los mortales no caer en esta perversidad, y más para los hijos de la Iglesia, pues a la mano tienen la fe y la esperanza, que sin trabajo les enseña esta verdad! Y cuando merecer el bien eterno les fuera tan costoso como lo es alcanzar la honra y la hacienda y otros deleites aparentes, gran locura es trabajar tanto por lo falso como por lo verdadero, por las penas eternas como por la eterna gloria. Esta abominable estulticia conocerás bien, hija mía, para llorarla, si consideras en el siglo que vives, tan turbado con guerras y discordias, cuántos son los infelices que se van a buscar la muerte por un breve y vano estipendio de honra, de venganza y otros vilísimos intereses; y de la vida eterna ni se acuerdan ni cuidan más que si fueran irracionales; y sería dicha suya acabar como ellos con la muerte temporal, pero como los más obran contra justicia y otros que la tienen viven olvidados de su fin, los unos y los otros mueren eternamente.
772. Este dolor es sobre todo dolor y desdicha sin igual y sin remedio. Aflígete, laméntate y duélete sin consuelo sobre esta ruina de tantas almas compradas con la sangre de mi Hijo santísimo. Y te aseguro, carísima, que desde el cielo, donde estoy en la gloria que has conocido, si los hombres no la desmerecieran, me inclina la caridad a darles una voz que se oyera por todo el mundo y clamando les dijera: Hombres mortales y engañados, ¿qué hacéis?, ¿en qué vivis?, ¿por ventura sabéis lo que es ver a Dios cara a cara y participar su eterna gloria y compañía?, ¿en qué pensáis?, ¿quién así os ha turbado y fascinado el juicio?, ¿qué buscáis, si perdéis este verdadero bien y felicidad sin haber otra? El trabajo es breve, la gloria infinita y la pena eterna.
773. Con este dolor que en ti quiero despertar, procura trabajar con desvelo para no incurrir en este peligro. El ejemplo vivo tienes en mi vida, que toda fue un continuado padecer y tal como has conocido, pero cuando llegué a los premios que recibí, todo me pareció nada y lo olvidé como si nada fuera. Determínate, amiga, a seguirme en el trabajo y aunque sea sobre todos los de los mortales, repútalo como levísimo y nada dificultes ni te parezca grave ni muy amargo aunque sea entrar por fuego y acero. Alarga la mano a cosas fuertes y guarnece a los domésticos, tus sentidos, con dobladas vestiduras (Prov 31, 19.21) de padecer y obrar con todas tus potencias. Y junto con esto quiero que no te toque otro común error de los hombres que dicen: procuremos asegurar la salvación, que más o menos gloria no importa mucho, pues allá estaremos todos [es herejía de los universalistas o “misericordiosos” afirmar que hay salvación universal de todos los hombres y negar existencia del infierno]. Con esta ignorancia, hija mía, no se asegura la salvación, antes se aventura, porque se origina de grande estulticia y poco amor a Dios, y quien pretende estos partidos con Su Majestad le desobliga para que le deje en el peligro de perderlo todo. La flaqueza humana siempre obra menos en lo bueno de lo que se extiende su deseo, y cuando éste no es grande ejecuta muy poco, pues si desea poco pónese a riesgo de perderlo todo.
774. El que se contenta con lo mediano o ínfimo de la virtud, siempre deja lugar en la voluntad y en las inclinaciones para admitir de intento otros afectos terrenos y amar a lo transitorio, y esto no se puede conservar sin encontrarse luego con el amor divino; y por esto es imposible dejar de que se pierda el uno y permanezca el otro. Determinándose la criatura a amar a Dios de todo corazón y con todas sus fuerzas, como él lo manda (Dt 6, 5), este afecto y determinación toma el Señor en cuenta cuando el alma por otros defectos no alcanza a los más levantados premios. Pero el despreciarlos o no estimarlos de intento, no es amor de hijo ni de amigos verdaderos, sino de esclavos que se contentan con vivir y pasar. Y si los Santos pudieran volver a merecer de nuevo algún grado de gloria padeciendo los tormentos del mundo hasta el día del juicio, sin duda lo hicieran, porque tienen verdadero y perfecto conocimiento de lo que vale aquel premio y aman a Dios con caridad perfecta. No conviene que se conceda esto a los Santos, pero concedióseme a mí, como lo dejas escrito en esta Historia (Cf. supra n. 2); y con mi ejemplo queda confirmada esta verdad y reprobada la insipiencia de los que por no padecer ni abrazarse con la Cruz de Cristo quieren el premio limitado contra la misma inclinación de la bondad infinita del Altísimo, que desea que las almas tengan méritos para ser premiadas copiosamente en la felicidad de la gloria.
MISTICA CIUDAD DE DIOS
VIDA DE LA VIRGEN MARÍA
Venerable María de Jesús de Agreda
Libro VIII, Cap. 21.
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