martes, 26 de agosto de 2014

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS DE LA IGLESIA



MARÍA Y LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

La salvación del mundo comenzó por medio de María, y por medio de Ella debe alcanzar su plenitud. María casi no se manifestó en la primera venida de Jesucristo, a fin de que los hombres, poco instruidos e iluminados aún acerca de la persona de su Hijo, no se alejaran de la verdad, aficionándose demasiado fuerte e imperfectamente a la Madre, como habría ocurrido seguramente si Ella hubiera sido conocida, a causa de los admirables encantos que el Altísimo le había concedido aun en su exterior. Tan cierto es esto, que San Dionisio Aeropagita escribe que, cuando la vio, la hubiera tomado por una divinidad, a causa de sus secretos encantos e incomparable belleza, si la fe -en la que se hallaba bien cimentado- no le hubiera enseñado lo contrario. 

Pero, en la segunda venida de Jesucristo, María tiene que ser conocida y puesta de manifiesto por el Espíritu Santo, a fin de que por Ella Jesucristo sea conocido, amado y servido. Pues ya no valen los motivos que movieron al Espíritu Santo a ocultar a su Esposa durante su vida y manifestarla sólo parcialmente desde que se predica el Evangelio. 

Dios quiere, pues, revelar y manifestar a María, la obra maestra de sus manos, en estos últimos tiempos:

1. porque Ella se ocultó en este mundo y se colocó más baja que el polvo por su profunda humildad, habiendo alcanzado de Dios, de los apóstoles y evangelistas que no la dieran a conocer; 

2. porque Ella es la obra maestra de las manos de Dios tanto en el orden de la gracia como en el de la gloria, y El quiere ser glorificado y alabado en la tierra por los hombres; 

3. porque Ella es la aurora que precede y anuncia al Sol de justicia, Jesucristo, y, por lo mismo, debe ser conocida y manifestada si queremos que Jesucristo lo sea; 

4. porque Ella es el camino por donde vino Jesucristo a nosotros la primera vez, y lo será también cuando venga la segunda, aunque de modo diferente; 

5. porque Ella es el medio seguro y el camino directo e inmaculado para ir a Jesucristo y hallarle perfectamente. Por Ella deben, pues, hallar a Jesucristo las personas santas que deben resplandecer en santidad. Quien halla a María, halla la vida, es decir, a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Ahora bien, no se puede hallar a María si no se la busca ni buscarla si no se la conoce, pues no se busca ni desea lo que no se conoce. Es, por tanto, necesario que María sea mejor conocida que nunca, para mayor conocimiento y gloria de la Santísima Trinidad; 

6. porque María debe resplandecer, más que nunca, en los últimos tiempos en misericordia, poder y gracia: en misericordia, para recoger y acoger amorosamente a los pobres pecadores y a los extraviados que se convertirán y volverán a la Iglesia católica; en poder contra los enemigos de Dios, los idólatras, cismáticos, mahometanos, judíos e impíos endurecidos, que se rebelarán terriblemente para seducir y hacer caer, con promesas y amenazas, a cuantos se les opongan; en gracia, finalmente, para animar y sostener a los valientes soldados y fieles servidores de Jesucristo, que combatirán por los intereses del Señor; 

7. por último, porque María debe ser terrible al diablo y a sus secuaces como un ejército en orden de batalla, sobre todo en estos últimos tiempos, cuando el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo -y mucho menos que nunca- para perder a las gentes, redoblará cada día sus esfuerzos y ataques. De hecho, suscitará en breve crueles persecuciones y tenderá terribles emboscadas a los fieles servidores y verdaderos hijos de María, a quienes le cuesta vencer mucho más que a los demás. 


MARÍA EN LA LUCHA FINAL 

A estas últimas y crueles persecuciones de Satanás, que aumentarán de día en día hasta que llegue el anticristo, debe referirse, sobre todo, aquella primera y célebre predicción y maldición lanzada por Dios contra la serpiente en el paraíso terrestre. Nos parece oportuno explicarla aquí, para gloria de la Santísima Virgen, salvación de sus hijos y confusión de los demonios. 

Pongo hostilidades entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; ella herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón (Gén 3,15).  

Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable hostilidad, que durará y se intensificará hasta el fin. Y es entre María, su digna Madre, y el diablo; entre los hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y secuaces de Lucifer. De suerte que el enemigo más terrible que Dios ha suscitado contra Satanás es María, su santísima Madre. Ya desde el paraíso terrenal –aunque María sólo estaba entonces en la mente divina– le inspiró tanto odio contra ese maldito enemigo de Dios, le dio tanta sagacidad para descubrir la malicia de esa antigua serpiente y tanta fuerza para vencer, abatir y aplastar a ese orgulloso impío, que el diablo la teme no sólo más que a todos los ángeles y hombres, sino, en cierto modo, más que al mismo Dios. No ya porque la ira, odio y poder divinos no sean infinitamente mayores que los de la Santísima Virgen, cuyas perfecciones son limitadas, sino: 

1. Porque Satanás, que es tan orgulloso, sufre infinitamente más al verse vencido y castigado por una sencilla y humilde esclava de Dios, y la humildad de la Virgen lo humilla más que el poder divino; 

2. Porque Dios ha concedido a María un poder tan grande contra los demonios, que -como, a pesar suyo, se han visto muchas veces obligados a confesarlo por boca de los posesos- tienen más miedo a un solo suspiro de María en favor de una persona que a las oraciones de todos los santos, y a una sola amenaza suya contra ellos más que a todos los demás tormentos.  

Lo que Lucifer perdió por orgullo lo ganó María con la humildad. Lo que Eva condenó y perdió por desobediencia lo salvó María con la obediencia. Eva, al obedecer a la serpiente, se hizo causa de perdición para sí y para todos sus hijos, entregándolos a Satanás; María, al permanecer perfectamente fiel a Dios, se convirtió en causa de salvación para sí y para todos sus hijos y servidores, consagrándolos al Señor.

Dios no puso solamente una hostilidad, sino hostilidades, y no sólo entre María y Lucifer, sino también entre la descendencia de la Virgen y la del demonio. Es decir, Dios puso hostilidades, antipatías y odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y esclavos del diablo: no pueden amarse ni entenderse unos a otros. 

Los hijos de Belial, los esclavos de Satanás, los amigos de este mundo de pecado –¡todo viene a ser lo mismo!– han perseguido siempre, y perseguirán más que nunca de hoy en adelante, a quienes pertenezcan a la Santísima Virgen, como en otro tiempo Caín y Esaú –figuras de los réprobos– perseguían a sus hermanos Abel y Jacob, figuras de los predestinados. 

Pero la humilde María triunfará siempre sobre aquel orgulloso, y con victoria tan completa que llegará a aplastarle la cabeza, donde reside su orgullo. María descubrirá siempre su malicia de serpiente, manifestará sus tramas infernales, desvanecerá sus planes diabólicos y defenderá hasta al fin a sus servidores de aquellas garras mortíferas. 

El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres hijos que Ella suscitará para hacerle la guerra. Serán pequeños y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en gracias de Dios, que María les distribuirá con abundancia; grandes y elevados en santidad delante de Dios; superiores a cualquier otra creatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino, que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo.  


MARÍA Y LOS APÓSTOLES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS  

Sí, Dios quiere que su Madre santísima sea ahora más conocida, amada y honrada que nunca. Lo que sucederá, sin duda, si los predestinados, con la gracia y luz del Espíritu Santo, entran y penetran en la práctica interior y perfecta de la devoción que voy a manifestarles en seguida. 

Entonces verán claramente, en cuanto lo permite la fe, a esta hermosa estrella del mar, y, guiados por ella, llegarán a puerto seguro a pesar de las tempestades y de los piratas. 

Entonces conocerán las grandezas de esta Soberana y se consagrarán enteramente a su servicio como súbditos y esclavos de amor. 

Entonces saborearán sus dulzuras y bondades maternales y la amarán con ternura como sus hijos de predilección. 

Entonces experimentarán las misericordias en que Ella rebosa y la necesidad que tienen de su socorro, recurrirán en todo a Ella, como a su querida Abogada y Mediadora ante Jesucristo. 

Entonces sabrán que María es el medio más seguro, fácil, corto y perfecto para llegar a Jesucristo, y se consagrarán a Ella en cuerpo y alma y sin reserva alguna para pertenecer del mismo modo a Jesucristo. 

Pero, ¿qué serán estos servidores, esclavos e hijos de María? 

Serán fuego encendido, ministros del Señor que prenderán por todas partes el fuego del amor divino. 

Serán flechas agudas en la mano poderosa de María para atravesar a sus enemigos: como saetas en manos de un guerrero.

Serán hijos de Leví, bien purificados por el fuego de grandes tribulaciones y muy unidos a Dios. Llevarán en el corazón el oro del amor, el incienso de la oración en el espíritu, y en el cuerpo, la mirra de la mortificación. 

Serán en todas partes el buen olor de Jesucristo para los pobres y sencillos; pero para los grandes, los ricos y mundanos orgullosos serán olor de muerte.  

Serán nubes tronantes y volantes, en el espacio, al menor soplo del Espíritu Santo. Sin apegarse a nada, ni asustarse, ni inquietarse por nada, derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna, tronarán contra el pecado, descargarán golpes contra el demonio y sus secuaces, y con la espada de dos filos de la palabra de Dios, traspasarán a todos aquellos a quienes sean enviados de parte del Altísimo.  

Serán los apóstoles auténticos de los últimos tiempos a quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos. 

Dormirán sin oro ni plata y –lo que más cuenta– sin preocupaciones en medio de los demás sacerdotes, eclesiásticos y clérigos. Tendrán, sin embargo, las alas plateadas de la paloma, para volar con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y sólo dejarán en pos de sí, en los lugares donde prediquen, el oro de la caridad, que es el cumplimiento de toda la ley. 

Por último, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo. Caminarán sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, y enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al santo Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas; sin perdonar, ni escuchar, ni temer a ningún mortal por poderoso que sea. 

Llevarán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios; sobre sus hombros, el estandarte ensangrentado de la cruz; en la mano derecha, el crucifijo; el rosario en la izquierda; los sagrados nombres de Jesús y de María en el corazón, y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo. 

Tales serán los grandes hombres que vendrán y a quienes María formará por orden del Altísimo para extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y mahometanos. Pero ¿cuándo y cómo sucederá esto?... ¡Sólo Dios lo sabe! A nosotros nos toca callar, orar, suspirar y esperar: Yo esperaba con ansia al Señor. 

Tratado de la Verdadera Devoción a la Sma. Virgen, Cap. III.
San Luis María Grignion de Monfort

miércoles, 20 de agosto de 2014

LA VIRTUD DE LA HUMILDAD (XXI)


CAPÍTULO 21 

Que el camino cierto para ser tenido y estimado de los 
hombres es darse a la virtud y a la humildad. 

Si con todo lo que hemos dicho no acabáis de dejar los humos y perdéis los bríos y deseos de honra y estimación, sino que decís que al fin es gran cosa tener buen crédito y opinión cerca de los hombres, y que importa eso mucho para la edificación y para otras cosas, y que el Sabio nos aconseja que tengamos cuidado de esto (Eccli., 41. 15): [Ten cuidado do la buena fama], digo que sea en buena hora; yo soy contento que tengáis cuidado de conservar el buen nombre que tenéis, y de que seáis tenido y estimado en mucho de los hombres. Pero os hago saber que de la manera que lo deseáis vais muy errado, aun para alcanzar eso mismo que pretendéis; por ahí nunca lo alcanzaréis, sino antes al contrario. El camino seguro y cierto, por el cual sin duda vendréis a ser muy tenido y estimado de los hombres, dice San Crisóstomo, es el de la virtud y humildad. Procurad vos ser muy buen religioso y el menor y más humilde de todos, y de parecerlo en vuestro modo de proceder y en las ocasiones que se os ofrecieren, y de esa manera seréis muy tenido y estimado de todos. Esa es la honra del religioso que dejó el mundo, a quien le parece mejor la escoba en la mano, y el vestido pobre, y el oficio bajo y humilde, que al caballero las armas y el caballo; y por el contrario, el desear y buscar ser tenido y estimado de los hombres, es grande afrenta y deshonra suya. Así como sería grande afrenta y deshonra salirse de la Religión y volverse al mundo, y con razón harían los hombres burla de él, porque comenzó a edificar y no lo pudo acabar (Lc., 4, 30), así lo es desear y pretender ser tenido y estimado de los hombres; porque eso es volverse al mundo con el corazón; porque eso es lo más fino del mundo, y lo que vos dejasteis y huisteis cuando os acogisteis a la Religión. 

¿Queréis ver claramente cuán vergonzosa y afrentosa cosa es desear ser tenido y estimado de los hombres en quien profesa tratar de perfección? Salga a luz ese deseo, de manera que echen de ver los otros que lo deseáis, y veréis cuán afrentado y corrido quedaréis vos mismo de que eso se entienda. Tenemos un ejemplo muy bueno de esto en el sagrado Evangelio. Cuentan los Evangelistas que iban una vez los Apóstoles con Cristo nuestro Redentor algo apartados de Él, que les parecía a ellos que no les oiría, e iban disputando y contendiendo entre sí quién de ellos era el mayor y más principal (Lc., 22, 24), y llegados a casa, en Cafarnaún, les preguntó: ¿Qué era aquello que veníais tratando por el camino? Dice el sagrado Evangelio (Mc., 9, 33) que se hallaron los pobres tan corridos y avergonzados de ver descubierta su pretensión y ambición, que no tuvieron boca para responder. Entonces toma la mano el Salvador del mundo y les dice: Mirad, discípulos míos, entre los del mundo y los que siguen sus leyes, lo que gobiernan y mandan son tenidos por grandes, empero en mi escuela es al revés: el mayor ha de ser el menor, y el que ha de servir a todos. [Si alguno quisiere ser el primero, ha de ser el último y el servidor de todos]. En la casa de Dios y en la Religión, el humillarse y abatirse es ser grande. El hacerse uno el menor de todos le hace ser tenido y estimado en más que todos. Esa es la honra acá en la Religión, que esa otra que vos pretendéis no es honra, sino deshonra y en lugar de alcanzar ser tenido y estimado, venís por ahí a ser desestimado y tenido en menos que todos, porque quedáis en reputación de soberbio, que es la mayor baja que podéis dar. En ninguna cosa perderéis tanto como en que se entienda que deseáis y pretendéis ser tenido y estimado de los hombres y que andáis mirando en puntillos, y que os sentís de cosillas de éstas. 

Y así dice muy bien San Juan Climaco que la vanagloria muchas veces fue causa de ignominia a los suyos, porque los hizo caer en cosas con que descubriendo su vanidad y ambición, vinieron en gran vituperio y confusión. No mira el soberbio que en cosas que dice y hace para que le estimen, descubre su apetito desordenado de soberbia, y así, de donde pretendía sacar estimación, saca vituperio y confusión. 

Añade San Buenaventura que la soberbia ciega de tal manera el entendimiento, que muchas veces mientras más soberbia hay, menos se conoce, y así, como ciego, hace y dice el soberbio tales cosas, que si cayera en la cuenta, aunque no fuera por Dios, ni por la virtud, sino solamente por esa misma honra y estimación que desea, no las dijera ni hiciera en ninguna manera. Cuántas veces acontece que se siente y se queja uno porque no hicieron caso de él en tal ocasión, o porque prefirieron a otro en tal cosa, pareciéndole que se le debía aquello a él, y que le hacen agravio en ello, y que redundará en deshonor y desestima y nota suya, y que los otros lo echarán de ver y repararán en ello, y con este título y color da a entender su sentimiento y pretensión; con lo cual queda en realidad de verdad más notado y desestimado, porque queda tenido por soberbio y por hombre que mira en puntos de honra, que acá en la Religión es cosa muy aborrecible; y si disimulara en aquella ocasión, y se descuidara de sí, y que hicieran los superiores lo que quisieran, ganara mucha honra y fuera muy estimado por ello. 

De manera que aunque no fuese por vía de espíritu, sino en ley de prudencia y buen juicio, y aun en ley de mundo, el camino verdadero y cierto para ser uno tenido y estimado, querido y amado de los hombres, es darse uno muy de veras a la virtud y humildad. Aun allá se dice de Agesilao, rey de los lacedemonios, y grande sabio entre ellos, que preguntado de Sócrates cómo haría que todos tuviesen estima y buen concepto de él, respondió: «Si procuras ser tal cual deseas parecer.» Y otra vez, siendo preguntado de lo mismo, respondió: «Si hablares siempre bien y obrares mejor.» Y de otro filósofo (Pindaro) se cuenta que tenía un grande amigo que en cualquiera ocasión decía grandes bienes de él; y diciéndole un día: «Mucho me debes, pues dondequiera que me hallo te alabo mucho y encarezco tus virtudes», respondió el filósofo: «Bien te lo pago en vivir de manera que no mientas en ninguna cosa de las que dijeres.» 

No queremos por esto decir que nos hemos de dar a la virtud y humildad por ser tenidos y estimados de los hombres, que eso sería soberbia y perversión grande; lo que decimos es que si procuráis ser humilde de veras y de corazón, seréis tenido y estimado en mucho, aunque vos no queráis: antes, mientras más huyereis la honra y estimación y deseareis ser tenido en menos, os irá ella siguiendo más, porque es como la sombra. Tratando San Jerónimo de Santa Paula, dice: «Huyendo de la honra y estimación, era más honrada y estimada; porque así como la sombra, mientras más uno huye de ella, más le sigue; y por el contrario, si vos queréis ir tras la sombra, ella huirá de vos, y mientras más corriereis tras ella más huirá que no la podréis alcanzar; así es la honra y estimación.» 

Este medio nos enseñó Cristo nuestro Redentor en el sagrado Evangelio, declarando el modo para tener los lugares y asientos más honrosos en los ayuntamientos (Lc., 14, 8): Cuando fuereis convidado, no os sentéis en el primer lugar, porque por ventura estará convidado otro más honrado que vos, y viniendo os dirán que le dejéis aquel lugar, entonces iréis bajando hasta el postrero con gran vergüenza y confusión vuestra; sino lo que habéis de hacer es sentaros en el postrer lugar, para que cuando venga el que os convidó os haga subir más arriba, y de esa manera quedaréis honrado delante de todos. Que es lo que el Espíritu Santo había dicho antes por el Sabio (Prov., 25, 6): [No hagas del grande delante del rey, ni te pongas en el lugar de los magnates; porque mejor es que te digan: sube acá, que no que seas humillado delante del príncipe]. Y concluye la parábola diciendo: Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. ¿Veis como no sólo delante de Dios sino también delante de los hombres, el humilde que escoge el lugar bajo y despreciado es tenido y estimado y, por el contrario, el soberbio que desea y pretende el primer lugar y los mejores puestos y más honrosos, es despreciado y tenido en menos? 

Exclama San Agustín y dice: «¡Oh humildad santa, cuán desemejante eres a la soberbia! La soberbia, hermanos míos, echó a Adán del Paraíso, pero la humildad subió allá al ladrón. La soberbia dividió y confundió las lenguas de los gigantes; la humildad juntó en una las que estaban divididas. La soberbia convirtió en bestia al rey Nabucodonosor; pero la humildad hizo a José señor de Egipto y príncipe del pueblo de Israel. La soberbia anegó al Faraón; pero la humildad levantó y ensalzó a Moisés.» 

EJERCICIO DE PERFECCIÓN Y 
VIRTUDES CRISTIANAS. 
Padre Alonso Rodríguez, S.J. 

lunes, 18 de agosto de 2014

PROFECÍA DE SANTA TERESA DE JESÚS SOBRE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS


«Estando una vez en oración con mucho recogimiento, suavidad y quietud, pareciame estar rodeada de Ángeles y muy cerca de Dios y comencé a suplicar a su divina Majestad por la Iglesia. Dióseme a entender el gran provecho que había de hacer una Orden en los tiempos postreros, y con la fortaleza que los de ella han de sustentar la fe».

(Santa Teresa de Jesús)

APOLOGÍA DEL GRAN MONARCA 2ª Parte, pagina 219.
P. José Domingo María Corbató 
Biblioteca Españolista 
Valencia-Año 1904 

viernes, 15 de agosto de 2014

MILAGROS Y PRODIGIOS DEL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN - 30


CONFIESA LUCIFER QUE EL SANTO ESCAPULARIO ES CADENA
DE ORO QUE LE APRISIONA

El mismo venerable P. Mtro. Fr. Miguel de la Fuente, de quien tan merecidos elogios nos hiciera el inmortal Menéndez y Pelayo, nos dice que otro devoto de María Santísima se hallaba muy perseguido del demonio, quien le amedrentaba con visibles y espantosas figuras, mas en tomando el Santo Escapulario en sus manos al punto se desvanecían.

En cierta ocasión tomó forma de horrible cuervo, y batiendo sus diabólicas alas sobre el rostro del devoto de María le atormentaba sobre toda ponderación.

Pasada aquella primera turbación, empuñó para defenderse el bendito Escapulario de la Virgen, huyendo al instante el enemigo infernal.

Se hallaba después dando gracias a la Virgen Santísima, y como se recrease contemplando y besando el bendito Escapulario, considerándole cual prenda de su maternal y finísimo amor, en quien depositara su poder tan excelsa virtud para resistir al astuto enemigo, al estrecharle contra su corazón y ponerle sobre su pecho, el maligno espíritu, volviendo a tomar otra más horrorosa y espantable figura le dijo: "Ponte, ponte esa cadena de oro, que recibirás por ella muchísimo dinero", y exclamó luego al punto: "Arrójala, infeliz. ¿Para qué vale sino para que con ella nos atormentes?"

¡Oh, padre infernal del error y la mentira!, siempre mientes, mas también alguna vez, aunque forzado, dices alguna que otra verdad. Cadena de oro llamas con burla e irrisión al Santo Escapulario, menospreciando su virtud sin igual, porque no se premia su devoción con dinero, pero añades después que sólo sirve para atormentarte, en lo cual confiesas seriamente lo que por ironía antes pronunciaste. ¿Por qué te atormenta el Escapulario sino porque te oprime cual fuerte cadena? ¿Por qué es de oro fino sino porque en él resplandece la virtud y poder de María Santísima? ¿Qué más dinero ni tesoro que el refrenar tu infernal orgullo? Más lo estimamos cuantos le vestimos que todos los tesoros de la tierra. Este es el mejor tesoro de los hijos de la Virgen, puesto que con él vivimos seguros de tus infernales astucias, dando gracias a nuestra piadosísima Madre porque en él nos dio un arma invulnerable contra tus dardos venenosos.

Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O.C.

jueves, 14 de agosto de 2014

LA MEJOR BANDERA LA CRUZ - X


X
Apariciones varias de la Cruz

A la precedente brevísima descripción de las apariciones de la Santa Cruz con motivo de guerras religiosas, para dar el triunfo a los cristianos, es bueno siga la descripción, igualmente breve, de otras apariciones con que parece se propuso el Señor fines de otro orden; y procediendo cronológicamente en cuanto el método nos lo permita, demos el primer lugar a las apariciones que pueden referirse con más corto relato. 

Eutimio, en el título XX de la segunda parte de su Panoplia, menciona la aparición de una columna luminosa terminada por una Cruz, encima del Eufrates y lugar donde San Gregorio Taumaturgo acababa de bautizar con las aguas de dicho río a Tiridates, rey de Armenia, y muchos de sus vasallos, durante la persecución de Galerio. Quince mil neófitos entraron entonces en la Iglesia Católica; y este gran milagro, visible durante un día entero, fue ocasión de que se convirtiesen otros cuarenta mil infieles.

Según Sozomeno en el quinto libro de su Historia Eclesiástica, al entrar juliano el Apóstata en la Iliria, fue sorprendido por una lluvia maravillosa, cada una de cuyas gotas imprimía una Cruz en los vestidos que tocaba, así en los de Juliano como en los de sus tropas. Muchas y varias interpretaciones se dieron al suceso; pero seguramente acertaron la verdadera aquellos que de lo acaecido dedujeron el breve tiempo que Juliano reinaría, y el triunfo definitivo de la Cruz, porque así sucedió.

San Próspero, en su libro de la Predestinación, p. 2. c. 34, dice lo siguiente acerca de otra aparición de la Cruz: 

«Durante la persecución suscitada en Persia en nuestros días y bajo el imperio del muy religioso y cristiano príncipe Arcadio, que prefirió la guerra con los persas a entregarles los armenios refugiados bajo su amparo, aparecieron en los vestidos de los soldados unas cruces maravillosas, en el momento de empezar una batalla. Este suceso inspiró al príncipe, después de la gran victoria allí ganada, la idea de acuñar aquella moneda de oro con la efigie de la Cruz, que tiene curso en todo el universo especialmente en Asia».

Pasemos al reinado del emperador Focas, de Constantinopla, un año solamente antes que el impuro Mahoma levantase el estandarte del Corán en 610. Corría, pues, el año 609. 

Tomás, Obispo de Constantinopla, supo que a la otra orilla del mar Negro, en Galacia, se pusieron en movimiento en las iglesias las cruces procesionales, de una manera extraña y sin que nadie las hubiera tocado. Alarmado por estas noticias, hizo ir a Constantinopla a San Teodoto Siceote, a quien preguntó la significación del prodigio.

«Pues que lo exigís, respondió el santo después de haberse resistido mucho, sabed que esta agitación de las cruces nos anuncia grandes males. Muchos abandonarán la verdadera religión; habrá incursiones de bárbaros, grande efusión de sangre, ruinas y sediciones por todo el mundo, y las iglesias serán abandonadas. Este momento terrible para el culto divino y el imperio se aproxima; no está muy lejos la llegada del enemigo. No os queda más recurso que pedir á Dios, como un buen pastor, que todos estos males sean mitigados por su misericordia».

Al año siguiente los persas, invadiendo el imperio, preludiaron las calamidades que preparaba Mahoma al Bajo Imperio y a los pueblos latinos del Occidente. 

Los analistas y cronistas de la Edad Media refieren otras numerosísimas apariciones de Cruces en los aires y en los vestidos. Quizá alguna podría explicarse científicamente y alguna otra ser cosa de pura alucinación; pero no es posible formar de todas el mismo juicio, ni siquiera probable, mayormente considerando los sorprendentes efectos que siguieron casi a todas. La mayor parte fueron seguidas de pestes y mortandades como la que despobló a Constantinopla durante el imperio de Constantino Coprónimo, y que narraremos más abajo. Los estudiosos pueden hallar la descripción de las principales apariciones indicadas, en los anales de los Francos, año 781; Sigeberto, 786; Mariano Scoto, con ocasión del tercer viaje de CarloMagno a Italia; los Anales de Saint-Gall, años 784 y 956; Vitikin, en el reinado del emperador Otón; Ditmar, año 954; el continuador de Palmerius, años 1501 y 1503; Juan Biclarense, Hennio, Teófanes, Simón, Metafraste, Suidas, etc., etc.

Baronio cuenta también algunas de estas apariciones en sus Anales eclesiásticos. En el año 956 habla de una peste que hubo en las regiones del Norte de Francia, y dice tuvo por precursores unas Cruces misteriosas que repentinamente se vieron en los vestidos; prodigiosis antea in vestibus crucibus apparentibus. Estas Cruces aparecieron en Lorena, como se refiere en la vida de San Cauzlin, Obispo de Toul. Enrique, Arzobispo de Tréveris, se conmovió tanto de esto, que para perpetuar su memoria erigió a los dos años en su ciudad episcopal una Cruz, de la que el analista Brower, S. J., refiere la inscripción latina que traducimos:

«En memoria de los signos en forma de Cruz que hizo aparecer el cielo en los hombres, año de la Encarnación del Señor 958 y el segundo del episcopado de Enrique, arzobispo de Tréveris, éste la mandó erigir».

Añade el analista que estas Cruces fueron saludables a los creyentes y nocivas a los que las ponían en ridículo. Los creyentes, en efecto, oraron y se prepararon, mientras el azote iba sorprendiendo a los otros. Parécenos que la referida Cruz existe aun en Tréveris. 

He aquí algunas otras apariciones relatadas como acontecimientos públicos por autores también contemporáneos de ellas. 

Según el Abab Usperg en su Crónica, a la muerte de Baduino, rey de Jerusalén, día de Pascua antes de amanecer, brillando la luna llena en todo su esplendor, el cielo pareció abrirse del lado meridional, y apareció una luz que eclipsó enteramente la luna durante más de una hora. En el seno de aquella luz, saliendo por la indicada abertura, vióse una gran Cruz, brillante como el oro y las piedras preciosas; de todo lo cual hay numerosos testigos. 

Maffei cuenta otra aparición con que fueron favorecidos Alburquerque y sus compañeros, durante una expedición al golfo Pérsico. A la vista de la Cruz, Alburquerque y sus gentes se prosternaron, rogando al cielo con extraordinario fervor que les fuese propicio, y derramando lágrimas de devoción. Alburquerque dió cuenta del suceso en carta que expresamente ditigió al rey D. Manuel. 

Más extraordinario es lo que cuenta una Vida de San Luis IX, rey de Francia, escrita en latín. 

«El año de gracia 1248, dice, mientras se predicaba la cruzada en Bedonfrise, población de la diócesis de Colonia, antevíspera de Pentecostés y en el mes de Mayo, viéronse en los aires tres Cruces; blancas las del norte y mediodía y obscura la del centro, en la cual se veía muy distintamente la efigie de un hombre crucificado y con la cabeza inclinada; los clavos de sus pies y manos se percibían con claridad».

Roger de Hoveden da testimonio de otra aparición semejante en Inglaterra, bajo el reinado de Enrique II.

«En Dustable, dice, a las tres de la tarde de un lunes víspera de San Lorenzo Mártir, abriéronse los cielos y millares de personas, así eclesiásticos como legos, vieron en el aire una Cruz de admirable grandeza en la que Jesucristo aparecía clavado y coronado de espinas. De las llagas de sus pies y manos, lo mismo que de su costado, manaba sangre en abundancia, pero las gotas no llegaban al suelo. Esta visión duró desde las tres hasta el crepúsculo». 

Otras muchas apariciones de la Santa Cruz podríamos referir por el estilo de las anteriores, haciendo resaltar los castigos públicos o ruidosisimas conversiones de pueblos enteros que siguieron a todas pero sería alargarnos demasiado, por lo cual pasamos ya a otros acontecimientos que hallaron más eco en la historia.

APOLOGÍA DEL GRAN MONARCA 
P. José Domingo María Corbató 
Biblioteca Españolista 
Valencia-Año 1904 

miércoles, 13 de agosto de 2014

LA ÚNICA SOLUCIÓN, ¡DE RODILLAS ANTE CRISTO!


Es inútil que se reúnan las cancillerías, que se organicen asambleas internacionales. No lograrán poner en orden y concierto al mundo hasta que lo arrodillen ante Cristo, ante Aquél que es la Luz del mundo; hasta que, plenamente convencidos todos de que por encima de todos los bienes terrenos y de todos los egoísmos humanos es preciso salvar el alma, se pongan en vigor, en todas las naciones del mundo, los diez mandamientos de la Ley de Dios.

Con sola esta medida se resolverían automáticamente todos los problemas nacionales e internacionales que tienen planteados los hombres de hoy; y sin ella será absolutamente inútil todo cuanto se intente.

Precisamente porque el mundo de hoy no se preocupa de sus destinos eternos, porque no se habla sino del petróleo árabe, de la hegemonía económica mundial de ésta o de la otra nación, o de cualquier otro problema terreno materialista, en el horizonte cercano aparecen negros nubarrones que, si Dios no lo remedia, acabarán en un desastre apocalíptico bajo el siniestro resplandor y el estruendo horrísono de las bombas atómicas.

ANTONIO ROYO MARÍN O.P. - El misterio del más alla

domingo, 10 de agosto de 2014

"ESTÁN DECAPITANDO NIÑOS CRISTIANOS EN IRAK", DENUNCIA UN LÍDER DE LA COMUNIDAD CALDEA

La fotografía que ilustra este escrito no es de Irak, corresponde a la que distribuyó
 el "Ejército Libre de Siria" en la que aparecen apuntando con sus armas a un niño 
cristiano. En la instantánea han insertado una frase ilustrativa:
“Es nuestro rehén más joven de la secta de los Kessab”*.


"El cristianismo en Mosul ha muerto, y un holocausto cristiano está en medio de nosotros", dijo Mark Arabo, un hombre de negocios de California y líder de la comunidad caldea en Estados Unidos y que ha estado en Mosul. "El mundo no ha visto este tipo de atrocidades en generaciones" señaló en una entrevista con la CNN a Jonathan Mann. Llamó a lo que está sucediendo en Irak un "genocidio cristiano" y dijo que "los niños están siendo decapitados, las madres están siendo violadas y asesinadas, y a sus padres los están colgando." Arabo hace un llamado a la comunidad internacional a seguir el ejemplo de Francia y ofrecer a los cristianos de Irak asilo.

    "¿Me estás asustando con la gravedad de lo que usted está describiendo?", dijo el anfitrión de la CNN. "¿Usted ha dicho que los niños son decapitados?", preguntó. "Están decapitando sistemáticamente a los niños," repitió lentamente Arabo. "Y las madres y los padres. El mundo no ha visto un mal así durante generaciones." "En realidad hay un parque en Mosul donde realmente decapitaron a los niños y pusieron sus cabezas en un palo ... esto son crímenes contra la humanidad. Ellos están haciendo lo más horrendo, la mayoría de los crímenes más desgarradores que usted se pueda imaginar."

    Mann le preguntó acerca de la carta enviada por ISIS a los cristianos en Mosul, exigiendo que, o bien se convierten al Islam, pagan una multa o son sometidos a la "muerte por la espada." "Es muy claro que están matando a la gente, pero ¿se las arreglan para escapar los cristianos mediante el pago de una multa?", cuestionó el entrevistador. Arabo respondió: "Pero después de pagar la multa, los combatientes toman a las esposas cristianas con sus hijos y las convierten a la fuerza en sus propias esposas, así que es realmente convertirse o morir."

"Están matando absolutamente
 todo cristiano que ven", dijo Arabo
    El líder cristiano dijo que el 95% de los cristianos ya ha huido de la zona donde se producen las hostilidades y el 5% se ha convertido al islam. El EI ha señalado los hogares pertenecientes a cristianos y amenaza con la muerte a quienes regresen. "El Cristianismo ha muerto en Mosul", dijo Arabo.

    La situación de la minoría cristiana iraquí es especialmente crítica en el norte del país. 

    "Hay 300,000 cristianos en Irak que escapan y viven en ciudades vecinas solo buscando sobrevivir", señaló Arabo. Durante la semana, unos 100.000 cristianos huyeron de los yihadistas que tomaron Qaraqosh, la mayor ciudad de esa religión en Irak, y las zonas de los alrededores, abandonadas por las tropas kurdas.

    "Hay 100.000 desplazados cristianos que han huido con lo puesto, algunos a pie, hacia la región de Kurdistán", explicó el patriarca caldeo Louis Sako. "Es un desastre humanitario, las iglesias [de las ciudades tomadas] están ocupadas y se han retirado las cruces", añadió.

    Los yihadistas tomaron el jueves Qaraqosh, la mayor ciudad cristiana de Irak, y otras zonas cerca de Mosul (norte), según testigos y representantes religiosos. Los combatientes del Estado Islámico (EI) tomaron las localidades durante la noche, tras la retirada de las fuerzas kurdas, explicaron residentes de la zona.

    Un análisis rápido de Youtube muestra la verdad de lo que está diciendo Arabo. Hay videos horribles de cabezas de clavos, y muchas de las decapitaciones en vivo (un pobre cristiano está obligado a decir la Shahada 'no hay más Dios que Alá y Mahoma es su Profeta' y luego decapitado de todos modos.) Advertencia: no vea en google estas cosas a menos que tenga un estómago fuerte. "Están matando absolutamente todo cristiano que ven", dijo Arabo de ISIS. "Esto es absolutamente un genocidio en todo el sentido de la palabra. Quieren que todos se conviertan, y quieren que la sharia sea la ley de la tierra."


*NOTA: La pequeña población de Kessab es… era de mayoría cristiana y se encuentra próxima a la frontera con Turquía. El paso de los islamistas por el lugar ha dejado un rastro de sangre y destrucción: iglesias devastadas, hogares incendiados y más de 2.000 desplazados. Por el momento, se desconoce si el centenar de cristianos de Kessad que fueron secuestrados están muertos, aunque los captores han demostrado que uno de ellos, un pequeño de pocos meses, todavía sigue con vida.
El pequeño cautivo, aterrorizado y rodeado por musulmanes suníes armados con rifles que le apuntan a la cabeza, ha sido expuesto en las redes sociales radicales como un trofeo de guerra y un contundente aviso a la menguante comunidad cristiana de Siria, cada vez más castigada por los “opositores” e ignorada por Occidente. (Minuto Digital 21 ABRIL, 2014)
Varias fuentes.
Tomado de Catolicidad

MILAGROS Y PRODIGIOS DEL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN - 29


LIBRA UN COMEDIANTE A UNA POSESA MEDIANTE 
EL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN

Por el mes de mayo del año 1593, habiendo llegado a la ciudad de Valladolid un comediante, por entonces famosísimo en su arte, llamado Alcocer, vino a hospedarse a un mesón o casa de huéspedes de lo mejor de la ciudad. Servía en el mismo una moza asturiana, como la inmortalizada por Cervantes, la cual, al trasladar el equipaje del mismo Alcocer desde el vestíbulo a su habitación, fue poseída súbitamente del demonio, comenzando a hacer locuras y a maltratarse a sí misma, maravillándose todos los huéspedes de tan repentina mudanza y no entendiendo, al principio, su mal ni el origen del mismo, acudieron en principio a sostenerla y prestarle caritativo auxilio, hasta que vieron clarísimamente hallarse endemoniada. 

El cómico, que acababa de llegar, al oírlo acudió en su ayuda diciendo: "Esperen, señores, pues ahora veremos si es que su mal es obra del demonio." Y quitándose para ello el Santo Escapulario que llevaba al cuello púsole sobre la muchacha, y en el mismo instante ella comenzó a bramar y barbotar blasfemias, alterándose de tal suerte que todos los presentes no eran bastantes a rendirle las fuerzas para que estuviese quieta y no se maltratara; mas el comediante, con ánimo sereno, poniendo sobre ella el Santo Escapulario e invocando a la Virgen del Carmen, le decía: "Espíritu infernal, por la virtud de Nuestro Señor Jesucristo y la intercesión de su Santísima Madre, y la gracia que ha vinculado a su Santo Escapulario, yo te conjuro a que salgas al punto de esta infeliz doncella." Con semejantes palabras y otras repetidas con sumo fervor, logró, tras un breve espacio de lucha, que Lucifer, dando alaridos y queriendo despedazar a la doncella, saliese de ésta, dejando confusos y admirados a los circunstantes de la resistencia que oponía a salir de ella y abandonar su presa. 

Entonces, Alcocer, llevando a la joven al convento de los PP. de Valladolid para que le impusieran el Escapulario, refirió a los PP. lo ocurrido, e hizo que la joven diese gracias a la Santísima Virgen por librarla de los ardides del enemigo, dejando como exvoto el Escapulario.

Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O.C.

jueves, 7 de agosto de 2014

EL GRAN MONARCA REY POR CRISTO


El Gran Monarca Rey por Cristo
(Paráfrasis del cap. X del Apocalipsis) (I)

I.— Y vi otro Angel, un Gran Monarca, un enviado de Dios para regenerar el mundo; Angel fuerte, por su fe, su celo, su doctrina, su constancia, su ingenio, su saber, su fortaleza y su poderío; Angel fuerte, porque Dios estará con él para que venza por las armas a todos los tiranos, todas las repúblicas, todos los cismas y herejías, y someta el mundo a su imperio, que será el de Cristo reinando en la sociedad; Angel que bajaba del cielo, esto es, de la Iglesia Católica: primero porque en castigo de sus pecados será humillado ante ella, y segundo porque pertenecerá a la jerarquía eclesiástica; de la cual, convertido con la eficacia de San Pablo, bajará a ceñirse la espada en nombre del Dios de los ejércitos que le envía después de haber luchado con la pluma. Baja de la Iglesia envuelto por una nube de obscuridad, de humildad, de abnegación, de misterio y de secreto, para que sea abatido y no conocido hasta que llegue el día señalado.

Vi en su cabeza un arco iris, prenda de la paz que ha de dar á los hombres, señal de reconciliación con Dios y manifestación espléndida de la sabiduría con que hará contribuir al reinado de la paz y la justicia todas las ciencias, todos los adelantos y progresos. Su rostro era como el sol, en lo cual vi significado el esplendor de su justicia, de su gloria imperial, de su inteligencia y su saber, de su celo por la Religión y la Patria, de su caridad para con los frágiles y de la supremacía con que en todo brillará entre todos los príncipes del mundo, que serán sus aliados o vasallos.

Sus pies eran como dos columnas de fuego, porque en lenguaje bíblico los pies significan la extensión y poderío de un imperio, y porque este embajador celestial, ardiente y brillante por su fe y su ciencia, como la columna de fuego que guió á Israel, será con su imperio guía y firme sostén de la Iglesia y de la paz universal.

II.— Y tenía en su mano un librito abierto, esto es, los Cánones y decisiones de un Concilio Ecuménico, continuación del Concilio del Vaticano, que se celebrará por iniciativa y poder de este Gran Monarca, especialmente para reformar al Clero, y cuyas disposiciones hará cumplir con todo rigor: por lo cual se dice que tiene el librito en su mano. 

El libro es pequeño, librito, no por lo que contiene, sino por su poco volumen, pues en poco texto abarcará mucho y será más claro que los Concilios pasados, especialmente por la reforma que hará y llave que dará para interpretar las Sagradas Escrituras; y asimismo sus frutos, con harto menos trabajo, serán mayores que los de todos los Concilios: por todo esto se dice que el librito está abierto.

Representa también este librito el Apocalipsis, cuya parte histórica será perfectamente explicada por obra del Monarca sabio y poderoso, y las profecías de los siervos de Dios, que son meros comentarios apocalípticos; y asimismo representa la constitución o ley fundamental que dará a su pueblo y al mundo para extirpar de raíz los males pasados.

Y puso el Angel su pie derecho sobre el mar, en señal de que sus flotas lo dominarán de polo a polo, venciendo con poco aparato de naves, pero con fuerza incontrastable, todas las armadas enemigas; y su pie
izquierdo sobre la tierra, porque en ésta no ha de dominar sin que preceda su poderío naval, y porque siendo su fuerza menor en tierra que en mar, por tierra será más acometido y le costará más trabajo dominarla; pero la dominará con el auxilio de Dios, según se ha dicho al declarar que por los pies se entiende la extensión y el poderío de un imperio.

La dominará, sobre todo, en virtud de la Santa Cruz que llevará en sus banderas. Cruzados serán sus ejércitos; la Cruz será su guía y su fuerza, de ella recibirá el poder contra todas las potestades del infierno y del mundo contra él conjuradas, y este es otro de los sentidos que encierra el librito que lleva en la mano, pequeño en apariencia y grande en virtud.

Puso su pie derecho sobre el mar, el pie más fuerte; y el más débil, o el izquierdo, sobre la tierra, porque aquí el mar significa la impiedad de todo género, movible y tempestuosa y difícil de dominar, y tierra significa la parte buena de los hombres, sólida y fácil de recorrer, por lo cual basta para ella el pie izquierdo.

III, IV.— Y clamó con una voz grande, a manera del león cuando ruge. Es decir, que una vez que empiece a reinar en su pueblo, y aun antes, clamará enérgicamente contra todas las podredumbres políticas, sociales y religiosas, declarando guerra implacable a todo mal. Su voz, como el rugido del león, que simboliza la Patria de este Monarca, llenará de terror á los malos, como el rugir del león aterroriza las fieras del desierto, por lo cual todos los precitos se conjurarán contra él. 

Asimismo esta gran voz representa los edictos y leyes que dará y hará ejecutar en beneficio de la Fe Católica y de la sociedad civil, con rabia y espanto de los malos. 

Y así que hubo clamado, siete truenos hablaron sus voces o estallaron, esto es, estalló la voz de los siete pecados capitales por boca de los impíos, que tratarán de resistirle por todos los medios, levantando contra él una horrible tempestad de odios, calumnias y asechanzas, y volviendo en guerra contra él las siete armas con ayuda de los siete demonios o siete cabezas de la bestia; pero todo inútilmente, porque el Monarca fuerte será en todas las cosas protegido por el Dios de los ejércitos que le dará la victoria.

Y así que los truenos hubieron estallado, iba yo a escribir lo que dijeron, y oí una voz del cielo que me dijo: sella lo que han hablado los siete truenos; escribe que han hablado, sí; pero lo que han dicho no quieras escribirlo, porque no conviene se descubran antes de hora los secretos que atañen a la repentina aparición del Gran Monarca y la furiosa persecución que padecerá; no conviene se disipe la nube en que viene envuelto, y menos que se divulgue el modo como aterrará a los malos con siete truenos correspondientes a las siete edades, y a los siete candelabros o espíritus de Dios, y a las siete principales virtudes con que combatirá los siete vicios.

Por otra parte, así que todos los impíos y tiranos a una se conjuren como una tempestad contra el Gran Monarca, y le denigren con sus diatribas y calumnias, y preparen contra él todas las armas, los fieles vasallos y todos los amigos de este Príncipe querrán defenderle por escrito, y él mismo quedará afligido de tanta infamia; pero una voz del cielo, esto es, de la Iglesia, la voz del Papa legítimo, dirá a unos y otros: no os aflijáis, no os conturbéis, despreciad la mentira, tenedla por lo que vale, y preparaos a rechazar la fuerza bruta con la fuerza santa para que triunfe la Causa de Dios; y entonces,

V, VI, VII.—El Angel que vi estar sobre el mar sobre la tierra, el Gran Monarca cuya dominación universal empezaba, levantó su mano al cielo, de donde le venía su gran poder, lo mismo que su autoridad, lleno de celo por su Dios ultrajado y por el bien de su Patria y del mundo todo, lleno de ardor por el triunfo de la fe y de la ciencia, juró por el que vive en la tierra y cuanto hay en ella, y el mar y cuanto él contiene, que ya no habrá más tiempo para los enemigos de Cristo, cuyos días están contados. Contra ellos se lanzará con ímpetu incontrastable por aire, tierra mar, testigos de su grandioso juramento; acabará con todas las herejías, con todos los errores, con todas las sectas, con todos los corruptores y todos los tiranos.

No; ya no habrá más tiempo para que se cometan los males sociales y religiosos que corrompieron y ensangrentaron las edades pasadas, sino que todos serán echados al infierno; porque si bien los males surgirán de nuevo al fin de la edad sexta o del Gran Monarca, sea en los días del séptimo Angel, cuando este empiece a sonar su trompeta, ya no será para que dominen por siglos las naciones como antes, sino por el breve tiempo del Anticristo; y de esta suerte se consumará el misterio de Dios, esto es, lo que Dios nos ha anunciado por sus siervos los profetas, tan menospreciados de esta generación incrédula y frívola. Después de lo cual habrá todavía un tiempo, cuya duración no se sabe, y que algunos extienden a mil años, no con el espíritu herético de los milenarios, sino con espíritu de verdad y de fe.

Se consumará el misterio de la acción de Dios en los siglos pasados cuando el séptimo Angel empiece a tocar la trompeta; no se sabe cómo será después el mundo, ni cuánto durará, pues el ángel no hace más que empezar. Ni siquiera los ángeles del cielo saben cuándo será el día en que Dios juzgará al mundo.

VIII, IX, X.—Así que el gran Monarca triunfe de todos los enemigos del orden, consagrará todos sus esfuerzos al esplendor del librito abierto que en su mano lleva. Por eso yo, representando toda la Iglesia militante, oí la voz del cielo que hablaba otra ved conmigo y decía: Anda y toma el libro abierto de la mano del Angel que está sobre la mar y la tierra. El Pastor Angélico, un Pontífice santísimo, pronunciará las alabanzas de su hijo el Monarca fuerte, lo coronará Emperador de Oriente y de Occidente, y sancionará las grandes reformas debidas a este Emperador universal mandando severamente que sean de todos aceptadas: reformas no sólo eclesiásticas, sino sociales en todos los ramos de la vida, la ciencia y el arte, las cuales serán recibidas por los hombres de mano del Monarca por Dios enviado, esto es, impuestas por su poder para la felicidad de todos los hombres.

Fui, pues, al Angel, pidiéndole que me diera el libro, como irán todos los fieles, pues, entonces todos serán fieles, y me dijo: Tómalo y devóralo, y llenará de amargura tu vientre, esto es, tu carne, tus pasiones, tu naturaleza corrompida, tus miembros pecadores; pero en tu boca será dulce como la miel, quiere decir, será dulce a tu espíritu, a tu fe, a tu celo por la gloria de Dios, a tus miembros justos, porque la doctrina pura, la moral santa, tanto son amargas para los malos como dulces para los buenos.

Tómalo y devóralo es mandato imperativo, porque mandato será y no consejo aquel por el cual se imponga este libro a los hombres. Y en verdad, entonces recibí el libro de mano del Angel y lo devoré, esto es, lo estudié y practiqué con santo afán, y era en mi boca dulce como la miel; pero así que lo hube devorado, quedó mi vientre lleno de amargura, quedaron mis concupiscencias abatidas, con gran pena de mi parte inferior.

XI.— Y me dijo el Angel: es necesario que de nuevo profetices a las naciones, y pueblos, y lenguas, y a muchos reyes. «No se ha hecho esta paz para que estemos ociosos, dirá el Gran Monarca; es menester que de ella se aprovechen los ministros de Dios para llevar la luz del Evangelio a los países más apartados y desconocidos, para que de todo el mundo se forme un solo rebaño y un solo pastor.

«Id y evangelizad: dulce como la miel es la paz, dulce el descanso después de las fatigas pasadas, y amargo y duro el trabajo en tan lejanos países; dulce la felicidad social y religiosa de que gozamos, y amargo y terrible el tiempo que a esta época seguirá; pero tanto mayor debe ser vuestro afán por el arraigo de la verdad y la evangelización de todo hombre, cuanto mayores fueron los estragos que pasaron y más temibles se presentan los que han de acompañar al Anticristo.

»Mucha es la labor que nos queda: es necesario seguir profetizando a las naciones, y pueblos, y lenguas, y a muchos reyes; vosotros con la Cruz y la palabra, yo con la Cruz y la espada».

Asimismo aquel Monarca sabio hará que todas las ciencias sigan profetizando, esto es, descubriendo con nuevas y espléndidas razones su absoluta conformidad con la Fe. El Dios de las ciencias las bendecirá, y nunca el progreso humano habrá tenido tal período de desarrollo. Los inventos que se harán exceden ahora toda previsión.

Así, con este admirable acuerdo, procederán entonces la Iglesia, la Ciencia y el Imperio. 

Este es el Gran Monarca español anunciado por San Isidoro, San Vicente Ferrer, Santa Brígida, San Alfonso Rodríguez, San Nicolás, cien otros santos y las Sibilas; éste el gran Crucífero y fundador de la orden religioso-militar de los Crucíferos, profetizado por San Francisco de Paula y mil profetas más; éste El hombre que se necesita y por el cual todos claman hoy; éste el Restaurador de todo en Cristo; éste el Padre de los pobres y protector de los desvalidos; éste el que ha de llevar la Patria a la cumbre de la gloria, el Estado a la cumbre de la grandeza política, la Nación a la cumbre del poderío, el Pueblo a la cumbre de la felicidad posible en esta vida. Este es el Gran Monarca que Dios nos guarda, objeto de las profecías más estupendas; éste es el Gran Españolista. ¡Cuándo vendrá el gran españolista! Mitte, Domine, quem missurus es...

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(I) Compendio de todo cuanto los Profetas anuncian del Gran Monarca, especialmente el Venerable Holzhauser en el capitulo X de sus autorizadisimos y proféticos Comentarios sobre el Apocalipsis

APOLOGÍA DEL GRAN MONARCA
P. José Domingo María Corbató
Biblioteca Españolista
Valencia-Año 1904