viernes, 28 de agosto de 2009

ORACIÓN COTIDIANA A LA REINA DE LOS ÁNGELES Y TERROR DEL INFIERNO


Gloriosa Reina del cielo, sublime Señora de los Ángeles, desde el principio Dios os dio la virtud y la misión de aplastar la cabeza de Satanás. Muy humildemente os suplicamos de enviarnos vuestras legiones celestiales para que bajo vuestro mando y por vuestra virtud, repriman a los espíritus malignos, los combatan en todas partes, confundan su osadía y los arrojen al infierno.

Gloriosísima Madre de Dios, enviad vuestros ejércitos invencibles para que nos ayuden en la lucha contra los emisarios del infierno entre los hombres; frustrad los planes de los ateos y confundid a los impíos; concededles la gracia de la luz y conversión, para que con nosotros alaben a la Santísima Trinidad y honren a Vos, nuestra Madre clemente, piadosa y dulce.

Patrona poderosa, que vuestros Ángeles protejan vuestras Iglesias y Santuarios en todo el mundo. Que protejan las casas de Dios, los lugares sagrados, las personas y cosas, y especialmente la Santísima Eucaristía. Preservadlas de la profanación, del robo, de la destrucción y desacralización. Preservadlas, Señora nuestra!

OH Madre celestial, sed asimismo el amparo de nuestras cosas, de nuestras moradas y familias contra la maldad y astucia de nuestros enemigos visibles e invisibles. Que vuestros santos Ángeles habiten en ellas y reine devoción, paz y gozo en el Espíritu Santo!

¿Quién como Dios? ¿Quién como Vos, Reina de los Ángeles y Terror del infierno? OH clemente, OH dulce Madre de Dios, y Madre inmaculada del Rey de los Ángeles “que ven continuamente la cara del Padre que está en los cielos”, Vos sois para siempre nuestro amor y amparo, nuestra esperanza y nuestra gloria!

San Miguel, santos Arcángeles, defendednos, protegednos! Amen.

Exorcismo privado. Cada uno puede y debería utilizarlo y recitarlo sobre sí mismo y otros –también de lejos – usando la señal de la cruz y agua bendita, particularmente en tiempos de graves tentaciones, de pruebas y tribulaciones, de confusión y ofuscación, en momentos de abatimiento y desesperación, al tratar asuntos importantes o al tomar graves decisiones, frente a personas hostiles y especialmente cerca de la cama de los enfermos o moribundos:

En el nombre de Jesús, María y José, yo os mando, espíritus malignos, dejarnos y salir de este lugar (dejarlos y salir de aquel lugar): no os atreváis volver a tentarnos y hacernos nuevamente daño (tentarlos y hacerles nuevamente daño). Jesús! María! José! (tres veces). San Miguel, defiéndenos. Santos Ángeles de la Guarda, protegednos contra toda maldad del diablo.

Bendición: La bendición del Padre, el amor del Hijo y la virtud del Espíritu Santo, la protección maternal de la Reina del Cielo, los méritos de San José, la ayuda de los Ángeles y la intercesión de todos los Santos estén con nosotros (vosotros) y nos (os) acompañen siempre y por todas partes! Amen.

Con licencia Eclesiástica.