Autor: Padre Andrés García Torres
"Vivimos en una época de gran confusión en muchos de los campos en los que se desarrolla nuestra vida ordinaria y cotidiana. Esta confusión se extiende también a la fe, no por parte de Dios que siempre es fiel, sino por culpa de hombre que todo lo complica por aquel "espíritu malo" que todos llevamos dentro, causa del Pecado Original y que se llama concupiscencia.
En el ámbito espiritual o de la fe hoy asistimos a una verdadera "marejada", por un lado el progresismo que se ha infiltrado o intenta infiltrarse dentro de la Iglesia, las sectas que amenazan como el lobo al cordero la fe de los sencillos, la desobediencia al Magisterio del Papa y de los obispos, las modas que tanto ofenden a Dios (como nos dice Jacinta de Fátima cuando "profetiza" estos tiempos nuestros), y por otro lado un peligro no grave que afecta a muchos sectores de la Iglesia, de buenos católicos: las falsas apariciones que pululan por doquier, muchas veces como algo totalmente extravagante que consigue más el apartar a las almas de Dios y de la Virgen que el llevarlas a Ellos.
No olvidemos que los Santos dicen que el Demonio es "la mona de Dios", pues repite, imita lo que Dios hace para ridiculizarlo y desprestigiarlo. Claros ejemplos tenemos de muchas apariciones supuestas, apariciones que no voy a juzgar aquí pero que están en la mente de todos. Por eso no es extraño escuchar muchas veces en los promotores de estas mentiras y falacias, de estos montajes: "Es la continuación de Fátima..." "Esto es como Fátima". Si analizamos profundamente las verdaderas apariciones que son las aprobadas por la Iglesia nos damos cuenta de que es muy distinto todo: los mensajes, las formas, etc.
Quiero afirmar que desde el 1831 cuando la Virgen se aparece a Santa Catalina en París y le entrega la Medalla Milagrosa tenemos como una "Era de María" que parece que culmina con las apariciones de Fátima, donde la Virgen continuando como en entregas su obra, de un lugar a otro, nos da su celestial mensaje para estos tiempos difíciles, como decía el Papa Juan Pablo II en uno de sus viajes Apostólicos a Fátima: "La voz de María es como la de Juan en el desierto que nos invita a la conversión, a la penitencia, al cambio de vida, a estar alerta a la Venida del Señor en cada hombre y en cada acontecimiento, en nuestra vida y en la de la humanidad".
En los mensajes de Fátima, Lourdes, La Salette, la Medalla Milagrosa, Pontmain... La Santísima Virgen habla muy poco, son mensajes muy breves (como las intervenciones de la Virgen en los Evangelios), claros, sencillos. En los mensajes de las "nuevas apariciones" son mensajes larguísimos, aburridos, da la impresión de que no acaban nunca.
En las auténticas apariciones los mensajes son de esperanza, de amor a la Iglesia. En las "nuevas apariciones" son mensajes llenos de temor y de miedo. Ya he conocido en mi labor sacerdotal a más de una persona que vive atemorizada por estos mensajes. Y Dios no es temor, Dios es Amor, Dios es Misericordia y Confianza Infinita sin límites. Dios sólo detesta la soberbia y la autosuficiencia del hombre que no se reconoce pecador y poca cosa ante la Majestad, la Grandeza y la Sublimidad de Dios.
Otro punto importante a la hora de analizar son los videntes o instrumentos. Si analizamos a Santa Catalina Labouré, a Santa Bernardita o a los niños de Fátima vamos a encontrar almas cándidas, sencillas, humildes, personas que huyen de la fama, de la estima, que incluso se esconden cuando alguien va a preguntar por los "afortunados" que han visto a la Virgen. Si analizamos a los "videntes" de hoy, estos recorren todo el mundo, aparecen en todos los medios de comunicación social, dan conferencias, asisten a congresos, etc. ¡Comparen ustedes mis queridos lectores!
Por otro lado podemos examinar los frutos. Como dice el Evangelio: "Por sus frutos los conoceréis". Estas nuevas apariciones no producen más que enredos, líos, problemas de todo tipo, hasta muchas veces enfrentamientos. No quiero aquí poner ejemplos concretos para no ser juez, eso le corresponde a la Iglesia. Pero sí recuerdo que de un numeroso grupo de peregrinos que salían de una población de Madrid cada primer sábado a una conocida y famosa aparición en España, iban en el autocar todo el tiempo enfadados, regañando, compitiendo por los lugares del autocar, incluso pronunciando groserías por sus bocas algunas de estas personas. A este hecho me remito y a otros muchos que podría citar cuando hablo de los "frutos de las nuevas apariciones".
Después de estas observaciones podemos demostrar lo que hemos dicho. El Diablo es la "mona de Dios", que imita a las verdaderas y autenticas apariciones para – ridiculizándolas -, destruirlas y sobre todo desprestigiarlas. Cuántos sacerdotes y cristianos al saber sobre estas "nuevas apariciones" y ver "los frutos" han identificado estas con las verdaderas y aprobadas y por la falta de discernimiento han despreciado a las verdaderas apariciones.
Cuidado con los fenómenos espectaculares
Muchas veces en estos "falsos lugares de apariciones" se realizan fenómenos que no tienen explicación. Esto no es un indicio de que lo que allí sucede es verdadero. El Maligno que es el Padre de la Mentira, el Príncipe de este mundo puede simular signos que aparentemente son de santidad como son el don de lenguas, los estigmas, etc.
"Vivimos en una época de gran confusión en muchos de los campos en los que se desarrolla nuestra vida ordinaria y cotidiana. Esta confusión se extiende también a la fe, no por parte de Dios que siempre es fiel, sino por culpa de hombre que todo lo complica por aquel "espíritu malo" que todos llevamos dentro, causa del Pecado Original y que se llama concupiscencia.
En el ámbito espiritual o de la fe hoy asistimos a una verdadera "marejada", por un lado el progresismo que se ha infiltrado o intenta infiltrarse dentro de la Iglesia, las sectas que amenazan como el lobo al cordero la fe de los sencillos, la desobediencia al Magisterio del Papa y de los obispos, las modas que tanto ofenden a Dios (como nos dice Jacinta de Fátima cuando "profetiza" estos tiempos nuestros), y por otro lado un peligro no grave que afecta a muchos sectores de la Iglesia, de buenos católicos: las falsas apariciones que pululan por doquier, muchas veces como algo totalmente extravagante que consigue más el apartar a las almas de Dios y de la Virgen que el llevarlas a Ellos.
No olvidemos que los Santos dicen que el Demonio es "la mona de Dios", pues repite, imita lo que Dios hace para ridiculizarlo y desprestigiarlo. Claros ejemplos tenemos de muchas apariciones supuestas, apariciones que no voy a juzgar aquí pero que están en la mente de todos. Por eso no es extraño escuchar muchas veces en los promotores de estas mentiras y falacias, de estos montajes: "Es la continuación de Fátima..." "Esto es como Fátima". Si analizamos profundamente las verdaderas apariciones que son las aprobadas por la Iglesia nos damos cuenta de que es muy distinto todo: los mensajes, las formas, etc.
Quiero afirmar que desde el 1831 cuando la Virgen se aparece a Santa Catalina en París y le entrega la Medalla Milagrosa tenemos como una "Era de María" que parece que culmina con las apariciones de Fátima, donde la Virgen continuando como en entregas su obra, de un lugar a otro, nos da su celestial mensaje para estos tiempos difíciles, como decía el Papa Juan Pablo II en uno de sus viajes Apostólicos a Fátima: "La voz de María es como la de Juan en el desierto que nos invita a la conversión, a la penitencia, al cambio de vida, a estar alerta a la Venida del Señor en cada hombre y en cada acontecimiento, en nuestra vida y en la de la humanidad".
En los mensajes de Fátima, Lourdes, La Salette, la Medalla Milagrosa, Pontmain... La Santísima Virgen habla muy poco, son mensajes muy breves (como las intervenciones de la Virgen en los Evangelios), claros, sencillos. En los mensajes de las "nuevas apariciones" son mensajes larguísimos, aburridos, da la impresión de que no acaban nunca.
En las auténticas apariciones los mensajes son de esperanza, de amor a la Iglesia. En las "nuevas apariciones" son mensajes llenos de temor y de miedo. Ya he conocido en mi labor sacerdotal a más de una persona que vive atemorizada por estos mensajes. Y Dios no es temor, Dios es Amor, Dios es Misericordia y Confianza Infinita sin límites. Dios sólo detesta la soberbia y la autosuficiencia del hombre que no se reconoce pecador y poca cosa ante la Majestad, la Grandeza y la Sublimidad de Dios.
Otro punto importante a la hora de analizar son los videntes o instrumentos. Si analizamos a Santa Catalina Labouré, a Santa Bernardita o a los niños de Fátima vamos a encontrar almas cándidas, sencillas, humildes, personas que huyen de la fama, de la estima, que incluso se esconden cuando alguien va a preguntar por los "afortunados" que han visto a la Virgen. Si analizamos a los "videntes" de hoy, estos recorren todo el mundo, aparecen en todos los medios de comunicación social, dan conferencias, asisten a congresos, etc. ¡Comparen ustedes mis queridos lectores!
Por otro lado podemos examinar los frutos. Como dice el Evangelio: "Por sus frutos los conoceréis". Estas nuevas apariciones no producen más que enredos, líos, problemas de todo tipo, hasta muchas veces enfrentamientos. No quiero aquí poner ejemplos concretos para no ser juez, eso le corresponde a la Iglesia. Pero sí recuerdo que de un numeroso grupo de peregrinos que salían de una población de Madrid cada primer sábado a una conocida y famosa aparición en España, iban en el autocar todo el tiempo enfadados, regañando, compitiendo por los lugares del autocar, incluso pronunciando groserías por sus bocas algunas de estas personas. A este hecho me remito y a otros muchos que podría citar cuando hablo de los "frutos de las nuevas apariciones".
Después de estas observaciones podemos demostrar lo que hemos dicho. El Diablo es la "mona de Dios", que imita a las verdaderas y autenticas apariciones para – ridiculizándolas -, destruirlas y sobre todo desprestigiarlas. Cuántos sacerdotes y cristianos al saber sobre estas "nuevas apariciones" y ver "los frutos" han identificado estas con las verdaderas y aprobadas y por la falta de discernimiento han despreciado a las verdaderas apariciones.
Cuidado con los fenómenos espectaculares
Muchas veces en estos "falsos lugares de apariciones" se realizan fenómenos que no tienen explicación. Esto no es un indicio de que lo que allí sucede es verdadero. El Maligno que es el Padre de la Mentira, el Príncipe de este mundo puede simular signos que aparentemente son de santidad como son el don de lenguas, los estigmas, etc.
En la vida de Santos de la categoría de San Juan de la Cruz (tiene una doctrina muy buena para discernir todas estas sutilezas y engaños del Demonio en las almas); se cuentan por lo menos dos casos que confirman esto que yo estoy diciendo:
1º Cuando San Juan de la Cruz es nombrado por Santa Teresa confesor de la Encarnación, en el convento de las monjas Agustinas de Avila, existe una monja con "fama de santa" que tiene don de lenguas e interpreta la Sagrada Escritura perfectamente junto con otros dones. Alguien manda a San Juan a verla para que la examine y él descubre que todo es engaño del Demonio sobre esta monja a la que tiene posesionada.
2º En el convento de Beas de Segura (Jaén) fundación de Santa Teresa, San Juan de la Cruz descubre que la relación que una monja dice tener con el Niño Jesús, es cosa del Maligno que la está engañando con falsas visiones, revelaciones, todas llenas de aparente virtud. No se trata, pues - según pensaba la monja - del Niño Jesús. San Juan de la Cruz descubre la estratagema del Maligno y se da cuenta del gran peligro de estas cosas.
Engaño especial del Demonio para las almas piadosas
Además de los intereses que muchas veces se pueden esconder en estas falsas apariciones nos encontramos con que el Demonio para la gente y almas piadosas utiliza este engaño que engendra tanta soberbia espiritual (la soberbia es incluso peor pecado que la impureza, es el pecado de los Angeles Rebeldes, es el pecado que ocasiona todos los demás, es un pecado muy sutil que se esconde tras una máscara de "bien" y se infiltra por doquier en la vida espiritual). Con la gente piadosa y de buena voluntad no ataca el Maligno directamente, "para convencerlos se presenta como ANGEL DE LUZ.
El principio general se enuncia así: El demonio estimula fuertemente los actos de religión. Por aquí entra a la gente buena; los entusiasma con sus "trampantojos"; incita la bondad, la generosidad, solidaridad con los desheredados o tercermundistas, para oscurecer el objeto de esos actos de religión; los trabaja inconscientemente y va insinuando y deformando: el sacrificio, el esfuerzo personal, el juicio propio, valen más, agradan más a Dios, tienen más mérito que la obediencia.
Acompaña esto con fenómenos extra, de modo que hace creer que allí está Dios; una vez firme en esta fe, los va apartando de la vida de la Iglesia so pretexto de mayor santidad que la de los responsables de la misma Iglesia que -dice- han perdido la fe, (de aquí tantos ataques en mensajes a los obispos, sacerdotes, incluso al mismo Papa, cuántas veces hasta insinuando la venida de un Papa anti-cristo. Con esto consigue el desprestigio de la Iglesia y de una institución tan necesaria y fundamental como el Papado. Algunos de estos mensajes de "supuestas apariciones" los podría firmar sin problemas el mayor anti-clerical o masón de nuestros días y de antaño). Incluso les lleva a ideas de fundar una religión o grupo de "verdadera Iglesia, la Iglesia de los Santos o Carismática, frente a la Iglesia institución o jerárquica".
Con todo lo dicho hasta ahora podemos ver que el Maligno es más inteligente que nosotros, podemos afirmar que incluso ha "utilizado" la misma "arma de Dios": su Madre María la Virgen... Para no caer y ser vencidos necesitamos mucho la humildad y la obediencia a la Iglesia, una vida de oración auténtica, y un abandono en la Santísima Virgen María, Nuestro Socorro y Auxilio.
Auténticos videntes o instrumentos en las manos de Dios
Sabemos por la historia de la Iglesia como el Diablo puede provocar estigmas y fenómenos paranormales para conseguir algún fin, por eso el que en un lugar de apariciones se den "hechos prodigiosos", no quiere decir que sea auténtico. Un ejemplo de esto lo proporciona la misma Escritura en Simón el Mago, quien volaba e imitaba los milagros de los apóstoles. Mas al hacer San Pedro la señal de la cruz, pierde el mago todos sus "dones".
Nos extraña que el Maligno pueda hacer esto, pero él lo hace utilizando del misterioso poder que Dios le ha dado, y tiene mucho poder en cuanto que es un Angel, no más que Dios, claro esta, por eso nosotros lo podemos vencer.
Vamos a discernir sobre las actitudes de los videntes, tema esencial en las apariciones o manifestaciones de Dios, sobre todo en las marianas tan actuales en nuestros días.
Afirmando con esto, que sucesos "prodigiosos" en un lugar de aparición no es criterio de verdad o autenticidad. Sabemos que en Lourdes después de las apariciones a Bernadette, aparecieron grupos de falsos videntes endemoniados que incluso levitaban y que si no hubiera sido por la acción de Dios y la prudencia de la Iglesia hubieran "tirado o destruido" la Obra de la Virgen que tantos grandes frutos ha producido. El Maligno para lograr un gran éxito para su "reino de tinieblas", puede permitir o consentir una pequeña derrota aparente, no olvidemos lo que ya hemos afirmado con la Escritura y la Iglesia: es el "padre de la mentira", es muy astuto y sagaz.
Los dones y carismas son un regalo de Dios a las almas cuando estas son "pequeñas", humildes y sencillas. Son engrandecidas por Dios cuando estas almas corresponden a sus gracias.
No debemos de olvidar que según la doctrina Católica todas las apariciones son revelaciones privadas, con la muerte de San Juan - el último de los Apóstoles - se ha cerrado la Revelación Pública de Dios. (Llama la atención como en muchas de estas apariciones los seguidores nunca o casi nunca meditan o leen la Sagrada Escritura y sin embargo, constantemente están embebidos por los mensajes de estas apariciones. Y que las Iglesias donde está el Santísimo Sacramento Real y Verdaderamente presente se encuentran vacías y los lugares de apariciones están llenos).
Para ser santos uno no necesita tener carismas sobrenaturales, como por ejemplo los estigmas. Muchos santos no han tenido ningún carisma extraordinario. Lo importante es el grado de Caridad y de Unión con Dios, así como de docilidad a los planes y Voluntad de Dios.
El vidente o instrumento tiene que tener unas señales de vocación profética, tiene que percibirse que es un hombre o mujer de Dios, estas señales son principalmente:
- Honestidad natural
- Rectitud moral
- Normalidad natural
- Sinceridad transparente
Señales que suelen verse deformadas en uno u otro punto cuando las apariciones son falsas. La falta de sinceridad, la afectación, la desobediencia, etc., son sólo algunos ejemplos que pueden verse en estos falsos videntes...
Falsos videntes
Frente a los verdaderos videntes como los pastores de Fátima, Bernardita, Catalina, etc. tenemos una gran cantidad y gama de falsos videntes "bufones de Satanás", "altavoces de ellos mismos o del Diablo". Podemos decir de ellos que son "anti-profetas". Siempre con riesgos de transformarse en "marionetas" del Diablo "predicador y rezador". Manipulados y manipuladores al propagar la falsa piedad mariana, supersticiosa, temerosa y tumorosa. Borrosas fronteras con el "Satanismo" místico.
Indicio de todo esto que estamos afirmando son la cantidad de apariciones que surgen hoy por doquier. Como ya decíamos al principio, uno de los fenómenos de nuestros días es la falta de fe en el Dios y en la Iglesia verdaderos, así como en la Virgen verdadera (tal y como nos la presenta el Espíritu Santo por la Iglesia, su Esposa), y esto ocasiona que surjan todos estos lugares.
Indicio de falsa aparición es la soberbia de sus instrumentos o videntes, que atacan a la Iglesia, censuran al Papa, a los obispos o a los sacerdotes con el pretexto de que ellos son santos y no los otros.
Indicio de mentira son los montajes o las grandes ganancias, los enriquecimientos de muchos de los videntes u organizaciones que "despluman" a sus seguidores y los dejan incluso en la calle, no olvidemos que el entusiasmo no controlado en mentes "débiles" ocasiona el que los pícaros se aprovechen bien y saquen buena tajada.
Indicio de falsedad son estos videntes que se contradicen, que no están seguros, que afirman cosas o contra el Magisterio de la Iglesia o contra la práctica multisecular de siempre en la Iglesia (por ejemplo llevando a familias enteras a dejar su hogar e irse todos a vivir en comunidad, donde el núcleo familiar queda anulado y como nos dice la Iglesia: "La familia es la Iglesia doméstica"
Indicio de montaje es el "milagrerismo", la "superstición", "la histeria", tan contrarias al Evangelio y que estas nuevas apariciones fomentan constantemente, "milagros" que unos ven y otros no, o unos más claro que otros. En Fátima, por el contrario, el milagro del sol fue claro y tajante y todos lo vieron. Si Dios hace algo sobrenatural lo hace para que todos lo vean claro. El fin del Milagro es demostrar el poder Divino.
Podría decir muchas más cosas, prefiero que con todo lo dicho juzguen ustedes mismos. Que mediten profundamente y pidan luz y gracia al Espíritu Santo para que nos ayude a entender y a comprender todas estas cosas en las que nos jugamos mucho. Que todo contribuya para que llegue el tan deseado y esperando Triunfo del Inmaculado Corazón de María, prometido y anunciado en Fátima, que llegará sólo cuando Dios quiera, cuando Dios lo designe en su Infinita Providencia y Misericordia. A nosotros sólo nos queda vivir el presente, aprovechar el momento actual que Dios nos ha dado, para santificarnos, santificar a los demás y trabajar por la Gloria de Dios.
Fuente: Catholic.net