“Asimismo oren también las mujeres en traje decente, ataviándose con recato y modestia…” 1 Timoteo 2:9
“Bien manifiestas son las obras de la carne, las cuales son adulterio, fornicación, deshonestidad...” Gál. 5:19
“Bien manifiestas son las obras de la carne, las cuales son adulterio, fornicación, deshonestidad...” Gál. 5:19
Cuando comenzó la locura de la minifalda, nadie se atrevía a ir al monasterio del Padre Pío vestida con tal moda inapropiada. Otras mujeres no venían en minifaldas sino en faldas que eran cortas. El Padre Pío también se disgustaba mucho con esto.
El Padre Pío no toleraba faldas apretadas ni vestidos cortos o con escotes bajos. Sacaba a las mujeres del confesionario, aún antes que entraran, si discernía que sus vestidos eran inapropiados. Muchas mañanas sacaba a una tras otra terminando por escuchar solo unas cuantas confesiones. También tenía puesto un rótulo en la puerta de la iglesia que declaraba: “Por deseo explícito del Padre Pío, las mujeres deben entrar en su confesionario usando faldas* que lleguen a por lo menos ocho pulgadas (20 cm) por debajo de las rodillas. Es prohibido prestar vestidos más largos en la iglesia y usarlos para el confesionario” (o sea, que prohibía el préstamo de prendas para ocultar que se traía un vestido corto, cuando lo que se ordenaba es que cada quien se presentase correctamente vestida).
El Padre Pío censuraba fuertemente a alguna mujeres con las palabras, “¡Vete y vístete!”. Él no le daba pase a nadie, ya sea que fuesen personas que conocía o que veía por primera vez, o hijas espirituales de mucho tiempo. En muchos casos, las faldas estaban pulgadas debajo de la rodilla pero aún así ¡no eran suficientemente largas para el Padre Pío! Los niños y los hombres también tenían que usar pantalones largos, si no querían que los sacaran de la iglesia.
*Nota: Ni que decir que ninguna se atrevía a ir en pantalones.
Fuente: mater castissima
Visto en: Catolicidad