sábado, 25 de abril de 2015

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN EJEMPLOS - 22


LA «BUENA CRISTIANA»

En Tánger, en el siglo XV, Fátima, la hija de una familia mora y rica, tenía especial caridad con los cautivos cristianos, y, por sus palabras, le entró ardiente deseo de bautizarse, para lo cual se encomendaba con fervor a la Virgen de Guadalupe. Al poco tiempo, su padre trató de casarla, con lo cual sufrió tal pena Fátima, que quería tirarse desde una torre. Entonces se le apareció la Virgen, en la forma de su imagen de Guadalupe. Alentada por Ella, a medianoche quitó las cadenas a los cautivos para huir con ellos. Al descolgarse por una soga, de un alto muro, cayó; creyeron se habría matado; no obstante, con admiración de todos, no le pasó nada. Se embarcaron alegres, cuando una tremenda tempestad los hizo amanecer de nuevo en el puerto. Imploran con lágrimas a Nuestra Señora, quien se apareció otra vez a Fátima mientras dormía; la despertó, calmó el mar y los encaminó a tierra de cristianos. Nada más llegar, Fátima hizo que la bautizasen. No quiso llamarse María «por no estar bien que la esclava tomase el nombre de la señora» y tomó el de Isabel. Tampoco aceptó las invitaciones para descansar unos días; quería ante todo visitar a la Santísima Virgen de Guadalupe; a la cual con gran fervor se ofreció en servicio perpetuo. Ya no salió de allí, donde casó, y vivió dando tal ejemplo que por ello se la conocía como «la buena cristiana». A su muerte, en 1504, grabaron en su tumba de mármol estos hechos, que recogió también Fray Gabriel de Talavera cuando publicó su Historia de Ntra. Sra. de Guadalupe (Toledo, 1597).

(P. José Luis de Urrutia, S. J. «Colección: Apariciones de la Virgen»)