(Texto completo en http://blogs.periodistadigital.com/plano-picado.php/2010/11/07/p282100)
Notas catapúlticas
Así se presenta el amigo Pedro, que tiene suficiente autoridad y conocimiento para hablar, por eso nunca lo llamarán de la “Pastoral Social: “He trabajado en 13 empresas en mis 50 años de cotizar a la Seguridad Social. Entre ellas dos multinacionales, en suma de 21 años. La primera para España, Portugal y el Magreb territorio que se amplió a Francia e Italia. He viajado por deber a medio planeta, muchas veces a Francia, Italia, Inglaterra y África; bastante a los USA y Próximo Oriente. Me preocupa la visible degeneración de la fe católica y, consecuentemente, la posible descomposición de la Iglesia. No he sido ni una hora seminarista, ni consagrado a ninguna obra religiosa, pero agradezco a la Compañía de Jesús – aquella de mi edad de estudiante en ICADE – que me enseñara a pensar “y gustar las cosas internamente”. Someto todas mis reflexiones y opiniones al magisterio tradicional de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en su unidad de enseñanza, es decir, en lo mismo que se ha creído en todas partes y en todos los tiempos”. http://blogs.periodistadigital.com/plano-picado.php?cat=11689
2) La pintura de Job es del flamenco Gerard Seghers (1591-1651).
Fuente: Catapulta
martes, 12 de abril de 2011
APROPÓSITO DE LA "OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES"
Quiero compartir esta aguda y sensata reflexión del amigo Pedro Rizo, que si algo no tiene son pelos en la lengua: “La pobreza que nos salva es la de Job con sus llagas. La de los pobres de Yavé, que no se olvidan de servirle aun si por eso han de renunciar a muy tentadoras ofertas… incompatibles con las promesas del bautismo.
Pero, en contraste, después de la magna locura del Concilio Vaticano II muchos gurús de la teología se han enriquecido y afamado con… sus textos sobre la pobreza indiscriminada. Es postura corriente en los que no se abajan a educar a los pobres de los caminos y encrucijadas (Mt 22, 9). Ellos aceptan ser generosos con el “deslome” de publicar libros y verborrear conferencias eruditas, plagiando fórmulas “intrínsecamente perversas”. Fórmulas que si se han hecho famosas es principalmente por sus crímenes y fracasos. El fracaso de extender la pobreza; el crimen de que el dinero en manos ajenas sea un robo porque sí.
En el pasado, la vocación religiosa pedía hacerse pobre por seguimiento de Cristo. Hoy, por el contrario, hemos inventado una etérea “vida consagrada” sin añadirle: “a Cristo“. Porque lo que ahora se sobrentiende es: “a los hombres“. A Él, a Jesucristo, ni se le nombra. ¿No se han fijado? Lo que da fama a los nuevos redentores es abandonar la disciplina de sus votos para ser Vicentes Ferrer, en la India; o Leonardo Boff - reverenciado, yo lo he visto, en algunos conventos – y Pedro Casaldáliga o Helder Camara. Algunos hasta quisieron beatificar al Che Guevara, a Mao o a Fidel. Pandilla de autocomplacientes “Teólogos” Juan XXIII; filibusteros del Caribe, carátula de infieles para una nueva “Iglesia Buena”.
Mas, las religiones no valen para nada si en ellas no hay religión; y si no valen nada, nadie da nada por ellas. Ahí tienen ustedes, señores pastores: Por crecimiento vegetativo somos ya la enorme cifra de mil trescientos millones de bautizados, pero San Pedro no recibe ni la mitad del óbolo que obtenía hace medio siglo con la mitad de fieles.
Así, la predicación posconciliar volcó a la Iglesia en la adulación de que los pobres, sólo por serlo, eran acreedores a todas las promesas cristianas. Se hizo de la opción preferencial un alambique de evangelización para todas las actividades contradictorias con la fe de la Iglesia. Se inventó un Jesús celota, “el primer comunista” que «quería dejar de ser carpintero para empuñar la metralleta del guerrillero.» (Canción de “Ipalacagüina” cantada en misas dominicales, en el Madrid de los años 70.) En bastantes casos llegó a ser “más rentable” haber estado en la cárcel que ser buen sacerdote y educador de almas.
¿Qué es eso de la “Opción Preferencial” por los Pobres? Como si nunca antes de que llegaran Pablo VI y Pedro Arrupe hubiera trabajado la Iglesia por los pobres en misiones y en toda parroquia. Hagamos un inciso: la diferencia estriba en que antes se amaba al hombre como propiedad de Dios, criatura suya destinada a su gloria. A eso se llamaba Caridad. Pero este delirium tremens de pobrismo a ultranza ¿es realmente por amor a Dios? ¿Son mentira nombres como Don Bosco, San Vicente de Paúl, San Juan de Dios, el Padre Damián, San Francisco de Asís y San Ezequiel Moreno? Qué poca memoria, qué poca justicia, y cuánto cinismo. La Iglesia católica siempre trabajó por los pobres, los suyos en particular. Y por todos, unos y otros, principalmente a través de los fieles ricos que en la Caridad buscaban la excelencia.
Jesús vino a prometer la vida eterna a todos los que creyeran su Evangelio, Buena Nueva del perdón y del reino de Dios. «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.» (Mt 28, 19) De modo que todos los que no conocen en su pureza inalterada la verdad del Evangelio son pobres esenciales, tanto si están en la cresta de la ola como si durmiendo en la calle sobre cartones.
PEDRO RIZO