viernes, 29 de abril de 2011

CARTA DE SAN ATANASIO A SU GREY

San Atanasio vivió en el siglo IV y fue el obispo de Alejandría por 46 años. Por lo menos cinco veces se le prohibió la entrada a su diócesis, y estuvo un total de 17 años en el exilio. San Atanasio, a quien a menudo se le llama el Campeón de la ortodoxia, fue sin duda uno de los defensores más valerosos de la fe en toda la historia de la Iglesia. Si se escogiera a un santo para nuestros tiempos, seguramente sería san Atanasio. La siguiente carta suya podría haber sido escrita, casi palabra por palabra, apenas ayer.

¡Que Dios os consuele! ...lo que os entristece... es el hecho de que otros han ocupado las iglesias mediante la violencia, mientras que vosotros permanecéis fuera de ellas. Es un hecho que ellos tienen los edificios, mas vosotros tenéis la fe apostólica. Ellos podrán ocupar nuestros templos, pero están fuera de la verdadera fe. Vosotros permanecéis fuera de los lugares de culto, mas la fe mora en vosotros. Consideremos pues: ¿qué es más importante, el lugar o la fe? La verdadera fe, obviamente. ¿Quién ha perdido y quién ha ganado en esta batalla: el que ocupa los edificios o el que guarda la fe?

Es cierto, los templos son buenos cuando la fe apostólica allí es predicada; son sagrados si todo lo que allí se obra se hace de manera sagrada...

Vosotros sois los felices; vosotros los que permanecéis dentro de la Iglesia por vuestra fe, que se mantienen firmes a los fundamentos de la fe que os ha llegado por la tradición apostólica. Y si una envidia execrable ha tratado de agitarla en varias ocasiones, no lo ha logrado. Ellos son los que se han separado de ella en la crisis actual.

Nadie, nunca, prevalecerá contra vuestra fe, queridos hermanos, y creemos que Dios nos regresará nuestras iglesias algún día.

Así pues, cuanto más violentamente traten ellos de ocupar los lugares de culto, tanto más se separan de la Iglesia. Ellos afirman que representan a la Iglesia; pero en realidad, son ellos mismos los que se expulsan y desvían de ella.

Aun cuando los fieles católicos se reduzcan a un puñado, ellos serán la verdadera Iglesia de Cristo. -
Coll. selecta SS. Eccl. Patrum, Caillae y Guillou, vol. 32, pp. 411-412.

Fuente: Devoción Católica