Cuando han confirmado la noticia, que ya se rumoreaba, me he acordado del título de una novelita, una narración, de mi querida Fernán Caballero; que no tiene nada que ver con el caso, sólo lo apropiado de su título para sentenciar esta novedad.
Zp se va, lo han echado, lo han hundido (¡él se ha hundido!) estrepitosamente. Si tuviera vergüenza, diríase que se va avergonzado, pero ni su partido ni él tienen suficiente materia moral para ruborizarse. Si se les pone la cara colorada es por ira, por mala voluntad herida y ensoberbecida.
Que son malos y están rellenos de de ponzoña, lo prueba que todavía, como los reptiles, aun aplastados revuelven la cola y muerden con veneno. Toda esta semana pasada desde su derrota electoral, los medios que controlan casi absolutamente, no hablan de los vencedores sino del psoe, de sus suciedades, de la panda corrupta, sus alcantarillas y sus ratas. Si sacan a relucir al Donmariano ganador y su tropa es para achacarles los problemazos que van dejando y criticarles en adelanto lo que todavía no han empezado a hacer. La canalla marxista es así, y la viciosa tendencia pro-izquierdosa que parece dominar prensa, radio y televisión favorece a los malos que se van y dan caña a los que todavía no han llegado; que sean buenos, regulares o también malos, ya se verá.
Entre las bombas lapa que el infame sociata y su patrulla dejan al Donmariano y su club está la resolución del problema no existente y artificiosamente creado por el resentido acomplejado Zp y su des-memoria histórica. Hoy han publicado las resoluciones de la bochornosa comisión contra-Valle de los Caídos, recomendando la exhumación y el traslado de los restos del Caudillo y la preterición de los de JoseAntonio.
Por lo visto, en el texto redactado por los comisionados se menciona la salvedad de que la Iglesia ceda, puesto que le compete por estar así convenido en los vigentes tratados Iglesia-Estado. La cuestión, pues, se deja finalmente en manos de nuestra Jerarquía. ¿Qué resolverán nuestros jerarcas?
Yo espero (¡deseo!) que no tengan nada que resolver y que la repugnante comisión y sus recomendaciones se apulgaren en el oscuro rincón de un archivo. Quiero que Rajoy y su nueva gente ignoren el asunto y la recomendación, que barran el estiércol que Zp y su inmunda piara han esparcido. Que se olvide todo.
Pero, si tuvieran que decidir porque la cobardïa se impone al pundonor y los que van a gobernar demuestren compartir la mala ralea de las ratas vencidas, si nuestros Obispos tuvieran que decidir el pseudo-dilema, que no olviden nuestros Jerarcas de quién es el cuerpo que se exhumaría: Que no olviden que son los restos de quien defendió a la Iglesia y demostró ser su fidelísimo valedor cuando la Iglesia en España sucumbía y se veía obligada a volver a las catacumbas, chorreando sangre de Mártires.
Franco no fue un personaje para olvidar, sino un hombre, un jefe de estado al que admirar. Y no digo que fuera perfecto, porque la perfección sólo es atributo de Dios: Digo que fue admirable, y para la Iglesia un defensor y un aliado providencial. Si la Iglesia lo olvidara, si por complacer la vileza de los resentidos la Iglesia de España transigiera, estaría pecando contra sí misma, deshonrando su propia conciencia.
Si la obra de misericordia manda enterrar a los muertos, desenterrarlos para ofenderlos (y de eso se trata, no de otra cosa) es un sacrilegio que clama justicia. Una justicia que si no la hacen los hombres, la hará Dios.
Algunas veces, para algunos hechos, predico que las acciones contra Dios, contra la Iglesia, contra la fe, contra la piedad, contra la familía, contra los inocentes, todos esos crímenes se pagan siempre, bien en la vida o bien en la muerte, pero se pagan todos. Hasta el último céntimo, dice el Evangelio.
Yo rezo para que no haya que pagar así, tan culpablemente cara, esta deuda de gratitud, piedad y honra. Que no la tenga que pagar nadie con castigo, sino que prevalezca la honrosa memoria del que pretenden humillar postumamente.
Qué vergüenza que fueran tan cobardes con el hombre que vivió y ahora quieran vengarse en sus honorables restos, tan dignos, tan respetables para cualquier español de bien.
Ellos demuestran lo que son. Espero que otros mejores les demuestren que no transige la conciencia.
+T.
Fuente: Ex orbe