jueves, 23 de agosto de 2012

LOS TATUAJES Y LAS PERFORACIONES

Un caso extremo: Mujer demonio-vampiro con 
 tatuajes, piercings e implantes (cuernos y colmillos) 

"No hareís sajaduras en vuestra carne, a causa de un muerto; ni os imprimiréis tatuaje. Yo soy Yahvé" (Levítico 19:28), dijo Dios a los israelitas. Y aunque los creyentes hoy, no vivamos estrictamente bajo la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4; Gálatas 3:23-25; Efesios 2:15), el hecho de que hubo una orden de Dios contra los tatuajes, debería hacernos pensar. 

Esta moda está asociada a la pseudocultura de "lo feo" (aunque algunas de las imágenes tatuadas puedan llegar a ser bellas y estéticas) y generalmente -no siempre y de manera absoluta- encierra un sentido de rebeldía social contra los valores establecidos -sean éstos buenos o malos- o se vincula con grupos delicuenciales (como los maras) o afectos a la drogadicción. En muchas ocasiones los tatuajes empleados son de figuras con significación esotérica, satanista o new age. En otras, son inmorales las imágenes o los lugares donde se colocan para exponerlas inmodestamente a la vista de los demás, de una manera narcisista. De cualquier manera, el espíritu exhibicionista de muchos que los portan, puede reflejar -en ocasiones- un desajuste psicológico, lo que es más evidente en aquellos casos extremos donde se abusa de su uso, pero que no es privativo de ellos.

Es muy frecuente el culto a "lo feo", a la inmoralidad, 
a simbologías esotéricas e incluso al satanismo 

Sin entrar a considerar aquí los graves riesgos para la salud que se deben tener presentes -aspecto que afortunadamente es muy difundido en los medios de comunicación-, es importante señalar que, al paso del tiempo y a mayor edad, existen altísimos porcentajes de arrepentimiento y las personas buscan revertir los efectos de una mala decisión tomada en edades muy tempranas, generalmente. 

Quienes los emplean, en ocasiones lo hacen inocentemente y con imágenes inocuas o hasta bellas, sólo para "estar a la moda", sin embargo no consideran que -por lo general- la percepción de terceros es distinta a la intención original de ellos, pues muchas veces se comete el error de generalizar y asociar su aspecto a motivaciones negativas de otros que sí las tienen. Así, se da el caso de que llegue a afectar socialmente a quienes los portan, e incluso hasta en la selección de personal de las empresas que rechazan, por política general, a personas tatuadas o con perforaciones, pues tienen una mala impresión de ellas o, al menos, esto contraría la imagen institucional que buscan mantener.


Hay quienes incluso a sus hijos mutilan o tatúan


Fuente: Catolicidad