CURACIÓN EXTRAORDINARIA OBTENIDA
CON AGUA DE FÁTIMA
Aldina dos Prazeres Santos, residente en Mondim da Beira, diócesis de Lamego (Portugal), se matriculó, a los 19 años, en el curso de puericultura de la Maternidad «Julio Dinis», en la ciudad de Oporto. Allí cumplía sus deberes escolares sin descuidar el cumplimiento de sus deberes religiosos.
A fines de Enero de 1948, fue acometida por una terrible y desconocida enfermedad: grave inflamación en los labios, con una escasa supuración al principio y luego abundante. Una pestilente y nauseabunda llaga, con olor repugnante, cubría sus labios, tanto en la parte interior como exterior. Varios y competentes clínicos la examinaron cuidadosamente: Dra. Lucinda Gouveia, médica del curso de puericultura, Drs. Augusto Barata y Aureliano da Fonseca. Pasaron cuatro meses de ruda probación para esta joven. Intervinieron aún, en el estudio de este caso, los siguientes clínicos: Dr. Goncalves de Azevedo, Dr. Oscar Ribeiro y Dr. Rodrigues Gomes, todos profesores en el referido curso de
puericultura en la Maternidad «Julio Dinis», y todos ellos muy competentes.
Como los síntomas extrínsecos indicaran el escorbuto, fue tratada, sin resultado alguno, de esta enfermedad. Supusieron ser difteria, pero el análisis dio resultado negativo. Aplicaron a la enferma un millón de unidades de penicilina, obteniendo entonces algunas mejoras, que dieron a la enferma esperanzas del completo restablecimiento. Como le era imposible servirse del tenedor y de la cuchara, su alimentación exclusivamente líquida, la hizo enflaquecer extraordinariamente.
En Abril, las mejoras desaparecieron totalmente, volviendo al estado primitivo. Aldina supo llevar resignadamente tan grave desilusión. Enferma y los médicos desesperaban de la posibilidad de curación. Recurrieron por segunda vez a la penicilina, pero esta vez la enferma empeoró de manera extraordinaria.
Desengañada de la terapéutica humana, la pobre enferma puso en Dios toda su esperanza: Acudió a Nuestra Señora de Fátima. Doña María Emilia Teixeira, peregrina de Cova de Iría, trajo de allí una vasija con agua. La Virgen podía curarla, si quisiese. Experimentarían.
El 21 de junio de 1948, cerca de las once, Aldina humedeció por vez primera sus labios con el agua de Fátima, repitiendo durante el día la misma operación. El mismo día, por la tarde, Aldina estaba completamente curada.
La curación se operó durante pocas horas; fue rápida y completa.
(«La Voz de Fátima», marzo 1951).
Milagros de Fátima.
Fr. Antonio Corredor García o.f.m.