La Corte Europea de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo resolvió, en una sentencia inapelable, que los crucifijos pueden permanecer en las escuelas públicas.
Este fallo, emitido el viernes 18 de marzo, se da luego de la posición favorable a los crucifijos adoptados por la Corte Suprema de Casación de Italia y de la Corte Constitucional de Austria.
Con esta resolución la Corte Europea establece que "no existe violación del artículo 2 del protocolo N° 1 (derecho a la educación) de la Convención Europea de Derechos Humanos".
Este artículo se refiere a la obligación del Estado, "en el ejercicio de sus funciones en relación a la educación, a respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones religiosas y filosóficas".
El fallo de la Corte europea indica que "si bien el crucifijo es por encima de todo un símbolo religioso, no hay evidencia para la Corte de que su exposición en una pared de un aula pueda influenciar en los alumnos".
"Además –dice la resolución– si bien se comprende que la demandante haya visto que esta exposición del crucifijo en las aulas a la que asistían sus hijas como una falta de respeto del Estado a su derecho de educar en conformidad con sus propias convicciones filosóficas, su percepción subjetiva no ha sido suficiente para establecer una violación al artículo 2 del protocolo 1".
El fallo también recuerda que el gobierno italiano explicó en su apelación que "la presencia de los crucifijos en las escuelas públicas corresponde a una tradición que consideran importante perpetuar".
Asimismo, las autoridades de Italia resaltaron que el crucifijo no es solo un símbolo religioso sino que "representa los principios y valores que formaron los cimientos de la democracia y la civilización occidental, y que su presencia en las clases es justificable a este respecto".
La Corte Europea de Derechos Humanos aceptó la apelación presentada por el gobierno de Italia el pasado 28 de enero de 2010, luego de que en noviembre de 2009 decidiera que los crucifijos no debían estar en las aulas de las escuelas.
La resolución de noviembre de 2009 le daba la razón a una madre de familia de dos alumnas que alegaba que los crucifijos "no correspondían" a la forma que sus hijas deberían ser educadas.
Ante esta decisión, el gobierno de Italia defendió la presencia de los crucifijos en las aulas de los colegios públicos, como un símbolo que representa las raíces cristianas del país.
Fuente: Aica
Comentario Druídico: La sentencia es justa, obviamente. Los fundamentos discutibles, pero por una vez nos benefician, así que no los vamos a discutir. Aunque hay que dejar en claro que la sentencia "(el crucifijo) representa los principios y valores que formaron los cimientos de la democracia y la civilización occidental, y que su presencia en las clases es justificable a este respecto" es bastante ambigua y en varios aspectos, objetable.
El crucifijo representa los principios que formaron la civilización occidental. Vale. Habría que definir entonces qué se entiende por civilización occidental. Si por ella se entiende el producto de un estado evolutivo desde la barbarie medieval a las luces de la Revolución Francesa y el democratismo masónico en curso, hemos de decir que el crucifijo no tiene nada que ver con dicha "civilización". Comprendemos que con habilidad política se haya argumentado esto ante la Corte de Estrasburgo, pero el argumento es falso, y lo peor que podemos hacer es creer en los argumentos falsos que usan algunos (bien intencionados) para defender las buenas causas.
El democratismo liberal que reina en Europa y América, y en otras partes del mundo por influencia de las potencias occidentales, al cual todo el mundo asocia con lo "occidental", está muy lejos de ser occidental, salvo por accidente, porque es una desviación o crecimiento anómalo del cuerpo de principios y doctrinas que dieron origen a la civilización cristiana.
No, ni el liberalismo, ni la social-democracia; ni el capitalismo crudo y extremo, ni la doctrina de los derechos humanos, son coherentes con el pensamiento cristiano. Son un yuyo venenoso que creció en nuestro patio, que nadie con poder pudo erradicar y ahora nos ha malezado todo, ahogando hasta las raíces el árbol noble de la Cruz y sus frutos. Un yuyal, con alimañas y todo, que hasta los mismos pastores han aceptado, algunos por convicción y otros por considerarlo inevitable.
Celebremos que los crucifijos quedan en las aulas. Dios bendecirá a los que han peleado por esto. Pero no creamos las mentiras que se argumentaron para conseguirlo, ni los principios en nombre de los cuales se otorgó esta graciosa permisión.
Tomado de Panorama Católico
Este fallo, emitido el viernes 18 de marzo, se da luego de la posición favorable a los crucifijos adoptados por la Corte Suprema de Casación de Italia y de la Corte Constitucional de Austria.
Con esta resolución la Corte Europea establece que "no existe violación del artículo 2 del protocolo N° 1 (derecho a la educación) de la Convención Europea de Derechos Humanos".
Este artículo se refiere a la obligación del Estado, "en el ejercicio de sus funciones en relación a la educación, a respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones religiosas y filosóficas".
El fallo de la Corte europea indica que "si bien el crucifijo es por encima de todo un símbolo religioso, no hay evidencia para la Corte de que su exposición en una pared de un aula pueda influenciar en los alumnos".
"Además –dice la resolución– si bien se comprende que la demandante haya visto que esta exposición del crucifijo en las aulas a la que asistían sus hijas como una falta de respeto del Estado a su derecho de educar en conformidad con sus propias convicciones filosóficas, su percepción subjetiva no ha sido suficiente para establecer una violación al artículo 2 del protocolo 1".
El fallo también recuerda que el gobierno italiano explicó en su apelación que "la presencia de los crucifijos en las escuelas públicas corresponde a una tradición que consideran importante perpetuar".
Asimismo, las autoridades de Italia resaltaron que el crucifijo no es solo un símbolo religioso sino que "representa los principios y valores que formaron los cimientos de la democracia y la civilización occidental, y que su presencia en las clases es justificable a este respecto".
La Corte Europea de Derechos Humanos aceptó la apelación presentada por el gobierno de Italia el pasado 28 de enero de 2010, luego de que en noviembre de 2009 decidiera que los crucifijos no debían estar en las aulas de las escuelas.
La resolución de noviembre de 2009 le daba la razón a una madre de familia de dos alumnas que alegaba que los crucifijos "no correspondían" a la forma que sus hijas deberían ser educadas.
Ante esta decisión, el gobierno de Italia defendió la presencia de los crucifijos en las aulas de los colegios públicos, como un símbolo que representa las raíces cristianas del país.
Fuente: Aica
Comentario Druídico: La sentencia es justa, obviamente. Los fundamentos discutibles, pero por una vez nos benefician, así que no los vamos a discutir. Aunque hay que dejar en claro que la sentencia "(el crucifijo) representa los principios y valores que formaron los cimientos de la democracia y la civilización occidental, y que su presencia en las clases es justificable a este respecto" es bastante ambigua y en varios aspectos, objetable.
El crucifijo representa los principios que formaron la civilización occidental. Vale. Habría que definir entonces qué se entiende por civilización occidental. Si por ella se entiende el producto de un estado evolutivo desde la barbarie medieval a las luces de la Revolución Francesa y el democratismo masónico en curso, hemos de decir que el crucifijo no tiene nada que ver con dicha "civilización". Comprendemos que con habilidad política se haya argumentado esto ante la Corte de Estrasburgo, pero el argumento es falso, y lo peor que podemos hacer es creer en los argumentos falsos que usan algunos (bien intencionados) para defender las buenas causas.
El democratismo liberal que reina en Europa y América, y en otras partes del mundo por influencia de las potencias occidentales, al cual todo el mundo asocia con lo "occidental", está muy lejos de ser occidental, salvo por accidente, porque es una desviación o crecimiento anómalo del cuerpo de principios y doctrinas que dieron origen a la civilización cristiana.
No, ni el liberalismo, ni la social-democracia; ni el capitalismo crudo y extremo, ni la doctrina de los derechos humanos, son coherentes con el pensamiento cristiano. Son un yuyo venenoso que creció en nuestro patio, que nadie con poder pudo erradicar y ahora nos ha malezado todo, ahogando hasta las raíces el árbol noble de la Cruz y sus frutos. Un yuyal, con alimañas y todo, que hasta los mismos pastores han aceptado, algunos por convicción y otros por considerarlo inevitable.
Celebremos que los crucifijos quedan en las aulas. Dios bendecirá a los que han peleado por esto. Pero no creamos las mentiras que se argumentaron para conseguirlo, ni los principios en nombre de los cuales se otorgó esta graciosa permisión.
Tomado de Panorama Católico