En las Santas Escrituras se debe buscar la verdad, no la elocuencia. Toda la
Escritura. santa se debe leer con el espíritu que se hizo. Más debemos buscar el
provecho en la Escritura que no la sutileza de palabras. De tan buena gana debemos leer
los libros sencillos y devotos como los sublimes y profundos. No te mueva la autoridad
del que escribe si es de pequeña o grande ciencia; mas convídete a leer el amor de la
pura verdad. No mires quién lo ha dicho, mas atiende qué tal es lo que se dijo.
Los
hombres pasan; mas la verdad del Señor permanece para siempre (Salmo 116, 2). De diversas maneras nos habla Dios sin acepción de personas. Nuestra curiosidad
nos impide muchas veces el provecho que se saca en leer las Escrituras, cuando
queremos entender y escudriñar lo que llanamente se debía creer. Si quieres aprovechar,
lee con humildad fiel y sencillamente, y nunca desees nombre de letrado. Pregunta de
buena voluntad y oye callado las palabras de los Santos; y no te desagraden las
sentencias de los ancianos, porque no las dicen sin causa.
IMITACIÓN DE CRISTO
Tomás de Kempis
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