sábado, 27 de julio de 2013

MILAGROS EUCARÍSTICOS - 16



LA PRESENCIA REAL

 Año 1608, Les Ulmes (Francia)

La parroquia Les Ulmes Saint-Florent, distante pocas leguas de Saumur, fue ilustrada en el siglo XVII con un prodigio eucarístico. 

El sábado, 2 de junio de 1688, al reservar el Santísimo, se apareció Jesucristo en la Hostia sacrosanta por espacio de un cuarto de hora, y en presencia de más de cien personas. 

Se Formó como una nubecilla sobre el viril de la custodia, y se vio la figura del Salvador, de medio cuerpo y gran relieve, como que saliese del cristal, cubriendo casi toda la sagrada Hostia, y tenía las manos cruzadas, una sobre otra, la derecha sobre la izquierda. Vestía una túnica blanca. Los cabellos eran de color castaño claro, partidos sobre la frente, y caían por encima de los hombros. Se apareció el Salvador como joven de unos veinticinco años, de hermosos y brillantes ojos, con la cabeza un poco inclinada sobre el hombro derecho y la barba graciosamente partida. 

El milagro se obró cuando se cantaban estas palabras: Verbum caro panem… que se hallaban al final del Pange lingua… 

Fue el oficiante quien se apercibió primero de ello, y dudando si sus ojos le engañaban, preguntó al vicario si advertía algo en la Hostia. Le respondió que allí veía la figura de un joven, y en el mismo instante se levantó y tomando el viril lo bajó y colocó sobre el altar, donde todos los asistentes pudieron contemplar la imagen. 

El sacerdote, volviéndose hacia el pueblo, dijo en alta voz: “Si hay entre vosotros algún incrédulo que dude de la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento, que se acerque; he aquí a Nuestro Señor que se manifiesta visiblemente”. 

A estas palabras, gran número de personas se aproximaron, y vieron con mucha claridad la figura del Salvador. Un prodigio tan extraordinario conmovió a todos los circunstantes; los sacerdotes y fieles derramaban copiosas lágrimas de ternura.

La noticia de tan milagrosa aparición cundió por todas partes. Henri Arnauld, que ocupaba en aquel entonces la Sede de Angers, tuvo la noticia del suceso por las relaciones de los fieles que lo habían presenciado, y por una carta del vicario “Les Ulmes”. Después de haber oído durante quince días referencias unánimes y acordes del prodigio, se dignó visitar la parroquia en donde se había obrado. M. Le. Royer, doctor en teología, su secretario y más tarde cura de Fenell, le acompañó en esta visita, que se hizo el día 17 de junio de 1668.

Cinco días después, el Ilustrísimo señor Obispo mandó imprimir una Carta pastoral, cuyo contenido se halla en la Disertacion Apologética, de Grandet. 

El Prelado ordenó que la Hostia milagrosa fuese guardada en la iglesia “Les Ulmes” en una urna, y que todos los años el sábado infra-octava del Corpus se celebrara solemnemente en la referida iglesia el aniversario de dicha aparición. 

La santa Hostia desapareció a consecuencia del furor revolucionario, pero la iglesia “Les Ulmes” guarda todavía el recuerdo del milagro de 1668, pues en el muro del coro, a un metro 66 centímetros de altura, se ve el nicho que guardaba la urna con la sagrada Forma, y encima del nicho se lee aún la inscripción sobre mármol negro que relata el extracto del mandato de Henri Arnauld. 

(El Pilar, Zaragoza, 13 junio.- Abate Fabre, Le ciel ouvert.)
P. Manuel Traval y Roset