miércoles, 16 de julio de 2014

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN


Así como los hombres tienen a mucha honra el que haya otras personas que lleven su librea, del propio modo desea la Santísima Virgen ver que sus devotos lleven el Santo Escapulario como prenda de que están consagrados a su servicio y pertenecen a su familia. 

Dichosos mil veces los que sin respeto humano, antes bien con piedad y devoción ferviente llevan el Santo Escapulario todos los días de su vida hasta la muerte; porque ciertamente los ha de reconocer la Virgen Santísima por fieles siervos suyos y como tales les ha de librar: 

1. De no pocos peligros temporales y singularmente de la eterna condenación. 

2. De las penas del Purgatorio. 


BREVE HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

El Carmelo es una cadena montañosa de Israel que, partiendo de la región de Samaria, acaba por hundirse en el Mar Mediterráneo, cerca del puerto de Haifa. Esta altura tiene un encanto peculiar. Es diferente del Monte Nebo, en Jordania, del macizo del Sinaí y del Monte de los Olivos en Jerusalén. Todas las montañas palestinas tienen sus recuerdos teofánicos (es decir de las manifestaciones de Dios), que las convierten en cumbres sagradas y místicas. 

Pero ninguna tan sugestiva como el Monte Carmelo. ¿Por qué San Juan de la Cruz lo tomó como el símbolo de la ascensión mística? Seguramente le sugirió el nombre de su propia Orden Carmelita. Pero sin duda había alguna intención más profunda con el misterio de la sagrada montaña del profeta Elías. 


La memoria de Elías se guardó siempre viva de modo particular en el Monte Carmelo, donde se eligió seguir al Dios de Israel. Según el relato, Primer libro de los Reyes, capítulo 18, el sacrificio de Elías, consumado por el fuego que descendió del cielo, mostró al pueblo que Yahvé era el verdadero Dios. 

Allí se nos dice que las gentes de aquellas tierras de Haifa adoraban en su amplia mayoría al dios pagano Baal. El profeta Elías, que predicaba los mensajes del Señor, sin recibir demasiadas respuestas de los habitantes, les propuso que organizaran conjuntamente un sacrificio a la ladera del Monte Carmelo, cada uno rogando a su respectivo Dios, para invocar la lluvia, ya que habían estado 3 años de sequía. En primer lugar lo hicieron los partidarios de Baal, sacrificando un novillo en medio de oraciones, pero no obtuvieron respuesta. Inmediatamente Elías y sus pequeños seguidores cogieron otro novillo y al  cabo de pocos


instantes cayó fuego sobre el altar y sonaron grandes truenos. Elías invitó a uno de sus seguidores para que subiera a la cima de la montaña y desde allí éste le dijo:

"Una nube pequeña como la palma de la mano de un hombre sube del mar" 

De pronto, el cielo se oscureció con nubes y viento, y cayó una lluvia abundante. Cabe decir que algunos religiosos carmelitas y escritores del siglo XIV vieron en la mencionada nubecilla la presencia de la Virgen. (Faltaban unos 900 años para que María naciera). 

Elías estuvo disponible para la obra de Dios y enviado a proclamar su palabra. Emprendió un largo viaje por el desierto, un viaje que lo dejó extenuado. Se cobijó bajo un árbol y pidió la muerte. Pero Dios no lo permitió, sino que le envió un Ángel para alimentarlo y animarlo a continuar su viaje hasta el monte Horeb. Cuando llegó, Dios se mostró a Elías, no en los signos del antiguo testamento: fuego, terremoto, fuerte viento, sino en una ligera brisa.

Elías fue enviado nuevamente a su pueblo para continuar cumpliendo la voluntad de Dios. 

El Carmelo era sin duda, el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV, por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como Patrono. 

A mediados del siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera Iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Desde su monasterio no quisieron crear una nueva forma de culto mariano. Quisieron vivir bajo los aspectos que salían reflejados en las Sagradas Escrituras: maternidad divina, virginidad, Inmaculada Concepción y Anunciación. 

Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen. 

El convento del Monte Carmelo tiene un nombre evocador: "Stella Maris" (Estrella del Mar). 


Es un hermoso edificio cuadrangular a 500 metros de altura sobre el nivel del Mar Mediterráneo en la ciudad de Haifa. El centro del convento lo ocupa el santuario de la Virgen del Carmen. En el altar mayor de esta hermosa Iglesia en Cruz griega se venera la estatua de la Virgen del Carmen, obra 3 de un escultor italiano en 1836. 


Debajo del altar se ve la gruta del profeta Elías. Según la tradición, éste era el lugar donde se refugiaba el profeta. Una estatua recuerda al celoso defensor de la religión de Yahvé. Nos cuentan los Padres Carmelitas que no ha sido fácil la permanencia católica sobre esta montaña. Bien es verdad que, en la época de los Cruzados, el patriarca latino de Jerusalén, San Alberto, pudo dar a los ermitaños del Monte Carmelo una regla religiosa el año 1212. 

Se cuenta que el carmelita San Simón Stock pasó por aquí antes de su célebre visión del Escapulario carmelita. También subió en peregrinación a esta santa montaña el rey San Luis de Francia en el año 1254 en acción de gracias por haberse salvado de un naufragio. 

Con la caída de la ciudad de San Juan de Acre en 1291 vino la persecución árabe que causó el martirio de no pocos religiosos. Después de una larga interrupción de la vida monacal en la montaña que dio ocasión para la expansión del ideal carmelita por el Occidente. Regresaron los religiosos del Carmen al Monte Carmelo por el siglo XVII. 


STELLA MARIS 

Los marineros antes de la edad de la electrónica confiaban su rumbo a las estrellas. De aquí la analogía con la Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo. 

Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar. 


La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir la que desde tiempos remotos allí se venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. 

Y a la verdad, no uno sino millares de prodigios han venido probando a través de los tiempos la eficacia del Santo Escapulario del Carmen. 

Refiere a este propósito el P. Crosset que un oficial digno de entero crédito le contó cómo tres días después de la batalla de Seneffe, en 1694, se encontró en medio de muchos muertos y heridos a uno que teniendo el Escapulario en una mano y el Rosario en la otra pedía confesión. Tenía la frente atravesada por una bala, y la masa cerebral se le salía por ambos lados de suerte que poco era lo que podía vivir. Con todo se levantó y se confesó con un capellán con gran presencia de ánimo entregando al fin su alma a Dios después de haber recibido la absolución sacramental.  


Tiene asimismo el Escapulario del Carmen el privilegio de librar a las almas del Purgatorio de aquellas terribles penas. Apareciéndose la Madre de Dios cierto día al Papa Juan XXII le mandó que hiciera saber a los que llevasen este Escapulario que se verían libres del Purgatorio el sábado primero después de su muerte: y así en efecto lo declaró el citado Pontífice por medio de la Bula llamada Sabatina. Las indulgencias concedidas al Escapulario del Carmen son muchas tanto plenarias como parciales. 


Su fiesta está ubicada el 16 de Julio, ya que en aquella fecha en 1251, de acuerdo a las Tradiciones Carmelitas, San Simón Stock recibió el Escapulario de manos de la Santísima Virgen María. 

Acudamos con piedad y amor a Nuestra Señora del Carmen confiados en su poderosa protección por medio de la oración y llevando el Santo Escapulario, para llegar al puerto seguro de nuestra salvación guiados por la Estrella del mar.

Bibliografía: "Manual de los martes a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro" 1955, 
por el P. Redentorista Restituto Palacios, México D. F.