«Un cierto Rey, dice de él el Venerable Bernardino de Bustis, irá a Roma y recibirá del verdadero Sumo Pontífice (porque habremos tenido antipapas) la corona, no de oro, sino de espinas, con la cual querrá ser coronado por reverencia de Cristo
coronado de espinas».
Casi con las mismas palabras lo anuncia también
el Venerable Telesforo:
«Será coronado Emperador de los romanos, no con diadema de oro, sino de espinas, a petición suya, por su amor a la
Pasión de Cristo».
Cita el mismo Bernardino de Bustis una profecía
anónima, harto autorizada porque él la adopta, y dice
esta:
«Será coronado Emperador con una corona de espinas; y
levantando el estandarte de la Cruz, reunirá un poderoso ejército».
Este estandarte le será dado por el Papa.
«El Pontífice lo coronará y lo declarará legítimo Emperador de los romanos, dice la célebre profecía del Padre Capuchino, Y desde la Cátedra de San Pedro levantará el estandarte o Crucifijo y lo consignará al nuevo Emperador».
El Fundador y Capitán de los Crucíferos no es de
maravillar que lleve la Cruz por estandarte. San Francisco de Paula y otros lo anunciaron igualmente.
Apología del Gran Monarca 2ª Parte, pagina 323.
P. José Domingo María Corbató
Biblioteca Españolista. Valencia-Año 1904