Es particularmente significativa la profecía del Obispo George Michael Wittman (1760-1833):
¡Ay de mí! Están llegando días tristes para la Santa Iglesia de Jesucristo. La Pasión de Jesús será renovada de la manera más dolorosa en la Iglesia y Su Jefe Supremo. En todas las partes del Mundo habrá guerras y revoluciones, y correrá mucha sangre. Por todas partes serán inmensas las angustias, los desastres y la pobreza, porque las enfermedades contagiosas, la carestía y otras desgracias vendrán unas atrás de otras.
Manos violentas serán colocadas sobre el Jefe Supremo de la Iglesia Católica; obispos y padres serán perseguidos, y se producirá un cisma, y el desorden reinará entre todas las clases. Tiempos vendrán tan extraordinariamente aciagos que parecerá que los enemigos de Cristo y de Su Santa Iglesia, fundada por Él con Su Sangre, están en la inminencia de triunfar sobre Ella. (…) Sociedades secretas acarrearán una gran destrucción, y ejercerán un extraordinario poder económico, y muchos se cegarán por medio de éste, y serán infectados con los más nefastos errores. Sin embargo, todo eso será en vano, [porque] serán incapaces de mover la roca sobre la cual Cristo edificó Su Iglesia: ‘Portae inferi non praevalebunt’.
El INMINENTE CASTIGO REVELADO EN
EL TERCER SECRETO DE FÁTIMA
P. Paul Kramer