El Milagro Eucarístico de Santarém, junto con el de Lanciano, es considerado entre los más importantes. Al respecto se han realizado numerosos estudios y análisis canónicos. Una mujer robó una Hostia consagrada y la escondió en un paño de lino que de pronto se manchó de Sangre. La Hostia se transformó en carne que sangraba. La Reliquia se conserva en Santarém, en la iglesia de San Esteban.