Concordancia con la parte de la visión del Tercer Secreto
Sin embargo, el apoyo más rotundo a la interpretación del 13 de mayo y 13 de octubre aquí presentada, nos lo brinda la primera parte del Tercer Secreto de Fátima, publicada recientemente, el 26 de junio del año 2000 por la Congregación para la Doctrina de la Fe. He aquí el texto:
J.M.J.
La tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en Cova da Iria — Fátima.
Escribo en acto de obediencia a Vos, mi Dios, que me ordenáis por intermedio de S. E. Reverendísima el Obispo de Leiria y de Vuestra y mía Santísima Madre.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora, un poco más en lo alto, a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando, emitía llamas que, parecía, iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor luminoso que, de su mano derecha, Nuestra Señora irradiaba hacia él; el Angel, señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: "¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia!" Y vimos, en una luz inmensa que es Dios, (algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él) a un Obispo vestido de blanco tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre. También a otros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre se hallaba una gran cruz de maderos toscos, como si fueran de alcornoque con su corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas, y medio tembloroso con paso vacilante, abrumado de dolor y pena, avanzaba orando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, prosternado de rodillas al pie de la gran cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros, los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diferentes seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la cruz había dos ángeles, cada uno con una jarra de cristal en la mano, con la que recogían la sangre de los mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.
A pesar de los intentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe por desvirtuar el contenido de este texto, el significado de la visión queda claro. El Papa va a morir como mártir y con él los obispos, sacerdotes y fieles en gran número. El cardenal Ratzinger pretende relacionar esto con el atentado al Papa del 13 de mayo de 1981. Después del atentado y en relación con él, no fueron asesinados más obispos, sacerdotes ni fieles en gran número. Tampoco fue asesinado el Papa por soldados. Los soldados y la ciudad destruida aluden a una guerra o condiciones de guerra (¿guerra civil?) y todo esto no tiene ninguna relación con el atentado de 1981. Lo que aquí se anuncia es una violenta persecución contra los cristianos que alcanzaría incluso al Papa; evidentemente, se refiere a hechos del futuro.
Justamente esta interpretación de la visión se ve confirmada por otras visiones de personas con reputación de santidad. Durante una audiencia con el Capítulo General de los Franciscanos en el año 1909, el Santo Papa Pío X cayó en una especie de éxtasis. Despertó con una mirada llena de horror. "Lo que he visto era terrible", dijo. "El Papa va a abandonar Roma y, al salir del Vaticano, deberá caminar por sobre de los cadáveres de sus sacerdotes." (1) Una persecución similar contra los cristianos, que incluye a la Jerarquía misma, es predicha en las visiones de San Juan Bosco; en el mismo sentido convergen el Secreto de La Salette (ciertamente verdadero) y las visiones para el siglo XX de la Madre Mariana de Quito (1594), reconocidas por la Iglesia. También Anna Katharina Emmerich dice: "Vi una inmensa cantidad de gente demoliendo la Basílica de San Pedro. [...] Horrorizada vi que había también sacerdotes católicos entre estos masones. [...] Ya estaba toda la parte delantera derribada, solamente el Santísimo permanecía en su lugar. [...] Toda la iglesia tenía un color rojo sangre, al igual que el ángel. Me fue dicho: ¡La Iglesia será lavada con sangre!" (2). La Jerarquía Eclesiástica será
entonces evidentemente castigada por su infidelidad y por su transigencia con los principios masónicos.
En La Salette la Virgen María dice: "Italia será castigada por su ambición de querer desprenderse del yugo del Señor de los Señores. Será por ello entregada a la guerra. La sangre correrá por todas partes. Las iglesias serán cerradas o profanadas. Los sacerdotes y religiosos serán ahuyentados. Serán entregados a la muerte y a una muerte cruel" (3) Pero, según el mensaje de La Salette, no solamente Italia será castigada: "La sangre correrá por las calles. El francés luchará contra el francés, el italiano luchará contra el italiano". En las profecías de La Salette figura incluso: "L'église sera éclipsée" (La Iglesia será eclipsada). La Iglesia, por lo tanto, parecerá como inexistente durante algún tiempo.
Esta interpretación es confirmada por visiones de Jacinta Marto, quien dice: "Yo no sé cómo sucedió esto. Vi al Santo Padre en una gran casa, arrodillado frente a una mesa, con la cabeza entre las manos y llorando. Afuera había mucho gentío y algunos le lanzaban piedras, otros lo maldecían y le decían muchas malas palabras. ¡Pobre Santo Padre! Tenemos que rezar mucho por él". Esto concuerda con el Tercer Secreto; aparentemente, aún no ha ocurrido.
Nuestra sociedad se vuelve cada vez menos cristiana. Las manifestaciones del odio al cristianismo son cada vez más frecuentes. No se rechaza solamente la Divina Revelación, sino también la ley natural, especialmente en cuanto a la moral. No se ve en el horizonte una solución verdadera proveniente desde la Iglesia. Sin un socorro sobrenatural, ciertamente no habrá una conversión verdadera y duradera. Así, parece inevitable que el odio contra el ya desvitalizado cristianismo, algún día se descargue desenfrenadamente. En Fátima nos lo advirtió la Santísima Virgen.
13 de octubre de 1962: Primer y decisivo día de trabajo del Concilio — El Tercer Secreto de Fátima 1. 13 de octubre de 1962
Como es de público conocimiento, Sor Lucía dijo que el Tercer Secreto debería revelarse a más tardar en 1960, ya que a partir de ese momento sería más claro (4) La definición de esta fecha viene de la misma Madre de Dios: esto respondieron claramente Sor Lucía y el obispo de Leiria al canónigo Casimir Barthas, quien los interrogó el 17 y 18 de octubre de 1946.
¿Qué acontecimientos importantes desde el punto de vista religioso tuvieron lugar en este lapso de tiempo? Evidentemente, el Concilio Vaticano II; y no se encuentra ningún otro acontecimiento de importancia comparable. El Concilio dio a la Iglesia, al inicio de la década de los 60, un cuño completamente nuevo. Se inició recién en 1962, pero los preparativos comenzaron antes. El 5 de enero de 1960, el Papa Juan XXIII estableció, con el motu propio Superno Dei Nutu, la comisión preparatoria para el Concilio, que debía elaborar las primeras propuestas para los textos conciliares.
Nuevamente, una fecha elocuente: el primer día de trabajo del Concilio, la primera congregación general, tuvo lugar el 13 de octubre [!] de 1962. Esto, sin embargo, no fue planeado, ya que el comienzo oficial del Concilio estaba fijado para el 11 de octubre con una Misa papal de apertura. Y ciertamente no se tenía la intención de celebrar un Concilio en el espíritu de Fátima (5).
El 13 de octubre de 1962 tiene además otra connotación: representa el día de la primera victoria de la fracción de los liberales progresistas sobre los obispos conservadores del Concilio: consiguieron el aplazamiento de las elecciones de los miembros de las diez comisiones conciliares y la modificación de la lista de candidatos preparada por Roma (o bien del procedimiento para elegir), todo en sentido de los intereses de los liberales (6). Esta modificación fue lograda por la intervención del Cardenal
A. Liénard quien tomó la palabra sin haber sido autorizado para ello , por parte de los moderadores; era una especie de rebelión, que luego fue apoyada por el Cardenal Frings, quien intervino igualmente en ese momento rompiendo el procedimiento oficial de la sesión.
Inmediatamente después de esta primera y doble victoria (aparentemente todavía el 13 de octubre) se preparó la segunda victoria de los liberales. Reunidos los diez presidentes del Concilio, los cardenales liberales Frings, Liénard y Alfrink exigieron que el esquema preparado sobre la liturgia, que entre los distintos esquemas había resultado ser el más progresista, fuese tratado en primer lugar. Los textos de las cuatro constituciones dogmáticas les parecían demasiado conservadores, y tenían la esperanza de poder aún modificarlos sustancialmente. (7)
Así, el 13 de octubre tiene una importancia decisiva en la historia del Concilio. Se suma, además, otro acontecimiento histórico de índole político en este mismo momento. Justamente un día después de iniciadas las sesiones de trabajo del Concilio, se produjo un hecho que debió representar una seria advertencia: la Crisis de Cuba, que mostraba como inminente el peligro de una guerra mundial a través de una agresión rusa. La crisis cubana comenzó exactamente el 14 de octubre de 1962, cuando un avión norteamericano U2 de reconocimiento, detectó en Cuba misiles rusos que estaban apuntados hacia los Estados Unidos. (8) Esto debió haber sido advertencia suficiente a los Padres Conciliares para que abriesen bien los ojos frente al peligro de Rusia y la expansión del comunismo.
Sin embargo, la ideología comunista, el más grave y funesto error que azotó al siglo XX, no sería condenada por el Concilio Vaticano II, y ello debido a "razones de ecumenismo y diálogo". Esto tuvo graves consecuencias: no se condenó ningún error y, con ello, quedó abierta la brecha para la infiltración de las progresistas ideas teológicas posconciliares, las cuales provocaron la crisis de Fe por la que transitamos actualmente.
Así, los días 13 y 14 de octubre de 1962, se conjuga una doble amenaza: por una parte, amenaza de una crisis interna de la Iglesia al incorporar los documentos progresistas del Concilio, ideas que tienden a un quiebre con la Tradición y a un alejamiento de la Verdad, revelada por su Divino Fundador Jesucristo; por otra parte, una crisis externa con la amenaza de una punitiva guerra mundial.
Semejante amenaza de crisis interna de la Iglesia en forma de una crisis global de la verdadera Fe había sido dada a conocer a los Pontífices a través' del mensaje de Fátima, específicamente en la segunda parte del Tercer Secreto: "En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe, etc." Con esta frase, tomada de la IVª Memoria de Sor Lucía, se subentiende que no en todas partes será conservada la integridad de la doctrina católica. Así, con estas palabras, la actual crisis de la Fe fue anunciada por la Santísima Virgen, y al respecto le cabe una enorme responsabilidad a la Jerarquía de la Iglesia.
Padre Gérard Mura, "Fátima Roma Moscú", ediciones San Pío X, año 2005.
Notas:
(1) Thompson, Damian, Das Ende der Zeiten. Apokalyptik und Zeitenwende, Hildesheim 1997, p. 240; Cfr.: Vacquié, Jean, Bénédictions et malédictions. Prophétiés de la Révélation privée, Paris 1987.
(2) Wagner, Karl, Anna Katharina Emmerich, ihr Leben und ihre Visionen, entnommen den Aufzeichnungen von Clemens von Brentano, Wien 1969, pp. 160-163.
(3) Calvat, Melanie, ed., L'Apparition de la tres Sainte Vierge sur la montagne de La Salette le 19 Septembre 1846, p. 16.
(4) Véase: TVF, t. 3, p. 446, 451; cfr.: CRC, n° 341, dic. 1997, p. 6.
(5) Cfr.: Wiltgen, Ralph M., Der Rhein fliefbt in den Tiber, Feldkirch 1988, p. 15.
(6) Cfr.: Ibidem, pp. 15-17; Véase también: Arzobispo Marcel Lefebvre, Sie baben Ihn entthront, Stuttgart 1988, p. 164; CRC, n° 341, dic. 1997, p. 9.
(7) Wiltgen, Ralph M., op. cit., pp. 23 s.
(8) Pleticha, Heinrich, (editor), Deutsche Geschichte, t. 12, Teilung und Wiedervereinigung, Gütersloh 1993, p. 246.