jueves, 9 de diciembre de 2021

MONS. VIGANO: COMO LOS MARTIRES, POR AMOR A DIOS RESISTIMOS A LOS TIRANOS GLOBALISTAS

 

Hay un hombre que en estos momentos está literalmente aterrorizando a la jerarquía de la Iglesia anticatólica de Bergoglio y a las altas esferas del poder globalista. Este hombre ha sido objeto de feroces ataques mediáticos, que primero lo han desacreditado y calumniado hasta el punto de describirlo como una especie de verdadero “peligro” para la sociedad. Este hombre es el arzobispo Carlo Maria Viganò. Desde hace más de un año, Viganò se ha convertido en un guía espiritual para todos los católicos, cristianos e incluso no creyentes que se sienten completamente perdidos y abandonados en esta época de gran aflicción moral y de valores abandonados.

Viganò logra llegar a todos los que tienen sed de razón y justicia en este mundo al revés en el que vive la humanidad. Desde el inicio de la operación terrorista del coronavirus, Monseñor ha hablado con voz tranquila y firme. Inmediatamente denunció el plan del Gran Reinicio de Davos y la matriz globalista que concibió la farsa de la pandemia.

Al mismo tiempo, también denunció la corrupción y la infiltración de la masonería en la institución que más debería haber presidido y defendido a los fieles y al mundo de este asalto infernal, es decir, la Iglesia Católica. Probablemente la “culpa” del arzobispo sea precisamente ésta. Su “culpa” es la de haber pronunciado y difundido verdades que los poderosos no querían que se dijeran. En esta entrevista que nos concedió, Viganò nos ayuda a comprender una vez más lo que está en juego en esta batalla que pretende esclavizar a la humanidad para arrastrarla hacia el totalitarismo del Nuevo Orden Mundial.

Monseñor recuerda también a quienes son perseguidos por mantenerse anclados en su fe, y por no doblegarse a este régimen, que no deben quebrarse. Ser expulsado de una sociedad injusta y malvada debe ser un honor para todos aquéllos que han sufrido infames discriminaciones y persecución. Ésta es probablemente la razón por la que muchas personas observan a este hombre en este momento histórico. Es uno de los pocos pastores que logra hablar con sencillez al corazón de los hombres comunes. Estas son sus palabras dirigidas a cada uno de nosotros.

 

Excelencia, recientemente usted ha sido víctima de feroces ataques mediáticos que se han intensificado. El director de La Stampa, Massimo Giannini, ha llegado a llamarle “sinvergüenza” en directo, y Bruno Vespa ha dicho que Dios debería “perdonarle” por sus posturas sobre las vacunas y la llamada pandemia. ¿Por qué el aparato mediático italiano le considera una especie de enemigo público y por qué parece tenerle tanto miedo?

Como ya he podido observar, es típico de un régimen totalitario deslegitimar cualquier forma de disidencia, primero ridiculizando al oponente, convirtiéndolo en objeto de burla para desacreditarlo; luego patologizándolo (o psiquiatrizándolo), haciéndolo pasar por un loco que hay que internar; por último, criminalizándolo y creando las condiciones para su separación de la sociedad civil.

Las mentiras, los insultos y los ataques personales -como el último que me ha dedicado el semanario Venerdì, de Repubblica- forman parte de esta puesta en escena, en la que los sumos sacerdotes de Covid se rasgan las vestiduras frente a cualquier objeción a sus falsedades. Por otro lado, La Stampa y La Repubblica son propiedad de la familia Elkann, emparentada con los Rothschild desde el siglo XVI. John Elkann prologó en 2016 el ensayo de Klaus Schwab, La Cuarta Revolución Industrial, en el que el presidente del Foro Económico Mundial de Davos describe minuciosamente el Gran Reinicio. La adhesión a la narrativa oficial por parte de los exponentes de la élite implica también el descrédito y la calumnia de quienes se oponen a ella, en forma sectaria y conspirativa.

Por supuesto, en el silencio ensordecedor de los obispos y la propaganda de Santa Marta a favor del suero génico, es obvio que una voz discordante que denuncie el golpe de Estado en curso por parte de la élite globalista molesta y resulta intolerable para quienes pretenden un asentimiento irracional a sus declaraciones contradictorias.

 

En este sentido, los órganos de información mediática han llegado incluso a enviar verdaderos espías a las Misas de esos sacerdotes, como Don Giorgio Ghio, que denuncian los daños de las vacunas y la derivación anticristiana que se cierne sobre la sociedad actual. El espíritu de la verdadera Iglesia tradicionalista no sólo no parece haberse extinguido, sino que parece haberse reavivado. En su opinión, ¿es este espíritu el que aterroriza especialmente al poder globalista?

Quisiera señalar que las intromisiones de las autoridades civiles ámbito eclesiástico violan el Concordato entre la Santa Sede y la República Italiana, y que la Conferencia Episcopal Italiana no es la contraparte legítima del Gobierno en la negociación de protocolos y acuerdos que, en la medida en que han sido suscritos por quien no tiene derecho a ello, son nulos. Dicho esto, considero que todo sacerdote tiene el derecho, incluso el deber, de advertir a sus fieles del peligro concreto y nada hipotético que representa la inoculación del fármaco experimental, máxime cuando toda la farsa psico pandémica es claramente instrumental para la instauración de una dictadura, controlar a los ciudadanos y violar los derechos naturales y constitucionales con el pretexto de la salud.

El sometimiento de la Jerarquía Católica, Conferencias Episcopales, Obispos y Párrocos a la narrativa oficial es tan descarado y cortesano que hace evidente esa infiltración en la Iglesia profunda que he denunciado reiteradamente. Una infiltración que comenzó hace al menos setenta años y que ahora se ha puesto de manifiesto en su arrogancia y en la persecución de las voces discrepantes, tanto en lo que se refiere a la supuesta emergencia pandémica como a las desviaciones doctrinales, morales y disciplinarias mucho más graves o a las inquietantes complicidades con el Estado profundo.

Esta evidencia de la traición de los pastores ha dado lugar, como en el ámbito civil, a una oposición espontánea que parte de las bases -de los laicos y del clero- y que afecta significativamente tanto a la pandemia como a la crisis de la jerarquía. Por un lado, tenemos a los partidarios del Gran Reinicio con su ideología anticatólica y anticristiana, flanqueados por la Iglesia bergogliana. Por otro lado, tenemos a los que se oponen al Nuevo Orden Mundial, quienes encuentran un complemento natural a sus valores en el inmutable Magisterio católico y en la liturgia tradicional. Ciudad del diablo y Ciudad de Dios: la división es siempre la misma, porque las fuerzas en el campo se alinean en dos frentes ontológicamente opuestos y enemigos.

 

Un ex coronel de los servicios de inteligencia rusos, Vladimir Kvachov, definió la pandemia como una especie de operación terrorista diseñada expresamente para reducir la población de la Tierra e instaurar una especie de dictadura mundial. En un artículo publicado por la Fundación Rockefeller en 2010 y titulado “Operación Confinamiento” se habla explícitamente del estallido de una pandemia que permite a los gobiernos aplicar medidas autoritarias y represivas de la libertad personal para construir posteriormente una especie de super gobierno global. Estas medidas represivas son las mismas que hemos visto aplicar en el transcurso del último año y medio, como las mascarillas y los distanciamientos que han desencadenado una psicosis y un odio social jamás vistos en las sociedades occidentales. ¿Usted piensa que todo lo que hemos sufrido ha sido una crisis preparada arteramente por los grandes poderes globalistas para sumir a la humanidad en este estado de miedo y sometimiento permanente, para poder dar vida después un Leviatán global?

Lo pienso y lo afirmo desde el comienzo de la psico pandemia, cuando en mayo del año pasado denuncié los peligros y absurdos de esta grotesca farsa. Conozco bien los escenarios de la Fundación Rockefeller, así como los prefigurados por el Gran Reseteo del Foro Económico Mundial (cuyo presidente se reunió el 14 de noviembre de 2019 con el primer ministro Conte y hace unos días con Draghi) y los de la Agenda2030 de Naciones Unidas.

Esta operación, que ha requerido una meticulosa preparación y exige la colaboración de amplios sectores públicos y privados, así como la connivencia de la judicatura, de las fuerzas del orden y de los medios de comunicación, se configura como un auténtico golpe de Estado, en el que la pandemia es la excusa -la profase- con la que hace aparentemente inevitables las violaciones de los derechos fundamentales e instaurar el régimen totalitario del Nuevo Orden. Y en este Nuevo Orden prevalece la superstición pandémica, con sus hechiceros, sus pagodas de vacunación, sus rituales irracionales, sus excomuniones contra los peccatori vitandi, es decir, contra los que no aceptan apostatar de la razón incluso antes que a la Fe para abrazar la locura y la furia ideológica.

 

En la sociedad del Gran Reinicio que Su Excelencia ha denunciado repetidamente el transhumanismo asume un rol clave. Las tecnologías avanzan tan rápido que se habla abiertamente de la posibilidad de controlar el comportamiento humano a través de dispositivos electrónicos insertados en el cerebro de un ser humano. Klaus Schwab, presidente del Foro de Davos y principal ideólogo de esta sociedad posthumana, fue el que teorizó este nuevo prototipo de humano/autómata. La tecnología, pues, ya no parece estar al servicio del hombre, sino que, por el contrario, está mutando en una herramienta para someter y aniquilar la esfera de libertad del propio hombre. En su opinión, ¿el objetivo final del transhumanismo es precisamente éste, privar al hombre del libre albedrío que le ha dado Dios?

El transhumanismo es un proyecto infernal en el que el demonio imita la obra creadora de Dios pervirtiéndola y corrompiéndola. La obediencia al suave yugo de la Ley de Dios es sustituida por la esclavitud y la sumisión a la tiranía de Satanás, en la que ni siquiera hay tolerancia para el bien y todos se ven obligados a hacer el mal, a aceptarlo, a legitimarlo. Y aunque sólo Dios puede leer nuestra conciencia, Satanás intenta violar el santuario de nuestro lado espiritual para controlarlo e inducirnos a hacer el mal incluso contra nuestra voluntad.

En su último libro, El Gran Reinicio, Klaus Schwab escribe: “También estamos estudiando nuevas modalidades para utilizar e implantar dispositivos internos que controlen nuestros niveles de actividad y la química de la sangre y cómo éstos pueden estar asociados con el bienestar, la salud mental y la productividad en casa y en el trabajo. También estamos aprendiendo a conocer mejor el funcionamiento del cerebro y observando desarrollos emocionantes en el campo de la neurotecnología”. Es un delirio que sólo Lucifer puede concebir, y que está destinado al fracaso absoluto precisamente porque se muestra en su matriz anticrística, porque desafía la realeza divina de Jesucristo. Un delirio en el que la criatura, rebelde al orden divino, se pone en el lugar del Altísimo, repitiendo con la misma miserable determinación el Non serviam de Lucifer.

Satanás es simia Dei: en todo lo que hace para alejarnos de Dios y arrastrarnos al infierno vemos siempre el grotesco intento de imitar al Salvador, de usurpar su señorío, de pervertir su enseñanza, de arrebatarle las almas. El Demonio quiere hacerse adorar en lugar de Dios, quiere que el Anticristo reine sobre el mundo y someta a toda la humanidad a su tiranía, sustituyendo la Iglesia de Cristo por la anti iglesia de Satanás, es decir, por la Religión de la Humanidad, ecuménica y ecológica.

 

En sus intervenciones en vídeo y en sus escritos usted ha hablado muchas veces de la amenaza inminente del Nuevo Orden Mundial. Varios jefes de Estado, destacados políticos de la escena internacional y miembros de las familias más poderosas del mundo, como George H. Bush, Henry Kissinger, Nicolas Sarkozy y David Rockefeller -por nombrar sólo a algunos- han utilizado expresamente esta expresión para definir el objetivo político a alcanzar. En el transcurso de la crisis del Coronavirus hemos oído a otros políticos volver a utilizar este término con frecuencia. El gobernador de la región del Véneto, Luca Zaia, llegó a decir que las vacunas se utilizarían para establecer un Nuevo Orden Mundial. ¿Puede explicar en qué se basa esta idea de un Nuevo Orden Mundial y por qué la vacunación masiva desempeñaría un papel tan importante en su realización?

El Nuevo Orden Mundial no es ni nuevo ni un orden: representa la loca ambición de Satanás de derrocar el plan providencial de Dios, de aniquilar la verdadera Religión que es la única que conduce a la salvación eterna y de sustituir el ordo christianus por el caos infernal: la mentira en lugar de la Verdad, la injusticia y la opresión en lugar de la justicia, la arbitrariedad y la licencia en lugar de la obediencia a la Ley de Dios, la muerte en lugar de la vida, la enfermedad en lugar de la salud, la legitimación del Mal y la condena del Bien, la persecución de los buenos y la exaltación de los malvados, la ignorancia en lugar de la verdadera cultura y la sabiduría, la fealdad y el horror en lugar de la belleza, la división y el odio en lugar de la concordia y el amor.

Satanás no quiere ser adorado revistiéndose de los atributos de Dios, sino pretendiendo hacerse adorable en todo lo que le hace malvado, obsceno, falso, grotesco y monstruoso. Quiere el derrocamiento total, un derrocamiento ontológicamente diabólico y anticrístico, es el Nuevo Orden, obtenido por el golpe de Estado global impuesto bajo el pretexto de una emergencia deliberadamente provocada.

La campaña de vacunación, desprovista de toda validez científica, sirve ante todo de aparente legitimación para la adopción de controles y rastreos, hoy con la excusa (por otra parte falsa, ya que los vacunados pueden infectar y contagiarse) de limitar la propagación del Covid, mañana con el uso del sistema de crédito social para la emergencia verde, igualmente falsa y engañosa. El pase verde está pensado como la marca de la Bestia de la que habla el Apocalipsis, para permitir o prohibir comprar, vender, viajar, gastar, comer, vivir.

En segundo lugar, la inoculación de un suero génico experimental que debilita el sistema inmunológico natural de los individuos constituye un delito muy grave, porque transforma a las personas en enfermos crónicos, es decir, en clientes de por vida de las empresas farmacéuticas y de la sanidad privada, con un incremento exorbitante de los beneficios de la élite globalista y un empobrecimiento de la población. También este elemento, aparentemente secundario, revela la matriz subversiva del Gran Reinicio, porque no constituye sólo un atentado a la salud de los individuos, sino un atentado a la seguridad nacional de los Estados, que ven afectadas a sus Fuerzas Armadas por los efectos secundarios de la vacunación y la exclusión de los soldados no vacunados. En mi opinión, este es un punto poco considerado por quienes analizan la criticidad de la situación actual, y que muestra el dolo de quienes, constituidos en autoridad, cooperan con la destrucción de las Naciones para esclavizarlas al Nuevo Orden.

 

Siguiendo con el tema del Nuevo Orden Mundial, Su Excelencia explicó en una de sus intervenciones en vídeo cómo el Concilio Vaticano II, a principios de los años sesenta, desempeñó un rol fundamental para allanar el camino de este proyecto. En este sentido, el Concilio fue el acontecimiento que construyó una nueva Iglesia liberal separada de la tradición católica y cercana al espíritu del mundo moderno, al que debía combatir y contener. Básicamente, la institución que debería haber sido el katejon, la fuerza que impide la manifestación del Anticristo, se convirtió en cambio en su portavoz y promotor. ¿Puede decirse en este sentido que fueron las fuerzas masónicas infiltradas en la Iglesia ya entonces las que dieron lugar a esta transición? En su opinión, ¿la fase de apostasía que vive la Iglesia en este momento histórico es de hecho la realización de la visión que tuvo León XIII en 1884 y de las profecías de Fátima en 1917 y de Akita en 1973, que anunciaban que la Iglesia estaría plagada de herejías en el transcurso de las próximas décadas?

La revolución conciliar representa el 1789 de la Iglesia – según admite uno de los protagonistas del Concilio, el cardenal Leo Jozef Suenens – que desde el Vaticano II ha asumido las instancias revolucionarias, la ideología liberal, el comunismo, el colectivismo y más en general el espíritu del mundo, la teoría del género, la disolución del cristianismo no sólo en el ámbito doctrinal, sino también en el moral y cultural, es decir, como elemento vivificador de la Civilización Cristiana. Esta traición, lograda de una manera no muy distinta a la que caracterizó la acción de las logias contra las monarquías católicas, se ha conseguido mediante una infiltración que ha actuado en dos frentes: uno ideológico y otro práctico.

En el plano ideológico se ha corrompido la ortodoxia con herejías y errores filosóficos, cuyas nefastas consecuencias seguimos sufriendo hoy; en el plano práctico, se ha corrompido la moral de los individuos, sometiéndolos a sus pasiones para dominarlos, haciéndolos esclavos de sus propios vicios para chantajearlos, promoviendo a los más corruptos a la cúspide de esas instituciones que, con su propio comportamiento escandaloso, habrían desacreditado y deslegitimado antes. ¿Qué credibilidad puede reivindicar la Iglesia en materia de moral sexual, cuando sus más altos prelados son unos sucios pervertidos? ¿O en materia de honestidad, cuando los funcionarios de la Santa Sede están implicados en escándalos financieros y en la especulación bursátil?

Es necesario entonces un retorno a la Tradición y a los valores hoy cancelados y olvidados, como la honestidad, el sentido del deber, la fidelidad, el amor a la Patria, el honor y la disciplina. Una vuelta al ordo christianus tanto en el ámbito civil, con una reforma radical de los Estados; como en el ámbito eclesiástico, con el alejamiento de los falsos pastores y la restauración de todo lo que ha sido destruido por la furia ideológica revolucionaria del Vaticano II. Si queremos que la prueba a la que nos somete la Providencia llegue a su fin, es indispensable que se elimine la causa de los castigos que el Señor nos está infligiendo, es decir, todo este sistema anticrístico que nace de los principios masónicos y de la Revolución.

Restituyamos la autoridad como expresión del poder de Cristo, y demos formación moral y espiritual a los gobernantes: una tarea difícil, pero que hay que realizar desde ahora si queremos transmitir a nuestros hijos los valores que les harán buenos cristianos y buenos ciudadanos, responsables ante Dios de su comportamiento y deseosos de obedecerle, de proclamarlo Rey, de rendirle honores públicos. Reconocido nuevamente como Rey, nuestro Señor no dejará que sus hijos perezcan en la batalla, y les dará una brillante victoria. Pero hasta que no comprendamos el error que subyace a los horrores actuales, no podemos esperar la intervención de Dios.

 

Recientemente, Bergoglio habló explícitamente de la necesidad de llevar a cabo el Gran Reinicio, hasta el punto de afirmar que no habrá vuelta a la normalidad. Bergoglio se ha convertido así en un apóstol de la religión universal tan deseada por las logias masónicas, cuyo objetivo final es eliminar por completo el cristianismo. ¿Es posible decir que Bergoglio es la conclusión natural de la herejía del Vaticano II? En su opinión, ¿la apostasía de la que nos hablan las profecías reconocidas por la Iglesia católica y las visiones del beato Holzhauser ha llegado ya a su clímax y está a punto de llegar a su conclusión?

Bergoglio es uno de los seguidores más convencidos de la religión globalista: abraza todas sus exigencias, promueve sus planes, propaga su doctrina y combate a sus enemigos. Si no tuviera el lugar que le corresponde dentro de la Iglesia, podría ser considerado el profeta del Nuevo Orden Mundial y el principal enemigo de la Iglesia de Cristo. El hecho de que se le considere universalmente como el jefe de la Iglesia muestra una incompatibilidad evidente, un gravísimo conflicto de intereses, una traición flagrante a su autoridad.

Y las mismas formas que han permitido reemplazar al dimitente Benedicto XVI revelan la intervención de fuerzas hostiles a la Iglesia, concretada con las maniobras de la mafia de San Galo y aún antes auspiciada por el Estado profundo, como se desprende de los correos electrónicos de John Podesta respecto a una “primavera de la Iglesia” que acompañara al mundo y renunciara a anunciar el Evangelio.

Este “pontificado” es la aplicación coherente de los principios establecidos por el Vaticano II, como reivindica con orgullo el mismo Bergoglio. Todo lo que él ha dicho y hecho desde 2013 está en línea con los errores que implican los textos conciliares, por sus obsequiosos silencios y por sus culpables equívocos.

Pero como todo lo que es obra del Diablo, no tiene ninguna esperanza de éxito, y sólo sirve para hacernos comprender una verdad muy evidente pero que aún no somos capaces de reconocer: la única esperanza de salvación está en abrazar integralmente la Fe Católica, tal como Nuestro Señor la enseñó a los Apóstoles y como la Santa Iglesia nos propone creer desde hace dos mil años. Todos los errores, los intentos de acomodarse a la mentalidad de la época, los compromisos para hacerse un hueco en el mundo, las traiciones a cambio del poder vienen de Satanás, y como tales están destinados al fracaso.

Si Cristo Rey vuelve a reinar en la Iglesia, incluso antes de reinar en la sociedad civil, se dignará concederle buenos y santos Pastores, y un Pontífice valiente que denuncie la apostasía, combata los errores y reúna a los buenos en torno a la Cruz de Cristo. Porque la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, también está destinada a la Pasión, pero en la dignidad e integridad de ser precisamente la Esposa del Cordero Inmaculado, y no la concubina de los eternamente vencidos.

Por eso espero y rezo para que la Providencia conceda al mundo un tiempo de paz y de conversión, en el que los Pastores y el rebaño vuelvan a la fidelidad al Evangelio, para que puedan afrontar dignamente la última persecución antes del Juicio Final. Si este tiempo propicio fuera inaugurado por la Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado, pienso que podríamos enmarcar verdaderamente los acontecimientos actuales en esa perspectiva escatológica que encuentra su cumplimiento en la victoria de Cristo sobre el Diablo.

 

Su Excelencia ha lanzado recientemente un llamamiento público para construir una especie de Alianza Antiglobalista mundial. En su opinión, ¿esta alianza debería tener su base de inspiración en Italia, un país históricamente odiado por la masonería y el poder globalista?

Italia es una nación bendecida por Dios y por la presencia de la sede del Papado. Su civilización, compuesta por la herencia histórica, cultural y artística de sus ciudades, pero unida en el vínculo de la fe católica, ha estado siempre sometida a la acción desintegradora de Satanás y sus servidores. La masonería odia a Italia: odia su historia gloriosa, intrínsecamente ligada primero al advenimiento del cristianismo y luego a su propagación; odia sus tradiciones, todas ellas impregnadas de cristianismo; odia su arte, eminentemente cristiano; odia su cultura y su civilización, voz elocuente del poder de la Fe para informar todas las esferas de la vida humana; odia a sus santos, que con su predicación y su ejemplo arrancaron del infierno a millones de almas; odia a sus habitantes, cuyo carácter sigue revelando esa autenticidad y esa pasión profundamente católica, hecha de pequeños gestos, de generosidad y de un sentido moral totalmente cristiano.

Por eso creo que Italia debe desempeñar un rol importante en la oposición a la tiranía del Nuevo Orden, proponiéndose como sede natural de esta Alianza Antiglobalista mundial. Y así como el retorno de una Monarquía católica es difícil de prever en este momento, pienso que las formas de gobierno de los Comunas y de los Estados preunitarios pueden proporcionar amplia inspiración a quienes quieran proponer una reforma del gobierno civil coherente con los principios cristianos y compatible con las exigencias de la modernidad: pienso en particular en la Alegoría del Buen Gobierno, pintada al fresco en el Palacio Comunal de Siena, en la que las Virtudes teologales iluminan y dirigen las Virtudes cardinales y cívicas.

Muchas personas se enfrentan a graves problemas personales y sociales debido a la aplicación del certificado verde lanzado por el gobierno de Draghi. Muchos renuncian a sus sueldos para no vacunarse y salen a la calle para protestar en las plazas contra la deriva autoritaria sin precedentes que Draghi ha traído a Italia. ¿Qué se puede decir a todos los que están sufriendo en este difícil momento histórico a causa de esta represión y a los que se entregan a la desesperación creyendo que en realidad no hay nada más que hacer?

Respondo con las palabras de Nuestro Señor: “Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí; en el mundo tendréis tribulación, pero tened valor, yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33). A los que sufren la discriminación de ellos mismos y de sus seres queridos; a los que se han visto obligados a vacunarse por el indigno chantaje de la autoridad civil y la escandalosa connivencia de la autoridad eclesiástica; a los que se niegan valientemente a someterse a normas ilegítimas y tiránicas; a los que se ven privados de su sustento a causa de su coherencia, les digo: Ustedes son la prueba de que la fuerza y la violencia con la que se impone el Mal pueden quizá conseguir golpearte en sus bienes, en sus cuerpos, en sus afectos; pero nunca, nunca podrán quitarles la serenidad de haber permanecido fiel al Señor.

¿Ustedes creen que los mártires son personas dotadas de poderes especiales? Los verdaderos mártires fueron, son y serán personas como ustedes y como yo, personas con mil defectos quizás, pero animadas por el amor de Cristo, es decir, por la Caridad, dispuestas a dar su vida para no renegar de ese amor sobrenatural y divino. Y si ellos fueron capaces, con la ayuda de Dios, de enfrentarse a la muerte en medio de atroces tormentos, ¿ustedes no quieren ser capaces, bajo el manto de la Santísima Virgen, de resistir a estos tiranos tan crueles como cobardes? Ustedes deben sentirse honrados por el privilegio que se les concedió de merecer el Paraíso: su fidelidad, su fortaleza frente a las imposiciones de un poder hostil les harán ganar la ayuda y la protección del Cielo, también en las cosas pequeñas. Permanezcan en la Gracia de Dios, que es el único bien que nadie podrá quitarles nunca, pues del resto se encargará Aquélla a la que invocamos como Auxilio de los cristianos. Y cuando interviene la Virgen, el infierno tiembla.

 

Publicado originalmente en italiano el 3 de diciembre de 2021, en

https://www.marcotosatti.com/03/12/2021/vigano-come-i-mártires-por-amor-de-dios-resistimos-a-tiranos-globalistas/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

DICHOS DE SANTOS



DICHOS DE SANTOS

domingo, 14 de noviembre de 2021

DICHOS DE SANTOS



INFORME FINAL DEL DOCTOR PABLO CAMPRA DONDE CONFIRMA LA EXISTENCIA DE OXIDO DE GRAFENO EN VACUNAS COVID 19



DETECCIÓN DE GRAFENO EN VACUNAS COVID19 POR ESPECTROSCOPÍA MICRO-RAMAN 

INFORME TÉCNICO
Almería, España, 2 de noviembre de 2021 

Prof. Dr. Pablo Campra Madrid 
PROFESOR TITULAR DE UNIVERSIDAD 
Doctor en Ciencias Químicas
Licenciado en Ciencias Biológicas 


__________________________________

INFORMES DE TOXICIDAD DEL ÓXIDO DE GRAFENO 

Ver informe aquí: 

jueves, 2 de septiembre de 2021

LIBERA NOS A MALO. HISTÓRICO ESTUDIO DE MONSEÑOR VIGANÒ SOBRE EL GRAN REINICIO Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL


Por la Gracia de Dios Monseñor Carlo María Viganò nos ha hecho llegar este histórico documento, que Belén Calvo, de Adoración y Liberación, ha traducido para todo el mundo de habla hispana. En palabras de la propia traductora… «Me ha dejado conmovida: es la declaración más brutal y lúcida que he leído jamás. No tengo ninguna duda de que ha sido divinamente inspirada…»  Y les puedo dar fe de que es así. Rogamos a Dios por el trabajo de alcance espiritual inmenso que está llevando Monseñor Viganò; y por todos sus frutos. Rogamos también por él para que la Santísima Virgen María lo proteja, cuide y sostenga. Y rogamos por todos los hermanos conscientes del papel destructor de Bergoglio, para que apoyen a Monseñor Viganò en esta batalla, y se dejen de discusiones estériles. Santa Lectura. Dios les bendiga.

Vicente Montesinos




LIBERA NOS A MALO

Consideraciones sobre el Gran Reinicio

y el Nuevo Orden Mundial



Nadie será parte del Nuevo Orden Mundial a menos

 que lleve a cabo un acto de adoración a Lucifer.

 Nadie entrará en la Nueva Era a menos 

que reciba la iniciación luciferina.

David Spangler

Director del Proyecto de la Iniciativa Planetaria de las Naciones Unidas

(Reflexiones sobre El Cristo, Findhorn, 1978)


Durante más de año y medio hemos sido testigos impotentes de la sucesión de hechos incongruentes a los que la mayoría de nosotros no podemos dar una justificación plausible. La emergencia pandémica ha puesto de manifiesto en particular las contradicciones e irracionalidades de las medidas que nominalmente pretenden limitar el contagio -cierres, toques de queda, cierres de actividades comerciales, limitaciones de los servicios públicos y clases, suspensión de los derechos de los ciudadanos-, pero que a diario son desmentidas por voces en conflicto, por evidencias claras de ineficacia, por contradicciones por parte de las mismas autoridades sanitarias. No es necesario enumerar las medidas que han tomado casi todos los gobiernos del mundo sin lograr los resultados prometidos. Si nos limitamos a las supuestas ventajas que el suero genético experimental debería haber aportado a la comunidad -sobre todo inmunidad frente al virus y renovada libertad de movimiento- descubrimos que un estudio de la Universidad de Oxford publicado en The Lancet (aquí) afirmó que la carga viral de los vacunados con una dosis doble es 251 veces mayor que las primeras cepas del virus (aquí), a pesar de los proclamas de los líderes mundiales, comenzando por el primer ministro italiano Mario Draghi, según el cual “quien se vacuna vive, quien no se vacuna muere”. Los efectos secundarios del suero genético, inteligentemente disfrazados o deliberadamente no registrados por las autoridades sanitarias nacionales, parecen confirmar el peligro de vacunarse y las inquietantes incógnitas para la salud de los ciudadanos que pronto tendremos que afrontar.

De la ciencia al cientificismo

El arte de la medicina -que no es ciencia, sino la aplicación de principios científicos a diferentes casos cada vez, sobre una base experiencial y experimental- parece haber renunciado a su prudencia, en nombre de una emergencia que se ha elevado al nivel delsacerdociode unareligión-la religión de la ciencia, de hecho- que para serlo se ha enmascarado en un dogmatismo rayano en la superstición. Losministrosde esteculto        se han constituido en una casta de intocables, exentos de toda crítica aun cuando sus pretensiones sean desmentidas por la evidencia de los hechos. Los principios de la medicina, considerados universalmente válidos hasta febrero de 2020, han dado paso a la improvisación, hasta el punto de que se aconseja vacunar en plena pandemia, imponiéndose la obligación de las máscaras aunque sean inútiles, el mandato arbitrario de distancias extrañas, la prohibición de tratamientos con fármacos eficaces y la imposición de terapias genéticas experimentales en violación de los protocolos normales de seguridad. Y así como hay nuevossacerdotesCovid, también hay nuevosherejes, es decir, aquellos que rechazan la nuevareligión     pandémica y quieren permanecer fieles al Juramento Hipocrático. No es infrecuente que el aura deinfalibilidadque envuelve a los virólogos y otros científicos más o menos titulados no parece cuestionarse por sus conflictos de interés o por los sustanciales beneficios económicos que reciben las empresas farmacéuticas, que en condiciones normales serían escandalosas y criminales.  

Lo que muchos no comprenden es la incoherencia entre los objetivos declarados y los medios que se adoptan de una manera en constante cambio para lograrlos. Si en Suecia la ausencia de confinamientos y máscaras no dio lugar a tasas de infección más altas que en los países donde las personas han sido confinadas en sus hogares o donde se han colocado máscaras incluso en las escuelas primarias, este elemento no es considerado una prueba de ineficacia de las medidas. Si en Israel o en Gran Bretaña la vacunación masiva ha incrementado las infecciones y las  hizo más virulentas, su ejemplo no induce a los gobernantes de otros países a ser cautelosos en la campaña de vacunación, sino que los empuja a evaluar la naturaleza obligatoria de su administración de la vacuna. Si la ivermectina o el plasma hiperinmune resultan ser tratamientos válidos,esto no es suficiente para autorizarlos y mucho menos recomendarlos. Y aquellos que se preguntan el motivo de esta desconcertante irracionalidad acaban absteniéndose de juzgar, dando una especie de aceptación fideísta a los pronunciamientos de los sacerdotes Covid, o por el contrario, considerando a los médicos como hechiceros poco fiables.

Un solo guión bajo una sola dirección

Como dije antes, nos enfrentamos a un engaño colosal, basado en mentiras y fraudes. Este engaño parte de la premisa de que las justificaciones presentadas por las autoridades en apoyo de sus acciones son sinceras. Más simplemente, el error consiste en creer que los gobernantes son honestos y en asumir que no nos mienten. Por eso persistimos en encontrar justificaciones más o menos plausibles, con el único propósito de no reconocer que somos objeto de una conspiración planeada hasta el más mínimo detalle. Y mientras tratamos de explicar racionalmente el comportamiento irracional, mientras atribuimos lógica a las acciones ilógicas de quienes nos gobiernan, la disonancia cognitiva nos lleva a cerrar los ojos a la realidad y a creer las mentiras más descaradas.

Deberíamos haber entendido -lo escribí hace algún tiempo- que el plan delGran Reinicio  no fue el resultado de los desvaríos de algún “teórico de la conspiración” sino la cruda evidencia de un plan criminal, concebido durante décadas y destinado a establecer una dictadura universal en que una minoría de personas inmensamente ricas y poderosas pretende esclavizar y subyugar a toda la humanidad a la ideología globalista. La acusación de “teoría de la conspiración” quizás podría haber tenido sentido cuando la conspiración aún no era evidente, pero hoy en día negar lo que la élite ha planeado desde la década de 1950 es injustificable. Lo que Kalergi, los Rothschild, los Rockefeller, Klaus Schwab, Jacques Attali y Bill Gates vienen diciendo desde la Segunda Guerra Mundial ha sido publicado en libros y periódicos, comentado y recogido por organismos y fundaciones internacionales,formados precisamente por los partidos y gobiernos mayoritarios. Los Estados Unidos de Europa, la inmigración descontrolada, la reducción de salarios, la cancelación de las garantías sindicales, la renuncia a la soberanía nacional, la moneda única, el control de los ciudadanos con el pretexto de una pandemia y la reducción de la población a través del uso de vacunas con nuevas tecnologías no son inventos recientes, sino el resultado de una acción planificada, organizada y coordinada, una acción que claramente se muestra se muestra adherida perfectamente a un solo guión bajo una sola dirección.el control de los ciudadanos con el pretexto de una pandemia y la reducción de la población a través del uso de vacunas con nuevas tecnologías no son inventos recientes, sino el resultado de una acción planificada, organizada y coordinada, una acción que claramente se muestra se muestra adherida perfectamente a un solo guión bajo una sola dirección.el control de los ciudadanos con el pretexto de una pandemia y la reducción de la población a través del uso de vacunas con nuevas tecnologías no son inventos recientes, sino el resultado de una acción planificada, organizada y coordinada, una acción que claramente se muestra se muestra adherida perfectamente a un solo guión bajo una sola dirección.

La mens  criminal

Una vez entendido que los presentes hechos han tenido como finalidad la obtención de ciertos resultados -y consecuentemente perseguir ciertos intereses en beneficio de una parte minoritaria de la humanidad, con un daño incalculable para la mayoría- también debemos tener la honestidad de reconocer a la mens criminal [mens=mente en latín] de los autores de este plan.

Este diseño criminal también nos hace comprender el fraude perpetrado por la autoridad civil al presentar ciertas medidas como una respuesta ineludible a eventos impredecibles, cuando los eventos han sido creados y magnificados ingeniosamente con el único propósito de legitimar una revolución -que Schwab identifica como la cuarta revolución industrial– prevista por la élite en detrimento de toda la humanidad. La esclavitud de la autoridad es, por otra parte, el resultado de un proceso que comenzó incluso antes, con la Revolución Francesa, y que convirtió a la clase política en sierva no de Dios (cuyo Señorío desprecia con desdén) ni del pueblo soberano (al que desprecia y usa solo para legitimarse), sino de los potentados económicos y financieros, de la oligarquía internacional de banqueros y usureros, de multinacionales y empresas farmacéuticas. En realidad, en una inspección más cercana, todos estos sujetos pertenecen a un pequeño número de conocidas familias muy ricas.

Igual esclavitud es también evidente en los medios: los periodistas han aceptado -sin ningún escrúpulo de conciencia- prostituirse ellos mismos a los poderosos, yendo tan lejos como para censurar la verdad y difundir mentiras descaradas sin siquiera intentar darles la apariencia de credibilidad. Hasta el año pasado los periodistas contaban los números de las “víctimas” de Covid presentando a quienes dieron positivo como enfermos terminales, hoy los que mueren después de ser vacunados son siempre y solo tomados por una vaga “enfermedad”, e incluso antes de la autopsia, ellos deciden oficialmente que no existe una correlación entre la muerte de una persona y la administración del suero genético. Tuercen la verdad con impunidad cuando no confirma su narrativa, doblándola para que se ajuste a sus propósitos.

Lo que ha estado sucediendo durante un año y medio había sido ampliamente anunciado, hasta el más mínimo detalle, por los propios creadores del Gran Reinicio; tal y como nos dijeron las medidas que se iban a adoptar. El 17 de febrero de 1950, al testificar ante el Senado de los Estados Unidos, el conocido banquero James Warburg dijo: “Tendremos un gobierno mundial, os guste o no. La única pregunta que surge es si este gobierno mundial se establecerá por consenso o por la fuerza”. Cuatro años después, nació el Grupo Bilderberg, que ha contado entre sus miembros con personajes como el empresario italiano Gianni Agnelli, Henry Kissinger, Mario Monti, y el actual primer ministro italiano Mario Draghi. En 1991, David Rockefeller escribió: “El mundo está listo para un gobierno mundial. La soberanía supranacional de una élite intelectual y los banqueros mundiales es ciertamente preferible a la autodeterminación nacional practicada en los siglos pasados”. Y agregó:“Estamos al borde de una transformación global. Todo lo que necesitamos es la crisis global ‘adecuada’ y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial”. Hoy podemos afirmar que esta“crisis del derecho”coincide con la emergencia pandémica y con el “paso a paso” delineado desde 2010 por el documento de la Fundación Rockefeller “Escenarios para el futuro de la tecnología y el desarrollo internacional”, en el que los eventos que ahora estamos presenciando, estaban todos anticipados (aquí).    

En definitiva, han creado un falso problema para poder imponer medidas de control poblacional como aparente solución, cancelar las pequeñas y medianas empresas con confinamientos y el pase verdeen beneficio de unos pocos grupos internacionales, demoler la educación imponiendo educación a distancia, reducir el costo de mano de obra y empleados con «trabajo inteligente», privatizar la salud pública en beneficio de BigPharma, y permitir que los gobiernos utilicen el estado de emergencia para legislar derogando la ley e imponer las llamadas vacunas a toda la población, haciendo que los ciudadanos sean rastreables en todos sus movimientos y sean enfermos crónicos o estériles.    

Todo lo que la élite quería hacer, lo ha hecho. Y lo incomprensible es que ante la evidencia de la premeditación de este terrible crimen de lesa humanidad, que ve a los dirigentes de casi todo el mundo como cómplices y traidores, no hay un solo magistrado que abra un expediente en su contra para esclarecer la verdad y condenar a los culpables y cómplices. Aquellos que no están de acuerdo no solo son censurados sino señalados como enemigos públicos, como ‘infectadores’, como no-personas a las que no se les reconocen derechos.

Estado profundo e iglesia profunda

Ahora bien, ante un plan criminal sería al menos lógico denunciarlo y darlo a conocer, para entonces poder evitarlo y juzgar a los culpables. La lista de traidores debe comenzar con los jefes de gobierno, con los miembros del gabinete y funcionarios electos, para luego continuar con los virólogos y médicos corruptos, los funcionarios cómplices, los líderes de las fuerzas armadas incapaces de oponerse a la violación de la Constitución, los periodistas vendidos, los jueces cobardes y los sindicatos serviles. En esa larga lista que tal vez algún día se confeccione, también deberían figurar los líderes de la Iglesia Católica, empezando por Bergoglio y no pocos de los Obispos, quienes se han convertido en celosos ejecutores de la voluntad del príncipe contra el mandato recibido de Cristo. Y ciertamente, en esa lista, se conocería el alcance de la conspiración y el número de conspiradores, confirmando la crisis de autoridad y la perversión del poder civil y religioso. En resumen, se entendería que la parte corrupta de la autoridad civil -el estado profundo– y la parte corrupta de la autoridad eclesiástica -la iglesia profunda– son dos caras de la misma moneda, ambas fundamentales para el establecimiento del Nuevo Orden Mundial.

Sin embargo, para entender esta alianza entre el poder civil y religioso, es necesario reconocer la dimensión espiritual y escatológica del presente conflicto, enmarcándolo en el contexto de la guerra que Lucifer, desde su caída, ha librado contra Dios. Esta guerra, cuyos desenlaces se han decidido ab æterno con la inexorable derrota de Satanás y el Anticristo y la abrumadora victoria de la Mujer rodeada de estrellas, se acerca ahora a su conclusión. Es por eso que las fuerzas de las tinieblas son tan salvajes en la actualidad, tan impacientes por suprimir el nombre de Nuestro Señor de la tierra, no solo para destruir su presencia tangible en nuestras ciudades derribando iglesias, demoliendo cruces y suprimiendo las fiestas cristianas; sino también eliminando la memoria, anulando la civilización cristiana, adulterando su enseñanza y degradando su culto. Y para ello, la presencia de una Jerarquía fiel y valiente, dispuesta a sufrir el martirio para defender la fe cristiana y la doctrina moral, es ciertamente un obstáculo. Por eso, desde la fase inicial del plan globalista, fue esencial corromper a la Jerarquía en moral y doctrina, infiltrarla con quintas columnas y células durmientes, para privarla de cualquier anhelo sobrenatural y para hacerla vulnerable al chantaje gracias a escándalos económicos y sexuales; todo ello con el propósito de excluirlo y eliminarlo una vez logrado su propósito, de acuerdo con la práctica establecida.

Esta operación de infiltración comenzó a fines de la década de 1950, cuando el proyecto del Nuevo Orden Mundial estaba tomando forma. Inició su propia obra de subversión unos años más tarde, con el Concilio Ecuménico Vaticano II, ante el cual la elección de Roncalli y la expulsión del cardenal Siri, el “delfín” de Pacelli o probable sucesor como Papa, supuso un motivo de entusiasmo tanto para el elemento progresista y modernista dentro de la Iglesia, así como para el elemento comunista, liberal y masónico del mundo civil. El Vaticano II representó dentro del cuerpo eclesial lo que el Juramento de la Cancha de Tenis [de la Revolución Francesa] fue para la sociedad civil: el comienzo de la Revolución. Y si en muchas ocasiones he llamado la atención sobre el carácter subversivo del Concilio, hoy creo que merece atención un análisis histórico en el que hechos aparentemente inconexos adquieren una significación inquietante, explicando muchas cosas.

Enlaces peligrosos

Como ha informado Michael J. Matt en un video reciente en The Remnant (aquí), hoy empezamos a juntar todas las piezas del mosaico, y descubrimos -por la misma admisión de uno de los protagonistas- que Mons. Hélder Câmara, Arzobispo de Olinda y Recife en Brasil, tuvo un encuentro en esos años con el joven Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial y teórico del Gran Reinicio. Una vez que Schwab reconoció a Câmara por su oposición a la Iglesia tradicional y sus teorías revolucionarias y pauperistas, lo invitó al Foro de Davos, considerando su participación en este evento como de suma importancia en vista del proyecto del Nuevo Orden. Sabemos que Hélder Câmara estuvo entre los organizadores del “Pacto de las Catacumbas”, que fue firmado por unos cuarenta obispos ultraprogresistas el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del Concilio. Entre las tesis heréticas de ese documento, también está la colaboración en el establecimiento de “otro nuevo orden social” (aquí, n. 9) basado en la justicia y la igualdad. Y no nos sorprende saber que entre los firmantes también estaba Mons. Enrique Angelelli, obispo auxiliar de Córdoba en Argentina, “[un] punto de referencia para el entonces padre Jorge Mario Bergoglio” (aquí). El propio Bergoglio declaró desde el comienzo de su pontificado que estaba de acuerdo con las exigencias del Pacto de las Catacumbas. El 20 de octubre de 2019, durante el Sínodo sobre la Amazonía, se repitió la celebración del pacto entre los conspiradores en las Catacumbas de Santa Domitilla (aquí), confirmando que el plan iniciado en el Concilio había encontrado cumplimiento precisamente en Jorge Mario Bergoglio. Lejos de distanciarse de los ultraprogresistas que lo apoyan y que determinaron su elección en el último Cónclave, Bergoglio nunca pierde la oportunidad de dar prueba de su perfecta coherencia con el plan del Nuevo Orden Mundial, comenzando por la colaboración de las comisiones y dicasterios del Vaticano con  el ambientalismo de matriz maltusiana y su participación en el Council for Inclusive Capitalism, una alianza global con los Rothschild, la Fundación Rockefeller y los grandes bancos. Así que, por un lado tenemos a David Rockefeller con la Comisión Trilateral, y por el otro tenemos a Klaus Schwab, quien está relacionado por matrimonio con los Rothschild (aquí), con el Foro Económico Mundial, y ambos están ‘codo con codo’ con la cabeza de la Iglesia Católica para establecer el Nuevo Orden por medio del Gran Reinicio, como ha sido planeado desde la década de 1950.

El plan mundial de despoblación

Entre los asociados de este pactum sceleris hay que contar también algunos miembros de la Pontificia Academia para la Vida, cuya estructura organizativa fue recientemente revocada por el propio Bergoglio al destituir a los miembros más fieles al Magisterio, sustituyéndolos por partidarios de la despoblación, anticoncepción y aborto. No debería sorprendernos el apoyo de la Santa Sede a las vacunas: en junio de 2011, el Sovereign Independent  publicó el titular en la portada: “Despoblación por vacunación forzosa: ¡La solución de carbono cero!” (aquí). Junto al titular, una fotografía de Bill Gates iba acompañada de una cita suya: “El mundo hoy tiene 6.800 millones de personas. Eso se dirige a unos 9 mil millones. Ahora, si hacemos un verdadero gran trabajo con las nuevas vacunas, la atención médica y los servicios reproductivos [aborto y anticoncepción], lo reducimos quizás en un 10 o un 15 por ciento ”. Esto es lo que dijo Bill Gates hace once años. Hoy es uno de los accionistas del grupo Black Rock que financia a las empresas farmacéuticas que producen las vacunas, uno de los principales patrocinadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y también de una miríada de entidades públicas y privadas vinculadas a la salud. A su lado encontramos curiosamente a George Soros, el “filántropo” de la Open Society, que junto con la Fundación Bill y Melinda Gates invirtieron recientemente en una empresa británica que produce hisopos para pruebas de Covid (aquí). Y ya que hablamos de cuestiones económicas, me gustaría recordar que la Santa Sede ha tenido acciones por valor de unos 20 millones de euros en dos empresas farmacéuticas que han producido un medicamento anticonceptivo (aquí), y más recientemente invirtió en un fondo que garantizaba beneficios muy elevados en caso de crisis geopolítica o pandémica gracias a la especulación con las divisas internacionales, el fondo “Geo-Risk” gestionado por el banco de inversión Merrill Lynch, que tuvo que cerrarlo por sus disparados rendimientos tras los primeros meses de la pandemia (aquí). Otro capital, proveniente de la recaudación «Peter’s Pence», ha sido utilizado para financiar otras iniciativas, incluso colaborando con el empresario italiano Lapo Elkann, cuyos esfuerzos incluyen Rocketman, la película autobiográfica de Elton John. Por no hablar de las especulaciones inmobiliarias y la compra del edificio londinense en el 60 de Sloane Avenue del que nos ha informado ampliamente la cobertura de noticias, una compra que sé, de una fuente confiable, fue decidida por el propio Bergoglio. Y luego está China: siempre en nombre de la «coherencia» y la «iglesia de los pobres para los pobres» que es tan querida en el corazón de Bergoglio, hay quienes creen que el Acuerdo secreto preparado por los Jesuitas y el excardenal Theodore McCarrick pudo haber obtenido fondos sustanciales del régimen comunista en Beijing a cambio del silencio del Vaticano sobre la persecución de los católicos y la violación de los derechos humanos (aquí).

Lo mismo ocurre con el negocio de la inmigración: entre los que obtienen beneficios de la industria de la acogida de inmigrantes se encuentran las comisiones vaticanas y las conferencias episcopales, a las que varias naciones aportan fondos sustanciales para la recepción de inmigrantes ilegales. El horrendo monumento con la barca de bronce erigida por Bergoglio en la plaza de San Pedro es la representación plástica de una hipocresía que es el sello distintivo de este pontificado. En una audiencia de miércoles reciente pudimos escuchar estas palabras: “Los hipócritas son personas que fingen, adulan y engañan porque viven con una máscara en el rostro y no tienen el valor de enfrentar la verdad. […] La hipocresía en la Iglesia es particularmente detestable; y lamentablemente, la hipocresía existe en la Iglesia y hay muchos cristianos y ministros hipócritas” (aquí). Creo que no es necesario ningún comentario.

Interferencia de estado profundo

Ha habido múltiples ejemplos de interferencia del estado profundo en la vida de la Iglesia. No podemos olvidar los correos electrónicos de John Podesta y Hillary Clinton, que muestran la intención de expulsar a Benedicto XVI del papado y así iniciar una nueva “primavera de la Iglesia” que sería progresista y globalista, que luego surgió con la renuncia de Benedicto y la elección del argentino. Tampoco podemos pasar por alto la injerencia de entidades e instituciones que no son nada cercanas a la religión, como los B’nai B’rith, al dictar la dirección de la “renovación” de la Iglesia después del Concilio Vaticano II y, sobre todo, bajo este Pontificado. Finalmente, conviene recordar, por un lado, las desdeñosas negativas a conceder audiencias a personalidades políticas e institucionales conservadoras, y por otro, los apasionados y sonrientes encuentros con líderes de izquierda y del progresismo, junto con expresiones de entusiasta satisfacción con motivo de su elección. Muchos de ellos deben su éxito a haber asistido a universidades dirigidas por la Compañía de Jesús o círculos del catolicismo que en Italia se llamarían Dossettian,[1] donde la red de relaciones sociales y políticas constituye una especie de masonería progresista y asegura carreras deslumbrantes para los llamados «católicos adultos», aquellos que usan el nombre «cristiano» sin comportarse consistentemente con la fe y la moral cristianas en su servicio a los asuntos públicos: Joe Biden y Nancy Pelosi; Romano Prodi, Mario Monti, Giuseppe Conte y Mario Draghi; por nombrar sólo algunos. Como podemos ver, la cooperación entre el estado profundo y la iglesia profunda es de larga data y ahora ha producido los resultados esperados por sus partidarios, con un daño muy grave tanto para el Estado como para la religión.

El cierre de iglesias a principios de 2020, incluso antes de que las autoridades civiles impusieran los cierres; la prohibición de la celebración de Misas y la administración de los sacramentos durante la emergencia pandémica; la grotesca ceremonia realizada el 27 de marzo de 2020 en la Plaza de San Pedro (aquí); la insistencia en las vacunas y su promoción como moralmente legítima a pesar de haber sido producidas con líneas celulares originadas en fetos abortados; Las declaraciones de Bergoglio de que el suero genético representa un «deber moral» para todo cristiano; la introducción del pasaporte sanitario “Green Pass” en el Vaticano y más recientemente en las escuelas católicas y en algunos seminarios; la Santa Sede prohibiendo

a los obispos anunciar que están en contra de la obligación de vacunación, prontamente respaldados por ciertas Conferencias Episcopales: todos estos son elementos que demuestran la subordinación de la iglesia profunda a las órdenes del estado profundo, y la forma en la que la iglesia bergogliana es una parte integral del plan globalista. Si combinamos todo esto con el culto idólatra de la pachamama justo debajo de los arcos de la Basílica de San Pedro; la insistencia en el ecumenismo, el pacifismo y el pauperismo irenista; el aval de la ética situacional y la sustancial legitimación del adulterio y el concubinato en Amoris Laetitia; la declaración de que la pena de muerte es moralmente ilícita; el respaldo de políticos de izquierda, líderes revolucionarios y activistas del aborto; las palabras de entendimiento para temas LGBT, homosexuales y transexuales; el silencio sobre la legitimación de las uniones homosexuales y el silencio aún más desconcertante sobre la bendición de parejas sodomíticas por parte de obispos y sacerdotes alemanes; y la prohibición de la Misa Tridentina con la abolición del Motu Proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI, nos damos cuenta de que Jorge Mario Bergoglio está cumpliendo la tarea que le ha encomendado la élite globalista, que quiere que sea el liquidador de la Iglesia Católica y de el fundador de una secta filantrópica y ecuménica de inspiración masónica que está destinada a constituir la Religión Universal en apoyo del Nuevo Orden. Ya sea que esta acción se lleve a cabo con plena conciencia, por miedo o bajo chantaje, nada resta  gravedad a lo que está sucediendo, ni a la responsabilidad moral de quienes la promueven.

La matriz luciferina del Nuevo Orden Mundial

En este punto, es necesario aclarar qué se entiende por “Nuevo Orden Mundial”, o más bien qué quieren decir sus creadores, independientemente de lo que digan públicamente. Porque por un lado, es cierto que hay un proyecto, que ciertas personas lo concibieron y se encargan de llevarlo a cabo; pero por otro lado también es cierto que los principios inspiradores del proyecto no siempre se dan a conocer, o al menos no  pueden admitirse abiertamente como que estén estrechamente relacionados con lo que está sucediendo hoy, ya que tal admisión suscitaría oposición incluso de quienes son los más pacíficos y moderados. Una cosa es imponer el “Pase Verde” con la excusa de la pandemia; pero otra muy distinta es reconocer que la finalidad del pasaporte es acostumbrarnos a que nos rastreen; y otra más decir que este control total es la “marca de la Bestia” de la que habla el Libro del Apocalipsis (Ap 13, 16-18). El lector me perdonará si, para demostrar mi argumento, debo recurrir a citas de tal gravedad y maldad que despiertan desconcierto y horror, pero esto es necesario si queremos comprender cuáles son las verdaderas intenciones de los arquitectos de esta trama, y la verdadera naturaleza de la batalla trascendental que están librando contra Cristo y Su Iglesia.

Para comprender las raíces esotéricas del pensamiento que se encuentra en la base de las Naciones Unidas, una vez anhelado por el activista político italiano del siglo XIX Giuseppe Mazzini, no podemos dejar de considerar personajes como Albert Pike, Eliphas Levi, Helena Blavatsky, Alice Ann Bailey u otros discípulos de sectas luciferinas. Sus escritos, publicados desde finales del siglo XIX, son bastante reveladores.

Albert Pike, amigo de Mazzini y compañero masón, pronunció un discurso en 1889 en Francia a los más altos niveles de la masonería, que luego fue reimpreso el 19 de enero de 1935 por la revista inglesa The Freemason. Pike declaró:

Lo que debemos decir a la multitud es,   adoramos a un dios, pero es el dios que uno adora sin superstición […]. La religión masónica debería ser mantenida en la pureza de la doctrina luciferina por todos nosotros que somos iniciados de los más altos grados. Si Lucifer no fuera Dios, ¿Adonay [sic] [el Dios de los cristianos] cuyas acciones prueban su crueldad, perfidia y odio al hombre, barbarie y repulsión de la ciencia, Adonay y su sacerdote lo calumniarían?

“Sí, Lucifer es Dios y, lamentablemente, Adonay también es Dios. Porque la ley eterna es que no hay luz sin sombra, no hay belleza sin fealdad, no hay blanco sin negro, porque lo absoluto sólo puede existir como dos dioses: la oscuridad es necesaria para que la luz sirva de su contraste, como el pedestal es necesario para la estatua, y el freno para la locomotora … la doctrina del satanismo es una herejía; y la religión filosófica pura y verdadera es la creencia en Lucifer, el igual de Adonay; pero Lucifer, Dios de la Luz y Dios del Bien, está luchando por la humanidad contra Adonay, el Dios de las Tinieblas y el Mal.

Esta profesión de fe en la divinidad de Satanás no es solo una admisión de quién es el verdadero Gran Arquitecto que adora la masonería, sino también un proyecto político blasfemo que pasa por el ecumenismo conciliar, cuyo primer teórico fue la masonería:

El cristiano, el judío, el musulmán, el budista, el seguidor de Confucio y Zoroastro pueden unirse como hermanos y unirse en oración al único dios que está por encima de todos los demás dioses (cf. Albert Pike, Morals and Dogma, ed. Bastogi, Foggia 1984, vol. VI, p. 153).

Y la identidad del «único dios que está por encima de todos los demás dioses» ha sido bien explicada en la cita anterior.

 

En otra carta, Pike le escribió a Mazzini:

Desencadenaremos a los nihilistas y ateos y provocaremos un formidable cataclismo social que demostrará claramente a las naciones, en todo su horror, el efecto del ateísmo absoluto, origen de la barbarie y la subversión sangrienta. Entonces los ciudadanos de todas partes, obligados a defenderse de una minoría mundial de revolucionarios, […] recibirán la verdadera luz a través de la manifestación universal de la pura doctrina de Lucifer, finalmente revelada a la vista del público; una manifestación que será seguida por la destrucción del cristianismo y también del ateísmo, ¡que será conquistado y aplastado al mismo tiempo! (cf. Carta del 15 de agosto de 1871 a Giuseppe Mazzini, Biblioteca del Museo Británico, Londres).

No pasará desapercibido que la “gran herejía de la separatividad” suena curiosamente en concordancia con el ecumenismo condenado por Pío XI en su Encíclica Mortalium Animos, un ecumenismo que fue adoptado por la Declaración Dignitatis Humanae y recientemente fusionado con la doctrina de la “inclusividad” formulado por quienes permitieron que se ofreciera el culto idólatra a la pachamama en la Basílica de San Pedro. Es claro que el término “separatividad” pretende designar en clave negativa la necesaria separación entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo correcto y lo incorrecto que constituye el criterio del juicio moral de la conducta humana. La “inclusividad” se opone a esta distinción, dejándose deliberadamente contaminar por el mal para adulterar el bien, equiparando lo verdadero y lo falso para corromper al primero y legitimar al segundo.

Las raíces ideológicas compartidas del ecumenismo

Si uno no comprende que las raíces ideológicas del ecumenismo están intrínsecamente ligadas al esoterismo luciferino masónico, no podrá captar la conexión que vincula las desviaciones doctrinales del Vaticano II con el plan del Nuevo Orden Mundial. La revolución de 1968 fue un triste ejemplo de esas ambiciones pacifistas y ecumenistas, en las que la “Era de Acuario” fue celebrada por el musical Hair (1969) y luego por John Lennon con Imagine (1971):

Imagina que no hay cielo. Es fácil si lo intentas.

Ningún infierno bajo nosotros. Sobre nosotros sólo el cielo.

Imagina a todas las personas, viviendo para hoy.

Imagina que no hay países. No es difícil de hacer.

Nada por lo que matar o morir, y tampoco religión.

Imagina toda la gente, viviendo la vida en paz.

Podrás decir que soy un soñador, pero no soy el único.

Espero que algún día te unas a nosotros, y el mundo sea uno.

Imagina no posesiones. Me pregunto si puedes.

No hay necesidad de codicia o hambre, una hermandad de hombres.

Imagina a toda la gente, compartiendo todo el mundo.

Este manifiesto del nihilismo masónico puede considerarse el himno del globalismo y la nueva religión universal: no es casualidad que se haya utilizado como tema principal de los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres y, más recientemente, de los de Tokio. Un alma que no se extravía solo puede sentir horror ante estas palabras blasfemas. Lo mismo ocurre con las palabras de la no menos blasfema canción God (1970) de Lennon:

Dios es un concepto con el que medimos nuestro dolor. […]

Yo sólo creo en mí.

Entiendo que para muchos es angustioso aceptar que la Jerarquía se haya dejado engañar por sus enemigos, haciendo suyas sus peticiones en cuestiones que tocan el alma misma de la Iglesia. Es cierto que hubo prelados masónicos que lograron introducir sus ideas en el Concilio disfrazándolas, pero con plena conciencia de que conducirían inexorablemente a la realización de esa demolición de la religión que es la premisa para el establecimiento de la Nueva Era -la Era de Acuario- en la que Nuestro Señor es desterrado de la sociedad para recibir al Anticristo. Se comprende entonces el guiño de indulgencia que muchas personalidades católicas han dado a la masonería -me refiero a los cardenales Martini y Ravasi, entre muchos- y su oposición a las excomuniones que los Papas renovaron contra la secta. También se comprende el motivo del entusiasmo de las Logias Masónicas por la elección de Bergoglio y, a la inversa, su odio mal disimulado hacia Benedicto XVI, considerado como el kathèkon [“el que refrena” (cfr. 2 Ts 6, 7)] para ser eliminado.

También hay que recordar, con cierta vergüenza, que ciertas declaraciones de Ratzinger sugieren un intento de “cristianizar” el proyecto globalista, sin condenarlo como anticristico y anticristiano:

¡Deja que el Niño de Belén te tome de la mano! No temas; ¡confía en él! El poder vivificante de su luz es un incentivo para construir un nuevo orden mundial (aquí).

Estas palabras, lamentablemente, confirman la falacia del pensamiento hegeliano, que influyó en el profesor desde Tubinga hasta el Trono. Ciertamente, el hecho de que el Pontífice no se posicionara le permitió ser considerado de alguna manera un aliado del plan globalista, si el presidente italiano Giorgio Napolitano pudo afirmar en su discurso de fin de año de 2006 al pueblo italiano: “Hay armonía entre el Papa Benedicto y yo en nuestro apoyo a un Nuevo Orden Mundial” (31 de diciembre de 2006). Por otro lado, el proceso hegeliano de tesis-antítesis-síntesis se hace eco del lema de la alquimia, Solve et Coagula, que fue adoptado por la masonería y por el esoterismo luciferino. Es el lema que aparece en los brazos de Baphomet, el ídolo infernal adorado por los más altos niveles de la secta masónica, como lo admiten sus miembros más autorizados. En su ensayoLucifer Rising, Philip Jones especifica que la dialéctica hegeliana“combina una forma de cristianismo como tesis con un espiritualismo pagano como antítesis, con el resultado de una síntesis muy similar a las religiones mistéricas babilónicas”.  

 El panteísmo globalista de Theilard de Chardin

El ecumenismo es uno de los temas clave del pensamiento globalista. Esto ha sido confirmado por Robert Muller, quien fue el Subsecretario General de las Naciones Unidas:«Debemos avanzar lo más rápido posible hacia un gobierno mundial, una religión mundial y un líder mundial único». Antes que él, uno de los defensores de la Liga de Naciones, Arthur Balfour, creó la «Sociedad Sintética», que tenía como propósito la creación de la «religión mundial». El propio Pierre Theilard de Chardin, hereje jesuita condenado por el Santo Oficio y hoy célebre teólogo del progresismo, consideraba a las Naciones Unidas como “la encarnación progresista institucional de su filosofía”, expresando su esperanza de que   “una convergencia general de religiones en un Cristo universal, que las cumple todas … me parece la única conversión posible del mundo, y la única forma en que se puede concebir una religión del futuro” para “reducir la brecha entre panteísmo y cristianismo dibujando lo que podría llamarse el alma cristiana del panteísmo o el aspecto panteísta del cristianismo». No pasará desapercibido que la pachamama y la atribución de connotaciones marianas a la Madre Tierra convierte estos conceptos de Theilard de Chardin en una inquietante realidad. Y eso no es todo: Robert Muller, el teórico del gobierno mundial y también discípulo de la teósofa Alice A. Bailey, declara: “Teilhard de Chardin influyó en su compañero  [el padre jesuita Emmanuel Saguez de Breuvery, quien ocupó cargos importantes en la ONU], quien a su vez inspiró a sus colegas, quienes a su vez iniciaron un rico proceso de pensamiento global y de largo plazo dentro de las Naciones Unidas, que ha afectado a muchas naciones y personas de todo el mundo. Teilhard me influenció profundamente». En su libro El futuro del hombre, Theilard escribe: «Incluso si su forma aún no es visible, mañana la humanidad se despertará en un mundo panorganizado». Muller fue el fundador del World Core Curriculum, que tenía como objetivo «orientar a nuestros hijos hacia la ciudadanía global, las creencias centradas en la tierra, los valores socialistas y la mentalidad colectiva, que se están convirtiendo en un requisito para la fuerza laboral del siglo XXI» (New Man Magazine ). Y si afirma con orgullo a Alice A. Bailey entre sus inspiradoras, descubrimos que fue discípula del Movimiento Teosófico fundado por Helena Blavatsky, una declarada luciferina. Para comprender correctamente el carácter de Blavatsky, aquí hay algunas citas de sus escritos:

Lucifer representa la Vida, el Pensamiento, el Progreso, la Civilización, la Libertad, la Independencia … Lucifer es el Logos, la Serpiente, el Salvador.

Y, casi anticipando la pachamama:

La Virgen Celestial se convierte así, al mismo tiempo, en Madre de Dioses y Demonios, porque es la Divinidad siempre amorosa y benéfica … Pero en la antigüedad y en realidad el nombre [de este dios] es Lucifer. Lucifer es la Luz divina y terrenal, tanto el Espíritu Santo como Satanás al mismo tiempo ”.

Y por último pero no menos importante:

Satanás es el dios de nuestro planeta y el único dios.

Fue Alice A. Bailey quien fundó la Lucifer Publishing Company, que ahora se conoce como Lucis Publishing Company, estrechamente relacionada con Lucis Trust, anteriormente Lucifer Trust, reconocida como una ONG por las Naciones Unidas. Si a este montón de divagaciones infernales le sumamos las palabras de David Spangler, Director del Planetary Initiative Project de las Naciones Unidas, nos daremos cuenta de lo terrible que es la amenaza que se cierne sobre todos nosotros:

Nadie será parte del Nuevo Orden Mundial a menos que lleve a cabo un acto de adoración a Lucifer. Nadie entrará en la Nueva Era a menos que reciba una iniciación luciferina (Reflexiones sobre el Cristo, Findhorn, 1978).

Alice A. Bailey escribe sobre la New Age:

 Los logros de la ciencia, las conquistas de naciones y las conquistas de territorios son todos indicativos del método de la Era de Piscis [la era de Cristo], con su idealismo, su militancia y su separatividad en todos los campos: religioso, político, y económico. Pero la era de la síntesis, de la inclusión y la comprensión está sobre nosotros, y la nueva educación de la Era de Acuario [la era del Anticristo] debe comenzar a penetrar muy delicadamente en el aura humana.

Hoy vemos cómo los métodos de enseñanza teorizados por Muller en el World Core Curriculum han sido adoptados por casi todas las naciones, incluida la ideología LGBT, la teoría de género y todas las demás formas de adoctrinamiento. Así lo confirma el exdirector de la OMS, Dr. Brock Chisolm, al explicar lo que a la política educativa de la ONU le gustaría lograr:

Para lograr un gobierno mundial, es necesario quitar de la mente de los hombres su individualismo, la fidelidad a las tradiciones familiares, el patriotismo nacional y los dogmas religiosos (cf. Christian World Report, Marzo 1991, Vol. 3).

He aquí una vez más el fil rouge que une no solo a Klaus Schwab con Hélder Câmara, sino también a Robert Muller y Alice A. Bailey a Pierre Theilard de Chardin y Emmanuel Saguez de Breuvery, siempre en clave globalista y bajo la nefasta inspiración del pensamiento luciferino. Un análisis en profundidad de estos inquietantes aspectos permitirá arrojar luz sobre la verdad y revelar la complicidad y traiciones de no pocos eclesiásticos esclavizados por el enemigo.

Nuestra respuesta a la crisis de autoridad

La corrupción de la autoridad es tal que es muy difícil -al menos en términos humanos-, plantear la hipótesis de una salida pacífica. A lo largo de la historia, los regímenes totalitarios han sido derrocados por la fuerza. Es difícil pensar que la dictadura de la salud que se ha instaurado en los últimos meses se pueda combatir de otra manera, ya que todos los poderes del Estado, todos los medios de información, todas las instituciones internacionales públicas y privadas, todas los potentados económicos y financieros son cómplices de este crimen.

Ante este sombrío escenario de corrupción y conflicto de intereses, es indispensable que todos aquellos que no están subordinados al plan globalista se unan en un frente compacto y cohesionado, para defender sus derechos naturales y religiosos, su propia salud y la de sus seres queridos, su libertad y sus bienes. Donde la autoridad falla en sus deberes y de hecho traiciona el propósito para el cual ha sido establecida, la desobediencia no solo es legal sino obligatoria: desobediencia no violenta, al menos por ahora, pero decidida y valiente. Desobediencia a los dictados ilegítimos y tiránicos de la autoridad eclesiástica, dondequiera que se muestre cómplice del plan infernal del Nuevo Orden Mundial.

Conclusión

Permítanme concluir esta reflexión con un breve pensamiento espiritual. Todo lo que sabemos, descubrimos y entendemos sobre la conspiración global que se desarrolla actualmente nos muestra una tremenda realidad que también es al mismo tiempo nítida y claramente definida: hay dos lados, el lado de Dios y el lado de Satanás, el lado de los hijos de la luz y del lado de los hijos de las tinieblas. No es posible reconciliarse con el enemigo, ni servir a dos amos (Mt 6, 24). Las palabras de Nuestro Señor deben quedar grabadas en nuestra mente: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que  no recoge conmigo, desparrama” (Mt 12:30). Esperar construir un gobierno mundial en el que el Reinado Divino de Jesucristo sea ilegal es una locura y una blasfemia, y nadie que tenga un plan así tendrá éxito jamás. Donde reina Cristo, reinan la paz, la armonía y la justicia; donde no reina Cristo, Satanás es un tirano. ¡Consideremos esto bien, siempre que tengamos que elegir si hacemos acuerdos con el adversario en nombre de una falsa convivencia pacífica! Y que también lo consideren bien aquellos prelados y dirigentes civiles que piensan que su complicidad solo afecta a temas económicos o de salud, pretendiendo no saber qué hay detrás de todo esto.

Acudamos a Cristo, Cristo Rey de corazones, familias, sociedades y naciones. Proclamémoslo como Nuestro Rey y María Santísima como Nuestra Reina. Solo de esta manera se podrá derrotar el malvado proyecto del Nuevo Orden Mundial. Solo así la Santa Iglesia podrá purificarse de traidores y renegados. Y que Dios escuche nuestra oración.

+ Carlo Maria Viganò, arzobispo

28 de agosto 2021

San Agustín, obispo y confesor y de la Iglesia

Fuente: Adoración y Liberación