domingo, 28 de julio de 2013

SOBRE LA LEYENDA NEGRA

Pablo Victoria
La sangre española se derramó en el suelo americano durante las guerras de secesión como se llegó a derramar trescientos años antes en las piedras de las pirámides aztecas, ofrendada al dios Huitzilopochtli en Tenochtitlán. En el levante del Atlántico resonaban como latigazos  las palabras de Bolívar: ‹‹Tránsfugos y errantes, como los enemigos del Dios-Salvador, se ven arrojados de todas partes y perseguidos por todos los hombres››… porque, en realidad, era como si todos los hombres los persiguieran. ‹‹Sáquenlos de todas partes››, decían los británicos en Europa, porque en el mundo nadie podía osar tener más que ellos. Ya habían sido arrojados de los Países Bajos (1648), del Franco Condado (1679), del Milanesado (1714), del Reino de Nápoles (1713), y del Reino de Cerdeña (1720). Era algo así, porque la Leyenda Negra fue la persecución ejercida sobre las ideas de una España aferrada a un tronco que se deslizaba sobre el aluvión del desenfreno político; porque la invasión napoleónica no había sido otra cosa que la misma persecución trasladada a sus hombres; porque, expulsando a aquella o venciendo a éstos, se terminaría derrotando el peligro que para la Revoluciónsignificaba la existencia de los españoles y de sus ideas.
En la negra pizarra del firmamento Inglaterra y Holanda habían escrito con luminarias astrales la pérfida mentira de una España despiadada, esclavista y genocida de nativos. Habíansela ayudado a escribir franceses, italianos y portugueses que tejieron fantasías, mitos y leyendas en torno a señeros personajes como el Duque de Alba, Torquemada y Felipe II; negra leyenda en torno a destacados episodios como la Conquista, la Inquisición, el saco de Roma y el exclusivismo comercial con el Nuevo Mundo. Allí quedaron impresos en gigantescos y mentirosos caracteres la esclavitud de los pueblos americanos, la indolencia de siglos, el oscurantismo cultural, la intolerancia religiosa, la tiranía para que el mundo entero la viera, la leyera, la asimilara, la divulgara. Pero había llegado la Revolución Francesa y ¡por fin aquellos pueblos, poniendo la estrella sectaria de cinco puntas en la bandera y el gorro frigio en sus cabezas, se estaban librando de la déspota! ¡Por fin se habían levantado los esclavos, los indios y los blancos, cuyos lomos permanecieron tres siglos doblados bajo el peso de la supuesta opresión! ¡Ahora eran libres!, y había que poner la imprenta al servicio de su causa, al servicio de la de fray Bartolomé de las Casas, diseminar por el mundo las ansias de libertad de aquellas esclavizadas gentes, correr en su auxilio por todos los medios que fuesen posibles, enviar asesores, voluntarios, agitadores, pasquines, propaganda difamatoria, porque la lucha iba a ser titánica contra el gigante que había blandido espadas contra Napoleón y ahora se aprestaba a rehacer su imperio perdido; cabeceaba el indomable astado, que doblado en el ruedo de la Historia, embestía a la cuadrilla y esquivaba el descabelle.
Sí, había que «auxiliar» a aquellos oprimidos pueblos, porque España, después de todo, no estaba del todo vencida y se levantaba de nuevo a reclamar lo suyo, a imponer la justicia, a enderezar lo torcido. Y fue cuando el toro en pie les volvió a meter miedo y cuando todos salieron en gavilla a hacerle frente. Esta es la génesis de la invasión napoleónica a la Península, porque, en el fondo de todo, lo que Napoleón quería era demostrar al mundo que él solo había podido dominar y someter dentro de los cauces de la ilustración y la civilización la bestia indomable que había pretendido contagiar un continente de su causa  mística y fanática, supersticiosa, católica y oscurantista.
            No podían los ilustrados perdonar a la hispanidad la enorme cantidad de heroicas gestas, de caudillos más grandes que su sombra, de la epopeya conquistadora de inmensos y desconocidos territorios donde los hombres, sin saber  hacia dónde iban, no dejaron de seguir llegando; no cejaron de domeñar breñas, fundar pueblos, civilizar razas, morigerar costumbres, cristianizar almas y escribir en códices ocultos para el extranjero los secretos de la grandeza, las sílabas impronunciables de la gloria y el índice que guiaba hacia el perdido alfabeto de la buenaventura; tres siglos de gloria habían sido demasiados como para no fatigarla y exaltar los ánimos de quienes, con envidia, odio y celos, contemplaban la épica aventura.
Envidia, porque fueron los españoles los primeros europeos en establecer colegios y universidades en América cuando todavía los angloamericanos talaban árboles y cazaban zorros en las blancas y gélidas estepas de Nueva Inglaterra, Virginia o las Carolinas, para cubrir sus carnes mordidas por el frío. Jamás podrán contar que no fueron ellos, sino los españoles,  quienes fundaron en América veintitrés centros de enseñanza superior, réplicas de la Universidad de Salamanca; que graduaron 150.000 estudiantes, entre blancos, mestizos y negros, cuando ni siquiera los portugueses fundaron universidad alguna en Brasil; cuando los holandeses, después de tres siglos de presencia en las Indias Orientales, no llegaron a fundar ninguna institución de instrucción superior en aquellas tierras.
Odio, porque fue España la primera en permitir la oposición de las ideas, estimuladas por la Corona, que acompañaron al descubrimiento y que constituyen gloria de su civilización; celos, porque la justicia cristiana siempre presidió y enalteció la política del Imperio y porque prevaleció por siglos la tesis de Juan Ginés de Sepúlveda de que el rey hispano tenía derecho de gobernar en América sobre la opuesta de fray Bartolomé de las Casas, personaje que hasta el final insistió en que la conquista fue una cruel injusticia contra los pacíficos e inocentes indios. De su prolífica y desviada pluma salió el infundio de que la codicia española había sido la causante del holocausto de veinte millones de indígenas asesinados a manos de endurecidos conquistadores, estampa de depravación que sirvió para alentar la disputa sobre el Nuevo Mundo que mantuvieron Holanda e Inglaterra contra una España que volcó sobre sus costas la cultura, admiró al mundo con sus tremendos descubrimientos y acrecentó con fabulosas riquezas su poderío económico y militar. Aquella Brevísima Relación de fray Bartolomé se publicó primero en francés en 1579 en una imprenta de Amberes; luego fue continuada con otra publicación en holandés y otras dos en francés en 1579 y 1582, seguido de lo cual vino una publicación en inglés en 1583.  Este memorial, lleno de infundios y exageraciones, fue blandido por las potencias enemigas para acreditar ante el orbe la incapacidad moral que detentaba la Monarquía Católica para retener sus derechos sobre la tierra conquistada.
            Por eso, el acto de extender  la religión Católica por parte de España en el continente americano se reputó fruto del fanatismo y de la intolerancia; en cambio, el acto de descabellar indios por cuenta de Inglaterra, se disculpó como un acto comprensible de una potencia que defendía a sus súbditos de la ferocidad indígena. Lo primero era decadente y oscurantista; lo segundo, heroico y civilizado. La lucha de los indios salvajes contra la mano civilizadora de España se denominó ‹‹el exterminio español» en tanto el exterminio indígena en la América de Norte, en el caso inglés, tornó en llamarse «la salvaguarda del trabajo colonial».  De esto resulta la manifiesta indiferencia que el mundo ha mostrado por la falta de protección brindada por el conquistador inglés a los nativos de Norteamérica, en tanto se toma con abierto escepticismo, o descarado cinismo, los enormes esfuerzos de la corona de Castilla por la protección y buen trato a los indígenas del Nuevo Mundo.  Es verdad palmaria que jamás España tuvo reyes más crueles que Enrique VIII, Isabel I, o Jacobo I de Inglaterra. El terror ejercido por estos monarcas contra su pueblo, o contra los celtas de Escocia, o contra los irlandeses, a quienes masacraron en las montañas y en los pantanos de su tierra, se volvió a reflejar en su política de exterminio de los indios norteamericanos emprendida  por un pueblo que había asimilado perfectamente  el ejemplo de sus monarcas.
            La Historia no pudo haber sido más cruel con España.
26 de julio de 2013
Enviado por P. Cardozo

ROSTROS DE CARNAVAL EN LAS JMJ 2013


Si bien el éxito rotundo de ventas de las caretas de Francisco ha obtenido su prohibición para la entrada a las misas (ver aquí), en una galería fotográfica, Vatican Insider 26-07-2013, titulada “Rostros de las JMJ de Río de Janeiro”, nos encontramos con estas curiosas muestras de que el carnaval no ha terminado.













FRANCISCO ESTÁ FELIZ EN SU CARNAVAL

Mientras la autodemolición de la Iglesia se profundiza cotidianamente, Francisco/Bergoglio se encuentra de parabienes en Brasil, gozando de su carnaval grotesco.
En el presente post, vemos la felicidad que tiene cuando saludó a un grupo de indios del Amazonas al finalizar un encuentro que lo tuvo como principal protagonista en el Teatro Municipal de Río de Janeiro:




A

MANIFESTANTES PRO ABORTO ASALTARON LA CATEDRAL METROPOLITANA DE CHILE

Por formación doctrinaria y por conocimiento histórico sabemos que el progresismo, partiendo de la negación del Plan de Dios y del orden natural establecido por Él, lleva a la irracionalidad, al caos y al ataque y/o destrucción de todo vestigio de catolicismo.
Para sus múltiples conductos expresivos, financiados por la plutocracia internacional realmente existente, las verdaderas y sanas dimensiones e imágenes católicas son inasimilables y por ello están abocados tenazmente en difuminar, trastocar y erradicar su presencia en el existir del hombre y de la sociedad contemporáneos.
En los últimos tiempos, el progresismo -con prosélitos dentro y fuera de la estructura eclesial católica romana- no sólo ha demostrado tener un andamiaje teórico deficiente y una protervidad ruinosos para el sano juicio de las personas y la civilización cristiana sino que multiplicó su militancia según la exigencia de la historicidad actual para  lograr la facticidad contextual que otorgue a su vez la absolutidad dominante al mundialismo satánico y expoliador.
Por ello, la embestida progre-demoníaca contra toda referencia sacra y sacralizante católicas es incesante y global.
Los que motivan el presente post son los  progresistas que no responden al Vaticano, bibrones  que no se detienen a pensar si el objetivo a agredir o a  tomar por asalto  adhiere  a tal o cual liturgia, si es sedeplenista o sedevacantista, entre otras consideraciones, porque lo que le interesa es aplicar  el radical y desaforado giro antropológico que los sustenta y proyecta, desligar al hombre de su Dios y oponerlo a Él, animalizarlo, destruir el sentido común y conflictuar indeterminadamente la convivencia, además de salir a cazar a los que ellos denominan fundamentalistas, quienes son a ciencia cierta  obstructores de la maldad y la fealdad de su causa.
Porque la cristianofobia está presente en todo el mundo, la Catedral de Santiago de Chile -durante la misa  festiva de Santiago Apóstol el pasado jueves 25 de Julio- sufrió  la intrusión de un considerable número de  personas*partícipes del genocidio del aborto quienes lanzando sus  consignas trilladas y demenciales y parte de ellas exhibiendo sus cuerpos de manera impúdica realizaron destrozos dentro de la Catedral.
La turba agresora  integraba la marcha abortista que recorría las calles de Santiago desde las 19 hs.Según voceros de Carabineros -policía uniformada de Chile- la convocatoria de los asesinos de bebés tuvo entre cuatro mil a cinco mil asistentes.
 
El diario El Mercurio de la capital trasandina en su edición impresa del día 26  indicó que “La furia e intolerancia de un grupo pro  aborto   se desató pasadas las 21:00 hs. de ayer en la Catedral Metropolitana, cuando el Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, presidía una misa para conmemorar  los 452 años de la Iglesia Capitalina.
El oficio religioso, al que también asistía la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, transcurrió con normalidad durante 45 minutos.
De pronto, cien personas ingresaron al templo, interrumpieron la misa y comenzaron a agitar pancartas y a gritar consignas a favor del aborto.
Monseñor Ezzati y los fieles miraban estupefactos, mientras los vándalos saltaban sobre los altares, vociferaban, rayaban la Catedral y destruían un confesionario y otros objetos religiosos.
El incidente se tornó aún más delicado cuando algunos manifestantes sacaron bancas del templo con la intención de quemarlas, cual barricada, en plena Plaza de Armas.
A esas alturas, los fieles optaron por retirarse no sin antes criticar la ‘falta de respeto’ de los revoltosos”
En su crónica, el sitio Hazte Oír difiere de la estimación del diario  El Mercurio respecto de la cantidad de apologistas del genocidio que entraron a la Catedral, el medio gráfico habla de un centenar, mientras que la plataforma de internet de “varios centenares”.
El medio español en su narración de los hechos reproduce las expresiones del Obispo Auxiliar de Santiago, Pedró Ossandón, quien nos reseña lo sucedido: “estábamos celebrando la eucaristía de la fiesta del Apóstol Santiago, por supuesto con la presencia de la alcaldesa (Carolina Tohá), y además agradeciendo a tantos católicos que hacen el servicio público en un ambiente de recogimiento y de paz, y de repente entraron los manifestantes, y la verdad es que nosotros estamos siempre por el diálogo, por el debate de altura, creemos en la razón que Dios nos ha regalado”.
Se ve que el espíritu aperturista y la voluntad dialoguista con los enemigos de la Iglesia que tienen Ossandón y cía no sirvieron de mucho  porque la horda abortera fue detenida en su accionar sólo por la intervención de Carabineros.
Como era de esperar en situaciones de esa naturaleza y con sujetos  tan “católicamente corajudos”, el Arzobispo Ezzati elaboró  una tibia respuesta mediante una carta, la cual se leerá en todos los templos de la Arquidiócesis  durante el presente fin de semana.
La monserga del arzobispo, entre cosas cosas, recurre a un lugar común en el imaginario modernista eclesiástico:
“Una vez más, la violencia es la razón de quienes no saben usar la razón. Con Jesús en la Cruz pedimos: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’.”
No resulta inimaginable pensar que desde el bando de la bestialidad criminal abortista le contestarán estentóreamente:¡Sí sabemos lo que queremos y lo que  hacemos!
Hasta el momento, no llegaron a nuestra mesa de trabajo, y en relación al asunto tratado, ninguna declaración, dichos, lágrimas, pesares y excéntricas bendiciones de Bergoglio/Francisco, haciendo referencia específica a la violencia anticatólica 
Señalamos ello no porque nos preocupe en ese sentido un gesto bergogliano, ya que  no somos papólatras ni nos contamos entre los seguidores del “sedicentemente humilde”, pero si es para que tomen nota los católicos que lo idolatran.
 
Pero estamos convencidos que ellos nos dirán que  es mejor no molestarlo con esos problemas al “People’s pope”  porque él por estas horas  está gozando del carnaval armado en Río de Janeiro, mientras crecen el anticatolicismo militante y  la gelidez de la caridad cristiana.
croix-lumineuse
Les compartimos material pertinente y demostrativo  del asalto perpetrado en la Catedral Metropolitana de Chile:
 

sábado, 27 de julio de 2013

MILAGROS EUCARÍSTICOS - 16



LA PRESENCIA REAL

 Año 1608, Les Ulmes (Francia)

La parroquia Les Ulmes Saint-Florent, distante pocas leguas de Saumur, fue ilustrada en el siglo XVII con un prodigio eucarístico. 

El sábado, 2 de junio de 1688, al reservar el Santísimo, se apareció Jesucristo en la Hostia sacrosanta por espacio de un cuarto de hora, y en presencia de más de cien personas. 

Se Formó como una nubecilla sobre el viril de la custodia, y se vio la figura del Salvador, de medio cuerpo y gran relieve, como que saliese del cristal, cubriendo casi toda la sagrada Hostia, y tenía las manos cruzadas, una sobre otra, la derecha sobre la izquierda. Vestía una túnica blanca. Los cabellos eran de color castaño claro, partidos sobre la frente, y caían por encima de los hombros. Se apareció el Salvador como joven de unos veinticinco años, de hermosos y brillantes ojos, con la cabeza un poco inclinada sobre el hombro derecho y la barba graciosamente partida. 

El milagro se obró cuando se cantaban estas palabras: Verbum caro panem… que se hallaban al final del Pange lingua… 

Fue el oficiante quien se apercibió primero de ello, y dudando si sus ojos le engañaban, preguntó al vicario si advertía algo en la Hostia. Le respondió que allí veía la figura de un joven, y en el mismo instante se levantó y tomando el viril lo bajó y colocó sobre el altar, donde todos los asistentes pudieron contemplar la imagen. 

El sacerdote, volviéndose hacia el pueblo, dijo en alta voz: “Si hay entre vosotros algún incrédulo que dude de la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento, que se acerque; he aquí a Nuestro Señor que se manifiesta visiblemente”. 

A estas palabras, gran número de personas se aproximaron, y vieron con mucha claridad la figura del Salvador. Un prodigio tan extraordinario conmovió a todos los circunstantes; los sacerdotes y fieles derramaban copiosas lágrimas de ternura.

La noticia de tan milagrosa aparición cundió por todas partes. Henri Arnauld, que ocupaba en aquel entonces la Sede de Angers, tuvo la noticia del suceso por las relaciones de los fieles que lo habían presenciado, y por una carta del vicario “Les Ulmes”. Después de haber oído durante quince días referencias unánimes y acordes del prodigio, se dignó visitar la parroquia en donde se había obrado. M. Le. Royer, doctor en teología, su secretario y más tarde cura de Fenell, le acompañó en esta visita, que se hizo el día 17 de junio de 1668.

Cinco días después, el Ilustrísimo señor Obispo mandó imprimir una Carta pastoral, cuyo contenido se halla en la Disertacion Apologética, de Grandet. 

El Prelado ordenó que la Hostia milagrosa fuese guardada en la iglesia “Les Ulmes” en una urna, y que todos los años el sábado infra-octava del Corpus se celebrara solemnemente en la referida iglesia el aniversario de dicha aparición. 

La santa Hostia desapareció a consecuencia del furor revolucionario, pero la iglesia “Les Ulmes” guarda todavía el recuerdo del milagro de 1668, pues en el muro del coro, a un metro 66 centímetros de altura, se ve el nicho que guardaba la urna con la sagrada Forma, y encima del nicho se lee aún la inscripción sobre mármol negro que relata el extracto del mandato de Henri Arnauld. 

(El Pilar, Zaragoza, 13 junio.- Abate Fabre, Le ciel ouvert.)
P. Manuel Traval y Roset

viernes, 26 de julio de 2013

AL SEÑOR NO LE AGRADÓ EL ALTAR CORNUDO


La prensa brasileña está informando que el  obispo de Río, Orani Tempesta, y el alcalde de dicha ciudad, Eduardo Paes, anunciaron que la clausura de la Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolla en Río de Janeiro y que está  prevista para el próximo domingo 28 de Julio no se realizará en Guaratiba -ubicada en la zona oeste de Río- sino en la playa de Copacabana, emplazada en la zona sur.
La razón se debe al estado deplorable que presenta el terreno debido a las constantes lluvias acaecidas en el lugar en los últimos días.
Recordamos que en Guaratiba está el recientemente  construido altar que fue motivo de nuestra atención y análisis a través de un artículo de Jorge López:
No hay duda de que a Nuestro Señor no le agrada la prédica de la Neo Iglesia y así lo hace saber, haciéndose presente en varias oportunidades  como en la inundación en el Santuario  de  Lourdes, el derrumbe del domo de una iglesia luego del encuentro de Asís y ahora en Guaratiba.

Veámos cómo quedo el lugar donde está el tan mentado altar:
Terrenos en Guaratiba, ¿dónde está el campo de la fe, está inundado por las lluvias en Río (Foto: André Mourão / Agencia Día / Estadão contenido)
O prefeito Eduardo Paes anunciou na tarde desta quinta-feira (25) que a vigília e a última missa da Jornada Mundial da Juventude, que estão programadas para sábado e domingo (27 e 28), foram transferidas de Guaratiba, na zona oeste do Rio, para a praia de Copacabana, na zona sul. Leia mais

jueves, 25 de julio de 2013

ORACIÓN A SANTIAGO APÓSTOL


¡Gran Apóstol Santiago, familiar cercano de nuestro Señor y aún más cercano a Él por lazos espirituales! Al ser llamado por Él entre los primeros discípulos y ser favorecido con Su especial intimidad, tu respondiste con gran generosidad, dejándolo todo para seguirle a la primera llamada. También tuviste el privilegio de ser el primero de los Apóstoles en morir por Él, sellando tu predicación con tu sangre.

Atronador en el entusiasmo en la tierra desde el cielo, te has mostrado defensor de Su Iglesia una y otra vez, apareciendo en el campo de batalla de los Cristianos para derrotar y dispersar a los enemigos de la Cruz, y llevar a los descorazonados Creyentes a la Victoria. Fuerza de los Cristianos, refugio seguro de aquellos que te suplican con confianza, oh, protégenos ahora en los peligros que nos rodean. 

Que por tu intercesión, nuestro Señor nos conceda Su Santo Amor, filial temor, justicia, paz y la victoria sobre nuestros adversarios, tanto visibles como invisibles, y sobre todo, que un día nos conceda la felicidad de verlo y tenerlo con nosotros en el cielo, en tu compañía y la de los ángeles y santos para siempre. Amén.

martes, 23 de julio de 2013

LA BEATA SOR MARÍA SERAFINA MICHELI TUVO LA VISIÓN DE LUTERO EN EL INFIERNO

Beata Sor María Serafina del Sagrado Corazón de Jesús
 (en el siglo Clotilde Micheli), fundadora del
 Instituto de las Hermanas de los Ángeles


En 1883 la beata Sor María Serafina Micheli (1849-1911), fundadora del Instituto de las Hermanas de los Ángeles, pasaba por Eisleben, ciudad  de Sajonia, lugar donde nació Lutero.

Ese día se celebraba el cuarto centenario del nacimiento del gran  heresiarca (10 noviembre de 1483), que dividió a Europa y a la Iglesia, causando grandes guerras. Con motivo de la celebración las calles estaban adornadas y de los balcones colgaban banderas. Entre las autoridades presentes se esperaba, de un momento a otro, la llegada del emperador Guillermo I, que debía presidir las celebraciones.

LUTERO
La beata miraba el gran tumulto y agitación, pero no estaba interesada en saber por qué ocurría. Su interés era ir a una iglesia para orar y hacerle una visita a Jesús Sacramentado. Finalmente, halló una, pero las puertas estaban cerradas, pero se arrodilló en las escleras de acceso para hacer sus oraciones. Por la oscuridad, no advirtió que estaba arrodillada delante de un templo protestante. Mientras oraba, se apareció el Ángel de la Guarda y le dijo: “Levántate, porque esta es una iglesia protestante”. Y añadió: “Yo quiero que veas el lugar donde Martín Lutero está condenado y la pena que paga en castigo de su orgullo”.

Entonces tuvo la visión de un horrible abismo de fuego, en el cual eran atormentadas una innumerable cantidad de almas. En el fondo vio a un hombre, Martín Lutero, que se distinguía entre los demás condenados pues estaba rodeado de demonios que lo obligaban a estar de rodillas y todos (los demonios), armados de martillos, mientras se esforzaba en vano, le clavaban en la cabeza una gran clavo.

La monja meditaba que si las personas que participaban en la fiesta vieran esta escena dramática, ciertamente no rendirían honores, ni memoria, ni conmemoraciones ni celebraciones a tan funesto personaje.

Desde entonces, cuando se le presentaba la oportunidad, recordaba a sus hermanas de religión sobre el deber de vivir en la humildad y el abandono de sí. Estaba convencida firmemente que Martín Lutero estaba condenado en el infierno sobre todo por el primer pecado capital: LA SOBERBIA. El orgullo lo hizo caer en pecado mortal, y lo condujo a la rebelión abierta contra la Iglesia Católica. Su conducta, su posición para con la Iglesia y sus herejías fueron determinantes para engañar y conducir a muchas almas superficiales e incautas a la perdición eterna.




Como en Alemania celebrarán en el 2017 el 500º aniversario del nacimiento del protestantismo y como consecuencia se realizarán homenajes a Martín Lutero, se habla ya de que algunos sectores "católicos" participarían en los mismos. Sepan éstos, desde ahora, que estarían homenajeando no sólo a un heresiarca sino también a un réprobo, si nos atenemos a las visiones de Sor María Serafina.

EL PADRE PÍO SOSTUVO QUE LUTERO ESTABA CONDENADO

Por su parte, el padre Stefano Manelli -fundador de los Franciscanos de la Inmaculada- ha recordado -en Il Settimanale di Padre Pio del 20 de Enero de 2013, p.1- que lo mismo señalaba el Padre Pío sobre la condenación eterna de Martín Lutero. Explicó que el P. Pío advertía que aquellos que creen poder comunicarse directamente con Dios -como Lutero-, también están en camino al infierno. El final de Lutero fue horrible y angustioso, escribió el P. Manelli, y señaló -fundamentándose en lo dicho por el padre Pío- que quienes lo siguen se arriesgan a ir al infierno como Lutero, por no escuchar las enseñanzas de la Iglesia Católica.

NOTA DE CATOLICIDAD: Luego, el verdadero ecumenismo es el que caritativamente busca solamente la conversión de los protestantes a la verdadera y única Iglesia de Cristo: la Católica romana. Nada tiene que hacer un católico -¡sea quien sea!- en un homenaje a quien con sus herejías desgarró miles de almas de la verdadera Arca de Salvación.  Homenajearlo sería -aunque ello no se pretendiera- confirmar en el error a tantos errados, y tal acto constituiría un falso ecumenismo y una grave falta de caridad, aunque hipotéticamente se tuvieran las mejores -pero equivocadas- intenciones.

Fuente: Catolicidad

lunes, 22 de julio de 2013

FRENTE A LOS PIQUETES MUSULMANES EN PARÍS

PÁGINA CATÓLICA

Notre Dame: ¿futura mezquita?

Traicionar a Cristo no sale gratis

¡Ver video abajo!


Según el Diccionario de la Real Academia Española, una de las acepciones de la palabra "Piquete" lo define como un: "Grupo de personas que pacífica o violentamente, intenta imponer o mantener una consigna de huelga."

Los argentinos, que hemos sido pioneros en sufrir el piqueterismo sobre todo desde el crack bancario de diciembre de 2001, sabemos bien lo que esto significa en el orden práctico.

Ser prisioneros de cualquier grupo de personas, aún minúsculo, que con el apoyo e, inclusive, el aliento de los dueños del Estado, cortan las calles o invaden la propiedad privada a voluntad.

Pero detrás de esto hay un por qué cuyo origen puede remontarnos a la Francia Revolucionaria de 1792, cuyos políticos instaban a la masa a tomar por la fuerza lo que no podían ellos conseguir en la Asamblea.
Así también, los neorevolucionarios actuales son utilizados para castigar a tal o cual enemigo político, para presionar a un juez o a una empresa, etc.

Recuérdese al efecto cómo utilizó este tipo de atropellos el Presidente Kirchner cuando quiso presionar a la compañía petrolera Shell, cuyas plantas fueron paralizadas por piquetes que no dejaban entrar ni salir a nadie. Sin que juez alguno haya hecho nada para restablecer el orden y el atropello a la propiedad garantizados en nuestra Constitución.

Si vamos viendo más en profundidad, esta realidad por la cual el dinero de los impuestos financia a quienes molestan a los mismos que los pagan, pues el piqueterismo funciona con dinero público, viene, en última instancia, a subvertir el Orden Romano sobre el que está fundada la sociedad occidental y cristiana.

De modo que, se podría decir casi sin temor a equivocarse, que en el fondo estas políticas constituyen un ataque al Cristianismo planeado desde los centros mundialistas del Nuevo Orden Mundial; el cual pretende reducir a los pueblos americanos a una condición igual o peor, de ser posible, a la que se encontraban cuando el Gran Almirante llegó a estas tierras en 1492.

¿Qué otra cosa es el famoso Indigenismo, con su vocinglerío de Pueblos Originarios que la instalación del desorden viene a favorecer, sino una renuncia a la religión y a la patria de nuestros mayores, y una falsificación histórica realizada en moldes marxistas?
Posición irresponsablemente adoptada por muchos obispos, ya para seguir los dictados mundialistas ya para ponerse a la moda de una opinión pública dirigida por los medios.

¿No es prueba suficiente saber, por ejemplo, que desde oficinas ubicadas en Londres se paga generosamente la "Rebelión Mapuche" destinada, en última instancia, a segregar parte del territorio sur de Argentina y Chile?
Movimiento apoyado, lo sepan o no, por los obispos que entregaron las reliquias del Beato Ceferino Namuncurá para que reposen en un templo pagano.

Todo esto olvidando que los descendientes de españoles de nuestro territorio son mucho más originarios que los Mapuches, tribu invasora chilena que llegó a la Argentina recién en el siglo XIX.

Así como en América el indigenismo es la punta de lanza del movimiento descristianizador, en Europa lo es la islamización.

De modo que a los piquetes "indigenistas" americanos, le suceden desde hace un tiempo los piquetes musulmanes en París.
Dicho esto sin olvidar sanas reacciones como la prohibición de edificar mezquitas en Suiza (objetada por sus obispos, por supuesto), y el intento francés de que no se utilice publicamente la Burqa (Velo que cubre completamente la cara).

Hace un tiempo (Noviembre 2010) habíamos visto un video tomado subrepticiamente por un parisino (alias Maxime Lepante), en el que se aprecia un grupo de personas tomar las calles de París para efectuar los rezos prescriptos por el Islam, IMPIDIENDO el tránsito normal bajo la inacción absoluta de la policía. La misma que detiene a cualquiera por portar una camisa grabada con lo símbolos de la lucha contra el aborto.

En el momento en que lo vimos, no pudimos compartirlo con nuestros lectores por no tener el tiempo suficiente para traducirlo (lo mostramos al final). Pero la demora ha venido bien para hablar ahora con más pruebas que reafirman lo que decimos en este post.

Marine Le Pen, hija del fundador del Frente Nacional -una fuerza tradicionalista francesa que incluso entró en la segunda vuelta electoral en 2002 y que obtuvo el 18 % de los votos en la elección presidencial del año pasado-, diputada desde 2004 en el Parlamento Europeo, dijo en un acto celebrado en Lyon en 2010,que las oraciones colectivas de los musulmanes en las calles tenían un paralelo con la ocupación nazi.

Declaraciones que provocaron un nuevo incendio de Troya, y por las cuales fue denunciada antes los tribunales franceses que no pudieron abrir proceso en razón de la inmunidad provista por su condición de Eurodiputada.

Pero he aquí que, tras una demanda del Ministerio de Justicia galo, el Parlamento de Europa le acaba de retirar los fueros (02/07/13), de modo que será investigada en Francia por "incitación al odio racial" .

Dirán los expertos que las razones aludidas por la Comisión de Asuntos Jurídicos de esa Cámara son correctas, pues ha dicho que no existía el menor impedimento para retirar la inmunidad a la presidenta del Frente Popular porque "los hechos de los que se le acusa no tienen nada que ver con su tarea de europarlamentaria".

Diremos entonces nosotros que nos parece claro el por qué una Cámara mundialista que ha negado totalmente la influencia del Cristianismo en la formación de Europa, quita su protección a la presidente de uno de los partidos más nacionalistas del Viejo Continente, después de que haya levantado su solitaria voz para defender a los franceses del piqueterismo islamita.

Ante todo esto, los católicos no debemos dejarnos engañar por el croar de las ranas apocalípticas que, con su estruendo inaguantable, están opacando el pensamiento aún de los pastores de la Iglesia.

La Europa ha sido grande por Cristo y se está disolviendo ahora que ha renegado de Su Reyecía. (El espacio que los franceses dejan al vulnerar el orden natural con la esterilización de los matrimonios, es llenado "naturalmente", valga la redundancia, por una raza ahora más fuerte: la que da frutos).
América, hija predilecta de la España Católica, fue rescatada por nuestros mayores del sometimiento horroroso de una idolatría diabólica, para ser transportada a las cumbres de la civilización Cristiana que le hizo vivir horas gloriosas.

Tanto el indigenismo marxista aquí, como probablemente el ateísmo y la islamización allá, pretenden transportarnos a un estado peor, si acaso, que los tristes días en que la faz de esta dulce tierra era anegada con la sangre burbujeante de miles de sacrificios humanos.

Afirmemos, pues, nuestro convencimiento y nuestra lealtad a la Cruz que adoraron nuestros antepasados, haciendo carne estas palabras de León XIII (Immortale Dei -9):

"Hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados. En aquella época la eficacia propia de la sabiduría cristiana y su virtud divina habían penetrado en las leyes, en las instituciones, en la moral de los pueblos, infiltrándose en todas las clases y relaciones de la sociedad.

La religión fundada por Jesucristo se veía colocada firmemente en el grado de honor que le corresponde y florecía en todas partes gracias a la adhesión benévola de los gobernantes y a la tutela legítima de los magistrados. El sacerdocio y el imperio vivían unidos en mutua concordia y amistoso consorcio de voluntades.

Organizado de este modo, el Estado produjo bienes superiores a toda esperanza. Todavía subsiste la memoria de estos beneficios y quedará vigente en innumerables monumentos históricos que ninguna corruptora habilidad de los adversarios podrá desvirtuar u oscurecer.

Si la Europa cristiana domó las naciones bárbaras y las hizo pasar de la fiereza a la mansedumbre y de la superstición a la verdad; si rechazó victoriosa las invasiones musulmanas; si ha conservado el cetro de la civilización y se ha mantenido como maestra y guía del mundo en el descubrimiento y en la enseñanza de todo cuanto podía redundar en pro de la cultura humana; si ha procurado a los pueblos el bien de la verdadera libertad en sus más variadas formas; si con una sabia providencia ha creado tan numerosas y heroicas instituciones para aliviar las desgracias de los hombres, no hay que dudarlo: Europa tiene por todo ello una enorme deuda de gratitud con la religión, en la cual encontró siempre una inspiradora de sus grandes empresas y una eficaz auxiliadora en sus realizaciones.

Habríamos conservado también hoy todos estos mismos bienes si la concordia entre ambos poderes se hubiera conservado. Podríamos incluso esperar fundadamente mayores bienes si el poder civil hubiese obedecido con mayor fidelidad y perseverancia a la autoridad, al magisterio y a los consejos de la Iglesia. 

Las palabras que Yves de Chartres escribió al papa Pascual II merecen ser consideradas como formulación de una ley imprescindible: «Cuando el imperio y el sacerdocio viven en plena armonía, el mundo está bien gobernado y la Iglesia florece y fructifica. Pero cuando surge entre ellos la discordia, no sólo no crecen los pequeños brotes, sino que incluso las mismas grandes instituciones perecen miserablemente»".

Piquete musulmán en París

 


En Septiembre de 2011 Francia acordó con las asociaciones islámicas la entrega de un gran local en donde pudieran celebrar sus oraciones, prohibiendo en forma simultánea que rezaran en la vía pública.
No conocemos los resultados de estos convenios.

Otros videos sobre el mismo fenómeno

 


 

domingo, 21 de julio de 2013

LA VIRTUD DE LA HUMILDAD (VIII)


CAPÍTULO 8 

Cómo nos habremos de ejercitar en el propio conocimiento 
para no desmayar ni desconfiar. 

Es tan grande nuestra miseria, y tenemos tanto de qué humillarnos, y experimentémoslo nosotros tanto, que más parece que tenemos necesidad de ser animados y esforzados para que no desmayemos ni desconfiemos viendo en nosotros tantas faltas e imperfecciones, que exhortados al conocimiento de eso. Y en tanto grado es esto verdad, que los Santos y maestros de la vida espiritual nos enseñan que de tal manera hemos de cavar y ahondar en el conocimiento propio de nuestras miserias y flaquezas, que no paremos ahí, porque no venga el ánima en desconfianza y desesperación, viendo en sí tanta miseria y tanta inconstancia en los buenos propósitos, sino que pasemos adelante al conocimiento de la bondad de Dios y pongamos en Él toda nuestra confianza. Así como dice San Pablo que la tristeza por haber pecado no ha de ser tanta que cause decaimiento y desesperación (2 Cor., 2, 7): [Porque no quede ese tal consumido con la demasiada tristeza], sino ha de ser una tristeza templada y mezclada con la esperanza del perdón, poniendo los ojos en la misericordia de Dios, y no parando en sola la consideración del pecado y de su fealdad y gravedad; así dicen que no hemos de parar en el conocimiento de nuestras miserias y flaquezas, porque no desmayemos y desconfiemos; sino que hemos de cavar y ahondar en nuestro propio conocimiento, para con eso desconfiar de nosotros, viendo que de parte nuestra no tenemos arrimo ni en qué estribar, y poner luego los ojos en Dios y confiar en Él; de esa manera, no sólo no quedaremos desmayados, sino antes más animados y esforzados, porque lo que sirve para desmayar mirando a vos, sirve para esforzar mirando a Dios. Y mientras más conociereis vuestra flaqueza y más desconfiaseis de vos, mirando a Dios, estribando y poniendo en Él vuestra confianza, quedareis más fuerte y más esforzado para todo. 

Pero advierten aquí los Santos una cosa de mucha importancia: que así como no hemos de parar en el conocimiento de nuestras miserias y flaquezas, porque no vengamos en desconfianza y desesperación, sino pasar adelante al conocimiento de la bondad, misericordia y liberalidad de Dios, y poner en Él toda nuestra confianza, así tampoco hemos de parar ahí, sino tornar luego a poner los ojos en nosotros mismos y en nuestra flaqueza y miseria. Porque si paramos en el conocimiento de la bondad, misericordia y liberalidad de Dios, y nos olvidamos de lo que somos nosotros, hay en eso un peligro muy grande de caer en presunción y soberbia, porque vendríamos a asegurarnos demasiado de nosotros mismos, y a andar muy confiados, y no tan recatados y temerosos como es menester, que es un gran despeñadero, raíz y principio de grandes y temerosas caídas. ¡Oh cuántos muy espirituales y que parecía que se levantaban hasta el Cielo en el ejercicio de la oración y contemplación se han despeñado por aquí! ¡Oh, cuántos que verdaderamente eran santos y grandes santos han venido por aquí a dar miserables caídas! Porque se olvidaban de sí, porque se aseguraron demasiado con los favores que recibían de Dios, andaban muy confiados y como si ya para ellos no hubiera peligro, y así vinieron a caer miserablemente. Llenos tenemos los libros de semejantes caídas. 

San Basilio dice que la causa de aquella miserable caída del rey David en el adulterio y homicidio fue una presunción que tuvo una vez que fue visitado de la mano de Dios con abundancia de mucha consolación. Y 154 se atrevió a decir (Sal., 29, 7): No seré mudado de este estado para siempre. Pues esperaos un poco, alzará Dios un tanto la mano, cesarán esos favores y regalos extraordinarios, y veréis lo que pasa. [Apartasteis, Señor, un poco vuestro rostro de mí y luego quedé turbado]. Os dejará Dios en vuestra pobreza, y haréis de las vuestras, y conoceréis por vuestro mal, después de caído, lo que no quisisteis conocer cuando erais favorecido y visitado de Dios. 

Y la causa de la caída y negación del Apóstol San Pedro, dice también San Basilio, que fue el haber presumido y confiado vanamente en sí (Mt., 26, 33-35): [Aunque sea menester morir contigo, no te negaré; y aunque todos se escandalicen por tu causa, yo jamás me escandalizaré]. Porque dijo con arrogancia y presunción que aunque todos se escandalizasen, él no se escandalizaría, sino que antes moriría, por eso permitió Dios que cayese para que se humillase y conociese. Nunca hemos de apartar los ojos de nosotros mismos, ni tenernos por seguros en esta vida; sino mirando lo que somos, andar siempre con grande temor de nosotros mismos y con grande recato y cuidado, no nos haga alguna traición este enemigo que traemos con nosotros, y nos arme alguna zancadilla con que nos haga caer. 

De manera que así como no hemos de parar en el conocimiento de nuestras miserias y flaquezas, sino pasar luego al conocimiento de la bondad de Dios, así tampoco hemos de parar en el conocimiento de Dios y de sus misericordias y favores, sino tornar luego a bajar los ojos a nosotros mismos. Esta es la escala de Jacob, que por una parte está fija en la tierra de nuestro propio conocimiento, y por otra llega a la cumbre del Cielo. Por aquí habéis de subir y bajar, como subían y bajaban los ángeles por aquélla. Subid al conocimiento de la bondad de Dios; y no paréis ahí, porque no vengáis en presunción, sino tornad a bajar al conocimiento de vos mismo; y no paréis ahí, porque no desmayéis y desconfiéis, sino tornad a subir al conocimiento de Dios para tener confianza en Él; todo ha de ser subir y bajar por esta escala. 

De esta manera usaba este ejercicio Santa Catalina de Sena para librarse de diversas tentaciones que el demonio le traía, como ella misma lo cuenta en los Diálogos (c. 67); cuando el demonio la tentaba por confusión, queriéndola hacer entender que toda su vida había sido un engaño, entonces ella se alzaba y levantaba en la misericordia de Dios con humildad, diciendo: Yo confieso a mi Criador que mi vida toda ha sido tinieblas, más yo me esconderé en las llagas de Jesucristo crucificado y me bañare en su sangre, y así habrá consumido mis maldades, y me gozaré en mi Criador y Señor. [Lavadme y seré emblanquecido más que la nieve] (Sal., 50, 9). Y cuando el demonio la quería levantar por soberbia con la contraria tentación, diciendo: Tú eres perfecta y agradable a Dios, y no es menester que más te aflijas, ni que llores más tus defectos, entonces ella se humillaba, y respondía al demonio, diciendo: ¡Miserable de mí! San Juan Bautista no hizo jamás pecado o fue santificado en el vientre de su madre, y no por eso dejó de hacer tanta penitencia, y yo he cometido tantos defectos, y nunca los he llorado ni conocido como debiera. Con esto el demonio no pudiendo sufrir tanta humildad por una parte, ni tanta confianza en Dios por otra, la dijo: Maldita seas tú y quien te lo enseñó, que no sé por dónde te entre; que si yo te abato por confusión, tú te levantas en alto a la misericordia de Dios; y si te levanto, te abajas hasta el infierno por humildad, y, dentro del mismo infierno me persigues. Y así la dejaba, porque volvía con grande pérdida. Pues de esta manera hemos nosotros de usar de este ejercicio y andaremos por una parte temerosos y recatados, y por otra esforzados y regocijados; temerosos de nosotros mismos, y esforzados y alegres en Dios. Estas solas dos lecciones que aquel Santo (Kempis) dice da Dios cada día a sus escogidos: una de ver sus defectos y otra de ver la bondad de Dios que con tanto amor se los quita. 

EJERCICIO DE PERFECCIÓN Y 
VIRTUDES CRISTIANAS.
Padre Alonso Rodríguez, S.J