jueves, 17 de noviembre de 2022

MILAGROS EUCARISTICOS - 58

 


LADRON ARREPENTIDO

(Año 1597. Alcofa de Henares (España)

Entre los muchos crímenes cometidos por un forajido español en unión de varios moriscos, se refiere el hecho de haber robado en diferentes iglesias tres copones, ultrajando las sagradas Formas, que los moros arrojaban por el suelo. El bandido, que conservaba todavía un rayo de fe, las recogió, depositándolas entre el ramaje, en un colmenar de la Alcarria, de que era dueño.

Un día visito aquel sitio y vio sorprendido, que salta mucha miel. Aparto el ramaje para descubrir lo que allí había, y quedo admirado de que las abejas hubiesen formado un panal en arco, que cubría a manera de custodia aquel rico depósito. Juzgando el hecho casual, y temiendo no fuera motivo de que se llegasen a descubrir sus enormes delitos, saco de allí las santas Formas y las puso detrás de una colmena, bajo de una teja y maleza con que las cubrió.

Pero creció más su asombro, al ver otro día que también manaba miel del nuevo escondite, y que las abejas hablan reconstruido con mayor primor su tabernáculo de blanquísima cera sobre el mismo lugar donde yacían las sacrosantas Hostias.

Entonces fue cuando no creyó fuera aquello casual, y embargado de santo temor resolvió confesarse y devolver las sagradas Formas.

Las envolvió en un papel, y en Alcalá de Henares las entrego al Rdo. confesor Padre Juan Juárez de la Compañía de Jesús. Consulto este el caso con el P. Gabriel Vázquez, que enseñaba teología en el colegio, y aunque era de parecer que se consumieran, con todo prevaleció el dictamen de guardarlas no fuese que estuvieran envenenadas.

Las tuvo, pues, el Padre en el aposento cosa de un mes, hasta que dispuso el Superior se depositaran entre las reliquias, con una nota del P. Juan Juárez, que expresara el suceso. Allí estuvieron once años, y en 1608 el Padre Provincial Luis de la Palma mando se pusiesen en un altar subterráneo y húmedo que había en el panteón de la iglesia, se colocaron, pues, en un ángulo del altar, y en el otro varias Formas recién hechas, envueltas en un papel, pero sin consagrar. Pocos meses después, las últimas se encontraban ya deshechas y corrompidas, mientras que las otras veintiséis permanecían blancas y tersas como el primer día.

En vista de tan extraordinario suceso fueron nuevamente colocadas entre las reliquias, tomándose de ello información jurídica.

Por último, en 1615, siendo Rector del colegio el mismo P. Luis de la Palma, las reconoció el Dr. D. Pedro García Carrera, médico de Cámara, catedrático de medicina y gran filósofo, declarando milagrosa la conservación. Hubo más tarde otros muchos reconocimientos, hasta que el Vicario general de Alcalá, como Ordinario, dio auto declarando milagrosa la incorrupción, y permitiendo, en lo sucesivo, se les tributase el debido culto de latría. Se hizo luego una rica custodia que costeo el cardenal D. Agustín Espínola, y es un templete coronado de una cupulita, el cual presenta ocho caras, y en cada una hay tres concavidades cerradas con cristales, que conservan las veintiséis sagradas Formas.

Estuvieron expuestas a la veneración de los fieles en la iglesia de la Compañía de Jesús hasta que en tiempo de la expulsión de los jesuitas, obra nefanda del Jansenismo y Filosofismo impío, fueron trasladadas a la magistral de San Justo y Pastor. La memoria de este gran milagro se celebra el domingo quinto después de Pentecostés con gran solemnidad y asistencia de todas las Autoridades.

(D. Ignacio Mamo Esperanza, Opúsculo sobre las santas Formas de Alcalá de Henares)

P. Manuel Traval y Roset