martes, 17 de junio de 2025

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN EJEMPLOS - 24

 


CONVERSION DE BENITA

Cuenta el P. Juan Bonifacio, S. J., que hubo en Florencia una moza llamada Benita, pero no bendita, sino muy perversa, deshonesta y escandalosa. Por dicha suya, llegó a la ciudad el glorioso patriarca Santo Domingo, y ella, por mera curiosidad, quiso ir un día a un sermón que predicaba, en el cual, finalmente, la palabra divina la compungió tanto que, anegada en lágrimas se confesó con el Santo, quien no le impuso más penitencia que rezar el Rosario. Pero la infeliz, vencida del mal hábito contraído, volvió a recaer. Lo supo el Santo, fue a buscarla, y logró que se confesase otra vez, ayudando el Señor por su parte a la firmeza del propósito con una visión en que le descubrió las penas del infierno y ardiendo en él algunos hombres condenados por culpa suya, al mismo tiempo que le puso delante un libro donde estaban escritos todos sus pecados, cosa que la llenó de espanto; pero valiéndose fervorosamente de la protección de la Virgen, vio también que esta Señora le alcanzaba de Dios tiempo para llorar sus liviandades. 

Emprendió, desde luego, una vida muy ajustada; mas como nunca se le apartase de los ojos aquel proceso tan temeroso, empezó un día a decir a la Reina de los Ángeles estas palabras: «Madre amantísima, bien sé que he merecido mil veces el infierno; pero ya que misericordiosamente me habéis concedido espacio de penitencia, voy a pediros otra gracia, aunque no quiero dejar de llorar mis pecados hasta la muerte, y es que dispongáis se borren todos de aquel libro que he visto.» La Virgen Santísima se le apareció, diciéndole que para obtener lo que solicitaba había de tener de allí en adelante memoria continua de sus pecados y de la misericordia que Dios había usado con ella; que se había de acordar frecuentemente de lo mucho que el Señor había padecido por salvarla, y que, en fin, había de pensar cuántos se habían condenado con menos motivo, revelándole la condenación aquel mismo día de un muchacho de ocho años por un solo pecado grave. Obedeció Benita puntualmente, y mereció que al cabo se le apareciese también Jesucristo nuestro Redentor, y que, mostrándole aquel libro, le dijese: «Ya tus delitos quedan borrados y el libro en blanco. Escribe ahora muchos actos de caridad y demás virtudes.» Lo hizo así Benita lo que le restaba de vida; vivió hasta el fin como santa y murió felizmente.

Las Glorias de María
San Alfonso María Ligorio

lunes, 9 de junio de 2025

lunes, 2 de junio de 2025

Carta de Santa Juana de Arco

 


Carta de Santa Juana de Arco de una actualidad Providencial.

"Hace mucho que tengo noticias de vosotros. Una vez fuisteis cristianos pero ahora os habéis convertido en herejes. A la manera de los sarracenos abolisteis la fe y el culto verdadero para adoptar una infecta superstición y os comprometisteis a sostenerla y a ampliarla y en la que conviven la infamia y la crueldad en el alma que se atreve a practicarla.

Vosotros conspirasteis contra los Sacramentos de la Iglesia, truncasteis los Artículos de Fe, demolisteis los sagrados edificios, rompisteis las imágenes y las arrojasteis al fuego y en definitiva masacrasteis a los cristianos que no aceptan vuestras creencias. ¿Qué cólera o furia os agita?. Vosotros os habéis comprometido a perseguir y subvertir la fe que Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo instituyeron y exaltaron de mil modos por los milagros.

Sois mas ciegos que a los que les falta la vista de los ojos. ¿Creéis que saldréis impunes? Ignoráis que si Dios no impide vuestras violencias, que si os permite permanecer más tiempo en la oscuridad y en el error es porque prepara para vosotros castigos y suplicios mayores.

Os diré la verdad, si no estuviera tan ocupada en combatir a los ingleses, ya habría partido a vuestro encuentro. Pero si no soy informada de que os habéis enmendado, tal vez deje a los ingleses y avance contra vosotros a fin de que, si no existe otra solución, eliminaré por la espada vuestra impetuosa y vana superstición, sacándoos la herejía o la vida.

Sin embargo, si preferís regresar a la fe católica y a la luz primordial, enviadme vuestros embajadores a los que diré lo que debéis hacer. Si por el contrario persistís recalcitrantes en vuestro aguijón, acordaos de vuestros abominable crímenes y aguardad mi llegada con todas las fuerzas divinas y humanas para retribuir todo el mal y daño que habéis hecho a las almas."


Juana de Arco 

Sully a 23 de Marzo de 1430.