martes, 1 de noviembre de 2011

LOS ÚLTIMOS TIEMPOS


Autor: Benjamín Martín Sánchez

¿Qué entendemos por los últimos tiempos? De estos tiempos nos habla muchas veces la Sagrada Escritura. Estos tiempos, que empezaron con la primera venida de Jesucristo, llegarán un día a su plenitud. Están caracterizados por la “falta de fe” y bien pudiéramos llamar “tiempos de incredulidad”. Al final de los mismos tendrán lugar el juicio de naciones, o sea, un gran castigo sobre el mundo, el cual anuncian con frecuencia los profetas por vivir los hombres alejados de Dios y a espaldas del Evangelio.

Los últimos tiempos no hay que confundirlos con el fin del mundo, pues durante ellos tendrá lugar la apostasía o pérdida de la fe, y vendrá el castigo sobre las naciones y quedarán supervivientes, se convertirá el pueblo judío, y de los supervivientes de judíos y gentiles, se formará un pueblo santo sobre la tierra y se cumplirá la profecía de un solo rebaño bajo un solo Pastor, apareciendo la Iglesia de Cristo en todo su esplendor y triunfo.


ALGUNOS TEXTOS BÍBLICOS SOBRE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

- 1 Timoteo 4,1-2: “El Espíritu claramente dice que en los últimos tiempos apostatarán algunos de la fe, dando oídos al espíritu del error y a las enseñanzas de los demonios, embaucadores, hipócritas, de cauterizada conciencia”.

- 2 Timoteo 3,1-5: 4,1-5: “Has de saber que en los últimos días sobrevendrán tiempos difíciles, porque habrá hombres egoístas, avaros, altivos, orgullosos, maldicientes, rebeldes a los padres, ingratos, desnaturalizados, desleales, calumniadores, disolutos, inhumanos, enemigos de todo lo bueno, traidores, protervos, hinchados, amadores de los placeres más que de Dios, que con una apariencia de piedad, están en realidad lejos de ella…

- “Pues vendrá un tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes, deseosos de novedades, se amontonarán maestros conforme a las pasiones, y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas…”.

- 2 Ped. 2,1-2; 3,3-4 y 7: “Habrá falsos doctores, que introducirán sectas perniciosas, llegando hasta negar al Señor, que los rescató, y atraerán a sí una pronta perdición. Muchos los seguirán en sus liviandades y por causa de ellos será blasfemado el camino de la verdad… Los cielos y la tierra actuales están reservado por la palabra de Dios para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los impíos…”.

- 1 San Juan 4,3: “Todo espíritu que no confiese a Jesús, ése no es de Dios, es del anticristo, de quien habéis oído y que al presente está ya en el mundo”. Muchos se han hecho anticristos, por lo cual conocemos que ésta es la última hora” (1 Jn. 2, 18).

Los anticristos de que habla San Juan empezaron ya en su tiempo a ser el espíritu del anticristo, que luego actuará plenamente en éste y que ahora está en algunos precursores.

Muchos están cayendo en la actualidad en el error, pero son los que antes no se han adherido sinceramente a la verdad de la fe. Los anticristos que se levantan contra todo lo que se llama Dios, ya han existido y existen en la actualidad en el mundo. De hecho vemos que han caído ya muchas naciones bajo la dictadura marxista-comunista y por sus dirigentes se proclaman enemigas abiertas de Dios y persiguen a la Iglesia de Cristo.

Cuando se habla del Anticristo, algunos disputan si ha de entenderse del Anticristo individual o colectivamente. A esto diremos que no es improbable la opinión de que todas las fuerzas del mal se encarnen (como ya dijeron en los primeros siglos algunos Santos Padres) en el Anticristo-persona en los últimos tiempos, y por tanto que éste sea un individuo, si bien el anticristo-idea va tomando cuerpo en nuestros días.

-San Judas 1,17-21: “Pero vosotros, carísimos, acordaos de lo predicho por los apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo. Ellos os decían que a lo último del tiempo habría mofadores que se irían tras sus impíos deseos. Estos son los que fomentan las discordias; hombres animales, sin espíritu. Pero vosotros, carísimos, edificándoos por vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna”.

La apostasía. San Pablo dice que antes de “el día del Señor” vendrá la apostasía o gran defección religiosa, y se manifestará el hombre de iniquidad, el hijo de la perdición, que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse Dios a sí mismo.

El “hombre de iniquidad” es el anticristo, a cuyo triunfo conducirá la apostasía, “misterio de iniquidad que ya está obrando en el mundo en forma oculta de cizaña… Actualmente se nota la infiltración de la apostasía por todas partes, y a ello contribuye la actitud de muchos cristianos que van cediendo terreno en defensa de las verdades dogmáticas y se van acomodando a la manera de pensar del mundo racionalista, siguiendo teorías que matan la fe.

Si la apostasía va en aumento es evidente que se debe a la crisis o cambio de mentalidad cristiana del hombre y de la sociedad actual, por vivir de espaldas al Evangelio. Y lo peor de todo es que los apostatas en gran parte quedan dentro de la Iglesia y a modo de fermento infectan a otros (Gál.5,9).

Es impresionante este anuncio de Cristo sobre la defección de la fe, no obstante haber prometido su asistencia a la Iglesia hasta la consumación de los siglos: “mas cuando El venga ¿encontrará fe en la tierra) (Lc.18,8)… Por el exceso de maldad se enfriará la caridad de la gran mayoría (Mt. 24,10 ss).


OTROS TESTIMONIOS SOBRE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Estos testimonios no son bíblicos, pero son de los primeros siglos de la Iglesia y formulan anuncios escatológicos semejantes a los de los escritos apostólicos.

-La Didaché (Doctrina de los apóstoles), documento del siglo I, dice: “En los últimos días se multiplicarán los falsos profetas y corruptores y se convertirán en lobos de sus rebaños, y la caridad se convertirá en odio; tomando, pues, incremento la iniquidad, los hombres se tendrán odio mutuamente y se perseguirán y traicionarán, y entonces aparecerá el engañador del orbe diciéndose hijo de Dios y hará señales y prodigios; la tierra será entregada en sus manos y hará iniquidades tales como nunca se hicieron en los siglos.
Entonces lo que los hombres crearon será probado por el fuego y muchos se escandalizarán y perecerán; mas los que perseveren en su fe se salvarán de aquel maldito, y entonces aparecerán las señales de la verdad.

-San Agustín en su comentario al salmo 7 sobre los últimos tiempos dice que “habrá pocos con fe pura y sincera entre los cristianos”, añadiendo que “el Anticristo se sentará en el templo, esto es, en la Iglesia, como si el pueblo de Dios estuviese formado de una multitud de impíos….”.

-San Hipólito (mártir del siglo III) “De la consumación del mundo” reconoce que “la seducción llenará el mundo entero”, que la ciudad desierta de Isaías, cap. I, es la Iglesia; los pastores entonces se convertirán en lobos hasta que al fin todos crean en el Anticristo”. Y añade: “Los hombres entonces lucharán unos contra otros, los Prelados serán negligentes para con las ovejas, el pueblo se levantará contra lo sacerdotes, los señores contra los siervos, estos inobedientes, burlada la ancianidad, despreciadas las Escrituras, abundará el estupro, el adulterio; surgirán falsos doctores de perniciosas costumbres, los Pastores se tornarán en lobos, los poderosos despreciarán a los pobres”.

Los textos citados de Santos Padres y otros muchos que omitimos, convienen en decir que se generalizará la apostasía, y ésta será más bien de costumbres que doctrinal, ya que los apóstoles nos hablan de la abundancia de las concupiscencias del corazón, y será producida por un naturalismo corrupto que será la causa de que la fe se entibie y no haya vida de piedad, sino hombres con exterioridades o apariencia de virtud y de hecho alejados de Dios.


EL "DÍA DE YAHVÉ" O JUICIO DE LAS NACIONES

El “día de Yahvé” o “día del Señor”, del cual habla con frecuencia la Escritura es el día del gran castigo de Dios, día de ira es aquel, día de angustia…, de devastación y tinieblas” (Sof. 1, 14).
La manifestación de la ira de Dios es una expresión equivalente a sus castigos divinos. El no obra como los hombres, porque tiene dominio de pasión, y si de hecho castiga es porque el individuo o la sociedad son culpables.
El pecado nos separa de Dios, es incompatible con su santidad (Heb. 10,29-30). De aquí que “ira de Dios y su venganza”, o sea, sus castigos son efectos del pecado.
En el transcurso de los siglos ha habido grandes castigos y vemos que Dios los ha descargado sobre Sodoma, Babilonia, Nínive, Cafarnaum, Jerusalén, etc…, por la incredulidad de sus habitantes. Y no son también grandes castigos las muchas catástrofes, las guerras europeas sufridas y las actuales y cuantas se han sucedido en la historia? Más al fin de los tiempos, cuando apenas haya fe en el mundo, se repetirán estos castigos, pero habrá uno con carácter social y universal, y éste será el juicio de las naciones.
Como notaremos, en los textos siguientes, se nos habla de grandes castigos, de gentes innumerables que perecerán, pero después quedarán aún supervivientes, y por tanto no es el fin del mundo, y a raíz de este castigo tendrá lugar la conversión del pueblo judío, cesarán las guerras y vendrá una época de gran paz. Veamos algunos textos que lo comprueban:

-Miqueas 4,1 y 3: Al fin de los tiempos… Yahvé juzgará a muchos pueblos y ejercerá la justicia sobre las naciones poderosas y hasta las más lejanas, que de sus espadas harán azadas, y de sus lanzas hoces; no alzará la espada gente contra gente, ni se ejercitarán ya para la guerra… (Igualmente Isaías 2,2-4).

-Sofonías 1,14-17; 3,9: “Cerca está el día grande del Señor; próximo está y llega con suma velocidad… Día de ira es aquel, día de angustias y aflicción, día de devastación y tinieblas… Yo angustiaré a los hombres, de modo que andarán como ciegos, porque han pecado contra el Señor; su sangre será derramada como estiércol…; pues he decretado congregar a los pueblos y juntar a los reinos para derramar sobre ellos mi indignación…
Yo daré entonces a los pueblos (a los supervivientes) labios puros para que invoquen el nombre del Señor y le sirvan… El resto de Yahvé no cometerá iniquidad…).

-(“El día del Señor que el profeta anuncia, será un juicio sobre todas las naciones que recibirán su castigo” (Nacar-Colunga), y nótese que después de este juicio quedarán supervivientes que invocan el nombre del Señor).

-Zacarías 13,8-9: “Y sucederá en toda la tierra dice el Señor, que dos partes de ella serán dispersadas y perecerán, y la tercera parte quedará en ella. Esta tercera parte la haré pasar por el fuego, y la purificaré como se purifica la plata y la acrisolaré como es acrisolado el oro. Ellos invocarán mi nombre, y Yo les seré propicio. Yo diré: “Pueblo mío eres tu”; y él dirá: “Tu eres nuestro Dios y Señor”.

-Isaías 24,1-6; 66, 16.19 y 23: “He aquí que el Señor devastará la tierra y la dejará asolada, trasformará la superficie de ella y dispersará a sus habitantes… La tierra está profanada por sus habitantes, pues han traspasado las leyes y violado sus mandamientos… por eso la maldición devora la tierra, y QUEDARA SOLAMENTE UN CORTO NUMERO”.
He aquí que Yahvé viene en medio del fuego…, para derramar su ira con furor y sus amenazas mediante llamas de fuego. Porque va Yahvé a ejercer el juicio con fuego y con la espada a toda carne, y serán muchos los que perecerán por la mano de Yahvé… y mandaré a los sobrevivientes a las naciones… y a las islas lejanas que no han oído nunca hablar de mí… y vendrán todos a postrarse delante de mi, dice el Señor”.

-Isaías 13,9: “Ved, que se acerca el día de Yahvé, y cruel, con cólera y furor ardiente, para hacer de la tierra un desierto, y exterminar a los pecadores…”.

El juicio de las naciones llegará porque así está decretado. San Pedro nos dice que “así como un día desapareció el mundo destruido por las aguas del diluvio, así otro día los cielos y la tierra serán purificados con el fuego, y en ese día perecerán los impíos” (2 Ped. 3,5-7).

Del libro: LOS ÚLTIMOS TIEMPOS, de Benjamín Martín Sánchez, Profesor de Sagrada Escritura.