jueves, 12 de octubre de 2017

Bergoglio y curas modernistas se rebelan contra el sacramento del orden sacerdotal.



Populismo: un obispo al revés es.news El 7 de julio Francisco nombró al padre Derio Olivero, de 56 años de edad, como obispo de Pinerolo (Italia). Olivero es un secularista liberal que prefiere ocultar su sacerdocio detrás de una vestimenta casual. El 29 de setiembre, durante una vigilia de oración en la catedral de Fossano, su diócesis de origen, el todavía no consagrado obispo se arrodilló frente a las personas, para hacerles bendecir su cabeza.
El Catecismo enseña que los sacramentales más importantes son tres: las bendiciones, las consagraciones y los exorcismos (1671-1673).

Los sacramentales comunican la gracia ex opere operantis ecclesiae. Literalmente del latín: "por la acción de la Iglesia que obra". Los sacramentales reciben su eficacia de los méritos de la persona que reza y de los méritos y oraciones de La Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo.

San Ambrosio (+397) llama a la bendición sanctificationis et gratiarum votiva collatio: ayuda divina para la santificación, por la súplica (votiva) de la Iglesia (De benedictione 2). San Agustín (+430) defiende la santa eficacia de las bendiciones contra el naturalismo voluntarista de Pelagio, que las consideraba como algo vano (Epist. 175,5).

Bergoglio desprecia el Sacerdocio de Cristo y se rebela contra este sacramento.


















– ¡Recen por mí!






El Papa Pío XII, en su encíclica Mediator Dei, escribe:
“De la misma manera, en realidad el bautismo es la marca distintiva de todos los Cristianos. Sirve para diferenciarlos de quienes no han sido depurados en esta corriente purificadora y por consiguiente no son miembros de Cristo. El sacramento de la Orden Sacerdotal establece que el sacerdote es apartado de los demás fieles quienes no han recibido esta consagración. Porque solamente ellos, en respuesta a un llamado interno sobrenatural, han entrado al augusto ministerio, donde son asignados al servicio en el santuario y se han convertidos, como si fuese, en los instrumentos que Dios emplea para comunicar vida sobrenatural del Cielo al Cuerpo Místico de Jesucristo. Hay que agregar a esto, como hemos anotado arriba, el hecho que solamente ellos han sido marcados con la señal indeleble ‘conformándolos’ a Cristo el Sacerdote, y que solamente sus manos han sido consagradas ‘para que todo lo que ellos bendicen fuere bendecido, todo lo que ellos consagren será sagrado y santo, en el hombre de Nuestro Señor Jesucristo’ [Pontificio Romana, Ordenación de un sacerdote: unción de manos].” (Mediator Dei, #43)


LA BENDICIÓN DESCUIDADA
Profecías de Ana Catalina Emmerich

Es muy triste que los sacerdotes, en nuestro tiempo, (el de Ana Catalina) sean tan indiferentes en lo que toca al poder de bendecir. Se diría a menudo que ya no saben lo que es la bendición sacerdotal; muchos a penas creen en ella y se avergüenzan de la bendición como de una ceremonia anticuada y supersticiosa.

Muchos, finalmente, no reflexionan nada en esa virtud y en esa gracia que se les ha dado por Jesucristo y tratan la cosa muy ligeramente. Como el Señor ha instituido el sacerdocio y le ha transmitido el poder de bendecir, me es necesario languidecer y consumirme en el deseo de recibir la bendición. Todo en la Iglesia no hace más que un solo cuerpo: el rechazo de una parte hace que la otra quede afectada. (AA.I.523)



Bergoglio se rebela contra el sacramento del Sacerdocio católico.

La Iglesia enseña que los herejes no puede administrar ni siquiera sacramentales como son las bendiciones.






Papa León XIII declaró en Apostólicæ Curæ que las órdenes anglicanas son invalidas y nulas: pronunciamos y declaramos que las ordenaciones hechas en rito anglicano han sido y son absolutamente inválidas y totalmente nulas.



Código de Derecho Canónico
•Se prohíbe al excomulgado celebrar los sacramentales

El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae. […] Se prohíbe al excomulgado: tener cualquier participación ministerial en la celebración del Sacrificio Eucarístico o en cualesquiera otras ceremonias de culto; celebrar los sacramentos o sacramentales y recibir los sacramentos; desempeñar oficios, ministerios o cargos eclesiásticos, o realizar actos de régimen. (Código de Derecho Canónico, can. 1364, §1; can. 1331, §1)