jueves, 15 de noviembre de 2018

20-N: UNA FECHA IMBORRABLE


…Y lo es porque es impagable. Solo lo que estorba por absurdo e intrascendente es borrable. Lo esencial en la historia personal, nacional e internacional es inolvidable por imborrable y en consecuencia impagable por el patrimonio de servicios heroicos que marcan futuro universal y en este caso, de universalidad católica por un triunfo sobre sus enemigos de la Cruz de Cristo y de su Reinado salvífico en todos los ámbitos de la especie humana.

¿Qué habría sido sin esa derrota del sionismo marxista-antiteo de repercusion europea y transcontinental? ¿Podríamos calcularlo?

Hay que exigir la reivindicación de la figura de Francisco Franco como providencial en la historia de la Catolicidad y de toda sociedad que se precie de culta y humanista. La barbarie de los eternamente perseguidores de Cristo, son las fuerzas del rostro oculto, las misma que le crucificaron y siguen en su diabólico propósito; nos habrían retrotraído al subdesarrollo en la ley del más fuerte.

Si a pesar de aquel triunfo que llevó Pío XII a condecorarle con la más alta honorificencia de la Santa Sede en la “Orden Suprema de Cristo” y a la Catolicidad universal (informada por la jerarquía española en aquella “Carta colectiva a todos los obispos del mundo”, de fecha 1 de julio de 1937) reconociéndole la trascendencia providencial de aquella Cruzada de salvación (que no guerra civil), aún los poderes satánicos hacen estragos en la sociedad cristiana actual, qué habría ocurrido sin aquella barrera de heroísmo martirial y arrojo sobrenatural?

“Las prácticas religiosas casi diarias de Franco, tratan de esa época del 36, volviéndose más que antes hacia la religión cuando él y su familia habían sido recibidos en Tenerife con pintadas izquierdistas deseando su muerte. Sus fieles montaron guardia durante 24 horas a su alrededor. La intensificación de su vida religiosa, contribuyó a su vez a lo que acabó siendo un sentido de misión, especialmente providencial, manifestado en su labor nacional”. (“Franco, el perfil de la historia”-Stanley G. Payne).

Increíble el grado de ingratitud y perfidia contra esta figura y su pueblo católico levantado en armas al lado de la milicia, en aquella II Reconquista de la identidad secular de España y en defensa de Dios, la Patria y la Justicia,

“El PP abrió la caja de Pandora, siguiendo consignas masónicas, como se constató en una conferencia de Ferrer Benimeli, jesuita, masón (llamado ‘Danubio Azul’), sobre “Qué es la masonería”, impartida en 2004 en El Alcázar de Sevilla. Reconocidos catedráticos masones de la Universidad y su rector hablaron con orgullo del avance de una ley que “desmontaría hasta los últimos vestigios del franquismo” (José María Manrique, “Afán”.

En su testamento, Franco nos dice: “No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta”. Ahí está la profecía fácilmente suponible tras su muerte y asalto de los traidores, cobardes, vividores, chaqueteros y pasotas en una carrera anticatólica a cara descubierta.

“La Iglesia católica ha tenido en Franco a un hijo muy suyo, como San Fernando, Rey de España o San Luis, Rey de Francia. Aquellos que tratan de descalificarle buscan descalificar a la Iglesia” (Monseñor Guerra Campos).

Frente a los traidores, cobardes y revanchistas, los leales patriotas levantamos armas por Dios, la Patria y la Justicia. Dado lo lejos que está la jerarquía católica de cumplir la misión sagrada de cuidar su grey, rescataremos la carta de San Ignacio de Loyola a San Pedro Canisio: “Los pastores católicos que pervienten al pueblo, deberían ser castigados o al menos separados de la cura de almas, pues más vale estar la grey sin pastor que tener por pastor a un lobo”.

¡Viva Cristo Rey!

Padre Jesús Calvo