martes, 12 de diciembre de 2017

EL DILUVIO




Génesis 6

Corrupción del género humano

1Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, 2∗y vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron de entre todas ellas por mujeres las que les agradaron. 3Entonces dijo Yahvé: “No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, a causa de su delito; no es más que carne, y serán sus días ciento veinte años.” 4∗En aquellos días había gigantes en la tierra, y también después, cuando los hijos de Dios se llegaron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Éstos son los héroes, los varones famosos de la antigüedad.
5Viendo, pues, Yahvé que era grande la maldad del hombre sobre la tierra, y que todos los pensamientos de su corazón se dirigían únicamente al mal, todos los días, 6∗Yahvé se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, y se dolió en su corazón. 7Y dijo Yahvé: “Exterminaré de sobre la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta las bestias, hasta los reptiles, y hasta las aves del cielo, porque me arrepiento de haberlo hecho.”
8Mas Noé halló gracia a los ojos de Yahvé.

El patriarca Noé

9∗He aquí la historia de Noé. Noé fue varón justo y perfecto entre los hombres de su tiempo, pues anduvo con Dios. 10Y engendró Noé tres hijos: Sem, Cam y Jafet. 11La tierra estaba entonces corrompida delante de Dios, y llena de violencia. 12Miró, pues, Dios la tierra, y he aquí que estaba depravada, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

Construcción del arca

13Dijo entonces Dios a Noé: “He decidido el fin de toda carne; porque la tierra está colmada de violencia por culpa de ellos; por eso he aquí que voy a exterminarlos juntamente con la tierra. 14Hazte un arca de maderas resinosas, la cual dividirás en compartimientos y calafatearás por dentro y por fuera con betún. 15∗La fabricarás de esta manera: trescientos codos será la longitud del arca, cincuenta codos su anchura, y treinta codos su altura. 16∗Harás en el arca una abertura para la luz, la cual dispondrás arriba, a un codo del techo. La puerta del arca pondrás en uno de sus costados, y harás un piso primero, un segundo y un tercero.
17Pues he aquí que voy a traer un diluvio de aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene en sí aliento de vida bajo el cielo. Todo lo que existe en la tierra, perecerá. 18∗Pero contigo estableceré mi pacto: Entrarás en el arca tú, y tus hijos, y tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19Y de todos los animales de toda carne, de toda clase (de ellos), introducirás parejas en el arca para que tengan vida contigo; serán macho y hembra; 20∗de las aves según su especie, de las bestias según su especie, de todos los reptiles de la tierra según su especie. Dos de cada clase vendrán a ti, para que les conserves la vida. 21Provéete de todo alimento que se come, acópiate provisiones para que os sirvan de comida a ti y a ellos.” 22Noé hizo conforme a cuanto Dios le había mandado. Así se hizo.
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∗ 2. ¿Quiénes son esos hijos de Dios? No se trata aquí de reminiscencias mitológicas, pues la Biblia no ofrece mitologías sino verdades. La interpretación judía, y también la de muchos Padres ha visto en los hijos de Dios a los ángeles. Santo Tomás empero, dice que los ángeles, aunque asumen a veces una apariencia corpórea, no tienen cuerpos materiales y por lo mismo no realizan aquellos actos vitales que se indican en este pasaje. Además, el término “hijos de Dios”, no es exclusivo de los ángeles, sino que se aplica también al hombre, p. ej. en Deuteronomio 14, 1; Sabiduría 5, 5; Os. 1, 10 (Hebreos 2, 1). Las hijas de los hombres: las mujeres de la raza de Caín, que corrompieron a los “hijos de Dios”, es decir, a los hijos del linaje de Set. Tenemos aquí el primer fruto de los matrimonios mixtos.
∗ 4 s. Gigantes: hijos de los matrimonios aludidos en el versículo 2. Cultivaban la fuerza física bruta y pisoteaban los derechos de Dios y de los hombres. El profeta Baruc los llama diestros en la guerra (Baruc 3, 26), la que constituía su ocupación principal. La existencia de gigantes está atestiguada no solamente por la Biblia, aun para el tiempo después del diluvio (Núm. 13, 29; Deuteronomio 2, 10; 3, 11; etc.), sino también por las tradiciones orales de muchos pueblos, y ante todo por las excavaciones modernas. Famosos: tal vez por sus progresos técnicos como los cainitas (4, 17 ss y nota), pero mucho más por sus maldades, que les acarrearon el castigo del diluvio. Ante ellos, y ante todos sus contemporáneos, se presenta Noé como “predicador de la justicia” (II Pedro 2, 5), para recordarles las leyes de Dios, aunque su misión está condenada al fracaso, a pesar de los ciento veinte años que Dios le concede para su obra de profeta y predicador (cf. v. 12 s). No le hicieron caso, sino que “siguieron comiendo y bebiendo, tomando en matrimonio y dando en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el Arca”. (Mateo 24, 38).
∗ 6. Se arrepintió: Antropomorfismo, “Dios no es un hombre para arrepentirse” (I Reyes 15, 29). Se aflige su corazón paternal porque sabe que para la apostasía no hay otro remedio que el exterminio (cf. Hebreos 6, 4-8; 10, 26 ss.).
∗ 9. Anduvo con Dios, lo mismo que Enoc, su bisabuelo (cf. 5, 24), que vivió de la fe y por eso fue trasladado (cf. Hebreos 11, 5).
∗ 15. El codo grande o sagrado medía, en centímetros: 52,5 (medida egipcia) o 55 (medida babilónica); el codo pequeño o común, 45 y 49, respectivamente. Aquí se trata probablemente del codo sagrado, de manera que las medidas del arca eran, en metros: 157,5 por 26,5 por 15,75, o 165 por 27,5 por 16,5. San Agustín opina que estas proporciones del arca han sido tomadas del cuerpo, el cual extendido en el suelo es seis veces más largo que ancho y diez veces más largo que alto. El volumen del arca, en total alrededor de 450.000 codos cúbicos, ofrecía espacios suficientes para los animales y las provisiones.
∗ 16. Es de suponer que la ventana se extendía por toda la parte superior del arca. “La manera más natural de imaginarse el arca es suponer entre las paredes laterales y el techo un espacio libre, de un codo, para dar aires y luz al arca” (Nácar-Colunga).
∗ 18. El pacto consiste en salvar al patriarca y su familia y hacerlo segundo padre del linaje humano. Será el segundo ensayo de fundar el reino de Dios sobre la tierra, después de la apostasía de las generaciones antediluvianas; pero aun esta vez, como veremos más adelante, se le opondrá la mentalidad egoísta del hombre. Cf. 8, 21 y nota.
∗ 20. Vendrán a ti: Aunque se ha probado que en el arca cabían todos los seres vivientes, no deja de ser un milagro lo que aquí se dice de la reunión espontánea, sin cooperación humana, de tantos animales, ya que muchos eran salvajes. Obsérvese la distinción entre animales puros e impuros (7, 2), que es como una anticipación de la Ley de Moisés (cf. Levítico capítulo 11: Deuteronomio 14, 3 ss.). Vemos, pues, que la distinción entre bestias puras e impuras es más antigua que la Ley del Sinaí. La diferencia entre ambas clases consistía en que estaba prohibido comer carne de animal impuro o tocarlo, y que también para los sacrificios podían tomarse solamente animales puros.


Génesis 7

Noé entra en el arca

1Y dijo Yahvé a Noé: “Entra en el arca, tú y toda tu casa, porque a ti te he visto justo delante de Mí en medio de esta generación. 2De todos los animales puros te elegirás siete parejas, machos con sus hembras; y de todos los animales que no son puros, dos parejas, machos con sus hembras. 3Asimismo de las aves del cielo siete parejas, machos y hembras para que se conserve su descendencia sobre la faz de toda la tierra. 4Porque de aquí a siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches y exterminaré de la tierra todo ser viviente que he hecho.” 5∗E hizo Noé conforme a cuanto Yahvé le había mandado.

El diluvio

6∗Tenía Noé seiscientos años cuando el diluvio de aguas vino sobre la tierra.
7Entró Noé en el arca, y con él sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio. 8De los animales puros, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobe la tierra, 9llegaron a Noé al arca, parejas, machos y hembras, como Dios había ordenado a Noé. 10Y al cabo de siete días las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
11∗El año seiscientos de la vida de Noé, el mes segundo, el día diez y siete del mes, en ese día prorrumpieron todas las fuentes del grande abismo, y se abrieron las cataratas del cielo. 12Y estuvo lloviendo sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13En aquel mismo día entró Noé en el arca, con Sem, Cam y Jafet, hijos de Noé, y con ellos la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos; 14ellos, con todos los animales, según su especie, y todas las bestias domésticas según su especie, y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, según su especie, y todas las aves según su especie, todo pájaro, todo volátil. 15Se llegaron a Noé, al arca, de dos en dos, de toda carne en que hay aliento de vida 16Y los que habían venido, machos y hembras de toda carne, entraron como Dios había mandado. Y tras él cerró Yahvé la puerta.

Los efectos del diluvio

17El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Y crecieron las aguas y levantaron el arca, la cual se alzó sobre la tierra. 18Y se aumentaron las aguas y crecieron muchísimo sobre la tierra, mientras el arca flotaba sobre las aguas. 19Tan desmesuradamente crecieron las aguas sobre la tierra, que quedaron cubiertos todos los
montes más altos que había bajo el cielo entero.
20Quince codos se alzaron sobre ellos las aguas y fueron así cubiertos los montes.
21∗Entonces murió toda carne que se movía sobre la tierra; aves y ganados y fieras y todo reptil que se arrastraba sobre la tierra, y todos los hombres. 22Todos los seres que en sus narices tenían soplo de vida, de cuantos hay en la tierra firme, perecieron. 23∗Así fue exterminado todo ser viviente que había sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, hasta los reptiles y hasta las aves del cielo. Fueron exterminados de la tierra, y quedaron solamente Noé y los que con él estaban en el arca. 24Por espacio de ciento cincuenta días se alzaron las aguas sobre la tierra.

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  5. Noé no sólo construyó el arca, sino que al mismo tiempo sufrió el desprecio de sus contemporáneos que lo tomaron por loco. Cf. 6, 4 s. nota; Eclesiástico 44, 17-19; Mateo 24, 37; Lucas 17, 26; Hebreos 11, 7; II Pedro 2, 5.
∗ 6. Seiscientos años: San Cirilo de Jerusalén subraya en este caso la longanimidad de Dios y dice: “Quinientos años tenía Noé cuando Dios le anunció el diluvio, y seiscientos cuando lo envió. ¿No ves la grandeza de la clemencia de Dios alargada por cien años más cuando podía haber dado el castigo en el momento de anunciarlo? Pero Él quiso retrasarlo a propósito para dar lugar a la penitencia” (Cat. II).
∗ 11. El mes segundo sería, según la era antigua babilónica, la segunda mitad de octubre y la primera de noviembre. Por el “grande abismo”, los antiguos entendían los espacios alrededor de la tierra, en cuyas profundidades se creía que había fuentes.
∗ 21. Toda carne, o sea, todos los seres vivientes que en sus narices tenían soplo de vida (v. 22) perecieron, pero no todos perdieron la vida eterna. Esto nos revela San Pedro en el misterioso pasaje de I Pedro 3, 19, donde habla de la predicación del Evangelio, por el mismo Jesucristo, en el infierno y nombra expresamente a los hombres del diluvio. Véase nota respectiva.
∗ 23. Se levanta aquí la pregunta: ¿Fue el diluvio una catástrofe “universal”, y en qué sentido? Antiguamente se sostenía con todo rigor la universalidad del diluvio, fundándose en los pasajes del Génesis 6, 7: “Exterminaré de sobre la faz de la tierra al hombre que he creado” (cf. 6, 13), y Génesis 9, 19: “Estos tres son los hijos de Noé, por los cuales fue poblada la tierra”. Cf. Sabiduría 14, 6: I Pedro, 3, 20: II Pedro 2, 5; 3, 6. Aducen asimismo el testimonio de los Padres y antiguos intérpretes que se han pronunciado unánimemente a favor de la universalidad del diluvio y ven, precisamente por ello, en el arca una figura de la Iglesia. Para resolver el problema de la universalidad conviene estudiarlo bajo sus distintos aspectos: 1) No necesitamos sostener la “universalidad zoológica”, pues no perecieron los peces, de los cuales la Biblia no habla en estos capítulos, como tampoco de los insectos, ya que el término: “todo lo que se arrastra sobre la tierra”, (7, 8) se refiere a los reptiles. La zoología conoce 8.000 especies de animales. Dos o siete parejas de cada especie serían unos 30.000 o 40.000 animales. ¿Cómo atenderlos en el arca, donde había solamente ocho personas? 2) Tampoco existe la necesidad de defender la “universalidad geográfica” del diluvio, pues, como dicen los representantes de las ciencias naturales, faltaba para ello el agua. Todas las aguas de la tierra no serían capaces de cubrir el orbe entero hasta las cumbres más altas de las montañas. 3) Queda, por consiguiente, abierta solamente la cuestión de la “universalidad antropológica”. Los que admiten el carácter parcial del diluvio en sentido antropológico (Hummelauer, Lesètre, Heinisch, Ceuppens, etc.) hacen notar que el autor sagrado habla solamente de un sector de la humanidad, es decir, de los hijos de Caín y Set, sin mencionar a los descendientes de los demás hijos de Adán, (cf. 5, 4), por lo cual, dicen, los capítulo 6 y 7 se refieren exclusivamente a ese reducido grupo de hombres de que se ocupa el autor del Génesis, puesto que los otros no entran en la narración. Afirman también que en hebreo la expresión “toda la tierra”, puede significar “todo el país”, es decir, el país del cual habla el hagiógrafo. Cf. Génesis 41, 54, donde “toda la tierra” también se toma en sentido restringido. En cuanto a la interpretación dada por los Padres, los defensores de esta hipótesis alegan que su unánime testimonio hace fe únicamente cuando explican verdades de fe. Con todo, hay que decir con Simón-Prado que la universalidad antropológica es probabilísima. Ningún acontecimiento bíblico ha dejado tantas huellas en las tradiciones de los pueblos como esta narración del diluvio. Cf. el mito babilónico de Utnapistim, el griego de Deucalión y Pirra, la leyenda de Manú en la India, el Popolvuh o Génesis de los antiguos guatemaltecos, etc.


Génesis 8

Retroceden las aguas

1Acordóse Dios de Noé y de todas las fieras y de todas las bestias que con él estaban en el arca; e hizo Dios pasar un viento sobre la tierra, y bajaron las aguas. 2Entonces se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas del cielo, y se detuvo la lluvia del cielo. 3Poco a poco retrocedieron las aguas de sobre la tierra; y cuando al cabo de ciento cincuenta días las aguas empezaron a menguar, 4∗reposó el arca sobre los montes de Ararat, en el mes séptimo, el día diecisiete del mes. 5Las aguas siguieron decreciendo paulatinamente hasta el mes décimo, y el día primero del décimo mes aparecieron las cumbres de los montes.
6Pasados cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, 7∗y soltó un cuervo, el cual yendo salía y retornaba hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. 8Después soltó Noé una paloma, para ver si se habían retirado ya las aguas de la superficie terrestre. 9Mas como la paloma no hallase donde poner la planta de su pie, tornó hacia él, al arca, porque había todavía agua sobre toda la tierra; y alargando él su mano, la asió y la metió consigo en el arca. 10Esperó otros siete días y soltó de nuevo la paloma fuera del arca. 11∗La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía en su pico hoja verde de olivo, por donde conoció Noé que las aguas se habían retirado de la tierra. 12Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, la cual no volvió más a él.

Noé sale del arca

13El año seiscientos uno, el día primero del primer mes, ya no había aguas sobre la tierra, y abriendo Noé la cubierta del arca miró y vio que estaba seca la superficie del suelo. 14En el mes segundo, a los veintisiete días del mes, quedó seca la tierra. 15Habló entonces Dios a Noé, y dijo: 16 “Sal del arca, tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. 17Y sacarás contigo todos los animales de toda carne que te acompaña, aves, bestias y todos los reptiles que se arrastran en el suelo; pululen sobre la tierra y sean fecundos y se multipliquen sobre la tierra.” 18Salió, pues, Noé, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos. 19Salieron también del arca, según sus especies, todos los animales, todos los reptiles y todas las aves, todo cuanto se mueve sobre la tierra.

Sacrificio de Noé

20Después erigió Noé un altar a Yahvé, y tomando de todos los animales puros, y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar. 21∗Al aspirar Yahvé el agradable olor dijo en su corazón: “No volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque los deseos del corazón humano son malos desde su niñez, ni volveré a exterminar a todos los seres vivientes, como he hecho. 22Mientras dure la tierra, no cesarán (de sucederse) sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche.

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∗ 4. Ararat: Armenia, cuyo nombre babilónico es Urartu. El día diecisiete: La Vulgata de San Jerónimo vierte: del día veintisiete.
∗ 7. Salía y retornaba: La Vulgata dice Salió y no volvió. Se ha probado que la Vulgata antigua traía un texto igual al hebreo, por lo cual la Comisión Pontificia, a cuyo cuidado está la revisión de la Vulgata, ha restaurado en este lugar la forma primitiva del texto.
∗ 11. “La paloma, dice San Buenaventura, volvió al arca, con un ramo de olivo en el pico. De igual modo, el alma que es semejante a la paloma, vuelve de nuevo al Señor, porque en él halla descanso” (Sermón del Sábado Santo). Desde entonces el ramo de olivo se toma como símbolo de la paz. Tanto la paloma como el aceite de olivos son también símbolos del Espíritu Santo, cuya obra pacificadora no debemos olvidar en esta primera reconciliación del género humano con Dios; pues la paz es, según San Pablo, “fruto del Espíritu” (Gálatas 5, 22). Sobre la actividad del Espíritu Santo en la creación véanse las notas a Génesis 1, 1 y 2.
∗ 21. Malos desde su niñez: Alusión al pecado original. Mucho más que nosotros mismos conoce Dios el corazón humano, ese corazón falaz que hoy es bueno y mañana malo, y siempre flaco, porque lleva en sí la herencia del pecado de Adán. Aun los paganos conocían esta flaqueza innata, la cual el poeta Horacio ha caracterizado con las clásicas palabras: “Nitimur in vetitum semper cupimusque negata” (II Ep. 1, 94). La inclinación de nuestra naturaleza corrompida nos lleva siempre a desear lo prohibido y seguir los movimientos desordenados que surgen de nuestro corazón, como confiesa humildemente el apóstol San Pablo: “Ya no soy, pues, yo quién lo hago, sino el pecado que habita en Mí” (Romanos 7, 17). Con todo Dios no hará venir otro diluvio, pues nuestra misma naturaleza, tan débil y expuesta a peligros, provoca su misericordia. Cuanto más endebles somos nosotros, tanto mayor es su ternura y bondad (cf. Salmo 53, 8 y nota). “El diluvio” es figura del juicio final, y también del Bautismo (I Pedro 3, 21); el arca, figura de la Iglesia, “la cual nos hace felices mediante la madera” (de la cruz), dice San Agustín.


Genesis 9

Dios bendice a Noé

1Y bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: “Creced y multiplicaos y llenad la tierra. 2Tengan miedo y tiemblen ante vosotros todos los animales de la tierra, y todas las aves del cielo y todo lo que se arrastra sobre el suelo, y todos los peces del mar. En vuestra mano están puestos. 3∗Todo lo que se mueve y tiene vida, os servirá de alimento. Como ya la hierba verde, así os lo entrego todo. 4∗Pero no comeréis la carne con su vida, es decir, con su sangre. 5∗Pues, en verdad, Yo pediré cuenta de vuestra sangre, para (protección) de vuestra vida; de mano de todo ser viviente la demandaré. De mano del hombre, de mano de su propio hermano, demandaré la vida del hombre.
6Cualquiera que derramare sangre humana,
por mano de hombre será derramada su sangre;
porque a imagen de Dios
hizo Él al hombre.
7Vosotros, pues, creced y multiplicaos; dilataos sobre la tierra y aumentaos en ella.”

Alianza de Dios con Noé

8Dijo Dios a Noé, y a sus hijos juntamente con él: 9 “He aquí que Yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra descendencia después de vosotros; 10y con todo ser viviente que esté entre vosotros, aves, bestias domésticas y salvajes de la tierra que hay entre vosotros, con todo lo que sale del arca, hasta el último animal
de la tierra.


11Hago mi pacto con vosotros: No será exterminada ya toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.” 12Y dijo Dios: “Esta es la señal del pacto que por generaciones perpetuas establezco entre Mí y vosotros y todo ser viviente que se halla entre vosotros: 13∗Pondré mi arco en las nubes, que servirá de señal del pacto entre Mí y la tierra. 14Cuando Yo cubriere la tierra con nubes y apareciere el arco entre las nubes, 15me acordaré de mi pacto que hay entre Mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y las aguas no volverán más a formar un diluvio para exterminar toda carne. 16Pues cuando aparezca el arco en las nubes, Yo lo miraré, para acordarme del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, de toda carne que existe sobre la tierra.” 17Dijo, pues, Dios a Noé: “Esta es la señal del pacto que he establecido entre Mí y toda carne sobre la tierra.”

Los hijos de Noé

18Los hijos de Noé, que salieron del arca, eran Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán. 19Estos tres son los hijos de Noé, y por ellos ha sido poblada toda la tierra. 20Noé comenzó a cultivar la tierra y plantó una viña. 21∗Mas bebiendo del vino se embriagó, y se quedó desnudo en medio de su tienda. 22Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y fue a decirlo a sus dos hermanos (que estaban) afuera. 23Entonces Sem y Jafet tomaron entrambos el manto (de Noé), se lo echaron sobre los hombros, y yendo hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre. Tenían vuelto el rostro de modo que no vieron la desnudez de su padre. 24Cuando despertó Noé de su vino y supo lo que había hecho con él su hijo menor, 25∗dijo:
“Maldito sea Canaán;
esclavo de esclavos será para sus hermanos.”

26∗Y agregó:
“Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem;
y sea Canaán su esclavo.
27Dilate Dios a Jafet,
que habitará en las tiendas de Sem;
y sea Canaán su esclavo.”
28Vivió Noé, después del diluvio, trescientos cincuenta años. 29Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años, y murió.

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∗ 3. Fundándose en este versículo, creen algunos expositores que antes del diluvio los hombres no comían carne y que Noé fue el primero en hacerlo después del diluvio. Citan a favor de su hipótesis lo que Dios había dicho a Adán: “Ved que os doy toda planta, portadora de semilla sobre la tierra y todos los árboles, los cuales tienen en sí fruto de árbol con semilla, para que os sirvan de alimento” (Génesis 1, 29).
∗ 4. Carne con vida, o sea, sangre, pues la sangre se consideraba como asiento de la vida y la vida como propiedad de Dios, por lo cual el comer sangre era una suerte de sacrilegio. La prohibición de comer sangre fue también uno de los preceptos que los apóstoles, respetando las costumbres de los judíos convertidos al cristianismo, impusieron, al menos transitoriamente, a los cristianos de la gentilidad (Hechos 15, 20). Más adelante se perdió el precepto, porque sólo había sido dado para los que estaban bajo la Ley antigua.
∗ 5. La efusión de la sangre humana había de vengarse hasta en las bestias que fueran causa de la muerte de un hombre (véase Éxodo 21, 28), porque el hombre es imagen y semejanza de Dios (Génesis 1, 26).

∗ 13. Servirá de señal del pacto: El arco iris, “el testigo fiel en el cielo”, como lo llama el salmista (Salmo 88, 38), no fue puesto para que Dios no olvidase sus promesas, sino para que nosotros, al ver esta señal, nos acordásemos de la misericordia que Dios nos ha prometido, y tuviésemos confianza en ella (San Juan Crisóstomo).
∗ 21. Los Padres dicen que Noé no pecó, pues bebió del vino sin conocer su fuerza.
∗ 25. “Canaán”, hijo de Cam (10, 6). Los descendientes de Cam, especialmente los canaanitas, serán esclavos. Esto se cumplió en la conquista del país de Canaán en tiempos de Josué, cuando los cananeos fueron subyugados por los israelitas. Se cree que también gran parte de los pueblos de África, siempre tratados como esclavos, son descendientes de Cam.

∗ 26 s. “Sem” estará en relación especial con Dios, que por eso es llamado “el Dios de Sem”. Efectivamente, eligió Dios la raza semita para fundar su nuevo reino sobre la tierra. Cf. la vocación de Abrahán, descendiente de Sem, en el capítulo 12 del Génesis. Y ¿no fueron también Cristo y los apóstoles miembros de un pueblo semita? Acerca de “Jafet” (v. 27) dice Noé que se dilatará y habitará en las tiendas de Sem. Esto puede entenderse en sentido geográfico, sin embargo es preferible explicarlo en sentido espiritual. Por su conversión a la religión de Cristo, los pueblos de Europa, hijos de Jafet casi todos, entraron en las tiendas de Sem y se hicieron partícipes de las bendiciones dadas a Sem y su descendiente Abrahán. Las bendiciones de Sem y de Jafet son, pues indudablemente mesiánicas.

Génesis 6-9
Sagrada Biblia
Mons. Straubinger