ROSARIO DE ALABANZAS A LA SANTISIMA VIRGEN
EN DESAGRAVIO DE LAS BLASFEMIAS
¡Oh María, Madre mía Inmaculada¡ Deseando desagraviarte de las ofensas que recibe tu purísimo Corazón, especialmente de las blasfemias que se dirigen contra Ti, te ofrezco estas alabanzas con el fin de consolarte por tantos hijos ingratos que no te aman, y consolar el Corazón de tu Divino Hijo a quien tanto ofenden las injurias dirigidas contra Ti.
Dígnate, dulcísima Madre mía, recibir éste mi pobre obsequio: haz que te ame cada vez más, y mira con ojos de misericordia a esos desgraciados para que no tarden en arrojarse en tus maternales brazos. Amén.
Dígnate que te alabe, Virgen Sagrada.
Dame virtud contra tus enemigos.
(*)
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea tu Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción a los cielos.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea su Corazón Inmaculado.
Bendita sea su Pureza Virginal.
Bendita sea su Divina Maternidad.
Bendita sea su Mediación Universal.
Benditos sean sus Dolores y Lágrimas.
Benditas sean las gracias con que el Señor la coronó como Reina de cielos y tierra.
Gloria a María Hija del Padre, gloria a María Madre del Hijo, gloria a María Esposa del Espíritu Santo.
(Desde el (*) se repite cinco veces, y al final se añade):
Madre mía, te amo por los que no te aman, te alabo por los que te blasfeman, me entrego a Ti por los que no quieren reconocerte por Madre.