El carnaval ya lo tenemos encima y eso se nota. ¿Y por qué no también en la liturgia? Al menos esto es lo que se le ocurrió al vicario de la Pastoral Juvenil de la diócesis alemana de Bistum-Wurzbug, Thomas Eschenbacher, párroco de la iglesia de San Agustín (en el centro de la imagen), en lo que parece, además, una celebración ecuménica de esas que tanto gustan a algunos.
Pues bien, la noticia ha saltado ya las fronteras alemanas y promete ser una nueva super-producción de esas que tanto gustan en Roma. Con curas disfrazados, jóvenes con plumas en la cabeza, payasos, y hasta un grupo de majorettes (arriba en la foto).
Lo que ahora nos preguntamos es si el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, monseñor Antonio Cañizares, hará algo al respecto con el obispo de la diócesis o directamente con el responsable de la fechoría (abajo en la foto). Y es que, la verdad, la imaginación de algunos es desbordante y supera cualquier disposición litúrgica que se pueda concebir de antemano.
Lo que empieza a sonar ya de chiste son las explicaciones que algunos encuentran para justificar este tipo de actuaciones, cuando de lo que estamos hablando es del culto público que la Iglesia tributa a Dios, que es lo más sagrado en lo que cualquiera de nosotros puede participar en esta vida.
¡Si entendieran, aunque sólo fuera un poco, el misterio que celebran! ¡Si este sacerdote fuera consciente de su identidad y del valor que tiene su ministerio! Seguramente nada de esto habría ocurrido. Al menos, nos podría haber evitado el escándalo a todos, incluidos sus feligreses.
SECTOR CATÓLICO, fiel a sus compromisos fundacionales, no puede, una vez más, dejar de denunciar públicamente estos hechos y solicitar a las autoridades eclesiásticas competentes que tomen medidas, de una vez por todas, para tratar de evitar estos graves sacrilegios con los que es ofendido el Señor en demasiadas partes del mundo.
Pues bien, la noticia ha saltado ya las fronteras alemanas y promete ser una nueva super-producción de esas que tanto gustan en Roma. Con curas disfrazados, jóvenes con plumas en la cabeza, payasos, y hasta un grupo de majorettes (arriba en la foto).
Lo que ahora nos preguntamos es si el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, monseñor Antonio Cañizares, hará algo al respecto con el obispo de la diócesis o directamente con el responsable de la fechoría (abajo en la foto). Y es que, la verdad, la imaginación de algunos es desbordante y supera cualquier disposición litúrgica que se pueda concebir de antemano.
Lo que empieza a sonar ya de chiste son las explicaciones que algunos encuentran para justificar este tipo de actuaciones, cuando de lo que estamos hablando es del culto público que la Iglesia tributa a Dios, que es lo más sagrado en lo que cualquiera de nosotros puede participar en esta vida.
¡Si entendieran, aunque sólo fuera un poco, el misterio que celebran! ¡Si este sacerdote fuera consciente de su identidad y del valor que tiene su ministerio! Seguramente nada de esto habría ocurrido. Al menos, nos podría haber evitado el escándalo a todos, incluidos sus feligreses.
SECTOR CATÓLICO, fiel a sus compromisos fundacionales, no puede, una vez más, dejar de denunciar públicamente estos hechos y solicitar a las autoridades eclesiásticas competentes que tomen medidas, de una vez por todas, para tratar de evitar estos graves sacrilegios con los que es ofendido el Señor en demasiadas partes del mundo.
Tomado de Sector Católico.