martes, 26 de febrero de 2013

FÁTIMA, VERDADERA VOZ PROFÉTICA PARA LOS TIEMPOS PRESENTES


FÁTIMA, VERDADERA VOZ PROFÉTICA PARA LOS TIEMPOS 
PRESENTES - ¿QUÉ PODEMOS HACER NOSOTROS?

De vez en cuando se encuentra la sofística objeción de que el mensaje de Fátima es solamente una revelación privada y que, por lo tanto, no debe ser creído con fe divina, como los dogmas de la Iglesia. E incluso, que se lo podría rechazar sin incurrir en pecado.

Sin embargo, el cielo mismo dio un sello público a la autenticidad y al origen divino de las palabras de la Madre de Dios con el gran milagro del sol que, el 13 de octubre de 1917, fue visto por 70.000 personas simultáneamente y también por el papa en roma, y publicado por los grandes periódicos del país. Con esta magna señal dada por Dios Omnipotente para subrayar la autoridad de la voz profética de su celestial Embajadora, Fátima dejó de ser una revelación de índole meramente privada. 

Por otra parte, aunque es justo que la divina revelación concluyó con la muerte del último apóstol, Santo Tomás el más célebre de los teólogos católicos, enseña que el don de profecía - es decir, la revelación privada - existe también en los tiempos del Nuevo Testamento; y esto, no para aumentar la revelación divina, sino para la dirección de las acciones humanas, en especial las de los gobernantes,(1) para el provecho de la Iglesia y para la guía de los pueblos.(2) Tomás de Aquino, “el más santo de los eruditos y el más erudito de los santos”, acota al respecto: 

“Faltando la profecía, el pueblo se desmoraliza” (Proverbios 29,18). Por eso, en todos los tiempos fueron los hombres instruidos por Dios de lo que debían practicar, según lo que convenía para la salud de los elegidos.(3)

Otras citas del santo apuntan en el mismo sentido: 

“La profecía se da a alguien para el provecho de la Iglesia y no por sí misma”.(4) 

“Los profetas que predijeron la venida de Cristo no pudieron durar sino hasta Juan, que señaló con el dedo a Cristo presente. Sin embargo, decía San Jerónimo que no se dice porque después de Juan se excluyan los profetas, pues leemos en los Hechos de los apóstoles que Agabo profetizó, y también las cuatro vírgenes, hijas de Felipe”. (…) Y en cada época nunca faltaron algunos dotados del espíritu de profecía, no para dar a conocer doctrinas nuevas, sino para la dirección de la vida humana, como san Agustín refiere (…)" (5) 

“La luz profética se extiende también a la dirección de los actos humanos, y por esto la profecía es necesaria para el gobierno del pueblo”(6). 

La palabra de la Escritura Santa citada por Santo Tomás en la objeción anterior se reafirma por eso positivamente: “Cuando falta la profecía el pueblo se desmoraliza” (Proverbios 29,18). 

“No hay ninguna duda sobre este punto: según santo Tomás, Dios no enmudeció desde la muerte del último apóstol, sino que entra en lo sucesivo en comunicación con el hombre no solamente por la gracia, sino también por la revelación para dirigir la vida moral y religiosa de los hombres según su Providencia”(7).

La profecía para nuestros tiempos está dada en Fátima por el mensaje de la misma Madre de Dios. ¡Quiera la Jerarquía de la santa Iglesia corresponder pronto a sus peticiones maternales! A la espera de la consagración de Rusia por el santo Padre, que aún está pendiente, es de todas maneras importante que se consagren personas particulares, familias, instituciones, parroquias, diócesis y países al Inmaculado corazón de la reina del cielo. Hemos visto ya los frutos que produjo la consagración de Portugal. El 2 de julio de 1957, el Papa Pío XII pidió expresamente a las familias que se consagrasen al Corazón Inmaculado de María. Era el deseo de este gran Papa que, en correspondencia con la consagración general del mundo, cada uno personalmente se consagrase a la Bienaventurada Virgen María: 

“Deseamos, en consecuencia, que esta consagración (al Corazón Inmaculado de María) la podamos realizar en todas las diócesis, como también en todas las parroquias y en las familias, cuando circunstancias apropiadas así lo aconsejen”(8)

¡Consagremos entonces nuestras personas y nuestro corazón al Corazón Inmaculado de la Madre de Dios! 

Pío XII también exhortó cálidamente a llevar el escapulario del Monte Carmelo “como expresión de la consagración al Corazón Inmaculado de la Virgen”. En efecto, las apariciones de Fátima revistieron el escapulario del Carmen de nueva importancia. 

“El 13 de septiembre de 1917, la Virgen de Fátima había anunciado a sus tres videntes la venida de Nuestro Señora del Carmen el mes siguiente. El 13 de octubre, en el momento de la clausura del ciclo de las apariciones, cuando la conversación de lucía con Nuestra Señora del Rosario hubo terminado, mientras la muchedumbre contemplaba el grandioso milagro cósmico, los tres pastorcitos gozaron de varías visiones. Les fue dado admirar en pleno cielo tres cuadros sucesivos, el último de los cuales fue el de Nuestro Señora del Monte Carmelo recordando los misterios gloriosos del Santo Rosario. Esa misma tarde, Lucía relatará su visión al canónigo formigao: al final, la virgen que se me presentó “me pareció ser Nuestra señora del Carmen”(9)

A fines de los años 40, conversando con tres sacerdotes de la Orden del Carmen. Sor Lucía recordó que la Santísima Virgen deseaba que fuese propagada la devoción al santo escapulario. Si Nuestra Señora, en su última aparición pública, lo sostenía en sus manos, era para animarnos a llevarlo, así como en las apariciones anteriores la presencia de su rosario había manifestado claramente los deseos de su Corazón. “El escapulario es el signo de nuestro consagración al Corazón Inmaculado de María”- dijo Sor Lucía. Y el 15 de octubre de 1950, al ser interrogada acerca del uso de este sacramental por el Padre Howard rafferty en nombre del padre General de los Cármenes, respondió: “Si, esta práctica es indispensable para cumplir con los pedidos de Nuestra señora de Fátima”. El escapulario y el rosario son inseparables”(10).

¡Llevemos entonces este atuendo de gracias que Nuestra Señora misma entregó a San Simón Stock al ser implorada por él. Atraeremos así grandes bendiciones sobre nosotros. 

Y sobre todo, ¡recemos diariamente el Santo Rosario! La Virgen María lo pidió fervorosamente en Fátima, en cada una de sus seis apariciones. Al contemplar así los grandes misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y de su Madre santísima, iremos creciendo en el conocimiento e imitación de sus virtudes. Fátima y el Rosario no pueden separarse. 

También se recomienda a los fieles católicos que reciten repetidas veces la oración de la consagración de Rusia al corazón Inmaculado de María (ver al final). Aunque esto no puede remplazar la consagración que deberá hacer el Papa, sí puede prepararla eficazmente y adelantar su realización y atraernos ciertamente, entretanto, considerables bendiciones del Cielo. 

Procuremos, en la medida de nuestras posibilidades y según nuestro estado de vida, difundir el contenido del presente libro que podría brindar mucho material para conferencias espirituales, cartas parroquiales y homilías. 

Atrevámonos, sí nos es factible, a suplicar a nuestros obispos y al Santo Padre que se dignen realizar la consagración de Rusia tal como Nuestro Señora de Fátima la pidió. 

¿Cómo podemos practicar el espíritu de reparación para con el Corazón Inmaculado de María? ¡Sigamos el ejemplo de los tres niños de Fátima, y ofrezcámosle gustosamente y con fervor, día a día, nuestras cruces! 

¡Cumplamos también la petición de los Cinco Primeros Sábados del mes en reparación al Corazón Inmaculado de María! 

Si, por la postergación de la consagración de Rusia, sobreviniesen grandes castigos y persecuciones contra los cristianos, entonces, nuevamente, no hallaríamos mejor refugio que bajo el manto de protección de la Madre de Dios. A sus manos maternales deberemos confiar nuestra vida terrenal y, sobre todo, la salvación de nuestra alma inmortal – y esto máxime en aquellos tiempos en que tanto peligrarán ambas. 

¡Veneremos el Corazón Inmaculado de María! ¡Veneremos a María Santísima como Esposa perfecta del Espíritu Santo, como Mediadora de Todas las Gracias y como Corredentora, pues Ella, participando tan profundamente de la Pasión de su Divino Hijo, padeció en su alma todo lo que Jesús sufrió en su cuerpo, llegando por este martirio espiritual a ser la Reina de los Mártires! 

Son éstas las verdades que constituyen el trasfondo de Fátima. Vivámoslas en espíritu de entrega y de reparación a la Bienaventurada Virgen, como prueba de nuestra Fe y confianza en el sublime rol que Ella, como Reina del Cielo y la Tierra, desempeña en la obra de la salvación y santificación de las almas y en la mediación universal de las gracias celestiales, por la voluntad de Dios Todopoderoso, que así la quiso honrar, a Ella, su hija predilecta y obra maestra de su creación 

 “Gaude María Virgo, 
 conctas haereses sola interemisti in universo mundo!” 

¡Regocíjate María, 
Tu sola has vencido todas las herejías del mundo entero!” 



CONSAGRACIÓN DE RUSIA AL INMACULADO 
CORAZÓN DE MARÍA

(Para la devoción privada) 

Postrados a los pies de tu trono de gracia, oh reina del Santo Rosario queremos en la medida de nuestras posibilidades cumplir las exigencias que impusiste en tu aparición en Fátima.

Los atroces pecados del mundo, la persecución a la Iglesia de Jesucristo y peor aún, la culpable apostasía de la Fe por parte de las Naciones y de las almas cristianas, el olvido por la mayor parte de los hombres de que Tú eres nuestra Madre Celestial y la Mediadora de Todas las Gracias, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes y especialmente la deshonestidad de la vida y de los vestidos y los pecados de impureza, colman tu Corazón Inmaculado y Doloroso unido estrechamente por su compasión al Sacratísimo Corazón de tu Divino Hijo.

Para reparar tantos crímenes, Dios ha querido establecer la devoción expiatoria a tu Corazón Inmaculado. Y con el fin de detener los flagelos de Dios por ti anunciados. Tú te has hecho Embajadora del altísimo para requerir del Vicario de Cristo, en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a tu Corazón Inmaculado. 

Desgraciadamente, se ha desoído tu mensaje. Por lo cual queremos nosotros anticiparnos a ese bienaventurado día en el cual el Santo Padre responderá a las exigencias de tu Divino Hijo. Con esto no pretendemos atribuirnos una autoridad que no tenemos. Más bien, preocupados por la prosperidad de la Santa Iglesia, en unión con todos los fieles obispos, sacerdotes y seglares, aspiramos a responder, en lo que a nosotros atañe, a las exigencias del Cielo mediante una humilde súplica a tu Corazón Inmaculado. 

Recibe, oh Virgen Santísima, en primer lugar la satisfacción que queremos ofrecer a tu Corazón Inmaculado y al Sagrado Corazón de Jesús por todas las ofensas que os infligen los pecadores e impíos.

En segundo lugar, en cuanto está en nuestro poder, humildemente encomendamos y consagramos Rusia a tu Inmaculado Corazón. Te imploramos, que por tu maternal misericordia, aceptes esta nación bajo tu protección poderosa y hagas de ella tu imperio, en el cual Tú dominarás como bondadosa Reina. Transforma este país de persecución en un país de predilección y de ubérrima bendición celestial. Te rogamos suplicantes que sometas enteramente a Ti esta nación, de modo que, convertida de su ateísmo estatal, se vuelva un nuevo dominio real de Nuestro Señor Jesucristo, una nueva herencia para su manso cetro. Que se convierta también de su antiguo cisma a la unión de único aprisco del Eterno Pastor para que, así sujeta al Vicario de tu Divino Hijo, llegue a ser apóstol ardiente de la realeza de Jesucristo sobre todas las naciones del mundo. 

Además te imploramos, oh Madre de Misericordia, que por este deslumbrante milagro de la conversión de Rusia, fruto de tu omnipotente poder de intercesión, manifiestes al mundo la verdad de tu universal meditación de gracias.

Finalmente, oh Reina de la Paz, daños esa paz que el mundo no puede dar, la paz de las armas y la de las almas, la paz de cristo en el reinado de Cristo, y el reinado de Cristo a través del imperio de tu corazón Inmaculado. Amén. 

Notas

(1) Cfr.: Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II II, q. 174, 6, ad 3; STh, II II, q. 171, en: Tomás de Aquino, Summa Teológica de Santo Tomás de Aquino, edición y traducción por una comisión presidida por Barbado Viejo, Francisco, Biblioteca de Autores Cristianos, t. 152, Madrid 1956. 
(2) Cfr.: STh, II II, q. 172, 1 ad 4. 
3) STh, II II, q. 174, 6 corp. 
(4) Tomás de Aquino, De veritate, 12,5 corp.,en: Tomás de Aquino, De veritate, Roma 1964. 
(5) STh, II II, q. 174, 6 ad 3.
(6) STh, II II, q. 172, 1 ad 4. 
(7) Volken, Laurenz, Die Offenbarungen der Kirche, Innsbruk 1965, pp. 82 s. 
(8) Pío XII, Encíclica Auspicia Quaedam del 1º de mayo de 1948.
(9) FJIEM, P. 165 
(10) Véase: Ibidem, p. 165

Padre Gérard Mura, "FÁTIMA ROMA MOSCÚ", ediciones San Pío X, año 2005.