Por Germán Mazuelo-Leytón
Hace varios años, Anton Böhm escribió un libro en el que designa a nuestra época como la «era del diablo». Con razón. Pero allí donde hace su aparición Lucifer, también se presenta María. Nuestra Señora tiene que reñir las batallas de Dios según el plan divino de Salvación. Sabemos por qué: Lucifer el dios del orgullo, será más gravemente humillado si esto sucede a través de una humilde y sencilla Mujer, Ella es «la Vencedora de todas las batallas de Dios».[1]
I. El gran heresiarca
Satanás es sutil, y se introduce de soslayo: en la imaginación creando figuras e imágenes de odio o de sensualidad; en el deseo, incitando a todo pecado desde el robo hasta la pereza: en la vida, tratando de apartarla del camino de la salvación que señala Jesús. Sólo quien no tenga fe o la tenga floja o débil, o que prefiere no pensar en Satanás porque así puede actuar libremente según sus pasiones, negará la exigencia y el poder del Demonio.
Satán triunfa sobre todo cuando consigue sembrar el error y la mentira, o al menos la duda y la oscuridad, sobre graves cuestiones de las que se ocupan la filosofía y la teología: la existencia y la naturaleza de Dios, del alma humana, de nuestro fin último, de las leyes morales, etc. En el arte de engañar y mentir, de sembrar la confusión y turbación en estas materias, adquirió una habilidad desconcertante, como lo atestiguan, por ejemplo, el número casi infinito de sistemas filosóficos y teológicos que ha suscitado desde hace más de un siglo.
Satán es el gran heresiarca. En su antro infernal fueron forjadas con habilidad consumada todas las herejías, desde el gnosticismo hasta el modernismo y el comunismo, en las llamas ardientes de su odio contra Dios, contra la Mujer y contra las almas.
De este arsenal de mentiras nuestra época ha tenido la mayor parte. Hemos conocido, y conocemos aún, herejías que no niegan sólo una verdad importante, sino que además tratan de envenenar o secar la verdad en su misma fuente. El modernismo, por vía indirecta, pone en duda toda verdad revelada; el comunismo niega la vida eterna y la existencia del mundo sobrenatural; las ideologías totalitarias tienen más de una semejanza, entre otras la siguiente, que prueba su procedencia común: su método consiste en la mentira organizada y sistemática. Su influencia logró producir tal confusión en los espíritus, que incluso muchos cristianos, en materia de conciencia, habían perdido las justas normas, ya no tenían la noción neta del mal y del pecado, y creyeron poder justificar en conciencia las peores injusticias y los peores excesos.[2]
II. La Verdadera Devoción a María
Para las almas fuertemente perseguidas por el demonio San Luis María de Montfort posee una saludable medicina: la Verdadera Devoción a María. Recomienda en su «Libro áureo» la entrega total a Jesús por María.
Dice el Santo, que Satanás teme extremadamente a María Santísima: 1) porque es orgulloso y le duele enormemente que sea derrotado por una sencilla mujer; 2) porque Dios ha concedido tanto poder a la Virgen María, que los demonios tienen más miedo a un solo suspiro de María en favor de una persona, que a las oraciones de todos los santos; a una sola amenaza suya contra los demonios, más que a todos los tormentos; 3) en el Cielo, María ha conquistado con su humildad y sumisión a Dios, lo que Satanás perdió por su orgullo, autosuficiencia e independencia.
Con su acostumbrada claridad enseña Montfort: Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable enemistad, que durará y se intensificará hasta el fin. Y es entre María, su digna Madre y el diablo; entre los hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y secuaces de Lucifer. De modo que el enemigo más terrible que Dios ha suscitado contra Satanás es María… a quien dio tanta sagacidad para descubrir la malicia de esa antigua serpiente y tanta fuerza para vencer, abatir y aplastar a ese orgullo impío, que el diablo la teme no sólo más que a todos los ángeles y hombres, sino en cierto modo más que al mismo Dios.[3]
Para darnos algún contexto del punto en que estamos en la historia de la salvación, la Hermana Lucía nos dice: La Santísima Virgen no me dijo que nos encontramos en los últimos tiempos del mundo, pero me lo dio a demostrar por tres motivos. El primero, porque me dijo que el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen y una batalla decisiva es una batalla final, en donde se va a saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora, o somos de Dios, o somos del demonio; no hay término medio.[4]
«Estamos pues, en el más grave enfrentamiento del reino de Dios; la lucha que ante nosotros está, es la lucha entre Dios y Satán. Conocemos de sobra el cínico juego que hoy se utiliza con palabras tales como «paz y libertad», los intentos de oscurecerlo todo y las maniobras de alucinación, de siembra de conceptos y de sofismas, de medias verdades y de mentiras, éste es el grandioso juego del diablo, del enredador, del -literalmente traducido- calumniador, que cree ahora llegada su hora. Y precisamente esta hora es en el plan salvífico de Dios, la hora de María. Es desde este trasfondo desde donde hemos de verla devoción mariana de nuestros días».[5]
Grignion de Montfort pisa fuerte. Acude a la Biblia. Le deleita la descripción de las promesas divinas después del pecado de origen que ocasionó la ruina de Adán y sus descendientes. El triunfo de Satanás no será absoluto, ya que Dios anuncia a nuestro primer padre: Pondré enemistades entre la mujer y la serpiente.
«María, principalmente en estos últimos tiempos, ha de ser terrible al demonio y sus secuaces como un ejército en orden de batalla (Cant. 6, 3); porque sabiendo Satanás que le queda poco tiempo (Ap. 12, 12), y menos que nunca, para perder las almas, redoblará cada día sus esfuerzos y sus acometidas, suscitará en breve nuevas persecuciones, y tenderá terribles emboscadas a los siervos fieles y verdaderos hijos de María, a quienes le cuesta vencer mucho más que a los otros.
De estas últimas y crueles persecuciones del demonio, que irán en aumento de día en día hasta que llegue el reinado del Anticristo, debe principalmente entenderse aquella primera y célebre predicción y maldición de Dios, lanzada contra la serpiente en el paraíso terrenal, que juzgamos oportuno explicar aquí, para gloria de María, salvación de sus hijos y confusión del demonio: Pongo enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo: ella te aplastará la cabeza, y tú le morderás a ella en el calcañar (Gen. 3, 15)».[6]
Dios no sólo ha creado una enemistad, sino enemistades y no sólo entre María y el demonio, sino entre la descendencia de la Santísima Virgen y la del diablo; es decir, que Dios ha levantado enemistades, antipatías y odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de su Madre y los hijos y esclavos del demonio; por eso no se aman mutuamente ni tienen correspondencia interior unos con otros. Los hijos de Belial, los esclavos de Satanás, los amigos del mundo (pues estos distintos nombres significan una misma cosa), han perseguido incesantemente hasta aquí y perseguirán todavía más que nunca a aquellos y aquellas que pertenezcan a la Santísima Virgen, así como en otro tiempo Caín persiguió a su hermano Abel, y Esaú a su hermano Jacob, que son figuras de los réprobos y de los predestinados.[7]
Satanás ha desencadenado el más terrible ataque en su furia contra los testigos de Jesús y quienes guardan los mandamientos de Dios.
Luego fue el mismo Dios quien eligió a María para que se constituyera en la vengadora de la ruina de la humanidad.
III. Nuestra Señora de las victorias
La Madre de Dios es una madre bondadosa y amante para todos cuantos a ella acuden con filial confianza, y en no importa qué peticiones respecto al cuerpo y el alma.
He aquí algunos breves ejemplos:
«Aquel que propaga el Rosario se salvará». Bartolo Longo: Desde joven había formado parte de una «iglesia satánica» de la que llegó a ser sacerdote.
Nacido en una familia católica, en la que se rezaba regularmente el rosario, su madre murió cuando él tenía apenas 10 años, pérdida que lo condujo al abandono de la Fe; atrapado en los últimos años de la Universidad con el cebo de fiestas y orgías, incursionó en el espiritismo y el satanismo, participación en misas negras y proclamas públicas anti-católicas.
En ese breve período de su vida comenzó a ser asaltado por el demonio, tuvo que luchar contra la depresión e incluso algunos intentos de suicidio. Los miembros de su familia no dejaban de pedir al Cielo por su salvación.
En medio de la turbación y confusión que el diablo puso en él, creyó un día escuchar estas palabras: Si quieres salvarte, propaga la devoción del santo rosario: es promesa de María.[8]
El hoy beato, volvió a la Verdadera Fe gracias al rosario y fundó el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya: «No puede haber ningún pecador tan perdido, ni alma esclavizada por el despiadado enemigo del hombre, Satanás, que no pueda salvarse por la virtud y eficacia admirable del santísimo rosario de María, agarrándose de esa cadena misteriosa que nos tiende desde el cielo la Reina misericordiosísima de las místicas rosas para salvar a los tristes náufragos de este borrascosísimo mar del mundo».
Ex-satanista y la «medalla milagrosa». Zachary King se convirtió a la Iglesia Católica en 2008. Su historia de conversión, que involucra la «medalla milagrosa», es una historia fantástica en sí misma. Fue un satanista que alcanzó el grado de alto mago en la Iglesia Mundial de Satanás. Si un sumo sacerdote satanista es más o menos equivalente a un sacerdote católico, un alto mago es más o menos equivalente a un santo místico. En esta posición, viajó mucho para realizar rituales satánicos para políticos, directores ejecutivos, productores de televisión y artistas. Sus más de veintiséis años de profunda participación en el satanismo le han dado una idea de este mundo secreto.
Angélica María Páez Gómez, afirma haber sido atrapada por el pecado con tan solo 9 años. A esa corta edad ya experimentaba con la masturbación y la atracción lésbica: «Siendo tan pequeña a mí me gustaba una vecina de mí misma edad, quería darle besos, el malvado me quería coger desde muy pequeña».
Su madre oraba por su conversión, también esta mujer había sido por años una activa consumidora de prácticas del ocultismo, acudiendo a brujos, la lectura de cartas y otras. Fue precisamente el testimonio de conversión que vio en su madre, el puente que llevó luz a su oscuridad: «ella empezó a ir a misa, rezar el rosario, oraba, y asistía a los congresos de Teleamiga y casa Belén. Un día me llevó, y gracias a una confesión que hice mi vida empezó a cambiar».
Así pasó del satanismo, el lesbianismo y la adicción a los piercings a consagrarse a la Virgen María según el método de San Luis María de Montfort, y a liberarse del influjo del diablo.
Podemos mencionar a Deborah Lipksky, a quien la Santísima Virgen la rescató del pacto diabólico que había hecho. Ella dice: «El satanismo se trata de indulgencia, y destrucción de la Iglesia y la moral tradicional».
También Wilson López, ex líder satanista, liberado por intercesión de la Santísima Virgen María, una testigo de la fe, y un sacerdote. Hoy ocupa gran parte de su tiempo a testimoniar su experiencia con las sectas, el Demonio y en especial la verdad satánica que encierra la fiesta de Halloween. Hay cientos de ejemplos.[9]
«Si vivimos entonces en un tiempo en el que se le ha dado una larga cuerda al demonio, no podemos superar el espíritu de Satanás, si no es a través del poder de la Mujer, a la que Dios Todopoderoso le confió el encargo de aplastar la cabeza de la serpiente».[10]
Refugiados en el Inmaculado Corazón de María la Vencedora de todas las batallas de Dios, no debemos temer al diablo.
«María nos mantendrá en la fe católica. Ella no es liberal, ni modernista, ni ecumenista. Es alérgica a todos los errores y, con mayor razón, a las herejías y a la apostasía».[11]
Si acudes a María – no desesperarás.
Si en Ella piensas – no andarás en el error.
Si Ella te sostiene – nunca caerás.
Si Ella te protege – nada has de temer.[12]
_____
[1] Cf.: GRABER, Prof. Dr. RUDOLF, La vencedora de todas las batallas de Dios.
[2] Cf.: HUPPERTS, SMM, P. J. Mª., Fundamentos y práctica de la vida mariana.
[3] MONTFORT, San LUIS MARÍA de Tratado de la Verdadera Devoción, n° 52.
[4] FUENTES, P. AGUSTÍN, Entrevista a la Hna. Lucía.
[5] GRABER, Prof. Dr. RUDOLF, La vencedora de todas las batallas de Dios.
[6] MONTFORT, San LUIS MARÍA de, Tratado de la Verdadera Devoción, ns. 50, 51.
[7] Ibid., No. 54
[8] MAZUELO-LEYTÓN, GERMÁN, El Santo Rosario antídoto contra el Demonio. https://adelantelafe.com/santo-rosario-antidoto-demonio/
[9] Cf.: WEIGL, A. M., Confiar en la Madre.
[10] SHEEN, Mons. FULTON J., La Virgen y Rusia.
[11] LEFEBVRE, Mons. MARCEL, Itinerario espiritual.