Profecías de San Anselmo, obispo.
Consta también de quince grabados, como la del Beato Joaquín de Flora, cada uno con un lema y texto explicativo. Pondremos algunos no más, traduciendo también a Peladán.
Nunca la simonía estuvo tan en boga como hoy; y dice el:
Grabado III.—«Lema: El poder (civil, al parecer), borrará los vestigios de Simón Mago. El Pontífice está en su Cátedra, y encima de la Tiara posa el cuervo, que aquí indica fidelidad. El Papa tiene la mano sobre la cabeza de un niño real, en quien reconocemos con gusto una fisonomía de Borbón: es el Gran Monarca niño, es el fuerte del porvenir».
Creemos que Peladán se equivoca. Dice que el cuervo aquí significa fidelidad... tal vez porque la exigirá en alto grado la protección dispensada por el Papa a un pequeño Borbón... el cual no puede ser el Gran Monarca, muy lejos de eso, o mienten todas las profecías. Abrigamos la convicción de que la profecía de este grabado se verificó en parte hasta poco ha, y en parte se verifica. El Gran Monarca es el cuervo fiel, como en la profecía del Beato Joaquín.
Así que el Gran Monarca haya triunfado en su patria, empezará la verdadera guerra europea anunciada para entonces por todos los profetas, la mayoría de los cuales habla de la destrucción material de París y la moral de Roma revolucionaria, que acontecerán poco después dé empezada esta guerra. San Anselmo las anuncia también.
Grabado VIII.—«Es una ciudad rodeada de fuertes murallas. El lema, algo obscuro, parece una promesa consoladora, pues dice: El poder y los monasterios volverán al lugar de los Pastores. Pero el texto llena de espanto, diciendo: ¡Ay! ¡ay, ciudad desgraciada, que eres el sostén de los pecados y pasiones! Ciudad miserable, se te ha concedido sostenerte con las armas por algún tiempo, para ver si te conviertes a la luz. Habrá en tus murallas muchas muertes y gran efusión de sangre... Los dragones romperán sus huevos y se los comerán. Muchedumbre innumerable será pasada a cuchillo. La ciudad está llena de fornicaciones, de impurezas, de rapiñas y de injusticias; tiene que desaparecer. Es otra Sodoma, y verá su último día como ésta. Lo habrás comprendido, lector, dice Peladán: esta ciudad es París».
Grabado X.—«Representa a Roma, amenazada por seis manos que significan los jefes de los ejércitos que la acometerán contra los revolucionarios. El lema dice: El poder será uno; y el texto: ¡Ay de ti, ciudad de las siete colinas, cuando la letra K (acaso Karolus) sea alabada en tus muros! Cerca estará entonces tu caída; tus jefes y tiranos serán destruidos. Irritaste al Altísimo con tus crímenes y blasfemias, y perecerás derrotada en la sangre. He aquí a Juan Buena-Gracia y a Constantino el Pobre. Son el Pontífice Santo y el Gran Monarca».
«Este es aquí, añade Peladán, llamado Constantino el Pobre, por la razón que se deduce del grabado siguiente. Él es el que se apoderará de Roma, venciendo a los republicanos de Italia».
Grabado XI.—«Es un hombre desnudo, mas su cabeza indica su noble origen. Lleva en los pies una cadena; y un niño, símbolo de la inocencia, la levanta compadeciendo al infortunado. El lema dice: La oración es un tesoro para los desgraciados, y será su gloria. Aquí vemos al Gran Monarca, desconocido y vilipendiado, levantándose de este vilipendio, como de un principio natural, a una gloria inmensa. En otra profecía vimos el mismo personaje oprimido de pies a cabeza por una larga serpiente que tenía enroscada: sólo le quedaban libres la cabeza y un hombro; sin embargo, Dios sostiene a su elegido, el cual por fin se librará de la serpiente para ceñirse la diadema».
Grabado XIV.—«Otra vez el Pontífice Santo. Está sentado en la Silla Apostólica, teniendo en su mano el libro de los Evangelios. Dos ángeles sostienen detrás de él un gran tapiz estrellado. Lema: Los días han llegado: he aquí el tiempo del reino de Dios».
Grabado XV.—«Es el último, y representa al Pontífice Angélico que glorifica al Gran Monarca, figurado por un león con diadema en la cabeza. Esta es la paz del mundo, por lo cual dice el lema: El respeto de las cosas santas se extenderá muy lejos».
El Gran Monarca figurado por un león con diadema es claro indicio de cuál será la Patria del gran hombre. Luz Católica reprodujo varias de las profecías que le hacen terminantemente español, en lo cual no cabe duda. Las simbólicas suelen representarle en figura de león, como la de San Anselmo. Nos viene ahora a la memoria la del Premol, que le representa viniendo del Oriente, o sea de la Iglesia, «montado en un león». Gran León de España le llama Santa Brígida.
Apología del Gran Monarca 1ª Parte,
páginas 28, 29 y 30.
P. José Domingo María Corbató
Biblioteca Españolista. Valencia-Año 1904