La sala de la Inmaculada, situada en el corazón de los Museos Vaticanos, recuperó su esplendor en 2007 después de una profunda restauración. Años después todas las miradas se dirigen de nuevo a esta sala con motivo de la publicación de un libro sobre sus frescos.
Esta sala, pintada por el artista italiano Francesco Podesti, es una explicación artística del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Pío IX declaró el 8 de diciembre de 1854 que la Virgen fue preservada de todo pecado desde su concepción por una gracia especial.