Isabel Canori-Mora nació en Roma, en 1774, de familia de noble linaje. A los veintidós años contrajo matrimonio con el doctor Mora, del que tuvo numerosos hijos. Después de la maduración de su santidad heroica en el crisol purificador del sufrimiento, recibió de Nuestro Señor gracias innumerables, como el don de la transverberación del corazón, ilustraciones grandiosas sobre el porvenir de la Iglesia y los terribles combates que tendrá que sostener contra el poder de las tinieblas en los últimos tiempos. Bajo la representación de CINCO ÁRBOLES FATIDICOS que infectan la TIERRA, se le dio a entender los CINCO GRANDES ERRORES de los tiempos modernos y los terribles castigos que se ciernen sobre la HUMANIDAD.(Estos errores parecen ser, según algunos comentaristas, el PANTEISMO, RACIONALISMO, INDIFERENTISMO, MODERNISMO Y COMUNISMO.) “Estos cinco árboles representan -le dice el Señor- las cinco herejías modernas que infestan al mundo en nuestros tiempos en oposición enteramente al Santo Evangelio y que buscan su destrucción. Estos árboles, con sus venenosas raíces, dan vigor a todas aquellas plantas que se desarrollan en la floresta. Estas plantas perniciosas representan la esterilidad digna de llanto de innumerables pobres almas que por la depravación de sus conciencias pueden decirse sin FE y sin RELIGIÓN… Trastornadas y entregadas a las falsas máximas de la filosofía moderna, conculcan la Ley santa de Dios y sus divinos preceptos. Estas plantas son consideradas por el DIVINO DUEÑO no sólo como estériles sino como nocivas y perversas, dignas de se arrojadas al fuego eterno.”
Otra vez vio cuatro árboles de BENDICIÓN, debajo de los cuales se cobijaban los hombres que se mantenían fieles a la ley de Jesucristo y de entre los sacerdotes seculares a los que habían seguido siendo fieles, separándolos de los otros que iban en pos de las máximas de la filosofía moderna , despreciando la santa LEY DE DIOS. A los que se mantenían en el espíritu y amor de Jesucristo los veía bajo el símbolo de blancas ovejitas conducidas por San Pedro a la sombra del misterioso ramaje. De repente se cubría el cielo de un tétrico tenebroso azul que causaba espanto el sólo contemplarlo. Se desencadenaba entonces sobre la tierra un furioso vendaval que, con su agudo y terrorífico silbido, se dejaba sentir en el aire, como tremendo rugido de feroz león, cuyo eco hacía retumbar el universo. Vio entonces también una inmensa legión de demonios que, como ministros de la justicia divina, corrían de una parte a otra, reduciendo a ruinas palacios y villas, destruyendo aldeas, ciudades y provincias enteras y haciendo cruel escarmiento en una multitud de hombres que eran sometidos a una muerte cruel. El 15 de octubre de 1818 tuvo otra terrible visión: “De repente me fue mostrado el mundo.” “Lo veía todo en revolución, sin orden ni justicia. Los SIETE PECADOS CAPITALES eran llevados en triunfo, y por todas partes se veía reinar la injusticia, el fraude, el libertinaje de toda suerte de iniquidades. El pueblo estaba mal formado, sin fe y sin caridad. Todos estaban sumergidos en la crápula y en las perversas máximas de la filosofía moderna. Observaba que tenían más fisonomía de bestias que de hombres, de tal modo los tenía el vicio desfigurados.”
Y en otra visión vio “a los miserables que cada día con mayor orgullo y desfachatez de palabra y de obra, con incredulidad y apostasía, van pisoteando la santa RELIGION y la DIVINA LEY. Se sirven de las palabras de la SAGRADA ESCRITURA y del EVANGELIO, corrompiendo su verdadero sentido, para respaldar así sus perversas intenciones y sus torcidos principios”. (Parece que la vidente no puede puntualizar con mayor claridad y precisión el desorden y la desorientación en que nos debatimos en la actualidad.)
El Señor quiso consolar a su sierva con la seguridad del triunfo de la Iglesia, diciéndole en 1821: “Voy a renovar a mi pueblo y a mi Iglesia, voy a enviar celosos sacerdotes que derramaran mi espíritu para renovar la faz de la tierra. Voy a reformar las Ordenes por medio de hombres santos y sabios. Voy a dar a mi Iglesia un nuevo Pastor que, lleno de mi espíritu y animado de mi celo, ha de guiar mi grey.
Y, por último, le certificó que tal obra no tardaría DOSCIENTOS AÑOS en llevarse a feliz término, como ella pensaba, sino que el Señor abreviará ese tiempo en gracia a la oración y penitencia de los hombres: “El tiempo está en mis manos… Ora y mortifícate…, que el tiempo no está tan lejos como tú crees.” Murió la sierva de Dios llena de merecimientos y suspirando por el TRIUNFO DE LA IGLESIA el día 5 de febrero de 1825. Es, por lo tanto, natural que la VERDADERA PAZ NO VENDRA SOBRE EL MUNDO hasta que no se hayan desarraigado los CINCO ÁRBOLES FATIDICOS que infestan el bosque y que, como hemos indicado anteriormente, son, según la opinión del Cardenal SALOTTI, el NACIONALISMO, LIBERALISMO, MASONERIA, MODERNISMO Y COMUNISMO.
A continuación declara la Venerable Isabel Canori que no podía revelar los detalles de esta REFORMA GENERAL, que El le dio a conocer, por habérselo PROHIBIDO EL SEÑOR: “Lo único que sí puedo decir, es que no se realizará esta gran obra sin un profundo trastorno de todo el mundo, de todas las poblaciones, incluso de todo el clero secular y regular, de todas las corporaciones religiosas de uno y otro sexo; debiendo todos ser reformadas según el espíritu del Señor y los dictados de las primitivas reglas de sus santos fundadores”.
DIOS se servirá de la OSCURIDAD para castigar a los IMPIOS. A una señal de su Mano Poderosa, El castigará a todos los BLASFEMOS. Permitirá que estos HIPOCRITAS sean castigados por la crueldad de los mismos demonios: “En seguida una claridad deslumbradora se extenderá sobre la tierra, como señal de la reconciliación de Dios y los hombres. La iglesia será totalmente renovada y los hogares cristianos parecerán conventos; tan grande será la renovación de los hombres." ¡Luego esa transformación de la Iglesia y renovación de la sociedad tendrá lugar después de 1921 y antes del 2021!
(Todas estas manifestaciones y otras muchas referentes a estos temas las encontrará el lector en la “Vida de la Venerable”, por Monseñor Antonio Pagani, o en la de Fray Pedro de Santa Teresa, Provincial de los Trinitarios (1919), sacados de los procesos de Beatificación. Cf. López Galúa, páginas 45-53: “Futura grandeza de España”. “Los Estigmatizados”, Johannes María Hocht, Madrid, 1954, páginas 193-99.)