Alessio y sus amigos desconocen la Autoridad del Papa
Los medios han enfocado sus objetivos hacia el cura Alessio, el abanderado de la causa gay. Las poco habituales declaraciones del padre tienen rating, y eso es lo que mueve a la TV.. y también a la política.
Pero, como sabemos, la Omnipotencia de Dios está presente para convertir los males en bienes. A nuestro entender el padre Alessio, la cima de un gran iceberg, le está haciendo un enorme bien a la Iglesia cual es el mostrar por la Televisión que hay un Cisma que la viene desgarrando desde hace muchos años. El modernismo, cuyos efectos contuvo un tiempo aquel gran Papa que fue San Pío X, ha estallado luego del Concilio Vaticano II, cual gangrena mortal, para extenderse y comprometer todo el cuerpo de la Iglesia. Estando el mal a la vista, puede ser más fácil y seguramente curado.
Los gestores del Nuevo Orden Mundial, sabiendo perfectamente lo que ahora se niega: que el hombre antes de un ser social es un ser religioso, necesitan una religión universal, o en su defecto un conjunto de religiones del mismo nivel, para poder entronizar al Anticristo.
La Iglesia Católica, fuera de la cual no hay Salvación, es la única que ponía barreras inconmovibles a tales pretensiones porque tiene (o tenía) conciencia de ser la Verdadera.
Por eso el Modernoprogresismo, que la ha asolado en los últimos 100 años, debía necesariamente confluir con los centros mundialistas de poder. Sé dirá que es a la inversa, que la Revolución Mundial Anticristiana que en los últimos siglos nos ha dado la Protesta Luterana, la Revolución Francesa, el Capitalismo salvaje de fines del siglo XIX, la Revolución Bolchevique, y que hoy es sostenida desde los foros internacionalistas; se dirá que esa Revolución infiltró a la Iglesia para utilizarla. Puede ser. Nos parece mejor pensar en las Dos Ciudades de San Agustín, la Ciudad de Dios en cuyo seno aflora la del Hombre. No en un país, en un lugar o en un tiempo, sino luchando a través de los siglos en todos lados. Lucha que se irá tensando más y más hasta que, en los umbrales de la Parusía, no haya fuerza humana capaz de levantar las Banderas del Señor.
Sea como fuere, lo cierto es que el Cisma ModernoProgresista es funcional al Nuevo Orden Mundial. Por eso el verdadero Ecumenismo de Pío XI, claramente expresado en su encíclica Mortalium Animos (1), ha sido reemplazado, en algunos casos, por uno falso en el cual varias facciones cristianas (¡Entre ellas la Iglesia, Columna y Fundamento de la Verdad!) se reúnen para buscar juntos... la verdad. Por eso la Misa Gregoriana que enriqueció a la Iglesia durante siglos y es considera anti ecuménica por los novadores, fue cautivada y continúa perseguida en contra de todo derecho.
Por eso la promoción de prácticas desacralizantes, cuyo ápice se da en la Comunión en la Mano, introducida ilegalmente y que aún hoy permanece prohibida por la Ley Universal, aunque sea practicada en todo el orbe mediante un indulto. Porque es más fácil negar la Presencia Real, tan molesta a los herejes, comulgando de pie y en la mano que de rodillas y en la boca. Por eso la sotana dio lugar, no ya al uniforme de pastor protestante, sino al poncho de gaucho, al jean, a la remera. Estos cambios bien pueden interpretarse como un esfuerzo para reducir a la Iglesia a una más de las muchas denominaciones cristianas que, como dijimos, deben buscar juntas... la verdad del Anticristo.
A esta nueva iglesia que tiene su liturgia, su teología (no hay que olvidar que en virtud del axioma Lex Orandi, Lex Credendi, a toda nueva teología le ha de corresponder una nueva liturgia), sus pastores, y aún sus obispos; a este cisma se opone el Magisterio, el Ministerio y el Reinado de Pedro. Esa es la causa de que el Santo Padre sea atacado sin piedad y hasta extremos impensados, no solamente por los medios, sino desde todos los rincones del mundo católico; como por ejemplo universidades jesuíticas, sí ¡Esa orden que tiene un voto especial de fidelidad a su persona! Porque lenta pero seguramente, el Papa está maniobrando la Barca que hace agua por todos lados, como él mismo dijera, para alejarla del bramido del mar y de las olas del Modernismo, y llevarla hacia las playas seguras de la Tradición.
En las declaraciones del párroco de San Cayetano que van abajo, vemos como el Cisma viene por sus mal ganados fueros. La nueva iglesia quiere su propia jerarquía y, sobre todo, desea limitar, o quizá acabar, la autoridad "imperial" de un Pontífice endiosado. Es el mismo deseo de Lutero. Pero no nos engañemos, estos sacerdotes tienen detrás toda una cadena de acciones y omisiones. Sin la acción de teólogos como el padre Schickendantz son impensables los Alessio. Pero sin la omisión de Obispos como Mons. Ñanez, un obispo más "abierto" que los demás (Alessio dixit), difícilmente a estos pájaros le crecieran tanto las alas.
Pero, como sabemos, la Omnipotencia de Dios está presente para convertir los males en bienes. A nuestro entender el padre Alessio, la cima de un gran iceberg, le está haciendo un enorme bien a la Iglesia cual es el mostrar por la Televisión que hay un Cisma que la viene desgarrando desde hace muchos años. El modernismo, cuyos efectos contuvo un tiempo aquel gran Papa que fue San Pío X, ha estallado luego del Concilio Vaticano II, cual gangrena mortal, para extenderse y comprometer todo el cuerpo de la Iglesia. Estando el mal a la vista, puede ser más fácil y seguramente curado.
Los gestores del Nuevo Orden Mundial, sabiendo perfectamente lo que ahora se niega: que el hombre antes de un ser social es un ser religioso, necesitan una religión universal, o en su defecto un conjunto de religiones del mismo nivel, para poder entronizar al Anticristo.
La Iglesia Católica, fuera de la cual no hay Salvación, es la única que ponía barreras inconmovibles a tales pretensiones porque tiene (o tenía) conciencia de ser la Verdadera.
Por eso el Modernoprogresismo, que la ha asolado en los últimos 100 años, debía necesariamente confluir con los centros mundialistas de poder. Sé dirá que es a la inversa, que la Revolución Mundial Anticristiana que en los últimos siglos nos ha dado la Protesta Luterana, la Revolución Francesa, el Capitalismo salvaje de fines del siglo XIX, la Revolución Bolchevique, y que hoy es sostenida desde los foros internacionalistas; se dirá que esa Revolución infiltró a la Iglesia para utilizarla. Puede ser. Nos parece mejor pensar en las Dos Ciudades de San Agustín, la Ciudad de Dios en cuyo seno aflora la del Hombre. No en un país, en un lugar o en un tiempo, sino luchando a través de los siglos en todos lados. Lucha que se irá tensando más y más hasta que, en los umbrales de la Parusía, no haya fuerza humana capaz de levantar las Banderas del Señor.
Sea como fuere, lo cierto es que el Cisma ModernoProgresista es funcional al Nuevo Orden Mundial. Por eso el verdadero Ecumenismo de Pío XI, claramente expresado en su encíclica Mortalium Animos (1), ha sido reemplazado, en algunos casos, por uno falso en el cual varias facciones cristianas (¡Entre ellas la Iglesia, Columna y Fundamento de la Verdad!) se reúnen para buscar juntos... la verdad. Por eso la Misa Gregoriana que enriqueció a la Iglesia durante siglos y es considera anti ecuménica por los novadores, fue cautivada y continúa perseguida en contra de todo derecho.
Por eso la promoción de prácticas desacralizantes, cuyo ápice se da en la Comunión en la Mano, introducida ilegalmente y que aún hoy permanece prohibida por la Ley Universal, aunque sea practicada en todo el orbe mediante un indulto. Porque es más fácil negar la Presencia Real, tan molesta a los herejes, comulgando de pie y en la mano que de rodillas y en la boca. Por eso la sotana dio lugar, no ya al uniforme de pastor protestante, sino al poncho de gaucho, al jean, a la remera. Estos cambios bien pueden interpretarse como un esfuerzo para reducir a la Iglesia a una más de las muchas denominaciones cristianas que, como dijimos, deben buscar juntas... la verdad del Anticristo.
A esta nueva iglesia que tiene su liturgia, su teología (no hay que olvidar que en virtud del axioma Lex Orandi, Lex Credendi, a toda nueva teología le ha de corresponder una nueva liturgia), sus pastores, y aún sus obispos; a este cisma se opone el Magisterio, el Ministerio y el Reinado de Pedro. Esa es la causa de que el Santo Padre sea atacado sin piedad y hasta extremos impensados, no solamente por los medios, sino desde todos los rincones del mundo católico; como por ejemplo universidades jesuíticas, sí ¡Esa orden que tiene un voto especial de fidelidad a su persona! Porque lenta pero seguramente, el Papa está maniobrando la Barca que hace agua por todos lados, como él mismo dijera, para alejarla del bramido del mar y de las olas del Modernismo, y llevarla hacia las playas seguras de la Tradición.
En las declaraciones del párroco de San Cayetano que van abajo, vemos como el Cisma viene por sus mal ganados fueros. La nueva iglesia quiere su propia jerarquía y, sobre todo, desea limitar, o quizá acabar, la autoridad "imperial" de un Pontífice endiosado. Es el mismo deseo de Lutero. Pero no nos engañemos, estos sacerdotes tienen detrás toda una cadena de acciones y omisiones. Sin la acción de teólogos como el padre Schickendantz son impensables los Alessio. Pero sin la omisión de Obispos como Mons. Ñanez, un obispo más "abierto" que los demás (Alessio dixit), difícilmente a estos pájaros le crecieran tanto las alas.
(1) En el capítulo 18 de la Encíclica Mortalium Animos, dice Pío XI refiriéndose a los disidentes protestantes, y enmarcando el verdadero ecumenismo:
Vuelvan, pues, a la Sede Apostólica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a la Sede raíz y matriz de la Iglesia Católica; vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostén de la verdad abdique de la integridad de su fe, y consienta los errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella. Pluguiese al Cielo alcanzásemos felizmente Nos, lo que no alcanzaron tantos predecesores Nuestros; el poder abrazar con paternales entrañas a los hijos que tanto nos duele ver separados de Nos por una funesta división.
Tomado de: Página Católica
Vuelvan, pues, a la Sede Apostólica, asentada en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Príncipes de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, a la Sede raíz y matriz de la Iglesia Católica; vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostén de la verdad abdique de la integridad de su fe, y consienta los errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno de ella. Pluguiese al Cielo alcanzásemos felizmente Nos, lo que no alcanzaron tantos predecesores Nuestros; el poder abrazar con paternales entrañas a los hijos que tanto nos duele ver separados de Nos por una funesta división.
Tomado de: Página Católica