lunes, 26 de julio de 2010

MÁRTIRES DE LA DIÓCESIS DE CIUDAD REAL

ANTONIO ESPADERO MORALES
Coadjutor de Villanueva de los Infantes

Antonio Espadero y Morales, hijo de José y Consuelo, nace en La Solana el día 21 de enero de 1899. Cursa los Estudios Eclesiásticos en el Seminario de Ciudad Real y, ordenado Sacerdote, canta su primera Misa el día primero de enero de 1924. Enseguida es nombrado Cura de El Hoyo y El Tamaral de donde en 1926 pasa como Coadjutor a Fuente el Fresno. Más tarde, en octubre de 1927, es nombrado Coadjutor de Villanueva de los Infantes donde le sorprende la persecución religiosa.
El alcalde de Villanueva de los Infantes, primo del sacerdote D. José Martín Jiménez (martirizado en Valdepeñas el 10 de agosto de 1936), ordena que todos los sacerdotes salgan del pueblo por seguridad de los mismos sacerdotes. Y, al mismo tiempo el alcalde, emparentado con el clero, aleja el problema que podría plantearle la presencia o muerte de curas en el pueblo.
El 16 de agosto de 1936 don Antonio parte para La Solana, su pueblo natal y permanece a salvo con sus familiares hasta que el 10 de octubre es encarcelado con D. Alfonso Martín de las Mulas y D. Eloy Serrano, y fueron asesinados, junto a las tapias del Cementerio de Membrilla que miran a La Solana, el 2 de noviembre de 1936.

El Dr. Jiménez Manzanares describe las disposiciones de D. Antonio y compañeros ante el martirio: "La marcha o paseo de las víctimas en el camino desde La Solana fue, por la valentía de los tres sacerdotes que rezaban oraciones y entonaban cánticos religiosos y aclamaban a Cristo Rey, una emocionante misión sacerdotal y apostólica".
El 24 de abril de 1944 el Sr. Juez Municipal de La Solana D. Jesús Campillo Villena tomó declaración como testigo a Ramón Espadero Morales, de 47 años de edad, casado, natural de La Solana, de profesión carpintero y dijo: "Que su hermano D. Antonio Espadero Morales, de profesión sacerdote de 37 años de edad, con domicilio en Infantes (Ciudad Real) fue detenido (omito los nombres de cuantos intervinieron en esta muerte por respeto tanto a la memoria de estas personas como al honor de sus familiares) en el domicilio de su madre, siendo conducido a la Checa de las Monjas en esta villa. Su cadáver al practicar la exhumación se le apreciaban tres agujeros en la cabeza, fue hallado en Membrilla, Km 7 de la carretera La Solana – Manzanares..."

RAFAEL FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ
Párroco de Abenójar

Nace en Hinojosas de Calatrava (Ciudad Real) el día 24 de octubre del año 1872. Hijo de Esteban Fernández Moreno, de profesión labrador y de Cesarea Fernández. Su infancia transcurre en su pueblo natal en un ambiente sencillo y cristiano.
En el Seminario de Ciudad Real cursa los estudios eclesiástico y ordenado de presbítero celebra su primera Misa solemne el 25 de marzo de 1901. En sus años de seminarista y después como sacerdote era tal la aceptación que tenía entre sus compañeros por su optimismo, facundia y gracejo que le llamaban el"insigne". Sin duda, el ambiente religioso de su pueblo natal, influyó en el hecho de su vocación.
Enseguida fue nombrado Coadjutor de Granátula de Calatrava. Participa en el concurso a Parroquias del año 1904, siendo obispo Pior el señor Piñera y obtiene en propiedad la Parroquia de Poblete, y más tarde, en el Concurso convocado por el obispo Gandásegui, nuevamente oposita y obtiene la Parroquia de Abenójar, de la que toma posesión el 9 de mayo de 1914. Estuvo al frente de la Parroquia de Abenójar 22 años ininterrumpidos.

Con la llegada de la República sufrió por parte de la revuelta Casa del Pueblo un continuo y arduo tropiezo que, lejos de aminalarle, enardecía su fervor de sacerdote en defensa de los derechos de la Iglesia. Al fin, en julio de 1936, es detenido y llevado al templo parroquial. La desolación del lugar santo, ya devastado y profanado, le hizo sufrir un síncope. Después se le encerró en un calabozo inmundo del que fue sacado gracias al valor de un anciano médico que certificó la insalubridad del lugar. Entones se le condujo a la cárcel con los demás presos. El 20 de septiembre, con el consabido achaque de que le llevaban a prestar declaración, fue sacado en un coche llegado de Ciudad Real, junto con don Juan Samper, siendo ambos asesinados a corta distancia de Corral de Calatrava.
Finalizada la guerra civil, un sobrino, llamado como él, Rafael, con fecha del once de junio de 1939 solicitó el traslado de los resto del cementerio de Corral de Calatrava al de Puertollano.
Don Rafael causó la admiró de todos en el momento de su muerte. Así lo reconoció posteriormente uno de sus verdugos, que confesó cómo le temblaba la mano en el momento fatídico. Recordaba también cómo don Rafael le recriminaba su proceder y la inutilidad de sus ataques a la religión de Cristo. También animó a un compañero de martirio, diciéndole que “los hombres no deben llorar ante la muerte por Dios y por la patria”. Y le recordaba que pronto iban a comparecer ente el Señor, que los recibiría como mártires en su gloria.
Desde esta columna hacemos una llamada a cuantas personas le conocieron y trataron con el fin de completar el expediente para su beatificación.

FRANCISCO FERNÁNDEZ GRANADA
Beneficiado de la S. I. Prioral

Nacido el día 17 de septiembre del año 1884 en Villacañas (Toledo), y bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción el día 19 de septiembre del mismo año. Hijo de Crisanto Fernández y Eladia Granada y Almendros estudia en el Seminario de Toledo donde formó parte siempre de la Capilla musical. Ordenado de Presbítero en 1910 es nombrado profesor en la Universidad Pontificia de Toledo, a la vez que atendía como capellán el Asilo de Ancianos Desamparados.
El 1 de julio de 1918 se convocó a oposiciones en Ciudad Real para cubrir el Beneficio con cargo de Tenor Primero que dejara vacante don Fernando Aguilar que se traslada a la Catedral de Córdoba, y don Francisco único opositor a dicho beneficio gana la oposición, toma del mismo y permanece en el cargo hasta su muerte en la noche del 16 ó 17 de octubre de 1936. Colaboró con entusiasmo a la construcción del barrio de "Casas Baratas", donde él mismo vivió.
De temperamento fuerte y decidido, hasta el punto de hacer retroceder, en cierta ocasión, a los que trataron de acometerle en plena calle. Todavía el 1 de agosto de 1936, llevado de ese mismo carácter, se aventuró a salir con sotana para hacer efectivos en Hacienda los menguados haberes pasivos a la sazón vigentes para el Clero (54´32 pesetas mensuales). Esto le costó ya ser detenido unas horas en el Gobierno Civil.

Confiado sin dudad, después de los peores días, a primeros de octubre salió con sotana por el barrio en el que vivía, y de nuevo es conducido a la Comisaría (Gobierno Civil), donde coincidió con los compañeros don Raimundo Muñoz, don José María Gómez , D. Fidel Fuidio Rodríguez (Marianista beatificado por Juan Pablo II, el 1 de octubre de 1995) y don Juan Herrero, detenidos desde mucho tiempo antes.
D. Francisco, el 15 de agosto fue juzgado en una parodia de juicio que se prolongó desde las cuatro de la tarde hasta las nueve de la noche en las dependencias del Gobierno Civil, recayendo sentencia condenatoria sobre don Francisco Fernández Granada y don Juan Herrero Carrero, Auxiliar de la Secretaría del Obispado.
En la noche de 16 ó madrugada del 17 de octubre, fue sacado de la prisión y asesinado en el término de Carrión (según consta en el acta n. 891 de defunción del Juzgado de Ciudad Real), en compañía de D. Fidel Fuidio (Marianista), don Juan Herrero Carrero y don Miguel Pintado, seglar.
Comprometido con los más pobres, hasta el último instante de su vida manifestó su firmeza, sin acobardarse ni ceder en su condición de sacerdote que le llevó al martirio.


GABRIEL FERNÁNDEZ-ARROYO MASCARAQUE
Coadjutor de Manzanares

D. Gabriel Dionisio Perpetuo nació en Manzanares a la una de la tarde del día 8 de abril de 1888. Bautizado el 11 de abril en la Parroquia de la Asunción por don Gregorio Almagro y Rivas, Cura Rector de la Parroquia. Hijo de Juan José Fernández Arroyo, de profesión sacristán, y de Lorenza Mascaraque, creció en un ambiente humilde y cristiano. Instruido por el padre -sacristán de la parroquia- y familiarizado con las "cosas santas", sintió la llamada de Dios al sacerdocio y, en el Seminario de Ciudad Real, cursa los Estudios Eclesiásticos desde el 1899 al 1908 en que pasó a Toledo para el curso universitario obteniendo con brillantez la Licenciatura en Teología.
Ordenado de Presbítero cantó la primera Misa en la parroquia el 18 de junio de 1911. Desempeñó durante varios cursos la Cátedra de Latinidad en el Seminario de Ciudad Real, atendiendo a la vez la Parroquia de Las Casas. En 1923 pasó a Manzanares en calidad de Capellán de los Maristas y Coadjutor de la Parroquia.

Don Gabriel fue detenido el 30 de julio y el 8 de agosto de 1936 fue asesinado junto a D. Vicente Mascaraque y D. Tomás Mellado, mientras de rodillas besaba el escapulario del Carmen e invocaba a Jesucristo. Eran las 12 de la mañana. El ardoroso celo apostólico y la caridad desprendida y abnegada con que don Gabriel se había entregado al ejercicio de su ministerio sacerdotal no impidió que, por ser sacerdote, fuese perseguido y martirizado. Su padre, que había sido sacristán, soportó con ejemplar fortaleza y fe inquebrantable la muerte del hijo sacerdote, el 8 de agosto de 1936.

ENRIQUE FISAC ARANDA
Adscrito a San Pedro de Daimiel

Enrique Fisac Aranda nace en Daimiel el 5 de noviembre de 1883 en el seno de una familia de profundas creencias católicas, en cuya fe fue educado. Bautizado en la Iglesia Parroquial de Santa María de dicha localidad el 8 de noviembre de 1883, por D. Ramón Rodríguez Barbero. Hijo de Ramón Fisac Valverde, médico de profesión y Enriqueta Aranda Cruz, naturales y vecinos de Daimiel. La desahogada posición económica de la familia permite que inicie estudios de bachillerato en el Instituto de Daimiel y pasa a cursar los estudios eclesiásticos en el seminario de Ciudad Real para acabar en la Pontificia de Toledo con el grado de Doctor en Teología, previo el bienio universitario. Ordenado de Presbitero con dimisorias en Madrid el día 21 de diciembre de 1907, celebra su primera Misa en la Parroquia de Santa María, de Daimiel, el 25 del mismo mes y año, y es nombrado Coadjutor de San Pedro de Ciudad Real, en octubre de 1910, único cargo que desempeñó en nuestra diócesis. Tras varias oposiciones a canonjías (Plasencia, junio de 1909 y Zamora, mayo 1910), las hizo a Castrense. Y, desde el año 1912, desempeñó ese cargo casi toda su vida, llegando a alcanzar el grado de Coronel. Tras causar baja obligatoria como militar (debido a la Ley de Azaña), fija su residencia en Daimiel, en el domicilio que su hermana Consuelo Fisac tenía en la calle Monescillo de dicha localidad.

Hasta el día 18 de julio de 1936 celebra Santa Misa diariamente a las 9 de la mañana en la Iglesia Parroquial de Santa María. El día 19 de julio ya no puede celebrar dicha Misa, al haberse suspendido los cultos religiosos en todas las iglesias de Daimil por orden del entonces alcalde. A pesar de ser consciente del peligro que corría en esos momentos si permanecía en Daimiel, donde era muy conocido y podía sufrir las represalias de la persecución religiosa, prefirió no huir a otro lugar y dar testimonio de su fe e ideales. No estuvo en prisión, aunque sí vigilado, ni tuvo juicio antes de ser martirizado. El 13 de agosto de 1936 fueron a buscarlo a casa de su prima Ramona dos milicianos, los cuales le dieron un plazo de veinticuatro horas para preparar 5000 pesetas, y le informaron de que al día siguiente pasarían a recogerlas personalmente. El día 14 de agosto de 1936 volvieron a la casa los mismos dos milicianos, y le dijeron que en lugar de darles el dinero a ellos lo cogiera y les acompañara a ver a Juan Escalona (jefe de milicianos. Éste le somete a un intenso interrogatorio y le deja volver a casa de su prima Ramona, donde contó lo sucedido; y cómo lo último que le dijo Escalona fue: "A una persona se le puede condenar a muerte por uno sólo de estos tres motivos: por ser sacerdote, por ser militar o por ser de derechas; a usted le acusamos al mismo tiempo de los tres motivos". El 15 de agosto fue asesinado en el camino que va al Santuario de la Virgen de las Cruces. Algunos familiares y amigos trasladaron su cuerpo hasta el Cementerio Católico de Daimiel el 18 de agosto de 1936.
En junio de 1939 se erige en su memoria una Cruz de granito en el lugar del martirio; y finalmente entre los años 1940 y 1945 los restos son trasladados del cementerio hasta la Iglesia de Santa María. Todos estos gestos son prueba del reconocimiento de la fama de martirio


ANTONIO GARCÍA – CALVILLO Y COBOS
Adscrito a la Parroquia de Herencia

Nacido en Herencia el 10 de mayo de 1885 y educado cristianamente en el seno de su familia, destacó por su piedad, haciendo la primera Comunión a los cinco años de edad. Así continuó bajo la dirección de los sacerdotes don Manuel Utrilla y de su tío don José Callejas, al que diariamente ayudaba a Misa.
Los mercedarios de Herencia lo llevaron a su Orden. Por eso, comenzó los estudios en el Convento de Sarria (Lugo), el 11 de marzo de 1900 y se trasladó después a Poyo (Pontevedra), donde concluye los estudios, es ordenado sacerdote y celebró su primera Misa el 21 de junio de 1908, día de San Luis Gonzaga.
Hasta el año 1922 en que fue recibido en este Priorato, por el Rvdmo. Sr. Irastorza y quedó incardinado, ejerció por tierras de Galicia, en las comarcas y pueblos de Verín y El Ferrol.
Incardinado en Ciudad Real regentó la Parroquia de Las Labores algún tiempo, retirándose finalmente a Herencia, donde se dedicó preferentemente a la enseñanza por la que sentía especial vocación. Era notable su dominio del francés y de la taquigrafía.

El día 20 de julio de 1936 celebraba, como de ordinario, la Santa Misa en la ermita de San José, cuando se le ordena que la interrumpiese, a lo que se negó enérgicamente, no retirándose del altar hasta haber terminado la Santa Misa.
Es detenido el 1 de agosto de 1936 y multado con mil pesetas por supuesta tenencia de armas y, el día 5 de agosto, es obligado a llevar dicha cantidad al Comité, por un vecino que le condujo a golpes de fusil. Y, cuando, depositado el importe de la multa, regresaba con su hermana al domicilio familiar, nuevamente es detenido y se le encierra en la cueva dispuesta a estos efectos por el Comité en la "checa" de Herencia, y queda incomunicado totalmente.
Al amanecer del día 7 de agosto de 1936, es conducido como tantos otros a la siniestra mina abandonada en los términos de Camuñas (Toledo) a la que fue arrojado vivo al tiempo que gritaba ¡Viva Cristo Rey!. El hecho causó gran impresión entre los vecinos.
Fue perseguido y arrojado vivo a la mina sólo por ser sacerdote y haberse resistido a la prohibición de celebrar la Santa Misa.

JOSÉ GARCÍA CARPINTERO
Coadjutor de Valdepeñas

Nace en Alcázar de San Juan (Ciudad Real el día 5 de diciembre de 1898. Hijo de Manuel García - Carpintero, empleado de Telégrafos de profesión y María Gutiérrez, naturales de Daimiel y Bargas (Toledo) respectivamente. Vive su infancia en la calle Jesús, n. 2, estudia en el Colegio de los Padres Trinitarios. Inclinado desde pequeño al sacerdocio, cursa los estudios eclesiásticos en el Seminario de Ciudad Real y es ordenado Presbítero en 1923. Canta su primera Misa en Ciudad Real donde vivía la familia por haber sido trasladado el padre como jefe de Telégrafos. Ejerce el ministerio sacerdotal primeramente como Coadjutor en La Solana donde fue destinado el año 1923, pasando en el mes de julio de 1927 a Valdepeñas, con el mismo cargo de Coadjutor en la Parroquia de la Asunción. Jubilado ya su padre, vivieron todos en Valdepeñas hasta que él faltó, asesinado el 30 de agosto de 1936.
Al conocer la orden de cerrar las Iglesias y prohibición de celebrar culto religioso se reúnen, a primera hora de la mañana del día 24 de julio de 1936, los coadjutores y sacristanes en la casa rectoral habitada por el Párroco don Domingo Chacón, para decidir si procedía seguir celebrando la Misa a puerta cerrada. Sin que los reunidos se dieran cuenta, la casa fue rodeada y acordonada por escopeteros. Y, antes de poder dar explicación alguna, fueron arrestados por milicianos y conducidos detenidos a la Delegación de Policía, sita en el Ayuntamiento.

Los sacristanes son dejados en libertad al día siguiente. Detenido junto con el párroco, don Domingo Chacón y el otro Coadjutor, don Pedro García - Sotoca y Marqués, son conducidos a la Cárcel del Partido. Es registrada su casa; y él, acusado en su honor por un perturbado, sufrió bastantes humillaciones hasta que en la noche triste para Valdepeñas del 30 de agosto fue sacado con sus compañeros sacerdotes y muchos seglares -hasta cuarenta- y asesinado como todos en el cementerio. Igual que los demás sacerdotes recibió la absolución del heroico don Domingo Chacón que fue presenciando la suerte de sus compañeros siendo el último en morir.
En cuantos conocieron la vida y comportamiento, de don José García Carpintero y sus compañeros, ante la muerte, por la única razón de ser sacerdote, es unánime la creencia en el martirio de los sacerdotes asesinados en Valdepeñas.
Los restos mortales de don José descansan en el Panteón del Cementerio de Valdepeñas junto con don Domingo Chacón y Bellón, Párroco Arcipreste de Valdepeñas; Don José Martín Jiménez, Capellán de Prisiones de Valdepeñas; Don Manuel Maroto Sánchez, Capellán del Cementerio de Valdepeñas; Don Jesús Gigante y Ruir, Coadjutor del Santo Cristo de Valdepeñas; Don Juan Pedro García - Sotoca y Marqués, Coadjutor de la Asunción de Valdepeñas; Don Félix González y Bustos, Cura Regente de Santa Cruz de Mudela; Don Pedro Buitrago Morales, Coadjutor de Santa Cruz de Mudela; Don Justo Arévalo y Mora, Capellán de los Hermanos de la Doctrina Cristiana; Cinco hermanos de estas escuelas; Don Tomás Bautista P.- Serrano, Párroco de Villahermosa y Vicario de Infantes; Don Manuel López – Villalta y Menchén, Coadjutor de Membrilla; Don José María Dodríguez Madridejos Marchán, Capellán de Mudela; y Don Cristino Gaviña y Heredia, Coadjutor de Membrilla.


DEMETRIO GARCÍA DE LA TORRE
Cura de Guadalmez

D. Demetrio García de la Torre López, nace el 22 de diciembre de 1882 en Villacañas (Toledo) y es bautizado el mismo día en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Hijo de Eusebio García de la Torre, labrador de profesión y de Juana López, naturales y vecinos de Villacañas (Toledo).

De muy joven tomó el hábito franciscano, hizo con los frailes franciscanos los estudios eclesiásticos. Recibió el Presbiterado de manos del Rvdm. Sr. Gandásegui en la iglesia de las Carmelitas de Ciudad Real en las Temporas de Adviento del 1906 y ejerció en la Orden franciscana el ministerio sacerdotal varios años.

En su pueblo natal le apodaban - mote de familia- "el pajarito"; y en efecto, era menudo, ágil y alegre como un pajarito. Como fraile franciscano vino a Alcázar de San Juan al pasar este convento a la provincia eclesiástica de San Gregorio y residió como fraile en el convento de Alcázar de San Juan.

Se pasó al clero secular de Ciudad Real acogido por el obispo don Narciso de Estenaga que le destinó primeramente a Argamasilla de Calatrava, como coadjutor, el año 1929. Pasó luego a San Lorenzo de Calatrava de Ecónomo y al advenir la república el año 1931 le cogió de Cura en la Parroquia de Cózar.

La convivencia en la parroquia se le fue complicando a partir de las elecciones de febrero de 1936 y se vio obligado a salir de Cózar, refugiándose unos días en Argamasilla de Calatrava hasta que fue destinado a Guadalmez por el señor Obispo, en abril de 1936.

En julio, al estallar la persecución sangrienta, se mantuvo -como la generalidad de los sacerdotes- recluido en su domicilio; pero enseguida, según era norma general también, fue obligado a dejar el pueblo.

Protegido por los propios milicianos de Guadalmez, según se dice, pudo llegar a Villacañas y ocultarse en casa de una hermana suya, de donde tuvo que huir al campo sabiendo que había sido denunciado a la columna apodada "Los gavilanes". Le persiguieron hasta dar con él, y vilmente le asesinaron en los primeros

SANTIAGO GARCÍA DE MATEOS Y CHAPARRO
Párroco Arcipreste de Daimiel

Santiago García de Mateos y Chaparro nace el 6 de febrero de 1869 en La Solana (Ciudad Real). Estudia en el Seminario de Ciudad Real con brillantes resultados académicos y es ordenado Presbítero de manos del Obispo Prior, doctor Rancés, el 14 de octubre de 1894, "extra tempora", en Ciudad Real. Como estudiante y seminarista, primero; después, a penas terminados los estudios eclesiásticos, como profesor del seminario, y al final como sacerdote y Párroco, gozó del máximo prestigio en la diócesis y uno de los nueve párrocos consultores en la Curia Diocesana. Desempeñó cargos parroquiales como Vicario de la Parroquia de San Pedro de Daimiel desde el 1900 en que llega a esta ciudad, hasta su muerte en 1936 siendo Cura Propio de Santa María por el Concurso de 1904. Declinó los honores de la Catedral y de las canonjías que el obispo Gandásegui le brindara.
Iniciada la guerra de julio del 1936, fue obligado a entregar las llaves del templo de Santa María y a pagar el sueldo de los que montaban guardia "custodiarlo" profanándolo, devastándolo y arrasándolo. Personalmente fue objeto de incesantes vejaciones, insultos y despojos, hasta verse obligado a dejar la casa rectoral y es acogido en casa de don Joaquín Fisac, feligrés de la parroquia. Citado reiteradas veces a declarar en la checa de las Mínimas, en la noche del 23 de agosto de 1936, habiendo sido encerrado a las doce del día, se dijo que fue arrastrado por un auto en veloz carrera a todo lo largo del camino del cementerio, espectáculo horroroso presenciado por el Coadjutor, don Francisco Rodríguez de Guzmán, martirizado el mismo día 23 de agosto, hecho que al parecer fue desmentido en los procesos posteriores a la guerra.

Sacerdote ejemplar, cura párroco y Arcipreste de Santa María, desde el momento de su muerte, así como los nueve compañeros ejemplares han sido considerado por el pueblo de Daimiel como mártires y la motivación de la muerte, sola y exclusivamente por la condición de sacerdotes, según el testimonio del Párroco, testigo de los acontecimientos de la guerra y consignado con detalle en el libro de Bautismo, fol. 29 vt y 30s.

ENRIQUE GARCÍA–MATEOS APARICIO
Párroco de la Asunción de Puertollano

D. Enrique García - Mateos Aparicio nace en La Solana (Ciudad Real) el día 15 de julio de 1891, aunque se crió en Valdepeñas. Fueron sus padres Ángel y Carmen. Hizo todos sus estudios en el Seminario de Ciudad Real y fue ordenado de Presbítero el año 1916. Antes de llegar a Puertollano, por el año 1932, ejerció el ministerio sacerdotal en Moral de Calatrava como Coadjutor y Ecónomo de Pedro Muñoz. En Puertollano trabajó incansablemente en organizar la Acción Católica en sus diversas ramas, y por orden del Sr. Obispo, procedió a inscribir en el Registro de la Propiedad, todos aquellos inmuebles que pertenecían a la Iglesia y pudieran inscribirse, como la ermita de la Virgen de Gracia y la plaza con la vivienda del santero(864 metros cuadrados) el terreno de un solar al lado de la Iglesia de El Villar, la Plaza de la Puerta de El Sol, de la Parroquia de la Asunción, etc.
Llegado el 18 de julio de 1936, bien temprano comenzó la persecución de don Enrique, yendo a por él. Logra esconderse y cuando a media noche, creyendo haber pasado el peligro, sale de su escondite, al ir por la Calle San José es descubierto por una mujer, conocida por la "Botonera" y a gritos lo denuncia a los vendedores de la plaza, lo detienen y quisieron matarlo con los cuchillos de los carniceros y pescadores, pero el alcalde, que por allí se encontraba, pudo subirlo a su coche y trasladarlo a la cárcel de Almodóvar del Campo para ponerlo a salvo de las furias del gentío, donde estuvo hasta que el 5 de agosto, tras confesarse con otro compañero, D. Alejandro Prieto, sacerdote de las Escuelas del Ave María y ambos sacerdotes fueron asesinado ante las tapias de la fábrica de orujos de D. Miguel de la Vega.

Don Enrique, desde la cárcel contestaba a una carta del compañero sacerdote don Gaspar Naranjo Molina, que sobrevivió a la persecución, en la que decía: "Prisión Preventiva de Almodóvar del Campo: 30-VII-1936. Sr. D. Gaspar Naranjo. Mi estimado amigo y compañero: Ya más templado el ánimo y más en equilibrio los nervios, no quiero dejar pasar más tiempo sin responder a su cariñosa carta, expresándole mis sentimientos de profunda gratitud. Ya supe también la salida de Vd. y me alegró mucho la noticia en que se encontrara Vd. allí libre y entre los suyos. Aquí estamos unos treinta sólo de Puertollano y nos animamos mutuamente hasta que Dios Nuestro Señor se disponga disponer otra cosa. Ya sabe Ud. lo del pobre compañero D. Jaime. ¡Que él interceda por nosotros desde el Cielo, en donde estará seguramente gozando el premio de sus virtudes y de su martirio. Afectuosos saludos a los suyos y encomendándome muy de veras a sus oraciones, le abraza su affmo. Amigo. Enrique García -Mateos. Aquí está también D. Alejandro, el del Ave María".
Don Enrique fue fusilado con don Alejandro Prieto Serrano, el día 5 de agosto de 1936. Los cuerpos de ambos fueron enterrados con otros de Puertollano, en el Cementerio de Almodóvar, que una vez terminada la guerra, fueron todos trasladados al Cementerio de Puertollano.
Iniciada la Causa de beatificación por martirio agradecemos los testimonios, noticias y documentación de quienes conocieron a D Enrique, D. Jaime Cabañero Cabañero y D. Alejandro Prieto Serrano.


JUAN PEDRO GARCÍA-SOTOCA Y MARQUÉS
Coadjutor de Valdepeñas

Juan Pedro nace en el seno de una familia cristiana y muy humilde de Valdepeñas el día el 18 de marzo de 1903. Hijo de Julián García – Sotoca Hervás y de María del Carmen Marqués López de Lerma, naturales de Valdepeñas. Fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción el día 21 de marzo del mismo año, por el Lic. Canuto García Barbero, Cura Párroco - Arcipreste y se le puso por nombre Juan Pedro. Huérfano de padre, y el mayor de los hermanos de una familia numerosa y pobre, hace sus primeros estudios con los jesuitas y pasa después al Seminario de Ciudad Real donde termina los estudios eclesiásticos con gran aprovechamiento, ordenándose de sacerdote el 24 de enero del 1930 y canta su primera Misa el 29 del mismo mes. Después de superar muchas dudas, por su excesiva delicadeza de conciencia, llegó al sacerdocio. Otro hermano, José, también seminarista no llegó al sacerdocio por haber enfermado y fallecido siendo aún seminarista.
Antes de ser nombrado coadjutor de la Asunción, de Valdepeñas, su último cargo pastoral, fue cura de Solana del Pino y coadjutor de Miguelturra y del Santo Cristo de Valdepeñas.

Apresado, como los demás sacerdotes de Valdepeñas, primero en la Delegación de Policía, en la cárcel después con sus compañeros sacerdotes D. José García Carpintero, D. Domingo Chacón y, por último, en el Cementerio de Valdepeñas, la noche de 29 al 30 de agosto del 1936, los milicianos del batallón Torres, dieron fin a su vida ejemplar de sacerdote, no sin antes haberle sacado los ojos, fracturado un brazo, sacado la lengua con la que pronunciaba palabras de perdón para quienes acabaron con su vida.
D. Juan Pedro, como el resto de los sacerdotes de Valdepeñas martirizados con poca diferencia de días en el mes de agosto, goza de fama de martirio, ejemplar sacerdote, que a pesar de ser bárbaramente torturado se mantuvo fiel a su condición sacerdotal por la que moría. Sus restos reposan en el Panteón del Cementerio de Valdepeñas.


CRISTINO GAVIÑA Y HEREDIA
Coadjutor de Membrilla

D. Cristino Eusebio Casiano de Gaviña y Heredia había nacido en Villarrubia de los Ojos el día 13 de agosto de 1892. Bautizado el día 19 del mismo mes en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Villarrubia de los Ojos, por don Anacleto Sánchez de Milla, Coadjutor de la Parroquia y se le impuso los nombres de Cristino, Eusebio y Casiano. Crece en un ambiente cristiano y sacerdotal. Sobrino de don Cristino Heredia, como él natural de Villarrubia de los Ojos, desde muy niño afirmaba que había de ser "Cura o nada". Y, consecuente con su inclinación, celebraría su primera Misa el 3 de julio de 1917, después de estudiar en Alcalá de Henares y en el Seminario de Ciudad Real. Antes de llegar como Coadjutor a Membrilla (finales del año 1929) ejerció el ministerio sacerdotal, igualmente, como Coadjutor en Granátula de Calatrava y en Pedro Muñoz, así como de Ecónomo en Almuradiel.

El 23 de julio del 1936 fue apresado en su casa. Se despide de su hermana Isabel con quien vivía y encomendándose a Dios recoge su breviario y es encerrado en la "Cochera" (Lugar destinado a guardar el coche fúnebre) donde sufre vejaciones y torturas; y, en la madrugada del 7 de agosto de 1936, es llevado a las afueras del pueblo con la finalidad, al parecer, de arrancarle alguna declaración comprometida con su ministerio sacerdotal a lo que él se niega rotundamente, prefiriendo antes morir. Es encerrado e incomunicado, de nuevo, en el camaranchón que servía de pajar, lugar inmundo con abundantes ratas y ratones como compañía. Al fin, en la madrugada fue sacado como don Manuel L. Villalta, su compañero de Coadjutoría, y otros diez seglares; y, todos fueron asesinados en el término de Valdepeñas. Los restos mortales reposan en una de la fosas comunes del cementerio junto a las que se ha levantado un Panteón en memoria de los asesinados en esas fechas.

Los últimos momentos de su vida fueron ejemplares, bendiciendo a Dios y perdonando a sus enemigos. Sus manos apretaban el Rosario del que era muy devoto y que había rezado diariamente en la prisión animando a sus compañeros.


JESÚS GIGANTE RUÍZ
Coadjutor de Valdepeñas

La Parroquia del Santo Cristo de Valdepeñas contaba el año 1936 con 13.200 feligreses, atendidos por un párroco, D. Vicente Benitez García, de 71 años de edad y un coadjutor, D. Jesús Gigante Ruiz, 55 años. De ambos sacerdotes sólo D. Jesús Gigante Ruiz fue asesinado.
D. Jesús Fortunato Gigante Ruiz nace en Valdepeñas (Ciudad Real) el 1 de junio de 1881; y recibe el Bautismo a los pocos días de nacer en la Parroquia del Santo Cristo imponiéndosele el nombre de Jesús Fortunato, sin que sepamos la fecha exacta del bautismo por haber sido destruido el Archivo Parroquial en la Guerra Civil del 1936. Fueron sus padres Ruperto Gigante y Hurtado de Mendoza, carretero de profesión y Francisca Ruiz y Castro, naturales de Valdepeñas y residentes en la calle Ancha, número ochenta y cinco.
Inicia los estudios eclesiásticos, como tantos otros manchegos, en el Colegio de San José, de Murcia; termina los estudios eclesiásticos en Toledo, bajo la protección sin duda de don Gabino Marqués, Ilustre Valdepeñero, dignidad de la Catedral de Toledo, y es ordenado de Presbítero y celebra su primera Misa en 1907.

Ejerció el ministerio en Valdepeñas como Capellán de las Agustinas y Coadjutor de la Parroquia del Santo Cristo. Es trasladado a Daimiel como Coadjutor de Santa María y posteriormente pasa de Ecónomo a Pozuelo de Calatrava. Regresa de nuevo como Coadjutor a Valdepeñas al morir su padre y quedar en desamparo sus hermanas. Fue muy querido y admirado por su laboriosidad y por su caridad sacerdotal, que demostró en Daimiel cuidando al sacerdote D. Ramón Rodríguez, que padecía una enfermedad contagiosa.
En Valdepeñas le coge la persecución religiosa de 1936 y se recluye en su casa desde el primer momento; pero el 16 de septiembre de 1936 fue llevado también él, como a sus compañeros sacerdotes de Valdepeñas a la checa de "La Concordia", donde fue bárbaramente apaleado y torturado, a consecuencia de todo lo cual tuvieron que hospitalizarle poniéndole guardia de milicianos en la habitación. El 19 de noviembre de 1936, engañado con la excusa de ser trasladado a su casa, y después de avisar a la familia para que preparen una cama por hallarse muy enfermo, es conducido al Retén y al fin es asesinado el día 22 de noviembre de 1936. Varios testigos en juicios para esclarecer las torturas a que fue sometido decían: "Que por razones de vecindad y por referencias le consta al declarante que el sacerdote D. Jesús Gigante Ruiz asesinado (...) en época marxista, le cortaron sus partes genitales llevándoselas a la boca, antes de ser asesinado"(Cf. Causa General. A.H.N; declaración del testigo J.G.C, mayo 1942).
Sus últimas palabras fueron para perdonar a quienes le torturaron y dieron muerte; y aclamar a Cristo Rey. Sus restos descansan en el Panteón del Cementerio de Valdepeñas, gozando la consideración de mártir, junto con el resto de sacerdotes Valdepeñeros sacrificados por su condición de sacerdotes.


MIGUEL GONZÁLEZ –CALERO
Párroco de Puebla del Príncipe y de Hinojosas de Calatrava

Don Miguel González-Calero Domínguez nació el día 24 de septiembre del año 1905 en Manzanares (Ciudad Real). Es bautizado el día cinco de octubre del mismo mes en la Parroquia de La Asunción de Manzanares. Fueron sus padres Enrique Gonzáles -Calero y de Carmen Domínguez. El año 1922 ingresó en el Seminario de Ciudad Real a los 17 años de edad. Ordenado de Presbítero el 23 de diciembre del año 1933, por el Sr. Obispo mártir, D. Narciso Estenaga, después de haber estado en el Seminario de Málaga, donde conoció a don Manuel González, Fundador de las Marías de los Sagrarios, hoy beatificado por S.S. Juan Pablo II, quedando impregnado del amor a la Sagrada Eucaristía y a los niños como después tuvo ocasión de demostrar en las diversas parroquias en las que ejerció el ministerio sacerdotal.
Ordenado sacerdote es enviado inmediatamente a la Parroquia de Alamillo y encargado de la de San Benito.. Nombrado Cura de Puebla del Príncipe, llega al pueblo el día 1 de febrero del año 1934, especial campo de su apostolado heroico y fructífero niños y jóvenes, realizando de esta forma un eficaz apostolado familiar. El 5 de febrero de 1935 es nombrado también Cura Ecónomo de Alhambra y encargado de Ruidera.

En la madrugada del 25 de abril de 1936 alguien prendió fuego a la iglesia parroquial de Puebla del Príncipe y acusaron al cura de ser el incendiario. Se vio obligado a huir para salvar la vida, pero fue detenido en Valdepeñas. El Sr. Obispo decidió su traslado a Hinojosas de Calatrava y toma posesión de la Parroquia el día 6 de mayo de 1936. Bien poco iba a durar en la parroquia. Fue encarcelado a raíz de los sucesos del mes de julio y en la prisión escribió su testamento, (fechado el 13 de septiembre) sencillo y conmovedor, cristiano y ejemplar del que se conserva el original y numerosas copias que se distribuyeron por la diócesis después del martirio de don Miguel. En el testamento decía don Miguel: "Hace ya un mes que el Comité revolucionario de ésta me tiene encarcelado por ser sacerdote.". Y, plenamente consciente de su martirio concluye: "Hace ya un mes que el Comité revolucionario de ésta me tiene encarcelado por ser sacerdote.".
En la cárcel, sin ocultarse, rezaba el Oficio Divino y guiaba el santo Rosario todos los días e hizo la Novena a Santa Teresita a quien profesaba especial devoción, confortó, consoló y administró el Sacramento de la Penitencia a encarcelados. El 15 de septiembre llega a Hinojosas de Calatrava un grupo de personas de La Puebla del Príncipe reclamando al prisionero y sin más es entregado. Llegados a La Puebla, don Miguel fue de nuevo encarcelado. Pretendía que don Miguel acusara a algunas personas del incendio de la iglesia. Jamás pudieron lograrlo.
Al fin, en la madrugada del 18 de septiembre de 1936 fue destrozado a tiros en el pecho, en el vientre y en la cabeza y arrojado a un barranco muy profundo en el camino de la Puebla a Villamanrique. Un vecino, don José Medina Arcos, pidió su cadáver y lo llevó a Villamanrique.


JUAN HERRERO CARRERO
Auxiliar de la Secretaría del Obispado

Don Juan Herrero Carrero nació el día 31 de agosto del año 1903 en el Casar de Talamanca (Guadalajara). Fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de esta villa el día 21 de septiembre del mismo año por don Vicente Peral Gutiérrez. Fueron sus padres Juan Bautista Herrero y de Sancha, médico – cirujano de profesión, natural de Valladolid y Rafaela Carrero González, natural de Herencia (Ciudad Real). Transcurre su infancia en la calle San Roque, nº 16 hasta que inicia los estudios eclesiásticos desde muy joven en la Universidad Pontificia de Toledo.

Por amistad con D. Narciso Estenaga, se trasladó al Seminario de Ciudad Real, cuando éste fue nombrado Obispo- Prior de las Órdenes Militares. Finaliza los estudios eclesiásticos en el Seminario de Ciudad Real, donde recibe el Subdiaconado el primero de mayo de 1927. Es ordenado de Presbítero, celebra su primera Misa el 31 de agosto de 1927 y, por tanto, queda incardinado en Ciudad Real.

Ejerce el ministerio sacerdotal primeramente como Coadjutor en Fuente el Fresno y Encargado después de Minas del Horcajo hasta que es incorporado en 1929 a la Secretaría de Cámara y Gobierno del Obispado como Auxiliar y Depositario en la Administración Diocesana, el año 1934. Fue profesor de Historia Natural y Arqueología en el Seminario, y de Latín, a la vez que Capellán, en los Hermanos Maristas.

Como a don Manuel Contreras su cargo de habilitado del Clero, a don Juan Herrero Carrero iba a perderle su condición de Depositario de la Administración diocesana. En la noche del 7 de agosto de 1936 fue apresado por una patrulla de milicianos en la Fonda “ La Paca” (Callejón del Instituto): lo buscaban para incautarse de los bienes de la diócesis. En este registro a la mencionada fonda encontraron a don Fidel Fuidio (Marianista, Beatificado por Juan Pablo II, el 1 de octubre de 1995) que fue, también, apresado y conducidos, no al paredón del cementerio como se les había dicho, sino al Gobierno Civil. Don Fidel (Marianista) igual que los sacerdotes don Raimundo Muñoz y don José María Gómez fueron declarados inocentes y dejados en libertad, salvo al marianista, don Fidel que con el resto de prisioneros son trasladados a la cárcel y "cheka" del Seminario donde permanecen poco más de 24 horas. En la cárcel del Gobierno Civil, los milicianos esperaban sacar de don Juan Herrero preciosa información sobre los bienes de la diócesis.

Don Manuel Herrero y compañeros de prisión, hasta la noche del 16 al 17 de octubre, permanecieron en los desvanes del Gobierno Civil, siendo objeto de una enojosa vigilancia y víctima de toda clase de molestias e incomodidades. Trasladados a la "cheka" fueron sacados a altas horas de la noche y fusilados en el paso del día 17 al 18 de octubre. Sus cuerpos fueron arrojados al tristemente célebre "pozo de Carrión", sin que haya sido posible rescatar e identificar los restos mortales.

La ambición de sus perseguidores les llevó a pensar que don Juan era administrador de grandes sumas de dineros de la iglesia y la condición de sacerdote motivaron que, tanto don Juan como la inmensa mayoría del clero diocesano, fuesen martirizados.


FRANCISCO DE PAULA HERREROS GONZÁLEZ
Cura de Las Labores

El Siervo de Dios Francisco de Paula Herreros González nació en San Carlos del Valle el 21 de marzo de 1875, aunque toda su infancia transcurre en Membrilla y es educado en un ambiente cristiano y piadoso con sus dos fervorosas tías, Teodora y Josefa.

Fue enviado a Madrid para iniciar los estudios eclesiásticos al lado de su tío don Juan Herreros, Capellán de las Salesas Reales. Después pasó a Toledo, donde finaliza los estudios con el título de doctor en Teología.

Ordenado sacerdote en Ciudad Real, celebra su Primera Misa el 27 de mayo de 1899. Inmediatamente fue nombrado Cura de la Puebla del Príncipe, pasando después como Coadjutor a Villanueva de los Infantes y luego a Chillón, Manzanares, Argamasilla de Alba, Cura de Alhambra de donde fue trasladado a San Carlos del Valle y, por último, a las Labores donde permanece hasta la fecha del martirio, el 31 de agosto de 1936.

Es digno destacar que el veinte de abril del año mil novecientos dieciocho expedía una certificación como Párroco de San Carlos del Valle en la que se dice que:"en el libro tercero de partidas de bautismo, al folio doscientos cincuenta y dos se halla el acta de bautismo de D. Gabriel Campillo Sánchez, nacido el 18 de marzo del año 1886, natural de San Carlos del Valle" y que sería martirizado salvajemente en Montiel el día 20 de noviembre del año 1936 y sus restos mortales trasladados a San Carlos del Valle

Como último destino fue enviado a Las Labores donde, ya sexagenario y después de haberse ejercitado en hacer mucho bien a todos y socorrer a los necesitados, cobardemente y por la espalda, lo mataron de un tiro en la nuca. Y, ya caído en tierra, una escopeta le destrozó el vientre. Quedó abandonado en la cuneta de la carretera, cerca de Puerto Lápice. Después se le arrojó, como a tantos otros, a la "Siniestra mina de Camuñas". Era el 31 de agosto de 1936. En Las Labores, sus asesinos presumían diciendo: "Aquí no hemos matado a nadie... más que...al Cura... ".


BERNABÉ HUERTAS MOLINA
Cura de Socuéllamos

D. Bernabé Huertas Molina nació en Alcázar de San Juan el 11 de junio de 1903, en la calle de la Cruz, n. 11. Hijo de Joaquín Huertas y Campos, de profesión pastor (de 31 años de edad) y Francisca Molina y Quiralte. Bautizado el día 15 del mismo mes en la Parroquia Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan por don Manuel Moreno, Coadjutor de la Parroquia. Fue su madrina Isidra Giménez.
Nació y creció en un ambiente sencillo, pobre, pero muy cristiano. Por la condición laboral del padre, pastor, la matrona se encargó de notificar e inscribir el nacimiento en el Juzgado. Desde niño se caracterizó por una simpatía atrayente y encantadora, a pesar de sus limitaciones físicas, como una mano mutilada, mordida del terrible bacilo y siempre protegida de negra envoltura; y, sin embargo siempre con la sonrisa en los labios y dulce mirada.

Inicia sus estudios en el Seminario de Ciudad Real completando su formación intelectual en Toledo con el Doctorado en Sagrada Teología. Cantó su primera misa en Alcázar de San Juan con sólo 22 años de edad, el 31 de mayo de 1926, en la Parroquia Santa María de Alcázar de San Juan. En junio de 1926 es destinado a Tomelloso, como Coadjutor, permaneciendo nueve años, (febrero de 1935). Pronto se hizo famoso por su facilidad oratoria y fervor; y, como predicador recorrió la mayoría de las parroquias de la diócesis.
Los frutos de su predicación apostólica y de su celo sacerdotal no tardaron en hacerse notar. Muy pronto se rodeó de un buen grupo de jóvenes. El Párroco don Vicente Borrell Doz (mártir de la persecución religiosa en Tomelloso), viendo sus cualidades pronto le encargó la dirección de los Jueves Eucarísticos. Y con los jóvenes organizó todos los jueves del año Misa de Comunión y por la tarde Hora Santa. Por el año 1932-33 se organiza la Acción Católica y es nombrado consiliario. Para llevar adelante su obra ya cuenta con un plantel de jóvenes seleccionados por él de los Jueves Eucarísticos, que los pone al frente, no sin antes formarlos. Entre esos jóvenes estaba Ismael Molinero Novillo, que moriría en Zaragoza el 4 de mayo de 1938 en olor de santidad, cuyos restos, por iniciativa de don Emeterio Echeverría Barrena, Obispo Prior, fueron trasladados a Tomelloso el 14 de mayo de 1950.

Persecución, muerte y fama de martirio

En circunstancias ya bien amenazadoras llegó a Socuellamos como Cura de aquella Parroquia (primer trimestre de 1935). El 24 de julio de 1936 fue cerrada la iglesia y precintada la puerta que comunicaba la casa Rectoral con el templo. En septiembre, unos días antes de ser asesinado, don Bernabé desprecinta la puerta que comunica con la iglesia y revestido de sus mejores ornamentos celebra la Santa Misa acompañado de sus padres y hermana; presentía el martirio. Llega la mañana del 5 de septiembre y es sacado de la casa con el pretexto de hacer unas declaraciones. Y, al amanecer del día 6 de septiembre, es llevado por la carretera de El Bonillo y, en el sitio denominado "Cuesta de la Herradura",fue asesinado. En el lugar se levantó un monumento con una cruz, que ha sido respetado, a pesar de las obras y nuevo trazado de la carretera, y nunca faltan flores.
El 4 de septiembre de 1992, por mandato del Sr. Obispo don Rafael Torija de la Fuente se recogen los testimonios en pro de la causa de Beatificación y se crea, tanto en Alcázar de San Juan como en Socuéllamos, una congregación con esta finalidad. Son numerosos los testimonios escritos que se han tomado de la fama de martirio de don Bernabé no sólo en esa comarca sino en la diócesis.

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