Sobre el don de Profecía.
“Faltando la profecía, el pueblo se desmoraliza” (Proverbios 29,18). Por eso, en todos los tiempos fueron los hombres instruidos por Dios de lo que debían practicar, según lo que convenía para la salud de los elegidos.(1)
“La profecía se da a alguien para el provecho de la Iglesia y no por sí misma”.(2)
“Los profetas que predijeron la venida de Cristo no pudieron durar sino hasta Juan, que señaló con el dedo a Cristo presente. Sin embargo, decía San Jerónimo que no se dice porque después de Juan se excluyan los profetas, pues leemos en los Hechos de los apóstoles que Agabo profetizó, y también las cuatro vírgenes, hijas de Felipe”. (…) Y en cada época nunca faltaron algunos dotados del espíritu de profecía, no para dar a conocer doctrinas nuevas, sino para la dirección de la vida humana, como san Agustín refiere (…)"(3)
“La luz profética se extiende también a la dirección de los actos humanos, y por esto la profecía es necesaria para el gobierno del pueblo” (4)
Santo Tomás de Aquino
(1) STh, II II, q. 174, 6 corp.
(2) Tomás de Aquino, De veritate, 12,5 corp., en: Tomás de Aquino, De veritate, Roma 1964.
(3) STh, II II, q. 174, 6 ad 3.
(4) STh, II II, q. 172, 1 ad 4.