VUELA AL CIELO, SIN PASAR POR EL PURGATORIO, UNA JOVENCITA DEVOTÍSIMA DEL SANTO ESCAPULARIO Y DEL PRIVILEGIO SABATINO
El Rvdo. P. Mtro. Fr. Alonso de la Madre de Dios, nos refiere que una doncellita de tierna edad, natural de Salamanca, que desde su niñez vestía con gran fervor y devoción el Santo Escapulario de la Virgen, observando inviolablemente las abstinencias de miércoles y sábados y llevando una vida angelical, cayó enferma de suma gravedad, sin que los médicos diesen la más leve esperanza de salvarla. Fueron acrecentándose de día a día sus dolores y sus fiebres, hasta el punto de ser preciso administrarla los últimos Sacramentos. Después de recibidos todos los auxilios espirituales, que ella espontáneamente había pedido, con muestras de las más absoluta confianza en la bondad de Dios y en la misericordia de María Santísima, lo que fueran penosos espasmos pasaron a ser mortales y funestos paroxismos, tanto, que, por espacio de largo tiempo, quedaba paciente sin sentidos.
En una ocasión notaron los que la asistían que se volvía hacia la pared y estuvo grandísimo rato absorta y ensimismada, como aquel a quien embelesa, suspende o admira la contemplación de algo raro o maravilloso que le deleita. La llamaban por su nombre y, aunque procuraban con violencia el que volviese en sí, no lo lograban ni lo consiguieron hasta que faltó el dulce arrobo o embeleso que cual misterioso imán suspendía o endiosaba sus sentidos.
Ya vuelta en sí, como inquiriesen y la preguntaran con curiosidad la causa de tal arrobo o embelesamiento, respondió: “Me ha visitado y acariciado la Santísima Virgen del Carmen y me ha prometido sacarme de esta vida miserable el sábado inmediato para llevarme desde ese punto al cielo.
Y el sábado, en efecto, murió, juzgando todos piadosamente que lograría el dichoso fruto que para los que cumplen con Ella tiene reservado la Santísima Virgen a sus hijos muy amados, a fin de que cumpliendo nosotros como buenos hijos confiemos en la palabra de nuestra dulce y amorosa Madre para que se cumpla en nosotros su celestial y excelso privilegio sabatino y volemos cuanto antes a bendecirla y alabarla en unión de los coros angélicos.
Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O.C.