Algunas personas están insistiendo en la idea de que la culpa de la confusión actual es de quienes distorsionan las palabras de Mons. Williamson. Dicen cosas como “si comprendiesen bien, esta confusión ya se habría acabado”. Pero el problema va mucho más allá del milagro en la misa nueva. Hay varios artículos tratando de los desvíos de Mons. Williamson pero, como traducirlos exige demasiado tiempo, voy a citarlos aquí sin traducción tan solo para impedir que se continúe propagando la idea de que todo el problema se resume al milagro en la misa nueva.
Además, el supuesto milagro de Buenos Aires no ha sido la primera concesión a la misa nueva. El obispo ya había hecho cosas peores, inclusive recomendando a una fiel de la Tradición la asistencia al rito bastardo, si fuera que este “nutriese su fe”.
Pero los problemas van más allá de la misa nueva. Entre las extrañas devociones del obispo, una de las más escandalosas es Maria Valtorta. ¡Mons. Williamson ha logrado, en el Comentario Eleison 275, la hazaña de recomendar un poema de ella condenado por el Santo Oficio! Hasta blogs que apoyan a Mons. Williamson condenan a Valtorta pero, de manera incoherente, no mencionan la extraña devoción del obispo.
Las imprudentes devociones de Mons. Williamson incluyen también las falsas apariciones de Akita y Garabandal. Sobre Akita, hay una serie de artículos en el blog Avec l’Immaculée, inclusive sobre la visita de Mons. Williamson a ese lugar. EL obispo también dio crédito a las falsas apariciones de Garabandal en su Comentario Elesion 20. Estas supuestas apariciones, que comenzaron cuando algunas niñas piadosamente robaban manzanas, están llenas de manifestaciones que indican acción preternatural, y no divina, como se puede leer en el blog Foro Católico. En el mismo blog hay otro artículo con más fotos.
Si algunas devociones recomendadas por Mons. Williamson no son nada católicas, pésimas también son sus recomendaciones culturales, tales como Wagner e Eliot, que son presentados como modelos para los católicos. Richard Wagner era budista y gnóstico, conocido por exaltar el nacionalismo y el paganismo germánicos, alabado por Hitler en “Mein Kampf” junto a Lutero y Federico, el grande. Thomas Eliot era protestante, masón y miembro del mismo orden ocultista que el conocido satanista Aleister Crowley. Y Mons. Williamson logra realizar actos tan absurdos como recomendar tales personas como modelo de cultura! Ah, si el problema fuera “solamente” el supuesto milagro en la misa nueva… Y los defensores de Mons. Williamson, que se escandalizan hasta con la botella de vino en la foto de los curas de la Neo-FSSPX, ¿por qué no dicen nada respecto de los modelos gnósticos de cultura propuestos por el obispo? Y los otros sí que son hipócritas, pero ellos no. Todo lo contrario, son modelos de coherencia.
Es difícil saber cual es el peor de todos los errores, pero los muchos intentos de disculpar a los modernistas y liberales que hacen de todo para destruir la Iglesia es ciertamente uno de los peores legados que él dejará. Hasta Dom Tomás, que costumbra incensar Mons. Williamson con “honor y gloria”, se vio obligado a interrumpir las tonterías que el obispo estaba diciendo para inocentar Ratzinger de querer destruir la Tradición. Esta terrible insistencia en disculpar a los enemigos de la Iglesia será tema de un artículo exclusivo, debido a la gravedad de de los errores a que puede inducir a los fieles.
Los que defienden a Mons. Williamson acaban también cayendo en graves contradicciones con la doctrina católica, como ha hecho Dom Tomás al no distinguir la secta conciliar de la Iglesia Católica, contradecir el Evangelio con el árbol mitad bueno, mitad malo, defender a la piedad de la misa nueva, aunque las personas que mantuvieron la fe lo hicieron a pesar del rito, y no a causa de él.
Delante de este cuadro, se puede entender claramente los motivos que nos obligan a no callar. Tenemos la obligación de contestar quienes ponen en riesgo la fe. Aquellos que defienden a Mons. Williamson a todo costa insisten en poner la culpa en la interpretación que los otros hacen de las palabras del obispo, al igual que los defensores de Mons. Fellay. Este último escribió la carta a los otros tres obispos, la declaración doctrinal, concedió la entrevista a la conferencia de obispos de Estados Unidos, etc. Pero los absurdos que él mismo decía jamás eran su propia culpa. Ahora es Mons. Williamson que puede decir el absurdo que quiera que toda la culpa será siempre de la interpretación que hacen de sus palabras. Otra semejanza con la Neo-FSSPX es el hacerse de víctima. Los blogs que defienden a Mons. Williamson acusan a los que discuerdan de él de estar difamando al obispo. Hasta con San Pablo lo han comparado. No, el obispo no está siendo difamado, sus ideas es que están siendo contestadas. Y motivo para eso no faltan, como continuaremos viendo en los próximos artículos.
Fuente: Pacientes na tribulação