“Malditos aquellos que están guiados por la soberbia”
Malditos los que están guiados por la soberbia, pues necesariamente caerán. La piedad alimenta a los pobres, pero también el orgullo. En las obras externas no hay diferencias. Entra, pues, en tu conciencia y examínala. Si tu corazón no te acusa de que actúas por vanagloria, no debes tener miedo. Ten miedo sólo de actuar con el fin de ser alabado.
San Agustín
(Comentario a la 1 carta de San Juan 8,9)