Interior de la iglesia de la Santísima Trinidad
Virginia Hale.- La iglesia de la Santísima Trinidad, en la localidad sueca de Kristianstad, se ha visto obligada a contratar guardias de seguridad para asegurar que puedan llevarse a cabo los servicios religiosos luego del “comportamiento perturbador” que llevan a cabo grupos de hombres cuya procedencia no se menciona.
Debido a estos actos vandálicos, muchos cristianos decidieron dejar de acudir a los oficios religiosos por temor a sufrir agresiones. Las autoridades locales relatan que los “desconocidos” han protagonizado hechos tan sacrílegos como romper objetos, masturbarse en plena función religiosa, así como orinar y defecar tanto dentro como en los terrenos pertenecientes a la iglesia. No consta que se haya producida una sola detención.
Algunas fuentes hablan incluso de varios intentos de secuestrar a niños durante el bautizo. La propia policía sueca aconsejó a las autoridades religiosas que contrataran personal de seguridad durante las ceremonias eucarísticas, bodas y bautizos.
Asimismo, el personal a cargo de la parroquia ha recibido instrucciones sobre cómo hacer frente a las amenazas y los actos de violencia, informa el Kristianstadsbladet.
El gerente administrativo de la parroquia, Bengt Alvland, declaró al periódico que también se han producido varios intentos de robo de objetos religiosos. La situación es tan grave que incluso se ha tenido que bloquear el órgano para evitar más molestias a los fieles durante las ceremonias religiosas.
“Un hombre se masturbaba sentado en uno de los bancos. Ni siquiera la presencia de un oficial de policía logró persuadirle”, lamentó Alvland, para quien todos estos hechos refleja una situación de caos que debería preocupar a las autoridades del país. “La iglesia se ha convertido en el eslabón más débil”, añadió.
La situación que se vive en la iglesia de la Santísima Trinidad, por desgracia, no constituye una excepción. La industria de la seguridad privada está en auge en Suecia. Un dato revelador: la empresa líder del sector, Securitas, llegó a facturar 80 mil millones de coronas suecas en 2015, el doble de la cantidad que destina el Estado al Ejército.
Muchos internautas acusan a los inmigrantes ilegales de protagonizar estos gravísimos hechos. La Iglesia sueca, sin embargo, ha emitido un comunicado en el que señala que los autores son “drogodependientes suecos de entre 35 y 45 años”.
Stein Flom Jacobsen, un funcionario local, cuestionó la versión de las autoridades eclesiásticas en Facebook: “Ni siquiera cuando el agua les llega al cuello son capaces de dejar a un lado la corrección política. Acusan a ‘hombres suecos’ de perpetrar estas acciones criminales. Lo que no han especificado es si se trata de ‘suecos étnicos’ o no. Conozco a varios adictos y he conocido a otros muchos durante años, pero nunca los he visto como una amenaza para nadie. Me pregunto por qué ahora se dedican al vandalismo en las iglesias y no antes. Pues por la razón de que no son suecos de origen, sino la nueva clientela que ha llegado al país”.
Fuente: Alerta Digital