No faltarán seguramente, los que, midiendo con medida humana las cosas divinas, se esforzarán por ver el sentido de Nuestro pensamiento y lo torcerán con miras terrenas hacia un interés partidario. Mas para atajar la vana esperanza de estos tales, afirmamos con toda verdad, que Nosotros no queremos ser nada, y, con el auxilio de Dios, nada seremos ante la sociedad humana, más que los ministros de Dios de cuya autoridad usamos. Los intereses de Dios son también los Nuestros, en los cuales hemos prometido emplear todas Nuestras fuerzas y aún Nuestra misma vida. Por el cual, si se nos pide una divisa que sea la expresión de Nuestra voluntad, siempre presentaremos esta sola: restaurar todas las cosas en Cristo.
San Pío X
Encíclica "E Supremi Apostolatus"