domingo, 23 de marzo de 2014

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN EJEMPLOS - 18


LA MADRE CELESTIAL PREMIA LA VIRTUD

Un caso curioso me viene a la memoria: Una muchacha de veintiún años mantenía relaciones amorosas con un joven de veintitrés años. Y un día me dijo ella, muy apenada, que ese joven no iba ya a verla, por lo que se sentía triste y desesperada. 

Le pregunté cuál fuese el motivo de ese apartamiento del joven de que me hablaba, y entonces me declaró lo siguiente: «Porque él había empezado a molestarme, pretendiendo consintiera algunas libertades que no me gustan; y le dije que hablaba con él porque le creía un hombre formal y respetuoso, y me disgustaban las excesivas libertades entre nosotros, pues yo siempre suspiraba por llegar al matrimonio con un hombre que supiera respetar a la novia hasta ese día. 

»El que yo dijera esto, le disgustó y se fue; y pasa el tiempo y no vuelve. Y esto me entristece y apena, porque, en verdad, yo le quiero mucho, puesto que lo creo bueno en el fondo. 

»—No sé qué hacer, Padre! Aconséjeme...

« Le di una estampa de las tres Avemarías, diciéndole que encomendara su problema de amor a la Santísima Virgen, y no se acostara ningún día sin rezarle las tres Avemarías. 

Pasó algún tiempo, y la muchacha perseveraba en el rezo y la confianza en la Madre de Dios; y un día, estando aquélla pensando precisamente en el joven que la tenía enamorada, se presentó éste en su casa, pidiéndole perdón por su mal comportamiento anterior y prometiéndole que en adelante se portaría como novio que sabe respetar a la novia, y manifestando su deseo y propósito de casarse cuanto antes. 

Ella, contentísima, me visitó, diciendo: «Padre: esto ha sido un prodigio de la práctica de las tres Avemarías. ¡La Virgen me ha escuchado!... ¡Le he contado a él lo ocurrido, y ahora no dejamos los dos de rezar diariamente las tres Avemarías, a la vez que con la natural alegría e ilusión preparamos la celebración de nuestro matrimonio para el mes de agosto de este año»... 

¡Veis ahí otra «pequeña maravilla» de la Santísima Virgen, realizada en favor de quien la invocó con fe y confiadamente rezándole uno y otro día las tres Avemarías!... 

(P. José Eguizábal, S. J. — Iglesia de Santo Domingo, Managua-Nicaragua, 5 de mayo de 1969.) 

(«Los asombrosos frutos de una sencilla devoción»)