La doctrina tradicional de la Iglesia sobre el ecumenismo estaba contenida en la “Instrucción de la Iglesia sobre el movimiento ecuménico” (Instructio de motione ecuménica) dada por el Santo Oficio, del 20 de diciembre de 1949, que reactualizó la enseñanza de Pío XI en la encíclica Mortalium animos, del 6 de enero de 1928.
La pregunta que cabría hacerse es ¿por qué tan clara y precisa “Instrucción” fue suprimida o dejada de lado apenas 15 años después por el superequívoco decreto Unitatis redintegratio, promulgado el 21 de noviembre de 1964,donde ni siquiera se la cita una sola vez? Creo que la respuesta se encuentra leyendo dos obras fundamentales como son Iota unum de Romano Amerio y Il Concilio Vaticano II-una storia mai scritta, - del profesor Roberto de Mattei, donde quedan expuestas todas las maniobras de la activa minoría conciliar modernista para imponer textos ambiguos, cuyas desgraciadas consecuencias estamos pagando con esta “Semana de oración” ,que no sirve más que para aumentar la confusión y el desconcierto existentes entre los fieles.A ellas habría que agregar los trabajos de monseñor Brunero Gherardini, agudísimo y sapiente crítico del V-II. (Naturalmente, todos ellos están en la lista negra del Establishment eclesiástico)
Va entonces un resumen de la sabia y clarividente “Instrucción” (el texto entero se puede consultar según la referencia que va al pie):
“…animamos, pues, y promovemos todos los proyectos y empresas que, con el consentimiento de la autoridad eclesiástica han sido realizados o se están realizando actualmente, ya sea para instruir en la fe a aquellos que están en camino de convertirse, ya sea para darla a conocer de una manera más perfecta a los convertidos.
…Algunas tentativas realizadas hasta el día de hoy, ya sea por personas aisladas o por grupos, para reconciliar con la Iglesia católica a los cristianos separados.. no siempre se han fundamentado sobre principios justos...
Así, pues, esta Sagrada Congregación ha estimado oportuno recordar e imponer las siguientes prescripciones:
I)Puesto que esta «reunión» pertenece ante todo a la función y al deber de la Iglesia, los obispos …deben dedicarle su especial atención con una gran solicitud. No sólo deben velar diligente y eficazmente sobre este movimiento, sino que, además, deben promoverlo y dirigirlo con prudencia, para ayudar primeramente a aquellos que buscan la verdad y la verdadera Iglesia, y también para apartar a los fieles de los peligros que fácilmente se derivarán de la actividad de este «movimiento».
Con este propósito, nombrarán sacerdotes capaces que, fieles a la doctrina y a las directivas de la Santa Sede, contenidas, por ejemplo, en las encíclicas Satis cognitum, Mortalium animos y Mystici Corporis Chrísti, seguirán de cerca todo lo que hace referencia al «movimiento» y les mantendrán al corriente de una manera periódica. …
… Procurarán también a los no católicos deseosos de conocer la fe católica todos los medios útiles a este fin,…
II. En cuanto al método… los mismos obispos establecerán lo que sea preciso hacer y lo que sea preciso evitar… para que…no se caiga en un peligroso indiferentismo….
Se debe evitar, en efecto, que dentro de un espíritu que hoy día se llama irénico, la doctrina católica, se vea... englobada o adaptada en algún aspecto a las doctrinas disidentes…
Desterrarán también la peligrosa ambigüedad en la expresión…
Impedirán ..que al exponer la historia de la Reforma y de los reformadores, se exageren desmesuradamente los defectos católicos y apenas se hagan notar las faltas de los reformados..
…La doctrina católica debe ser expuesta y propuesta total e íntegramente, no hay que silenciar o usar términos ambiguos ..
III. Por lo que respecta a las reuniones y conferencias mixtas entre católicos y no católicos,…si bien ofrecen la deseada ocasión de propagar entre los no católicos el conocimiento de la doctrina católica …, llevan consigo, para los católicos, el grave peligro de la indiferencia.
IV. Todas las conferencias o reuniones, públicas o no, de gran o limitado acceso, organizadas de común acuerdo para que cada una de las dos partes, católica y no católica, trate sobre cuestiones de fe y de moral y exponga como propia la doctrina de su confesión, estarán sometidas a las prescripciones de la Iglesia…
V. Aunque en estas reuniones y conferencias se deba evitar la participación en cualquier oficio litúrgico, no está prohibida la recitación en común de la Oración dominical o de una oración aprobada por la Iglesia católica,
VI. … Todos, pero sobre todo los sacerdotes y los religiosos, deben estar inflamados de celo...
...es preciso recordar a todos que nada convencerá tanto a los que todavía están en el error como la fe de los católicos demostrada a través de la pureza de sus costumbres”.
Dado en Roma, en el Palacio del Santo Oficio, el 20 de diciembre de 1949.
Francisco, Cardenal Marchetti-Selvaggiani, secretario Alfredo Ottaviani, asesor.
Recomiendo calurosamente la lectura íntegra del documento,para que no nos sigan vendiendo gato por liebre.
(El texto completo en
Nota catapúltica
Cuando digo “gato por liebre” me refiero a la engañosa consigna usada para la “Semana” de este año ¿Es que Cristo está dividido? ( Corintios 1, 1-17) y que se relaciona, en mi opinión, con el pasaje de Unitatis redintegratio (I,3) acerca de que existe“ cierta comunión” de las sectas protestantes con la Iglesia verdadera.(Sobre este malhadado concepto de “comunión” ver el juicio de monseñor Gherardini en Il vaticano II-Alle radici d´un equivoco)
En cuanto a la consigna, el Apóstol, en rigor, estaba preocupado por las divisiones personales y la indisciplina existentes entre la comunidad, que eran una amenaza de cisma. Esto se entiende si se leen todos los versículos del Capítulo I (Ver el comentario de Straubinger al Nuevo Testamento y el primer tomo de la Historia de la Iglesia de Lorca, García Villoslada y Montalbán publicada por la BAC, con los detalles de la situación en Corinto).
Y Lutero no rompió la unidad por cuestiones meramente personales, que yo sepa.